CAPÍTULO 64 - LOS ERRORES - EQUIVOCARSE
Este es el capítulo 64 de un total de 82 -que se irán publicando- en los que se explicarán los conocimientos necesarios acerca de TODO LO QUE HAY QUE CONOCER PARA HACER BIEN UN PROCESO DE DESARROLLO PERSONAL Y ESPIRITUAL.
“Hay una sola forma de hacer las cosas bien
y más de un millón de formas de hacerlas mal”.
“Las equivocaciones llevan implícita la necesidad de reflexión,
no de castigo”.
“Quien dice no me equivoco jamás, se equivoca en ese preciso momento”. (Proverbio Abisinio)
“El hombre que ha cometido un error y no lo corrige
comete otro error mayor.”
(Confucio)
“Equivocarse y errar es lo habitual en los humanos.
Es la forma de aprender lo que nadie nos enseña”.
“Acepta en ti los errores como los aceptas en el prójimo”.
“El único error real es no aprender de los errores”.
“Si antes hubiese tenido la cabeza que tengo ahora
no habría cometido los errores que cometí…
pero la cabeza de hoy la tengo gracias a aquellos errores”
“Lo malo no es equivocarse, es permanecer e insistir en el error”.
“Los errores son para aprender, no para repetir”.
“Perdón si cometo errores: la vida no viene con Libro de Instrucciones”.
“Los errores tienen tres pasos: aceptarlos, superarlos
y no volverlos a cometer”.
“No hay nada que enseñe más que equivocarse”.
“Reconoce tus errores, no finjas ser perfecto”.
Llamamos errores a lo que deberíamos entender como “experiencias nuevas que no hemos resuelto de acuerdo con nuestras expectativas” o “experiencias que no han dado el resultado esperado”. Es más largo, pero más acertado. La palabra error, como equivocación y todos sus sinónimos, conllevan una carga muy negativa: son un auto-reproche y conllevan un castigo implícito “por lo mal que lo hemos hecho”.
PARECE QUE NOS CUESTA RECORDAR QUE NOS PREPARAN PARA SABER LEER Y ESCRIBIR, PERO NO PARA SABER VIVIR.
Debido a la nula educación que recibimos para vivir la vida, es inevitable equivocarse de vez en cuando, e incluso equivocarse a menudo.
Continuamente nos tenemos que enfrentar a cosas que nunca antes hemos probado, a situaciones desconocidas y experiencias para las que no estamos preparados.
En la mayoría de las ocasiones son asuntos para los que no tenemos un método de actuación concreto y tenemos que resolverlas con la mejor voluntad y del mejor modo posible, pero en cambio nos exigimos resultados como si fuésemos expertos.
Error es afirmar que dos más dos son seiscientos cuarenta y cinco, o que la capital de España es Roma, pero error no significa no saber.
Los errores son buenos en cuanto que nos hacen aprender por experimentación.
Hemos tomado una decisión, hemos hecho realidad un pensamiento, o un deseo, y el resultado no ha sido el esperado. A eso le llamamos un error. Pero no es un error.
Es una experiencia vivida desde la inexperiencia que no ha aportado el resultado deseado.
Y nada más.
Sin necesidad de auto-reproches ni auto-castigos.
Sólo la observación objetiva de lo sucedido, la atención cuidadosa para ver lo que no se quiere repetir, y la lección aprendida.
Y una sonrisa por haber aprendido algo desconocido.
Reconocer que uno se ha equivocado es un acto de honradez y de respeto propio.
SI UNO SE DA CUENTA DE QUE SE HA EQUIVOCADO, DEMUESTRA QUE ES MÁS SABIO QUE ANTES.
Y uno de los derechos primordiales de las personas es el derecho a equivocarse.
VISTO DE OTRO MODO
Como el error es inherente al ser humano, y casi siempre funcionamos por el sistema de probar y acertar o errar, equivocarse puede que sea lo más probable, y aceptarlo como tal sea lo más natural.
“Me he equivocado, ¿y qué?”.
Todos los errores (que insisto en que es una palabra que deberíamos desterrar de nuestro vocabulario, o por lo menso quitarle la fatalidad que conlleva) tienen, sin duda alguna, una parte positiva, una lección por la cual aprendemos lo que no queremos o no tenemos que hacer la próxima vez. Es mejor quedarse sólo con esa parte y desechar la que no aporta nada más pero en cambio se queda a martirizarnos.
Un error que se niega o se oculta, con toda seguridad volverá a suceder, y lo puede hacer con mayor intensidad y dureza.
Así que habrá que coger el error, olvidar el dolor incómodo que nos aporte y quedarnos sólo con el cogollo: la parte en la que está la enseñanza.
Los errores no han de debilitarnos, sino más bien darnos fortaleza para afrontar nuevas ocasiones.
DESDE UN PUNTO DE VISTA MÁS ESPIRITUAL
En la Espiritualidad no habitan los adjetivos, que son cosa de este mundo, así que no existe bueno ni malo, sino estrictamente la voluntad con que se hacen o piensan las cosas.
No es bueno ni es malo equivocarse: simplemente es.
No son buenos ni malos los errores: no existen.
Existen las experiencias y los resultados de esas experiencias, sin ser juzgadas, ni acusadas, ni condenadas.
Seguir viviendo en paz con uno mismo es lo importante.
Seguir aprendiendo es lo enriquecedor y lo emocionante.
Y no lo es estancarse en el atolladero del sufrimiento y los arrepentimientos.
LAS CUATRO LEYES DE LA ESPIRITUALIDAD
En la India se enseñan “Las cuatro leyes de la Espiritualidad”.
La primera dice: “La persona que llega es la persona correcta”.
Es decir, que nadie llega a nuestra vida por casualidad. Todas las personas que nos rodean, que interactúan con nosotros, están allí por algo: para hacernos aprender y avanzar en cada situación.
La segunda ley dice: “Nada, pero nada, absolutamente nada de lo que nos sucede en nuestra vida podría haber sido de otra manera. Ni siquiera el detalle más insignificante. No existe el si hubiera hecho tal cosa… hubiera sucedido tal otra. No. Lo que pasó fue lo único que podía haber pasado, y tuvo que haber sido así para que aprendamos la lección y sigamos adelante. Todas y cada una de las situaciones que nos suceden en nuestras vidas son perfectas, aunque nuestra mente y nuestro ego se resistan y no quieran aceptarlo.
La tercera dice: “En cualquier momento que comience es el momento correcto”. Todo comienza en el momento indicado, ni antes, ni después. Cuando estamos preparados para que algo nuevo empiece en nuestras vidas, es allí cuando comenzará.
La cuarta dice: “Cuando algo termina, termina”. Simplemente así. Si algo terminó en nuestras vidas, es para nuestra evolución, por lo tanto es mejor dejarlo, seguir adelante y avanzar ya enriquecidos con esa experiencia. Vive bien, ama con todo tu ser, y sé inmensamente feliz”.
No hay errores ni equivocaciones: hay experiencias y hay vida.
RESUMIENDO
Abandona el pesado lastre de los errores y las equivocaciones.
Si acaso, procura evitar en lo sucesivo todo lo indeseado que puedas evitar, pero, sobre todo, no te castigues ni te estanques en la rabia.
Sigue viviendo, o sea, sigue experimentando.
Tendrás nuevos errores y equivocaciones.
O sea, seguirás vivo y viviendo.
Francisco de Sales
Si le interesa ver los capítulos anteriores están publicados aquí:
http://buscandome.es/index.php/board,88.0.html