Hace noches que no veía esas caras al cerrar los ojos, caras con dientes ferales, caras con las facciones sin definir entre humano y animal, la verdad, templo muy bien los nervios y es mejor no mostrarles miedo, yo sé que quizás pueda ser un desorden mental, un estado de angustia que aún no logro descifrar, pero hay cosas que no van a cambiar, aunque hace años que he tratado de ignorar esas señales.
Cosas que no deberían estar presentes en este plano, y aunque uno no quiera, parece ser quien las llama, lo sé, por este carácter tan rígido que tengo, ese del carajo como diría yo misma cuando me hierve la sangre. Trato de no mirar del rabillo del ojo, trato de no pensar en los ruidos extraños, en esas risitas de viejas y cuchicheos, en las noches de vigilia donde no se duerme si no se divaga entre sombras y posibles futuros, presentes.
Qué es real, a menos que sienta dolor físico, estar centrada y evitar encontrarse con cosas que no se pueden explicar, me ha costado mucho, brujería, clarividencia, demonios, fantasmas, no sé, y no les voy a definir, porque hace mucho tiempo que deje de tomarlos en cuenta.Más anoche se pasaron mostrándome los dientes, sé que yo también les mostré los míos, porque no me dan miedo, y les dije muy claro, que si no traen plata que no me molesten.
Será que me han tocado puros demonios sin oro, ni tesoros malditos, que hasta ahora no han traído nada, excepto quererme espantar, esto es real, y hasta me da risa a veces, es una vaina, pero hasta para espantar hay que tener con que, me recuerdan al fantasma de Canterville y sus colores, la verdad, al menos ese tenía su guardado, pero estos, yo no sé, son de esos mal agüeros, mal pensados, mal imaginados.
Solo una vez hicieron algo y aunque no me trajo nada bueno, me pareció lindo, le dejaron un mensaje a la contestadora del teléfono a ese, no fui yo, pero parecía yo, es raro porque no tenía saldo, no tenía dinero, no tenía teléfono y el mensaje llego y quedo grabado, solo por eso, no saben cómo reí, por la cara del pendejo ese, fue grandioso.
Por eso aun los dejo andar recorriendo mis cuentos y papeles, los maltrato mucho de olvido, que quizás ellos me tienen miedo, y esas caras de anoche eran algo como que tenían hambre o no sé qué, por eso hoy les escribo, para que coman letras y ojos de quien lo lea.