Tonterías. Entiendo el mensaje, si te viene de regalo, no vas a andar cuestionando.
Pregúnteles a los Troyanos si no debieron revisar el “regalo”.
Pero. Siempre antes de cualquier cosa hay un “pero”
Cuando debemos revisar los dientes del regalo ¿siempre? Seguro que el regalador en la mayoría de los casos se ofende. Entonces una primera conclusión seria: A las personas de confianza se les recibe el regalo sin mirar los dientes. ¿Y las que son queridas, pero no de confianza? Porque, a fin de cuentas, uno puede tener alguien muy querido, pero absolutamente irresponsable, por lo que podría regalarnos algo inconveniente o incluso perjudicial para nuestra salud. Pero entonces el ser querido e irresponsable se molestará al revisarle los “dientes”
Una solución sería correr el riesgo. Entonces la frase debería ser: A caballo regalado por alguien de absoluta confianza, no se le miran los dientes, y aquellos que son queridos y posibles irresponsables, recibirlos y aguantar las potenciales consecuencias.
Es una máxima un poco más completa, obvio aun así limitada, podrían aparecer otro tipo de personas regaladoras: Alguien que quiere quedar bien con uno, un proveedor, admirador, etc. Muy peligrosos, así que la frase se podría alargar un poquito: A caballo regalado por alguien de absoluta confianza, no se le miran los dientes, y aquellos que son queridos y posibles irresponsables, recibirlos y aguantar las potenciales consecuencias. No recibir sin revisar los dientes de aquellos que no conocemos debidamente.
Otro problema casi sin solución, y digo “casi”, pues por las explicaciones de otra máxima nunca es del todo nunca. ¿Cuál es la pregunta de rigor?: ¿Cuándo conocemos una persona, incluso la más cercana? Yo diría por experiencias de muchos y hasta mía propia, que no se puede. Las personas cambian constantemente, por lo que sería imposible saber en el momento que nos regalan, quien es. Cuando esa persona compro el regalo, cuando pensó en regalarnos, es distinta por definición de la que efectivamente entrega. Me dirán que cuando eligió el regalo era casi la misma persona que al entregarlo, y si conocíamos a la compradora conocemos a la regaladora. ¡Error! La compradora no está con nosotros, cambio desde que la vimos por última vez, o no, pero no lo sabemos.