SI VOLVIERA A NACER…
En mi opinión, todos hemos tenido en algún momento de nuestra vida un pensamiento/deseo construido con estas palabras del título o con otras similares. Todos hemos tenido la sensación de no haber aprovechado bien el tiempo, de no haber hecho todas las cosas que queríamos hacer o no haberlas hecho todas del modo correcto; tenemos arrepentimientos acumulados o nos corroe algún remordimiento; todos pasamos por momentos de abatimiento cuando somos conscientes del derroche que hemos cometido al no haber aprovechado bien y del todo nuestra vida.
El pensamiento/deseo no está mal, pero… es imposible de realizar. El tiempo no permite la marcha atrás. La historia pasada es inamovible.
Lo que sí nos permite –y esto es algo que tendríamos que aprovechar muy bien- es RENACER. Tener un nuevo nacimiento y, además, con una gran ventaja adicional, que es la coletilla que se le suele añadir al título: “si volviera a nacer… sabiendo lo que sé”.
O sea, puedes renacer ahora mismo… ¡¡y sabiendo lo que sabes!!
Estás a tiempo de hacer lo que sea, lo que te propongas firmemente, aquello a lo que dediques esfuerzo y dedicación.
Puedes plantearte añadirte cosas, deshacerte de otras, hacer cambios importantes, re-crearte, y recrearte mientras dure esa tarea.
No siempre somos conscientes de esta oportunidad que nos brinda cada nuevo instante que llega trayéndonos la posibilidad de hacer cambios. A veces nos conformamos con esa mentira de “soy así” –con una triste resignación y un pesaroso lamento- y con ello nos perdemos la posibilidad de dejar de ser ese “así” que no nos satisface.
El hecho de ser “así”, como estamos siendo en este momento, no nos condena a seguir siéndolo. No podremos cambiar las cosas ajenas, pero siempre podemos cambiar nuestro modo de afrontar las cosas, nuestra visión de la vida, la forma de sentir, el desapego hacia las cosas, el dolor innecesario…
Siempre, en cada instante –este mismo de ahora cuando lees-, podemos empezar de nuevo, y hacer las cosas del modo que consideramos adecuado. Esa es una libertad que nadie nos puede quitar. No podemos cambiar algunas cosas ajenas y externas, pero sí podemos cambiar nuestro modo de reaccionar ante esas cosas.
Siempre podemos actuar –a partir de ahora mismo- como juzguemos que es apropiado. No podemos cambiar lo que ya le pertenece al pasado pero sí que podemos hacerlo bien a partir de ahora.
No nos pidamos cuentas mil veces por lo que pasó –es un martirio inútil y contraproducente-, pero seamos responsables de lo que hagamos o no hagamos a partir de este instante en que tomamos conciencia y consciencia del cometido que queremos tener en nuestra vida.
Tenemos la obligación de respetar nuestra honestidad, de aplicar con equilibrio la justicia, de no hacer daño intencionadamente, de procurarnos lo mejor, de tratar de ser impecables, de respetar y respetarnos, de hacer de nuestra vida y nuestra persona algo de lo que nos sintamos satisfechos.
Y todo esto lo podemos hacer ahora, al renacer como una nueva persona con las ideas y los propósitos claros, con la fuerza que aporta ser conscientes de esa responsabilidad, con la satisfacción de poder tener una nueva oportunidad de hacerlo y hacerlo a nuestro gusto actual… ¡¡sabiendo lo que sabemos!!
Te dejo con tus reflexiones…
Francisco de Sales