A VECES SE DESEA CAMBIAR LA FAMILIA POR LOS AMIGOS
En mi opinión, muchas personas han pensado esto aunque no se hayan atrevido a reconocerlo y menos aún a manifestarlo.
ADVERTENCIA: Si eres una de esas personas que tiene una excelente relación con todos los miembros de tu familia, ante todo mi admiración y mis felicitaciones. Enhorabuena. De todo corazón. No es necesario que sigas leyendo. Es mejor que el próximo tiempo lo dediques a disfrutarlos aún más, y si no los tienes cerca, que te dediques a pensar en ellos y a sonreír y sentir felicidad recordándolos.
Si eres del resto de personas, de los que tenemos algún tipo de conflicto con alguno de los miembros, los que no sabemos casi nunca cómo tenemos que actuar para acertar y para que cada una de nuestras acciones o palabras no sean el inicio de la tercera guerra mundial, te voy a relatar lo que yo he visto en las muchas familias que he conocido, aunque no tiene por qué coincidir expresamente con otros casos de otras personas.
Lo que veo es que en las relaciones con los familiares, y aunque no seamos conscientes de ello, en el fondo todos aceptamos la idea de que tenemos obligaciones –algunas- y tenemos derechos –todos-. Esa es la idea general.
Al sentir ciertas cosas como obligaciones -y muchas no son deseadas-, cuando “tenemos” que hacer algo, puede que actuemos -velada o descaradamente- mostrando una cierta molestia, mala cara, y un poco de reproche o un poco de queja.
En cualquier caso, lo que sí estamos esperando es que, antes o después, nos sea recompensado, o que se valore y se tenga en cuenta el esfuerzo. Y cuando no se nos agradece lo suficiente, nos sentimos frustrados.
Desafortunadamente, hay quienes abusan de esas “obligaciones que impone ser de la misma familia” y piensa que su esposa es en alguna medida su sierva, que la madre está incondicionalmente a su servicio, que los hijos son pequeños esclavos, etc., y sin darse cuenta, uno puede llegar a tiranizar a los que se encuentran a su alrededor.
Y lo que es peor: no tendrá cargo de conciencia por lo que está haciendo.
La principal diferencia con respecto a las amistades, es que con éstas existe la libertad.
Libertad de seguir con ellos o no –con respecto a la familia parece que tenemos la obligación de seguir juntos-, y libertad para poder expresarnos con relativa tranquilidad –hablo, por supuesto, de los verdaderos y buenos amigos-, y también libertad para estar un tiempo sin verlos, descansando de ellos. Al no haber exigencias implícitas en la relación uno está predispuesto a estar relajado, y a disfrutar sin más.
Nos quedan aún algunos años de convivencia con los familiares y es mejor que ésta sea agradable.
Sugiero la revisión de cada una de las relaciones familiares que mantenemos, pero con objetividad y sin pre-juicios, revisándolas como si fueran desconocidas y con objetividad real, desde el principio hasta la actualidad, y dándose permiso después para hacer todo lo posible para modificar las que lo requieran.
RELACIÓN CON LOS PADRES
RELACIÓN CON LOS HIJOS
RELACIÓN CON LOS HERMANOS
RELACIÓN CON EL CÓNYUGE
RELACIÓN CON OTROS MIEMBROS FAMILIARES
Y ya aprovecha y revisa también tu
RELACIÓN CON LOS AMIGOS
Es una buena tarea de la que podéis salir beneficiados todos.
Recuerda: con objetividad y sin pre-juicios.
Te dejo con tus reflexiones…
Francisco de Sales