Las persianas bajas no me dejan determinar si aún es de noche, si apenas han pasado unos minutos desde que me acosté y las bajé con la esperanza de dormir varias horas.
Sólo es cuestión de levantarme y espiar si amaneció o llevarme la desilusión que otra vez no dormí lo suficiente.
Doy media vuelta, acomodo la almohada, cierro los ojos e intento seguir durmiendo.
Es inútil… sé que no podré hacerlo… nunca puedo.
Finalmente me siento en la cama y tomo mi cara con las dos manos. Permanezco así unos segundos y me pongo de pie.
La habitación está totalmente a oscuras. Busco el interruptor de la luz, sin embargo, no puedo hallarlo ni siquiera he logrado alcanzar las paredes del cuarto.
Camino a oscuras y con los brazos extendidos hacia adelante como un sonámbulo.
Estoy desorientado y con miedo, no comprendo que está pasando. Continúo caminando tratando de salir de la habitación que a esta altura de los acontecimientos, pareciera inexistente.
Hace mucho tiempo que camino sin rumbo, tengo frío y perdí la voz por los alaridos que he dado pidiendo auxilio.
Nadie ha respondido a mi pedido, estoy exhausto, me detengo he intento acostarme en el piso, sin embargo no logro hallarlo, estoy parado en el aire todo es lo mismo, arriba, abajo y a los costados es una profunda oscuridad.
Luego de un tiempo… no se precisar cuánto, descubro que soy parte de la nada.
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Ricardo "Cocho" Garay
"Sólo soy un soplo de vida en la eternidad"