franckpalaciosgrimaldo Escritor activo
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| Tema: Crónicas de un divorcio anunciado: Divorcio (Final de la historia) Vie Ene 25, 2019 9:33 am | |
| Luego de esa fugas coincidencia, incompleta, en el tren, las vidas de Juan y Felipa continuó como siempre, con sus problemas, alegrías y todo lo que corresponde a estos. Esta parte de la historia transcurre 10 años después de lo que sucedió luego de que Juan regresará a la ciudad, posterior a su exitosa presentación en la universidad y de que Felipa por unos días se olvidara de sus problemas y decida sacarse de su cabeza tantas dudas y entregarse completamente a su matrimonio, dispuesta a solucionar aquellos problemas que ella pensaba que eran su responsabilidad. Después de ese viaje, se dedicó a su esposo en cuerpo y alma, pensó que Mariano había sido demasiado bueno con ella a pesar de todas las situaciones en las que él lo colocaba con la insistencia del bebé, las prohibiciones, y esa actitud a veces tan empoderada que tenía, decidió que él era demasiado bueno como para que ella esté pensando en Juan, siguieron buscando al bebé, eso es verdad, pero con el tiempo dejó de preocuparse, simplemente y tal como pensó mariano, ella se cansaría de eso, se concentró en su esposo, el trabajo, los viajes, luego de ese viaje en tren se convirtió poco a poco en la mujer que Mariano siempre deseó, se convirtió en una mujer que dejó de preocuparse por ella, y comenzó a hacer de todo porque su esposo fuera feliz a su lado, no volvió a pensar en juan, se encargó de mantenerse alejado de todo lo que a él hacía referencia, igual el bebé dejó de preocuparle en los 5 años posteriores, hasta que hoy, 10 años después, Felipa de 42 años es una exitosa empresaria, con un matrimonio estable, un marido exitoso y que no se preocupa por ser madre, puesto que no habían tocado el tema nuevamente. Por su lado Juan ahora de 45 años de edad también ha tenido muchos cambios en su vida, cambios bastante significativos, no solo está un poco más gordo, canoso, barbón y con cada vez menos cabello, y este cambio tan evidente obedece a cierta manera en que ha llevado su vida estos últimos 10 años, puesto que al regresar del viaje en tren pudo tomar una decisión. No se casó con Cinthia. Le dolió en el alma romperle el corazón a la joven muchacha, pero prefirió eso a vivir un falso matrimonio donde el tuviera que pensar en otras mujeres para hacerle el amor, un matrimonio que lo angustiaba y para el cual el no estaba preparado, se negaba a engañarla por la lujuria que sabía sería más fuerte que le, simplemente al regresar de su viaje la encaró y dela manera más sutil que encontró le dijo que no se casaría, que empacaría sus cosas y se iría, que no estaba hecho para el matrimonio, que le aterrorizaba. Cinthia no lo tomo muy bien, puesto que estaba muy enamorada e ilusionada, luego de golpearlo muchas veces, insultarlo y decirle hasta de lo que va a morirse lo hecho del apartamento. La pobre Cinthia de verdad lo amaba, y le costó mucho superar ese rompimiento tan repentino, hasta el día de hoy, 10 años después, Cinthia de 33 años, siendo la escritora más reconocida de la ciudad, la catedrática más importante de la universidad de la ciudad y primer referente de las letras en Latinoamérica no ha sido vista o relacionada con algún hombre y hasta hace algunos años sus libros han sido más oscuros que eróticos, lo que la ha convertido en un escritora con más fuerza por los temas tan duros de sus obras, pero que reflejaba el rencor que aun guardaba en su alma. Juan no se perdona hasta hoy haberle roto el corazón, pero era mejor eso a engañarla y terminar divorciándose por un engaño o por sintiendo que se equivocaron. Los últimos años para juan no han sido del todo buenos, si bien sus libros se siguen vendiendo bien y puede vivir de su trabajo en él periódico y eventualmente dando conferencias en universidades, la verdad es que su nivel literario ha decrecido en estos últimos 8 años, en donde sus libros no llegan a ser los más vendidos, ni en el país, ni en España, logran buenas ventas, pero no es ya el mismo. Quizás la alta competencia de jóvenes escritores que han surgido, quizás la forma repetitiva en que sus libros parecen ser escritos, los críticos lo destruyen el decir que sus personajes envejecidos, turbios, sádicos y solitarios con frecuentemente algún trastorno mental eran el reflejo de lo que él se estaba convirtiendo. Y no estaba tan alejado de la realidad. Han sido casi 10 años de sexo, drogas, alcohol, en dosis muy altas para él, y por su puesto siempre acompañado de su amigo Manuel quien por su puestos e convirtió en su compañero de aventuras. En los últimos tiempos no ha habido una sola semana en la que no tenga sexo con alguna mujer que no conozca y que solo vería una vez, cada vez bebía más, cada vez estaba más viejo, cada vez escribía menos y gastaba más dinero que no tenía. Perdió hace algunos años su trabajo en la universidad por llegar ebrio luego de una fiesta muy alocada en su apartamento, su principal ingreso era la revista para la que escribía críticas y crónicas literarias y ocasionalmente sobre la sociedad. Su vida se había convertido en un bacanal en donde hacia lo que quería cuando quería, sin importarle absolutamente nada, su actitud despreocupada ocasionalmente lo llevaba a excesos sin medir consecuencias. El juan P.V escritor reconocido, profesor de alto nivel y hombre correcto se había convertido en un hombre de 45 años, con cada vez menos inspiración, menos dinero, poco a poco había seguido el camino de tantos literatos bohemios cuyo final sería o el suicidio o morir intoxicado en su apartamento, lo que para él no era un mal final, puesto que entre tanta podredumbre y vicios él se sentía feliz y no se preocupaba por lo que pasará, solo vivía cada día como si fuera el ultimo, excepto los días después de las borracheras donde se dormía por las pastillas y el alcohol, puesto que de no ser así no conciliaba el sueño. Lo que ignoraba juan es que antes de lo que pensaba esta vida de excesos, lujuria y libertinaje con un toque a novela contemporánea terminaría, puesto que el destino le tiene preparado una lección que debe aprender, porque cuando la vida te escupe a la cara no lo hace porque te tenga asco, lo hace porque quiere llamar tu atención. ***Domingo*** Apartamento de juan. 3 hermosas chicas durmiendo en el piso de la sana, dos más en su habitación, ebrias, drogadas, semi desnudas, juan en el sofá, Manuel en el inodoro vomitando hasta su alma. Como ya muchas veces el sonido de los vómitos de su compañero lo despertaba, inmediatamente caminaba al baño a beber agua y asegurarse de que este, ahora de 51 años, no se trague su lengua. — ¿estás bien, viejo? — dice abriendo el grifo y bebiendo de el. Manuel seguía vomitando, luego de limpiarse un poco responde: — No, no estoy bien…, ya estoy viejo, no aguanto como antes… ¿Qué pasó anoche? No recuerdo nada desde que llegamos con esas mujeres…, solo sé que me duele el pene y la espalda… — Pues… — dice Juan alcanzándole un vaso de agua. —… lo poco que recuerdo es que las encontramos en el bar, y luego de invitarle algunas copas nos siguieron y quisieron continuar la fiesta… — mira en dirección a la sala —… y por lo visto la continuamos bien — sonríe. —… y después de eso solo recuerdo haberme tirado a una de ellas, no me preguntes cual, aquí en el baño…, luego a otra creo que en la cocina… y creo que te ví a ti hacerlo detrás del mueble, con dos… — Si, si… ya recuerdo… que mujeres, con razón me duele todo… — se acomoda de espalda a las mayólicas —… me duele el pecho, creo que me he roto una costilla. — Tranquilo, prepararé café y… les diremos que se vayan… — son las… 11:30 ¿les debemos algo? no creo ¿verdad? — pregunta. — No creo…, pero déjalas ahí, no sé tú, pero yo quiero continuar la fiesta… — dice intentándose poner de pie. Entonces algo le sucede, se toma el pecho fuertemente y vuelve a hacer sentado al piso. — ¡he! — Dice Juan agachándose a ver a su amigo,—¿Qué tienes? — pregunta asustado. Pero Manuel no podía hablar, estaba respirando con mucha dificultad. —¡¡Manuel!! ¡Respóndeme, hermano! — le dice preocupado y sujetando su pecho. — El pecho… me está reventando, amigo… — dice con esfuerzo. —llamare un ambulancia, hermano, estarás bien — le dice buscando su celular en sus bolsillos —…mierda, mierda… no lo encuentro — se pone de pie, pero Manuel le toma de la mano para que se quede ahí. — ¡No te vayas…! — le dice con una expresión de terror en el rostro. — ¡tengo que ir por ayuda! — le dice. Pero Manuel le mueve la cabeza en un claro: no lo hagas. — Quédate conmigo… amigo… no me quiero morir solo…— le dice con expresión de dolor y medio. — No vas a morirte, estúpido calvo… — le dice — vas a estar bien, amigo, no es nada… solo es un dolorcito, por beber tanto, déjame ir por ayuda… por favor, te pondrás bien. Pero Manuel no l soltaba, le presionaba la mano con mucha fuerza, como si sintiera que se le escapaba la vida. — Juan…, amigo… solo quédate a mi lado…, no quiero morir en el piso del baño, entre vómito y botellas de ron…, al menos quiero estar con alguien… no quiero estar solo, no te vayas… — Pero que dices, vas a estar bien… — dice Juan quien no puede evitar soltar alguna lagrima, como si su corazón sintiera lo que estaba a punto de pasar. — No…, siento que se me acaba la vida…, siento que ya no doy más, juan… escúchame, escúchame, hermano… — le dice presionado su mano. — Manuel… — le dice muy asustado. — Han sido muchos años de… muchas locuras, pendejadas, excesos… yo ya no puedo más…, ya no aguanto ni estar sobrio, entiéndeme… no cometas el mismo error que yo, amigo… perdóname por arrastrarte conmigo a mis vicios…, tu aun puedes salir de esto, no cometas mi error de vivir solo para los placeres, — le dice con lágrimas en los ojos mientras se esfuerza por hablar y respirar. —… no querrás morir solo… sin que no haya nadie que te extrañe, una familia… — Pero que dices, Manuel…, tu eres mi familia… — Soy un borracho drogadicto que lo único bueno que hizo en su vida fue representarte y hacerte un éxito alguna vez, ahora… ahora me encargué de convertirte en… mí, un solitario hombre que a los 51 morirá en un baño y al cual nadie va a recordar como me llamo… — No digas eso… — dice Juan. — Juan…, juan… prométeme que… que te recuperaras… prométeme que volverás a ser el número uno, no quiero que te hundas en la podredumbre del alcohol y las mujeres…, te aconsejé muy mal y me arrepiento, es que no quería estar solo…, no me gusta estar solo… y te arrastre… perdóname… — No tienes que disculparte…, yo hice lo que quise, no me arrastraste, hermano… por favor, déjame llamar a una ambulancia… — Debiste casarte… ser un padre de familia…, Cinthia te amaba… Felipa tuvo razón siempre… yo era una mala influencia… — dice con lágrimas y muy arrepentido. Luego de un movimiento fuerte del pecho, Manuel a los 51 años, luego de una borrachera y noche de sexo y drogas sin control muere en el baño de su apartamento víctima de un paro cardiaco ocasionado por sus propios excesos. Arrepentido de haberse quedado solo toda su vida, no haber dejado algun legado y haber llevado a su soledad a un buen amigo. —¡¡no!! — Grita juan abrazando a su amigo ahí en el piso del baño, entre vómito y alcohol en el piso, —¡despierta! ¡Despierta, puta madre! — le gritaba mientras lo golpeaba tratando de reanimarlo, pero él sabía que era imposible estaba muerto. Lo que dijo Manuel antes de morir era cierto, había sido un hombre muy solitario, divorciado, sin hijos, se había dedicado a la juega y al despilfarro los últimos años, adicto al alcohol, al sexo y a las drogas, se había dedicado a autodestruirse, y había arrastrado a su amigo con él, por que encontró en Juan el perfecto socio de diversiones, y como este no era capaz de decir no por su propia necesidad de cubrir esos vacíos emocionales que sentía y que a veces lo enloquecían siempre estaba dispuesto a divertirse con su mejor amigo. Ahora su mejor amigo estaba en el suelo, muerto, el con un horrible dolor de cabeza, y sin idea de que haría ahora. De no ser porque una de las chicas se despertó y trabajaba en el hospital de la ciudad como enfermera, seguro se quedaba ahí el resto del día. La joven llamó a una ambulancia y levantaron el cuerpo de Manuel, Juan en todo momento no se separó de su amigo, hasta que lo dejaron en la morgue. El resto del día luego de tomar un poco de café y algunas pastillas para el dolor de cabeza comenzó a movilizarse para todo lo que correspondía para su sepelio. No podía creer que esto estaba sucediendo, no podía creerlo. Ese domingo, por su lado Felipa había ido a casa de su hermana Francesca, para el cumpleaños de los gemelos que cumplían 15 años y le habían hecho una reunión familiar, Eduardo, su padre y Sonia, ahora de 29 años, arquitecta de profesión y muy exitosa y ya comprometida con un médico, Anna su madre con Claudio, increíblemente seguían juntos a pesar de los 67 años de la madre de esta, Francesca estaba feliz de ver a su familia reunida después de tiempo, Mariano no pudo asistir por motivos de trabajo, al igual que la madre de Sonia que se encontraba mal de salud, nada grave, solo que estaba con una gripe y dado que era invierno, mejor no exponerla, además sabía que iría la ex esposa de su pareja, por lo que no le agradaba tanto la idea. La reunión fue muy agradable, aunque la familia había crecido, pudieron llevarse muy bien, y Sonia les dio una sorpresa a todos, esa noche les informó a todos los presentes que la familia crecería, ella estaba embarazada, tenía 2 meses, estaba muy feliz. Todos ahí la felicitaron y se alegraron por ella. Felipa se alegró mucho por su hermana, pero obviamente le causó un poco de nostalgia, pues ella no había podido lograr quedar embarazada. Esa noche, Felipa y Sonia conversan en la terraza, mientras los demás celebran en la sala y conversan animadamente. — ¿Por qué tan solita? — pregunta Sonia acercándose a Felipa quien bebía una copa ahí observado la ciudad desde el piso en donde vivía Francesca sonriente. Sacando a Felipa de su ensimismamiento. —… estaba hablando por teléfono con Mariano, recién sale del juzgado — dice sonriendo —… — Trabaja mucho, los abogados y los doctores son unos viciosos del trabajo, con Junior tengo ese mismo problema hermana… siempre está en el hospital. — y Mariano siempre está en el juzgado o en la firma, ahora que es fiscal tiene más trabajo…, pero es un buen esposo…, lo amo mucho. — Eso se nota — sonríe. — ¿Cuándo te casas? — pregunta Felipa a su hermana. — En un año, queremos casarnos cuando el bebé ya esté con nosotros — dice sobando su vientre. Felipa la veía y sentía esa nostalgia de la maternidad nunca alcanzada, pero sentía la alegría de que su hermana si lo lograra. — y tu… ¿Nunca te propusiste a ser mamá? Hubieras sido una muy buena — le dice. Sonia no estaba al tanto de los pormenores de Felipa como Francesca, por lo que ignoraba de los esfuerzos de su hermana. — Si pues, nunca llegó, con el trabajo y todas esas cosas… — intenta sonreír — pero tendré una sobrinita o sobrinito al cual querer mucho… — dice acariciando la pancita aun inexistente de su hermana. Aunque ya se había resignado al hecho de nunca ser madre igual le seguía causando mucha nostalgia, ocasionalmente daba donaciones a casas de refugios, así como solía, junto con Irma, cuando ella la visitaba, llevar juguetes y donaciones al hospital para niños de la ciudad. Nunca volvió a ir al hospital para encontrar la causa de su problema de fertilidad, luego de leer el resultado, falso, del conteo de espermas de Mariano se dedicó a esperar con fe, hasta que la esperanza se fue deshaciendo tan lentamente que no se dio cuenta que ahora a sus 42 aunque quisiera se le haría muy difícil. ***Lunes*** Esa tarde, Juan veló a su amigo, rodeado de sus amigos más cercanos, algunos artistas que él había representado, algunos socios abogados, no pudo contactar con su madre o su padrastro, o algún otro familiar. Lo velaron en el velatorio de la iglesia local, juan pagó todo, hizo lo mejor que pudo, durante toda la ceremonia se la pasó reflexionando acerca de las palabras de su amigo antes de morir, y lo que sintió en sus últimos momentos de lucidez, el no quería terminar así, sin embargo ese fue su destino. No bebió ese día, una sola copa de ron, solo bebió café, sentado cerca al ataúd en silencio, reflexionando, mientras la gente entraba, daba sus respetos y se retiraba, pronto se quedó solo ahí con el cajón, como habían estado los últimos años, solos, con resaca y esperando que sea hora de celebrar ¿celebrar qué? La vida, la noche. Lo que sea. Los sonidos de tacos llaman su atención, al girar ve a alguien que no esperaba ver ahí, era Cinthia. Tan hermosa como siempre, es como si los años no hubieran pasado, es como si el tiempo se detuvo en rostro a los 23. Se acercó al ataúd y dio sus respetos. Miró a Juan ahí sentado, entristecido, observándola como si hubiera visto a un fantasma, pareció hacer una oración frente al cajón y se dispuso a irse, pero al ver a juan a un lado no pudo evitar decirle algo, finalmente sabían de la amistad que los unía. — Lamento lo de Manuel… — le dice seriamente. Deteniéndose a unos paso de él —… era un buen representante finalmente… — se dispone a retirarse. Juan la detiene. —Cintia… — le dice poniéndose de pie. Esta sin girar a verlo, responde: — ¿qué sucede? — pregunta. Juan se acerca unos pasos tras ella. — nada, es solo que… me siento muy triste… no quiero quedarme solo… ¿me acompañarías un rato al menos?—pregunta — Tu querías estar solo… — dice girando —… querías esto, hacer lo que deseabas… ¿Por qué ahora te preocupa? — pregunta. Se notaba el resentimiento en su corazón. — Por favor, solo siéntate y… acompáñame, no necesitas decir nada…— le dice con una expresión de tristeza, angustia y arrepentimiento. — Mírame… ¿con esto querías casaste? — le pregunta —… te hubieras arrepentido, yo no era el hombre que tu creías, son esto en verdad… un simple sujeto que no es capaz de decidir sobre su vida… un hombre que ha arruinado todo… un hombre que ha jodido más de una vida… y que ahora está resintiendo sus acciones…, no te pido que me perdones, no pido que sientas lastima, solo… quédate, acompáñame, el único amigo que de verdad tenia — señala al cajón —… acaba de abandonarme… Cinthia lo miraba con algo de recelo, ya no confiaba en él, no confiaba en nadie, su corazón se había endurecido, ya no lo amaba más, le eran indiferentes sus palabras, solo apreciaba el despojo que quedaba del gran hombre que algún día la enamoró. — Tengo muchas cosas que hacer, juan, no me voy a quedar…, y no te guardo rencor, solo lamento mucho que te hayas convertido en uno de los personajes de tus cuentos más mediocres, el alcohólico escritor que termina sus día lamentándose sus malas decisiones, ¿no es triste? O ¿será justicia poética? Yo creo que es el justo pago por no tomar las decisiones a tiempo y burlarte del amor, burlarte de las relaciones y pasarte la etapa más importante de tu vida entre alcohol, drogas vaginas y despreocupación por el futuro. — Lo mira de pies a cabeza —… tienes 45, pareces de 50…, alguna vez te dije que las oportunidades deben aprovecharse, después es tarde, cuando lo piensas, se te van… y a ti se te fueron todas… — da unos pasos hacia atraz. Gira y se dirige a la salida. — Cinthia… — le dice. — te daré un consejo más, algo que he aprendido gracias a ti. — le dice sin girar. — Nada cuesta más que reconocer que la jodiste, pero cuando te das cuenta de que pisaste mierda te limpias y sigues caminando, sin volver a pisarla…, — gira a verlo — si quieres morir solo, en un bar, ahogado en alcohol y pasar a los tabloides como el “algún día” reconocido escritor Juan P.V… es tu decisión, adiós Juan, te deseo suerte, la última vez que te vi te deseé la muerte, entonces te amaba, ahora… me interesas tan poco que:… solo me queda desearte suerte… no sé si esa suerte se refleje en un cambio o que el siguiente en estar en una caja seas tú. Juan no pudo decir una sola palabra más ¿con que derecho? Ella tenía toda la razón, todo lo que le ocurrió había sido culpa de él, no podía culpar a nadie, solo se paró al lado del ataúd de su amigo, pensativo y con unas ganas locas de un trago. Trago que cada vez parecía ser la mejor alternativa para sentirse mejor. ***Martes*** Felipa se encontraba en su oficina, terminaba de revisar algunos contratos y hacia los inventarios de compra, le iba bastante bien, lo que ignoraba era que estaba por recibir una llamada que acabaría con esa tranquilidad que vivía. EL teléfono de su oficina suena entonces. — sí, dime margarita… — responde. — Tiene una llamada de un sr. Javier Salinas…. Dice que trabajaba con su esposo. — Pues… a ves comunícame con él…— dice algo confundida. Javier salinas era el amigo , ahora ex amigo y socio, de Mariano en la firma donde trabajaba antes de ser fiscal, ese amigo que le consiguió alguna vez una prueba falsa de fertilidad, por si te preguntas que sucedió pues es simple: Javier se metió en malos manejos legales con una empresa exportadora a la cual le cobro por falsificar unas licencias, cuando fue descubierto le pidió ayuda a mariano, pero este se negó a ayudarlo, cuando tenía las facultades para lograrlo, por esta razón Javier fue a la cárcel los últimos 5 años, ahora libre, decidió vengarse de él y no encontró mejor forma de revelar un secreto que Mariano cometió el error de confiarle a alguien que después traicionaría. —Hola…soy Felipa Burgos… ¿con quién tengo el gusto? — pregunta amablemente. — Hola, Sra. Burgos… ¿Cómo está? — saluda. — Bien, buenas tardes ¿es usted amigo de mi esposo? ¿Ocurrió algo? — pregunta. — No, descuide, trabajé con él hace mucho tiempo atrás, antes de que fuera fiscal, en la firma Canadá y Rivahuero… — Ah… vaya eso ya es hace mucho, ahora es fiscal y trabaja en el congreso…¿no se enteró? — pregunta. — Si, lo sé, llamo porque necesito decirle algo importante acerca de su esposo. — dice la voz por teléfono. Felipa no tenía la más mínima idea de lo que estaba hablando ese hombre en el otro lado de la línea, pero le causaba intriga. — ¿de qué se trata? — pregunta algo ansiosa. — Puedo apostar a que lleva más de 10 años intentando ser madre… y no ha tenido suerte ¿o me equivoco? — pregunta. —¿Qué le interesa a usted eso? ¿Por qué me pregunta acerca de mi vida privada? — dice algo confundida. — Usted no ha quedado embarazada hasta ahora, no me lo puede negar y si es madre de seguro adoptó o no es de Mariano — dice. — Oiga ¿que esta diciendo? — dice consternada no entendía que sucedía. — Lo que trato de decirle es que Mariano le ha mentido todos estos años descaradamente, jugando con sus sueños de ser madre… — le dice. —¿Qué me está tratando de decir? Sea claro… — responde. — Mariano se hiso una vasectomía irreversible a los 20 años…, el nunca quiso ser padre, haya dicho lo que le haya dicho no es verdad… Esto dejó pasmada a Felipa quien se negaba a creerlo. — ¿está loco? ¿Cómo puede decir algo así? no se quien sea pero mi esposo se enterará de que usted me llamó… prepárese para una demanda. — exacto, dígale que llamé, el me conoce muy bien, por su culpa estive encarcelado 5 años, ahora que he salido esta es mi forma de vengarme, encárelo… le apuesto que lo pondrá en evidencia… — Yo misma he visto sus análisis de fertilidad, es muy fértil…, la causa de no ser padres se debe a algo que no se explica aun… ¿Cómo podría creerle a usted? Voy cortar… — amenaza. — La prueba de fertilidad de la que habla es de hace unos 10 años atrás, del 24 de Octubre del 2010 ¿cierto? — le pregunta. Efectivamente, ese había sido el único análisis que ella había visto. Felipa no pudo negarlo. — sí, pero ¿Cómo lo sabe? — pregunta. — Porque yo mismo la envié tramité, mariano jamás fue a la clínica, yo obtuve ese documento por unos favores con el doctor que firmó, puedes ir a la clínica, que revisen los archivos a ver si ellos guardan una copia, como es pertinente, no lo tienen porque ese documento es falso, ahí lo confirmaras, el código de la parte inferior no figurara como el código de ningún paciente… si no me crees haz la llamada…tu no tienes nada malo, Javier me contó de tus fantasías de ser madre, que hiciste de todo, tratamientos terapias, exámenes, y nunca te embarazabas, es por que el no podía darte hijos, tu siempre has estado muy sana, el pensaba que con el tiempo te aburrirías de intentarlo, y de seguro fue así…, ahora es tiempo de que reciba el también su merecido, le gusta impartir justicia, pues has justicia con el… y dile que fui yo quien te lo contó, quiero que piense en mi cuando intente mentirte nuevamente, no creo que sea tan cara dura. Felipa se quedó pensativa. Javier le cortó. Felipa se había quedado con la duda, ¿sería su esposo capas de tamaña crueldad con ella? le habría mentido de esa manera tan descarada, ¿por más de verla esforzarse durante tanto tiempo se habría callado algo así? le parecería increíble. Pero entonces recordaba la noche en que él llegó ebrio, diciendo a vos en pecho que nunca serian padres, por más que intentara, que estaba cansado del tema del bebé, entonces comenzó a atar cavos, su actitud siempre segura, despreocupada por el tema, nunca hablaba de eso, ella pensaba que lo había aceptado, pero entonces si era verdad lo que acababa de enterarse todo tendría un distinto sentido. Esa tarde salió camino a casa y rebuscó entre las cosas de Javier, buscó ese documento por todo su despacho, puso todo de cabeza hasta encontrarlo archivado entre otros análisis, llamó a la clínica y pidió información acerca del paciente código: 09876754. No existía, jamás se había hecho un estudio a ese paciente. Las lágrimas y un grito de rabia y dolor , seguido de una explosión de furia contra lo que encontró en su camino, fue la primera reacción de Felipa. Decepcionada, herida, tantos años de intentos de ser madre, tanto sufrimiento, su juventud perdida, lamentándose por ser la culpable durante mucho tiempo, sintiéndose una mujer incompleta, y todo por la mentira de ese hombre que solo él sabía que más le había ocultado. Esa noche lo esperó ahí en su despacho, había destrozado todo lo que pudo, archivos incluso de gran valor. Cuando Mariano regresó a casa, la llamó, la buscó en las estancias, cuál fue su sorpresa al encontrarla ahí tras su escritorio entre tantos documentos destrozados, cuadros rotos, lámparas destrozadas, libros por los suelos, bañados en sus mejores botellas de Whisky junto a los trozos destrozados de sus más finos tabacos. —pero… que… ¿Qué ha pasado aquí? — dice mariano ingresando y soltando su maletín. —¿Qué…? ¡¿Qué significa esto, felipa!? — dice exaltado. —¡¡cállate!! — le dice gritándole con mucha rabia. —¡¡Eres la peor cagada que puede existir maldito mentiroso hijo de perra!! – esto deja muy sorprendido a mariano quien inmediatamente pensaba en que pudo haber descubierto Felipa de él, habían muchas cosas que este había hecho a lo largo de estos años, la había engañado al menos 5 veces con 5 mujeres diferentes en sus viajes, viajes a veces inventados. — ¡¿Qué tienes?! — le pregunta acercándose y recogiendo algunas cosas. — ¡has destruido libros y trabajos invaluables! —¡¡han sido más de 14 años de mi vida perdidos!! ¡¡preocupandome siempre por ti, por los dos!! ¡¡Tratando de que este matrimonio de mierda funcione y seamos felices!! ¡¡¿Para qué?!! ¡¡Para enterarme de que eres un maldito mentiroso desgraciado!!— le dice y le lanza unos archivos del escritorio. — ¡Ya cálmate! ¡Dime que te sucede! — le exige enfadado y preocupado. —¡¡Tú sabes muy bien que pasa aquí!! — se acerca a el. —¡¡No sé qué mierda te pasa!! — le dice — ¡solo sé que has destrozado mi despacho! ¡estas loca!—le grita. — ¿loca…? ¡Loca estuve por creer en ti, por no darme cuenta antes… por enamorarme de un mentiroso que no piensa más que en si mismo! Me llamó un amigo tuyo… ¿recuerdas a Javier? Lo enviaste a la cárcel… Entonces la expresión de Mariano cambia radicalmente, ese nombre era señal de verse descubierto. Su mente de abogado le facilitaba alternativas para poder convencerla de que es una mentira, ¿pero cómo desmentir algo que era fácil probar? No pudo responder rápido. Estaba expuesto. — Me contó tus mentiras… tu nunca… ¡nunca! Quisiste ser papá… — dice dejando hacer algunas lágrimas —… todos estos años me viste esforzarme por darte un hijo, un niño o niña de los dos… pero tú siempre supiste que sería imposible… ¡eres un maldito mentiroso! — le grita y le da una cachetada con mucha rabia y dolor que lo hace mirar a la derecha. —¡no sabes cuánto te detesto, mariano! Mariano regresa la mirada al frente y la ve fijamente unos segundos y sonrie. Esta sonrisa hace que Felipa lo vuelva a abofetear, esta vez el no gira la cabeza, la mantiene mirándola fijamente a los ojos, con esa sonrisa. — ¿y que si me hice la vasectomía? ¿y que si no quise tener hijos de mierda? — Le pregunta.-- ¿crees que me interesa? ¡No! — le grita y comienza a acercase lentamente a ella con la mirada fija en ella, su mirada reflejaba rabia. —¡¡Nunca!! ¡Nunca quise ser papá! ¡tu eras la estúpida que quería embarazarse! ¡Teníamos todo, nos amábamos, éramos felices, dinero, vacaciones, soy fiscal, eres exitosa! ¡¿Por qué?! ¡¡Porque nunca tuvimos que dedicar nuestro tiempo a criar a un mocoso del demonio!! ¡Pero no! ¡¡tú tenías que querer cambiar las cosas!! ¡¡Pues lamentablemente no se pudo!! ¡¡Tome las medidas necesarias cuando era muy joven!! ¡¡Ahora soy todo lo que quise ser!! ¡¡Todo!! ¡¡Si te jode eso, me importa muy poco!! — Le grita en la cara. Felipa intenta darle una cachetada, pero este le atrapa la mano y le aprieta fuertemente la muñeca, trata de defenderse con la otra mano y se la sujeta también, presiona sus muñecas fuertemente. —¡¡Atrévete a golpearme nuevamente y te juro que te vas arrepentir!! ¡¡Yo puedo golpearte más duro!! — Mira alrededor, su despacho destrozado — ¡has destruido trabajo de muchos años! ¡No me hagas llegar tan bajo! — la empuja haciéndola caer al piso fuertemente. — ¡Tu quisiste casarte! ¡yo solo quería una mujer con la que pasar mi vida, una mujer! ¡No hijos! — Camina a la puerta de su despacho —… mañana mismo haré tramitar nuestro divorcio, sin hijos, en unos cuantos días seré libre y tú también… ¿ves las ventajas? — se va riendo. — Maldito, maldito… — dice Felipa llorando ahí en el piso. Esa noche Felipa salió de esa casa, se fue, caminó por las calles entre lágrimas, caminó y caminé hasta llegar al muelle donde se quedó observando el más, el cielo, las estrellas, llorando su suerte, llorándole a la luna, arrepintiéndose de todos estos años perdidos engañada. Se quedó ahí toda la noche, llorando haber creído en alguien que al final no valía la pena. Por otro lado, esa misma noche Juan también miraba el mar, pero desde el muelle frente a su apartamento, con una botella de Ron en la mano, casi vacía ya, ebrio como había pasado gran parte de estos últimos años, esa mañana había enterrado a su amigo, su mejor amigo, ahora se sentía tan solo, abandonado, tan vacío, que solo lograba beber y beber, y así lo hizo hasta desmayarse en el parque cerca al muelle, observando la luna, luna a la cual muy lejos de ahí Felipa le lloraba su suerte. A la mañana siguiente Felipa regresó a casa, recogió algunas cosas, tomó el tren y fue al único lugar donde podía ir sin sentirse avergonzada. A casa de su mejor amiga Irma. ***Miercoles*** Juan despierta en el parque frente a su edificio, los aspersores lo mojan y lo obligan a moverse de ahí, prácticamente se arrastra hasta una banca donde se sienta, vomita un poco y se acomoda en él, aun mareado pro los efectos del Ron puro que bebió. Los jóvenes que pasaban por ahí haciendo deporte lo observaban con miedo, algunos se reían de él — ¡borracho ve a otra parte! — Le gritaban — ¡das mal aspecto al parque! — repetían algunos, Juan solo los escuchaba, había perdido la vergüenza, le interesaba tan poco lo que le decían, simplemente un rato después se levantó y se dispuso a ir a su apartamento. Menos mal la puerta estaba abierta, y el portero lo reconoció y sabia de sus mala cultura etílica, Juan se negó a que lo ayuden a subir hasta tu piso, el número 6, mientras subía perdió el equilibrio y entonces rodó las escaleras hasta en 5to piso, golpeándose contra las paredes y contra el piso, quedando inconsciente ahí en el piso. Los vecinos que escucharon la caída comenzaron a acercarse y pedir ayuda. Era triste ver a Juan, en ese estado tan deprimente. Por su lado más tarde ese día, luego de una larga siesta, necesaria, Felipa despierta. Irma estaba a su lado con una taza de manzanilla, para tranquilizarla, a pesar de estar dormida, Felipa había seguido llorando. — ¿Qué hora es? — pregunta abriendo los ojos y viendo a su amiga ahí a su lado. — Son las 3:00pm… dormiste como 7 horas, amiga… ¿te sientes mejor? Llegaste hecha un desastre…no te pregunté qué sucedió pro que… me asustaste… te traje a la habitación de mi hijo, él está en la escuela… — se sienta a su lado — te preparé una manzanilla, para los nervios. — gracias pero… no quiero nada ahorita, amiga… — le dice. — ok, linda… me asustaste mucho cuando llegaste… ¿Qué ha sucedido? ¿Por qué las maletas? — Pregunta — peleaste con… — No me menciones a ese maldito… — dice reclinándose en la cama. —… solo te diré que viví engañada todo este tiempo — dice bajando la mirada. —…mi matrimonio ya no existe, se acabó… — Vaya, no sé qué decirte, Amiga… — dice Irma colocando su mano en la pierna de su amiga en señal de comprensión y apoyo. —… haya pasado lo que haya pasado… pues tienes mi apoyo, si necesitas donde quedarte, tengo un cuarto de huéspedes… — No, no te preocupes, no… no me quedare mucho tiempo…, necesito… alejarme de todo, de este país, de… de mi matrimonio, del trabajo… no quiero saber nada, solo quiero…. —suspira —… solo quiero olvidar — comienza a llorar entonces. Irma la abraza tratando de consolarla. Felipa estaba muy afectada, era obvio que el fracaso de su matrimonio no era algo que superaría tan pronto, no solo había perdido su matrimonio, sentía que había perdido muchos años de su vida ahora que se dio cuenta que nada tenía sentido y que se habían burlado de ella. Más tarde ese día un poco más tranquila le pudo contar lo sucedido a Irma, la cual no podía creer que algo así le haya pasado a su amiga ella los creía un matrimonio bastante estable confiaba en Mariano, pero al parecer fue un error confiar en el después de todo. — ¿Qué piensas hacer entonces? — le pregunta a Felipa. — He decidido irme lejos, solo… lejos no me importa donde, solo… desaparecerme algún tiempo, necesito pensar tantas cosas. — ¿Dónde iras? — le pregunta su amiga preocupada por ella. — No lo sé, siempre quise ir a Londres, quizás sea la oportunidad de hacer es viaje que nunca he podido hacer… — ¿le dirás a tu familia? — pregunta. — Me da tanta vergüenza, pero tengo que hacerlo, deben saber lo que ha pasado pero por ahora no quiero hablar con nadie no aun…, ya lo haré después, lo primero es la sede de D&F en la otra ciudad, no la puedo dejar a la deriva…tenemos muchos proyectos — dice preocupada. — Descuida, conseguiré a alguien que pueda administrarlo, tú no pienses en esas cosas, debes estar tranquila, amiga… ese viaje de seguro te hará bien… — Lo que más cólera me da es que… ya no soy una jovencita… antes quizás hubiera visto esto como una oportunidad de cambio, un comienzo, ahora… es tan difícil…, los años pasan tan rápido, me parece como si tan solo ayer hubiera cumplido 25, ahora tengo 42, años… — ¿y qué? Yo tengo 44 y míranos, parecemos unas jovencitas… al menos seguimos flacas… — dice intentando animarla. Ella parece dibujar una sonrisa forzada. — Si no fuera por mi hijo y mi esposo me iba contigo, también necesito vacaciones amiga… pero no puedo, también hay muchos proyectos aquí… eso pasa por ser una casa de diseños tan requerida… — sonríe. — No te preocupes, amiga… necesito pensar, olvidarme de todo por un tiempo — dice cabizbaja — dejaré todo preparado y el viernes en la mañana creo que puedo tomar un avión a Londres y… alejarme un tiempo… — Puedes quedarte hasta entonces, no es necesario que te vayas… — la abraza — hace mucho que no te veo, y esta no es la manera que quería verte. Ambas amigas se abrazan. — Gracias, Irma, desde el día que nos hicimos amigas, hasta ahora siempre has estado preocupada por mí, por el negocio… eres mi mejor amiga, te quiero… gracias pro siempre estar conmigo… — No tienes que agradecer, quiero verte bien, es solo eso… Por otro lado, esa noche. En el hospital de Catalina, juan despertaba luego de un fuerte golpe en la cabeza a causa de una caída en estado etílico. Se encontraba en una habitación con un horrible dolor de cabeza, estaba vendado y algo confundido. Entonces la enfermera entra a la habitación. —Srta.… — dice el algo adolorido. — ¿Dónde estoy? ¿Quién me trajo? Estoy algo confundido… La enfermera sonriente se acerca y lo revisa. — Lo trajo un ambulancia, al parecer tuvo una fuerte caída en donde sufrió un leve traumatismo al nivel craneal, — le informa. — Ya veo, no recuerdo mucho… — dice tratando de acomodarse. — Es normal se golpeó muy fuerte, según su informe… —le dice sonriéndole. Lo que extraña a Juan. — ¿te conozco de algún lugar? — le pregunta a la enfermera. — No, creo, pero… es que… — dice algo avergonzada. —es poco profesional de mi parte, lo sé, pero… soy su fan, me encantan sus libros… — le dice sonriéndole. — Entiendo — dice este — gracias, de verdad muchas gracias, aprecio mucho eso y… lamento que me vea en este estado tan… malo. — No, no se preocupe, desde que era una adolescente leía sus libros, me encantaban, de verdad creo que hay poco escritores en Latinoamérica como usted, es mi ídolo…. Bueno, la Srta. Santos también es excelente aunque el género que más me atrae es el suyo… suspenso…amor… —Espera… ¿Cinthia estuvo aquí?—pregunta. — Aun sigue aquí…, llegó como a las… 7:00pm, de ahí no se ha movido, parecía muy preocupada, ¿quiere que la haga pasar? — pregunta. — Si, si… si ella desea, claro. — Pues sí, me dijo que le informaran si despertaba, pero al entrar no la vi, déjeme revisar quizás fue por un café… La enfermera sale a echar un vistazo y ve por el pasillo a Cinthia acercarse con un café en las manos. —le diré que puede entrar, ahí viene — dice la enfermera asomándose al cuarto. Juan asienta. Luego de unos instantes Cinthia ingresa a la habitación. Se le notaba preocupada, por quien fue el hombre de su vida en algún momento pasado. — Gracias por… preocuparte — le dice juan esforzándose por reclinarse un poco. —No te muevas mucho, el doctor dice que te diste muy fuerte… — le dice colocándose a ls pies de la cama. — Lo sé, lo sé… solo… quiero ponerme más cómodo, me siento algo mareado aun… — También dijeron que tenías en el cuerpo peligrosas dosis de alcohol… — Lo sé, ya no recuerdo que pasó… — dice avergonzado. — Pasó que no tienes control de tus impulsos, no controlas nada…— le dice son seriedad —… — Eso también lo sé…, jamás pude controlar nada, por más que quise…, mi vida fue una sorpresa tras otra, lo tuve todo, amor, éxito…, juventud — sonríe —… pude conservarlo, pude ahorita ser más grande de lo que fui o de lo que ahora eres tu… pero soy un imbécil… — dice lamentándose. — Pues no puedo decir que no es así cuando es muy claro que lo eres… pero, nunca es tarde para subsanar los errores, comenzar de cero… — le dice ella. — He tocado fondo, ya no puedo seguir más, no encuentro estimulo… estoy en blanco, como el final trunco de una novela muy buena… —… es tan buena que no hay final que sirva para que sea suprema… — continua ella. —… Siempre será mediocre cualquier final… — Pero los finales a veces son solo un comienzo de algo mucho mejor… tú lo sabes… — le dice con seriedad. — serias más mediocre si antes de estar completamente acabado te das por vencido… a mí me sirvió largarme, alejarme de todo…. Te recomiendo Nápoles, Venecia, nueva Guinea, Holanda, esos lugares son tan inspiradores… están alejados que… es como comenzar de la nada. Es eso o… quédate aquí, púdrete en tu soledad…, muérete en un callejón acuchillado por un ladrón que querrá tu botella de ron… o si quieres pasar a la posteridad, cuélgate en tu apartamento… Las palabras crudas de Cinthia tenían un trasfondo tan claro para Juan, la conocía, ella no le hablaría jamás de una forma directa, o le sugeriría algo demostrándole su preocupación e interés personal en dejar de verlo así de arruinando, siendo una sombra de quien era, ella en el fondo deseaba que se recupere, o que de verdad, deje de dar lastima. El entendía perfectamente las palabras de Cinthia. — Quiero poder comprar uno de tus libros nuevamente y no usarlo para que los hijos de Solomon defeque, quiero un libro del quien fue mi escritor favorito en mi adolescencia… uno que valga la pena, no la basura que escribes últimamente…, si no eres capaz de hacer eso, sinceramente considera terminar como un buen escritor deprimido… — se acerca a la puerta dispuesta a irse. —Espera… ¿Cómo supiste que estaba aquí? — pregunta. — Te llamé en tarde, me había quedado preocupada desde el velorio, tuve un mal presentimiento y no me confundí…, me respondió una enfermera y me dijo lo que sucedió… — Gracias, gracias Cinthia… y nuevamente, espero me perdones… — le dice. — Como tu dijiste, contigo no hubiera sido del todo feliz… no hubiera podido surgir… y además hubiera sido como escribir las crónicas de un divorcio anunciado…,— sonríe — pero… en algo no te equivocaste…, dijiste que sin ti sería una excelente escritora que incluso te superaría…, y mírame ahora…— sonríen ambos con mucha sinceridad — ya no te preocupes, estoy muy bien…y en cuanto a ti, solo… danos algo de competencia a los nuevos literatos… aun puedes… — sale entonces de la habitación sonriéndole. A pesar de todo el mal rato que le había hecho pasar, a pesar de todo el dolor que le causó, a pesar de haber sido egoísta, ella lo había perdonado, no se lo dijo en palabras, pero no era necesario, juan sintió que al menos la joven Cinthia ya no lo odiaba y que hasta lo que él pensó que nunca se resolvería, se resolvió, era consciente de que esa chica ya no sentía absolutamente nada por él, y si lo sitió quedara como recuerdos y plasmado en alguna de las páginas de sus memorias, o quizás en alguna novela romántica en donde una tierna joven se enamora de su profesor. Al día siguiente lo dieron de alta. ***Jueves*** Luego de regresar a su apartamento y tirar todas las botellas de ron, whisky, alcohol, limpiar las cajas de polo, pizza y comida china vacías, empacó sus cosas, dispuesto a seguir el consejo de Cinthia, alejarse de todo para tratar de recuperar la inspiración real, volver a ser quien fue, dejando de lado excesos y dispuesto a cambiar para bien. Ese día se dio algunas vueltas por la biblioteca donde solía ir de joven, donde trabajó él al acabar la universidad, revisó algunos libros, se entretuvo leyendo algunos clásicos literarios, observó la foto de Edgar bale colocada en una de las paredes, su viejo amigo y jefe, el cual había fallecido ya hace mucho, luego de trabajar casi toda una vida ahí. Pasó por el periódico para el que escribía, les dijo que viajaría, pero que seguiría enviándole por correo las crónicas y las criticas correspondiente, dado que sus crónicas no habían perdido nivel al ser agrias y directas, no hubo problema conservar ese empleo. También regresó a la universidad a saludar a algunos colegas que trabajaban ahora ahí dando clases, se paseó por los campus donde estudió, y donde posteriormente dictaría el también, la facultad de letras, ahora mucho más grande, con más opciones de carrera y maestrías, paseaba por los jardines observando a los alumnos dar vueltas, leyendo, al menos dos o 3 lo reconocieron y le pidieron una firma — ¿Cuándo volveremos a leer una de sus novelas de suspenso? — Le preguntaban — usted me inspiró para estudiar letras, profesor — le decían. Juan sonreía y agradecía. — ¿Qué nos aconseja, profesor? — preguntaba; así sin querer les dio a algunos estudiantes de letras, traducción y literatura una pequeña charla sobre cómo ser literatos, le hizo recordar esos momentos en las aulas y conferencias. Para acabar el día se dirigió al cementerio donde había enterrado a su amigo, dado que no tenía muchos recuerdos del momento en que lo llevaron a enterrar por estar completamente ebrio, no había podido despedirse de él. Le compró algunas flores y le agradeció todo lo bueno que alguna vez había hecho por él, gracias a Manuel había logrado publicar en Europa, no solo un libro, sino cerca de 10 de sus mejores obras, lo que lo hizo más conocido y le dio buena regalías a lo largo de los años, gracias a Manuel había publicado su primer libro, siempre estuvo cuando lo necesitó y si bien sus consejos en el plano amoroso o emocional siempre estuvieron sesgados pues nunca lo abandonó y en sus últimos momentos le dio un buen consejo, que no sea como él, que no se quede solo. — regresaré algún día, amigo. Regresaré siendo alguien nuevo, un Juan del que todos se enorgullezcan, terminaré esas novelas que están a medias y siempre quisiste saber cómo acababan…, te dedicaré una obra. — Coloca las flores en su tumba —… y no volveré a beber una gota de alcohol…, hare caso a tu consejo y al de Cinthia, me levantaré de donde estoy. Luego de eso regresó a casa, a pie, disfrutando de una relajante caminata por la avenidas, observando los parques enormes de ese elegante zona donde él vivía, parques donde parejitas expresándose su amor le hacían recordar a esa chica con la que hizo esas mismas escenas, Felipa, ¿Dónde estarás, Felipa? Pensaba mientras observaba a esos jovencitos. Ignoraba que su, alguna vez, amada Felipa se encontraba en la misma ciudad, con el corazón destrozado, intentando como él dejar todo atrás y escapar de esta ciudad, del país en busca de nuevas experiencias, se estaba organizando junto con Irma para poder llevar a cabo todos los proyectos de las dos sedes sin tener que perder clientes o trabajo, por suerte Irma era muy buena administradora, y podría hacerse cargo de ambas sedes desde Catalina. Felipa pasó el día entero encerrada en la habitación de huéspedes, seguía aún muy afectada, le agradeció de todo corazón a Irma por hacerse cargo de todos los por menores de la empresa, por el bien de D&F, que había sido el sueño de ambas desde que se conocieron. Irma no encontraba forma de animarla, o de hacerla salir de su depresión, solo podía aligerarle la carga de la empresa, se comprometió a hablar con su familia luego de que ella viaje y cuando llegue a donde sea que vaya, la llamará. Irma lamentaba mucho el alejamiento de su mejor amiga, pero más lamentaba verla tan triste, acostada en la cama, llorando, aunque trataba de mostrarse fuerte sus ojos rojos cada que Irma entraba a verla la delataban. En dos días casi no había comido nada. Era comprensible su situación, pero no era fácil de aceptar, ver a una amiga de muchos años, consumirse en la tristeza, Irma tenía la esperanza de que ese viaje la reanime, la haga olvidar y superar todo lo vivido, que regresará en algún tiempo como una nueva mujer, la mujer fuerte y con espíritu que siempre había sido. — Tengo tu boleto, amiga — le dice despertándola, tratando de conversar con ella. — Asiento 67-A, Londres, el vuelo de las 11:30am, lejos de la ventanilla, como me pediste, — cuando viajaba en avión le ocasionaban nauseas estar en la ventanilla. — Gracias, — le dice sin siquiera girar a verla, ahí en la cama —… eres una excelente amiga, se le podía oír la voz entre cortada, había estado llorando otra vez, o no había cesado. Irma la abraza desde atrás. — Voy a extrañarte, amiga… llámame siempre…— le dice pegándose a ella cariñosamente. Obviamente la extrañaría, habían pasado tantas historias juntas, la había acompañado desde que inició su empresa, pasando por una separación, un matrimonio, bautizos, inauguraciones, y ahora un divorcio. La abrazó durante un muy largo rato, Felipa le tomó la mano y se la presionó, como agradeciéndole ese abrazo sincero. ***Viernes*** A la mañana siguiente Felipa es llevada al aeropuerto por su amiga, llegaron 2 horas antes como es propio de un viaje de avión. Ambas se despidieron en la entrada al aeropuerto, puesto que coincidieron que sería demasiado triste para ambas hacerlo en el momento de abordar. — Ve con cuidado, preciosa — le dice Irma a Juana con lágrimas en los ojos y tomándole de las manos — prométeme que me llamadas al llegar a Londres y encontrar un lugar… — prometo llamarte, amiga… mucha gracias por todo, de verdad… cuida a tu niño, esta grandote y muy guapo, pronto… Pronto vendrá con noviecitas, — sonríe. — Nada de eso — dice secándose las lágrimas y sonriendo — nada de chicas hasta los 21, nadie me quitara el cariño de mi bebé… Ambas ríen. — Ve con cuidado, Felipa…, ve con cuidado, espero que cuando regreses te sientas mucho mejor, yo sé que así será… — Eso espero, amiga… — la abraza y le da un beso en la mejilla. Coge su maleta y se dispone a entrar al aeropuerto. — Estaremos en contacto, amiga… — dice Felipa mientras se aleja camino al interior del aeropuerto de Catalina. Pero Irma sabía que era muy probable que no volviera a verla en mucho tiempo, de todos los golpes que había recibido Felipa este había sido el más fuerte y para superarlo necesitaría de tiempo, mucho tiempo. Irma secándoselas lagrimas sube a su auto y parte a casa. Felipa ingresa y se dirige al área de boletería para confirmar su boleto, poder pasar los procesos de revisión de equipaje y dirigirse a la sala de esperas del vuelo a Londres. Ignoraba que no estaba sola en ese lugar. A tan solo unos cuantos metros de ella, comprando un pasaje de ida solamente, se encontraba Juan, quien había llegado casi a la misma hora, puesto que ya sabía del complicado proceso hasta el momento del abordaje, aparte que aún no sabía a donde viajar. Había pensado en hacer un tour europeo para inspirarse, pero también pensó en el lugar al que siempre había querido ir, y nunca había podido: Londres. Él había planeado viajar con Felipa en los tiempos en que eran unos enamorados, pero no habían podido hacerlo por las prisas del trabajo, las fechas y el tiempo, luego de su separación los viajes se resumieron a lugares no tan lejanos, y con una temática más de vacaciones de verano que de turismos y paseos tranquilos, quizás esta fue la arzón por la que ninguno de ellos, ni él ni Felipa habían podido ir, puesto que era un destino que les hacía inmediatamente pensar en el otro. Ahora solos, era un excelente destino, sobretodo en épocas de invierno, tanto a Felipa, como a juan les encantaba la nueve, y por alguna razón Londres para ambos les daba un sentimiento de tranquilidad. — Sale en el siguiente vuelo a Londres, a las 11:30 por la zona de abordaje A34 — le dice la señorita en la boletería amablemente. — Muchas gracias… — le sonríe y sale de la fila camino a la zona que le corresponde para poder segur el proceso habitual de la revisión de equipajes y todos los protocolos de seguridad. — Asiento 68-A, pasillo… — dice leyendo su lugar en el vuelo —… al menos podré ir al baño sin joder a nadie — dice levantando los hombros y continuando su camino. Mientras avanzaba rumbo a su destino ignoraba que la persona que el destino había puesto junto a él en el avión era Felipa, ¿cómo se reencontrarías? ¿Cuáles serían sus reacciones? ¿Qué pasaría? ¿Acaso como dijo Cinthia, el final de algo es a veces el comienzo de algo mucho mejor? No lo sé. Lo que suceda en el interior de ese vuelo, es algo que dependerá absolutamente de Juan y de Felipa, de lo que hayan aprendido en todos estos años separados, dependerá de lo que haya en sus corazones, dependerá de lo que aun puedan sentir el uno por el otro. Ahora ella era una mujer diferente, muy diferente a la que él había conocido, el de la misma manera no era el mismo Juan que conoció a los 14 años, eran ahora una mujer de 42 años y un hombre de 45, ambos marcados por vidas duras, experiencias que sin duda alguno les han dejado una enseñanza. Lo que si es cierto es que es vuelo partirá a las 11:30am rumbo a Londres y en el interior, Juan y Felipa estarán juntos después de 15 años de no verse. Podrá ser este el final de esta narración, pero a la vez podría ser el comienzo de algo nuevo para ambos. ***FIN*** Franck Palacios Grimaldo 18 de abril de 2014 Dedicado a: Blanca Vasquez Machiavello y a Nadia Jaramillo.
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