franckpalaciosgrimaldo Escritor activo
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| Tema: Crónicas de un divorcio anunciado: crisis (parte 1) Vie Ene 25, 2019 9:27 am | |
| Tercera parte de la historia de Juan y Felipa, ahora la historia transcurre algunos años después del velorio de Mario, padre de Juan. Tanto el como ella tienen ahora nuevas parejas que los aman, y sus vidas han tomado rumbos diferentes e impredecibles. *** El impacto emocional en la familia de Juan luego del fallecimiento de su padre fue tremendo, el mismo David viajó desde España para acompañar a la familia de su esposa. EL diagnóstico del forense fue que Mario había sufrido un ataque cardiaco a raíz de un problema que había tenido al nivel coronario hacía ya algunos años atrás, pero que no mencionó a su familia. Al parecer Mario desde hacía mucho había estado en tratamiento, tenía amenazas de infarto, su doctor lo había sometido a dietas y regímenes de ejercicios a los cuales él estaba obedeciendo, pero aparentemente la emoción del momento había facilitado el infarto que sufrió. Esa noche negra la pasaron los3, Juan, Esther y Marina en el hospital, Cinthia llegó a primera hora al enterarse de lo sucedido, igual Manuel, David llegó esa misma noche, tomó el primer vuelo. Esther tuvo que ser medicada y estar en constante vigilancia debido al shock que sufrió, nunca imaginó que Mario moriría justo el día de su cumpleaños y pedida de mano. Algo que le dijo a Marina cuando estaba consiente fue que le dolía en el alma no haberle podido responder a su ex esposo, que si se quería casar con él. Juan por su parte se sentía devastado, había perdido a uno de los seres que más amaba en la tierra y estaba muy asustado por el otro, sabía que su madre no era tan fuerte como antes, aparte de haber perdido a su ex esposo, había perdido a su enamorado, ya que eso estaba viviendo un enamoramiento. Cinthia que estuvo con el todo ese día horrible fue su paño de lágrimas, así como el soporte emocional necesario, la mujer a la que se abrazó y pudo llorar libremente, lloró y lloró como lamentando su vida entera, quizás porque cuando estaba al lado de su madre no se permitía llorar, debía mostrar calma, fortaleza. Marina sin embargo había llorado casi tanto como su madre, junto con Juan, y junto a su esposo, más aun con su esposo ese día, era normal, amaba a su padre, sobre todo después de estos últimos tiempos en los que había cambiado la idea que todos tenían de él. Murió cuando más amado era, Marina y juan se arrepintieron de las veces que habían deseado que él no fuera su padre, o se habían quejado de alguna crítica u orden que él les dio cuando niños, así como del tiempo que no pasaron con él. Manuel como representante legal de la familia e encargó de firmal y de hacer los papeleos necesarios para comenzar con los tramites del velorio, ni juan, ni su hermana se encontraban preparados para esos ajetreos. Mario tenía la idea de ser cremado, ni juan ni su hermana sabían eso, fue Esther quien en sus momentos de lucidez lo dijo. Y así sería, se cumpliría ese deseo. EL velorio se realizó esa misma noche en la casa de Mario, donde alguna vez habían vivido todos ellos como familia. Juan no supo cómo agradecerle a Manuel la rapidez con la que trabajó ara tener todo preparado. De la misma manera, no sabía cómo agradecerle a Cintia el estar con él en ese momento, acompañando incluso a su madre, a su hermana, moviendo muebles, preparando café para los vecinos, familiares, amigos que llegaron en los dos días que velaron las cenizas de Mario. EL último día del velorio, poco antes de que la gente pasara a retirarse como era normal, llegó Felipa. Al parecer algunos amigos en común con Juan, a pesar del tiempo de estar separados, le comunicó o quizás lo vio en la prensa, Juan era conocido por sus libros en el país. Fue la última vez que se vieron, ella se acercó a saludar y presentar sus condolencias a la madre de Juan, a Milena y a su esposo, al cual le lamentó la situación en que se conocieron, Finalmente se acercó a Juan quien se encontraba en una esquina, quien no se había percatado de la llegada de Felipa, se encontraba dormido con la cabeza en el hombro de Cinthia quien lo abrazaba como si este fuera un niño, cuidándolo. No le costó mucho darse cuenta a Felipa que esa chica no era solo una amiga de él, había aprendido a reconocer las posturas de Juan al estar con alguien, principalmente una mujer, sabía que él no se dejaba abrazar por alguien cualquiera, menos una mujer, además la mano en la pierna de la chica, era una señal que ella no dejó pasar. Se acercó entonces a ellos. Cinthia levantó la mirada, ambas se vieron por primera, pero no última vez. — Esta descasando… — le dijo susurrando— no ha dormido casi nada. — Cinthia la había visto de saludar a la madre y a la hermana de Juan, ella sabía de la relación larga que él había tenido antes, por lo que presentía quien sería esa guapa mujer que se acercaba a ellos. Su detector de enemigas se activó, ella estaba enamorada y más unida que nunca a Juan, por lo que no fue objetiva en ese instante. — Solo quiero saludarlo y ofrecerle mi pésame… — dice Felipa en baja también. — Yo le diré que viniste — responde Cinthia — ¿Cómo te llamas?—le pregunta tratando de confirmar una teoría. — Felipa, yo… — como si la palabra hubiera viajado a través del aire hasta su hipotálamo despertándolo. Juan abre los ojos y entonces después de cerca de 6 meses la ve nuevamente. No supo que decir en ese instante, solo cruzaron mitradas, ella tampoco dijo una palabra esos segundos. —Iré por un poco de café — dice Cinthia, seguido de una clara aseveración de su dominio, le dio un rápido beso en los labios a juan el cual no pudo ni reaccionar. — Regreso — dice mirando fijamente a Felipa. — Lamento mucho lo de Mario, lo lamento de verdad… — dice Felipa, seguido de un abrazo de unos cuantos segundos. — Gracias, gracias, Felipa… — responde Juan separándose de ella. — No pensé que vendrías — le dice. — Conocí a tus padres durante muchos años, pasamos algunas navidades con ellos… éramos como una familia… tenía que venir — ¿viniste sola? — pregunta Juan. No, ella no había venido sola, Mariano la esperaba fuera en su auto, pero él no ingresó, se quedó esperándola, finalmente no conocía a nadie, y sabía que Felipa no tardaría. — No, vine con alguien…— solo eso dijo. —… Lamento que sea esta la forma de verte nuevamente…, me hubiera gustado que hablaran… — No es necesario que digas… — mueve la cabeza en negativa, no quería escuchar nada más, no quería escuchar que lo quería llamar, que lo quería ver, que lo extraño, el Juan que exigiría una explicación había quedado atrás, junto con su antigua forma de ver la vida, una vida en donde las explicaciones tenían sentido de importancia, las cosas pasan por que pasan —… No es necesario, Felipa… yo te entiendo, te ves bien, eso me alegra. — trata de dibujar una sonrisa. Felipa sabía que en ese momento explicarle algo no era preciso, y sabía que quizás después de ese día no volvería a verlo, o a hablar con él. Algo que le dolía en el fondo, igual que a él. — Creo que ya debo irme… — le dice con expresión triste. — Ok…, gracias nuevamente — le responde. Se abrazan nuevamente, un abrazo corto, rápido, pero en el que ambos se dieron cuenta de que en el fondo de sus ser algo seguía manteniéndolos unidos, aunque era un lazo cada instante más dedil y que no tardaría en romperse con el paso del tiempo, las experiencias, los amores nuevos, las experiencias nuevas. Luego de ese día, ellos no volverían a verse, hasta 5 años después. Cinco años en los que la vida de ambos ha cambiado muchísimo. Comencemos por Felipa ahora de 31 años: Tiene 3 años de casada, si, con Mariano, su relación floreció muy bien, lo que comenzó como un reencuentro de amigos terminó en un matrimonio, no quizás como el que soñó desde niña, pero si tuvo todo lo necesario como para calificar como uno que cualquier chica querría. Se mudó a otra ciudad, en donde no solo comenzó su vida de casada, sino también un nuevo negocio el cual le ha dado buenos frutos en estos años, se compraron una hermosa caza como ella siempre quiso, en un vecindario amigable, con jardines y bellos parques, colegios cerca, súper mercados cerca, todo lo necesario para ser feliz. Mariano el marido perfecto, la adora, la engríe, cuida de ella, siempre en casa a las 7 para cenar con ella, rosas en la semana, chocolates los viernes, desayunos en la cama los domingos. ¿Problemas? Ninguno, se llevan perfectamente bien, solo uno podría ser un problema, ella lleva más de un año intentando quedar embarazada, pero aún no ha tenido suerte con eso, lo que ha comenzado a estresarla porque lo desea mucho, se ha convertido en casi una obsesión para ella, Irma, quien ahora es la administradora de la casa de diseños de ciudad Catalina, le dijo que siempre demora en llegar que no se rindiera, pero Felipa se sentía preocupada, puesto que ya habían intentado de todo. Por su parte juan, ahora de 35 años, con algunas canas que comiencen a asomarse y algo más de frente: El también se había mudado, ya no vivía más en el apartamento de Mariano, quien seguía siendo su representante, en él no ha cambiado mucho, sigue trabajando, embriagándose y acostándose con mujeres, ahora Juan vivía con Cinthia en un edificio en la misma ciudad, pero más grande, con una hermosa vista al mar. Se mudaron a los 3 años de relación, el compró el edificio con lo que ganó con la publicación de la segunda parte de su novela publicada en España hacía ya un tiempo, que por cierto fue un éxito también. Entre los cambios de los últimos años es que dejó de dar clases en la universidad para dedicarse a escribir a tiempo completo, dado que los últimos 3 años había escrito sin parar, novelas exitosas tras novelas, todas con críticas excelentes, dos de esas traducida a italiano y al francés, best seller en España, best seller en el país. Su sueño de siempre se hacía realidad, podía fácilmente vivir de la escritura, era reconocido, lo entrevistaban en las televisoras, le pagaban por escribir en el primer diario nacional, todo le estaba yendo fenomenal, y no solo a él, su relación con Cinthia quien acabó la universidad hace un año con honores como Licenciada en literatura y lenguas, pero no solo eso, a sus 23 años se había hecho un nombre en la literatura nacional gracias a sus dos primeros libros de la trilogía “Apasionada y rebelde”, lo que había dicho Juan resultó ser verdad, se había ganado un lugar en los estantes de la librería, y a pesar de ser la enamorada del exitoso escritor Juan P. V. eso no había influido en su éxito, dado que sus lectores eran diferentes, al igual que sus géneros, Cinthia era la primera escritora erótica en el país en recibir un premio por una trilogía que aún no acababa, y que desde ya estaba creando mucha expectativa, Manuel, también su representante ya estaba en conversaciones para firmar con editoriales españolas, solo necesitaba encontrar la mejor propuesta de muchas que ya habían. Juan y Cinthia eran la pareja ideal, noches de sexo apasionante, viajes en vacaciones, y aunque el trabajo de Cinthia en la biblioteca nacional como traductora la mantenía ocupada, siempre se hacía tiempo para escribir, al igual que juan había encontrado el gusto por la escritura antes de dormir, después de hacer el amor. El romance entre ellos siempre acompañado de las palabras perfectamente dichas, el cumplido perfecto, ¿discusiones? ¿Cómo discutir con alguien que sabe siempre que decirte? No tendría sentido, ambos se apoyaban cuando se truncaban, ambos se revisaban minuciosamente sus novelas, ambos competían por los best sellers y se enorgullecían de los triunfos del otro, ambos habían sido felices estos 5 años. En tanto a su madre, pues después del fallecimiento de su padre pasó un tiempo deprimida, donde el apoyo de sus hijos fue fundamental, y lo que terminó por sacarla de su depresión fue que Marina estaba embarazada, hoy su pequeño niño tiene 4 años, y Esther vive en España con su nieto y su hija, Marina se la llevó para que la ayudara y no estuviera sola en la ciudad. Las ultimas 4 navidades Juan y Cinthia han viajado a España a pasarla con ellos, y como la familia de Cinthia no era de celebrar las fiestas, no había problema en que ella se fuera del país en esa fecha. Han sido 5 años fantásticos para todos, éxitos profesionales, éxito en el amor, un nuevo miembro de la familia, Juan estaba cada vez más convencido de que Cinthia era la mujer de su vida, y ella lo amaba, no había dejado de amarlo desde ese día en su apartamento. Juan estaba seguro de sus sentimientos, estaba seguro de que quería pasarse la vida con ella, y había aprendido que las oportunidades no se desperdician, no se debe perder el tiempo, un día estas vivo al otro estás muerto, eso se lo había dicho Cinthia, palabras que lo habían impactado. Por esa razón sin que ella supiera, sin que se lo imaginara él había pensado mucho su última decisión. Habían sido 5 de los más emocionantes y hermosos años de su vida, había olvidado por completo a Felipa de la cual jamás volvió a saber nada, el departamento que habían comprado juntos terminó vendiéndose y le llegó el cheque, así de simple, era feliz y quería por primera vez en su vida, de corazón, casarse. Se lo propondría el miércoles, cuando cumplan exactamente 5 años de enamorados. Ya tenía el anillo, la reservación en un lujoso restaurante y aunque en estos años ninguno había hablado de ese tema, pues el sentía que al igual que él, ella, también sentía que ya era tiempo de dar un paso más en su relación. ***Lunes*** Juan y Manuel conversan en el enorme balcón de su apartamento, observando la bella vista de la playa con unas cervezas heladas. Su viejo amigo había venido de visita, como era costumbre algunas veces al mes. Juan le contaba acerca de sus planes con Cunthia. — Tu sí que eres estúpido…— le dice Manuel a su amigo juan. — vamos, ¿no piensas que llega un momento en el que uno debe madurar y… dar ese paso? Ya tengo 35 años… creo que es una edad excelente, además estoy muy enamorado, quiero hacerlo… — dice y bebe de su cerveza — sé que es una decisión complicada, pero estos años al lado de Cinthia me han demostrado que no hay anda que pueda separarnos… Manuel sonríe y responde: — Bueno, te lo dije una vez hace muchos años y te lo repito: EL matrimonio solo sirve para fastidiarlo todo…, yo al menos me mantengo al margen, pero eres mi amigo, mi cliente y pues te apoyo; tú y Cinthia hacen una buena dupla, se les ve con mucho futuro…además ella sabe divertirse, me cae muy bien… es casi tan alcohólica como nosotros… ¿a qué hora regresa por cierto? — dice mirando al interior del Departamento. — Hoy sale tarde, llegaron unos libros nuevos a la biblioteca, los está revisando, están en un idioma extraño, ya sabes cómo es ella… — le dice. — Si, resultó ser más que un simple cuerpo esa chica… es muy inteligente y profesional… — dice sonriendo. — Lo sé, lo sé, por eso — Busca en su bolsillo —… esta mañana compré esto, — dice sacando de su bolsillo una cajita, en su interior un hermoso y muy costoso anillo de compromiso. —… ¿Qué te parece? Dime si no es algo digno de ella. Manuel lo toma y lo observa. — Vaya, viejo… sí que es una piedrota… ¿Quién diría que no? Si me lo propones a mi te diría que acepto… — comenta. Juan ríe. — Ella lo vale, — dice sonriendo —… también tengo la reservación hecha para el miércoles, en el “délices du ciel”. — Tú no escatimas en gastos…, — bebe de su cerveza. — No nos va anda mal…, — bebe también —…, y es bueno darse gustos de vez en cuando, sobretodo en ocasiones tan especiales. — Hablando de ocasiones especiales; el sábado en la mañana tienes una conferencia en la universidad de “Malanera”. —Una ciudad al sureste — Es medio día de viaje en avión, no lo olvides. — No, no lo olvidaré, pero iré en tren, aunque demora más, sabes que me encanta viajar en tren es más… tranquilo. — Si quieres vete en bicicleta, pero no puedes faltar. Es importante, es una universidad de mucho prestigio, y pagaron lo que le pedí… que no fue poco… — Sé que es importante, he estado preparándome, sabes que a veces extraño estar frente a alumnos…— responde. — Podrías enseñar en la universidad que desearas… sabes que tienes propuestas de las mejores, no solo en el país…yo que tú me largaba de esta ciudad… — Consume mucho tiempo…, y estos años he estado muy activo, no podría con todo, quiero agotar la inspiración primero, luego quizás regrese a la catedra, por ahora las conferencias es una bonita forma de acercarme los alumnos interesados en la literatura…— bebe de su cerveza. — Mientras sigas sacando historias tan buenas como hasta ahora has lo que te plazca, hermano, estos últimos años han sido de bonanza, menos mal he estado ahorrando mucho, espero hayas hecho lo mismo, nunca se sabe cuándo la buena racha se acaba… salud — choca botellas con su amigo. — Descuida, tengo suficiente dinero ahorrado para vivir bien durante mucho tiempo, — sonrie y bebe. Entonces Manuel observa algo que llama su atención. En el balcón inferior una hermosa jovencita sale a tomar aire en diminutas prendas veraniegas, que desde la posición donde estaban permitía tener una vista privilegiada de la anatomía de la joven. Principalmente del área más resaltante de su cuerpo, sus enormes pechos. — ¿Quién es esa hermosura? — pregunta Manuel inclinándose para observar mejor, puesto que el balcón del edificio de abajo estaba un poco más saliente que el de Juan. — Es Sandra, la hija de mis vecinos… viene de vez en cuando… — responde y bebe. — Vaya… que hermosa… este edificio lo tiene todo, mira esas tetas… — sonríe. — Tiene 18, puede ser tu hija… — le responde. — Pues no menos mal no lo es — le guiña el ojo y choca su cerveza con Juan —, Con razón trabajas en casa. De Sandra hablaremos más adelante, pues su participación en esta historia puede llegar a ser importante en su momento. Por otro lado, Felipa en su oficina conversaba por teléfono con Irma. La ponía al tanto de las últimas noticias. —… vino la regla — le dice decepcionada a su vieja amiga. — Ay amiga, no te sientas mal, sigue intentando… tarde o temprano vas a darle al blanco… — le respondía, también desde su oficina en la otra ciudad. Ambas conversaban mientras revisaban planos, algunos muestrarios de alfombras y demás cosas relacionadas con su trabajo en la agencia de diseño de interiores. — Si, pero comienzo a desesperarme, Irma… comienzo a pensar que tengo algo malo…si fuera así no sé qué haría… ya quiero ser mamá…, la otra ves que hablé con mi padre me preguntó que cuando será abuela nuevamente… no supe que decirle, no tengo idea de cuando… calcule que al poco tiempo de casarme pero mira…. Aun nada… — ¿y si el problema fuera Mariano? — pregunta Irma. — EL me contó que a los 21 se hizo un conteo de espermas por un golpe que sufrió, le dijeron que era perfectamente fértil… — A los 21, ya tiene 32 años… — refuta. — Nadie se vuelve estéril de un momento a otro… — responde Felipa. — Bueno, entonces deberías hacerte un estudio general de tu sistema reproductor… ¿Por qué no te lo haces? — le pregunta. — así te quitas la duda… — Eso he pensado… creo que mañana iré a la clínica y me hare unos exámenes… ¿sabes cuánto tardan los resultados? — pregunta. — Pues cuando yo me hice algo así en una clínica aquí en esta ciudad al menos pues… tardó solo 2 día en salir los resultados, como estas menstruando creo es propicio que vayas mañana mismo. — Ok, eso haré amiga… — y no estés preocupada, si te estresas también tendrás problemas para quedar embarazada. — Sí, he oído eso… — dice acerándose a su escritorio. — Por cierto, te envié los modelos nuevos de tapizado que me pediste… ¿llegaron? — pregunta. — No, aun no, seguro llegaran mañana. — responde. Esa noche, Felipa y Mariano. Ella terminaba de alistarse para ir a la cama, el acostado la esperaba, mientras escribia algi en la computadora. — Mi amor, mañana tengo una cita en la clínica — le dice está sacándose los aretes en el baño. Este levanta la mirada y pregunta: — ¿Cita para qué? ¿Te sientes mal? — se saca los lentes y cierra la laptop. — Para hacerme unos análisis de fertilidad…, — dice acercándose al marco de la puerta y observándolo —… hoy vino la regla…. — Pensé que esta vez lo habíamos conseguido… — responde el colocando la laptop e la meza de noche. — Solo se me retrasó un día, que cólera — apaga la luz del baño y se acerca a el sentándose en la cama —… por eso sacaré una cita, ya hemos intentado todo lo natural, así que sin duda debo tener algo, espero no sea nada malo, mi amor…— dice entristecida. — Descuida, — dice acercándose y colocándole la mano en el hombro — no debe ser nada, quizás solo necesitas algunas vitaminas, o algunas hormonas, — le da un beso — todo estará bien, tendremos ese bebé… Ella se abraza a él. — Deseo mucho ser madre, Mariano… y sé que tú también lo deseas… quiero dártelo, si no pudiera… me sentiría muy mal… — Dice con una clara expresión de tristeza y decepción. Pero la verdad es que Mariano no perdía el sueño por ser padre, él pensaba que su matrimonio iba perfectamente bien, es por eso que no se sentía realmente mal por la situación, aunque si por como esto afectaba a Felipa, pues la amaba. No había sido capaz de decirle que él no quería ser padre, puesto que ella estaba muy ilusionada. — Amor, no debes preocuparte, tanto… siempre hay tratamientos, y esas cosas, además, aun somos bastante jóvenes… — le sonríe. — Si, pero mientras más años pasen es más difícil para la mujer procrear, y hay más riesgos…, no quiero eso, por eso mañana iré a hacerme esos análisis…, — levanta la mirada hacia el — hare todo para darte un hijo, mi amor — le dice y lo besa. La expresión de Mariano no es precisamente la de alegría. Por su lado esa noche en Catalina juan salía de la ducha, listo para una noche de pasión con su amada Cinthia quien lo esperaba en la cama seximente vestida. — Vamos, juan… ven ya… ¡vamos! ¡Estoy muy caliente, mi amor! — decía Cinthia tan seductora como siempre. — ¡Ahí voy, no desesperes, amor! ¡Te tengo una sorpresa! — le dice mientras se alistaba. — ¡Vamos, juan! ¡Ven aquí, estuve escribiendo una escena que quiero recrear contigo! — le decía entusiasmada, sobrando sus piernas entre sí, mordiéndose los labios. Entonces juan Sale del baño, pero con algo particular, traía una máscara de cuero, un látigo en las mano, y una correa con adornos metálicos, estaba vestido de un sodomizado sensual. Cinthia no puede evitar reir. —¡¡Prepárate, mujercita!! — Le dice juan también sonriendo — ¡Voy a lastimarte! ¡Harás lo que diga! — dice acercándose y jugando con el látigo, golpeándolo en el borde de la cama. — ¡No! ¡No señor sodomita! — Decía jugando Cinthia — ¡no me lastime! ¡nooo! ¡Haré lo que me pida! ¡Todo! Todo… — le dice. — ¡Más le vale…! — dice y se acerca a ella. Entonces comienzan a jugar en la cama, que era un aspecto de su relación en el cual nunca habían problemas, hasta ese día. Algunos minutos más tarde Juan estaba sentado en el borde de la cama, aun con la máscara puesta. Cinthia en medio de ella con expresión de comprensión. — Quizás… esa tanga de cuero está muy apretada y… por eso… — dice ella, él lo interrumpe. —Nunca me había pasado, amor… — dice juan — me siento tan mal… —dice cabizbajo — No importa, seguro… estas estresado…, lo del sábado a lo mejor te tiene así… hace mucho que no das una conferencia… — explica. — Claro que no, di una hace un mes en Palata no es eso… estúpido pene… — reniega y se saca la mascara. — Bueno, quizás… no se a cierta edad, los hombres… — insinúa. Juan se pone de pie algo ofuscado. — ¿Qué? No… no, aún estoy muy joven…, — da unas vueltas — solo el sábado había hecho el amor como animales, ¿recuerdas? Fueron como 5 veces… — Lo sé, no dije que estés viejo, solo que quizás necesitas más tiempo para recuperarte y… poder seguir, es normal… yo también me canso… — ¡falacias! Tú eres insaciable…— dice sentándose nuevamente dándole la espalda a Cinthia a los pies de la cama. Ella se acerca por detrás y lo abraza. — Oye, no te sientas mal ¿sí? seguro después vas a estar de lo más funcional, solo… es un accidente, una cosa insignificante… eres el mejor amante que puedo tener…, y si me dejas satisfecha, no te sientas mal… — le da un beso y lo abraza fuerte. Juan no sabía cómo explicar lo sucedido, el siempre había sido bastante funcional en al cama, y aunque los últimos años se agitaba más, se cansaba más, a comparación con Cinthia, pues siempre lograba terminar las sesiones amatorias de manera triunfal junto con ella, esta ocasión que salía de lo común le perturbaba, porque quizás, como había pensado alguna vez pues la diferencia de edades se había evidente, ella tenía recién 23 años y el 35, y aunque no era natural que a esa temprana edad tuviera problemas de disfunción, el hecho lo preocupaba muchísimo. ***Martes*** A la mañana siguiente, Juan buscó a su Manuel para contarle su situación. Se vieron en un café en el centro, cerca de la oficina de Manuel. — ¿ósea no se te paró? — dice Manuel mientras endulza su café. — ¿Por qué no lo gritas? Hay gente en la otra calle que quizás quieran saber de mi problema.—dice con sarcasmo. — Vamos, Juan no seas exagerado, a todos los hombres les pasa alguna vez…. — le dice. — ¿a ti también te ha pasado? — dice levantando las cejas. — mmm… no, a mí nunca… y tengo 40 años… — responde. — Así me animas… — dice con sarcasmo también —…pensé que era algo común… — Si, pero no en mi familia, todos somos unos sementales…, — bebe de su café — y bueno, ¿a qué lo atribuyes? ¿Solo a tu edad? no lo sé… —Pues que más puede ser… ¿estrés? No lo creo… — ¿Pues entonces? ¿Cinthia tiene estrías? ¿Celulitis? — pregunta. — ¿A sus 23? Tiene piel de porcelana… sigue hermosa, yo soy e que está cada vez más “distinto” hasta tengo panza… — Te dije que no era bueno siempre estar sentado…, debes ejercitarte, yo siempre corro los fines de semana… — dice. — Quizás deba dejar el alcohol, el café… — Quizás debas relajarte…. — entonces Manuel piensa unos instantes — y si fuera eso del matrimonio… ¿podría ser eso el estresor? — le pregunta. — No lo sé… ¿Por qué me afectaría? Estoy decidido a hacerlo… — Pues que coincidencia, piensas en matrimonio, proponérselo a Cinthia y no te funciona el instrumento… ¿no es mucha coincidencia? — le pregunta. Juan lo piensa unos instantes, casarse era una decisión muy importante, quizá inconscientemente le preocupaba, lo que se reflejaba en su potencia sexual. — Pues puede que tengas razón… — le dice a su amigo. — Creo que la tengo…, si yo pensara en casarme seria como decirle a mi amigo — señala a su entrepierna — que no volverá a ver a sus tantas amiguitas…., eso le causaría algo de depresión… — Pero mi “amigo” sin diminutivos…, no tiene muchas amiguitas, solo… tiene a una… ¿Qué le puede preocupar? — pregunta. — No soy psicólogo de penes…, — responde — pero quizás tu amiguito aún guarda la esperanza de que… no sé, le presentes amigas nuevas… — ¿Qué dices? No… yo amo a Cinthia… no quiero otras mujeres… — Entonces no sé, igual te pasó con Felipa… ¿recuerdas? —le dice. — ¿a qué te refieres? — pregunta. —Que hasta tus 28 o 29 estuviste preso de una sola mujer…, solo hacías el amor con ella, estabas con ella, todo era ella… te dejo y conociste a Cinthia, algo nuevo en tu vida…, y no me dirás que cambio rotundamente mucho en ti… — Es verdad, no lo negaré estar con Cinthia en un comienzo fue muy excitante, emocionante… y lo sigue siendo…, el sexo con ella es fabuloso…siempre me hace sentir renovado, inspirado… — responde. —Sí, pero ahora piensas en casarte con ella…, o sea joderla toda… piénsalo así: será la última mujer a la que le hagas el amor…, la que besaras, claro si respetas el matrimonio. Mira, yo los quiero a los dos, me encantan, pero pues como hombre te digo que el matrimonio es una cárcel de penes… esa es mi teoría, no sé qué creas tu conscientemente, pero en el fondo, sé que eres “hombre” y esa parte tuya que sabe que se va a acabar la posibilidad… de conocer otras amiguitas….está reaccionando, es como un grito de ayuda. Aún sigo pensando que pones a la mujer en un altar cuando estás enamorado… y para querer casarte debes estar muy enamorado… — Eso quiere decir que la idea de casarme me está afectando… según lo que dices en el fondo no quiero casarme…— dice pensativo. — En resumen, así sería… regresarías a lo mismo que tuviste con Felipa hace años… y supongo que no lo deseas…, ese recuerdo te está afectando… — Pero… si quiero casarme con Cinthia… quizás solo es transitorio… hoy lo intentaremos nuevamente… — le dice a su amigo. — Bueno, solo te digo lo que yo pienso y por más que quiero mucho a Cinthia, pues como hombre es normal que desees a otras mujeres, solo que tú… siempre rehúsas la idea… como si por acostarte con otra significaría que tuvieras que amarla o quererla si quiera… solo te ayudaría a sentir que varias de vez en cuando — dice poniéndose de pie y terminando su café — mira, no lo tomes a mal, pero creo que no eres de esos hombres de familia… te conozco bien, no estas hecho para el matrimonio… con Felipa desaprovechaste la adolescencia, que para mí significa: sexo, sexo, sexo y más sexo, igual que la universidad…, tarde o temprano eso te pasara factura. — Eso es ridículo… — dice. — No, no lo es… y el tiempo me dará la razón, si quieres casarte tienes mi apoyo, te pago la luna de miel donde tu desees, eres mi mejor amigo, pero de ahí a que piense que es lo mejor para ustedes… la verdad es que no lo creo, pero así es la vida, una serie de sorpresas… — mira su reloj — tengo que regresar, tengo trabajo, viejo. — sí, yo también, y bueno en parte debes tener razón, amigo, gracias proe escucharme. —se pone de pie también. Juan deja unos billetes en la meza. — Te acompaño a tomar tu taxi, — dice Manuel dirigiéndose a la salida. Ya afuera Manuel se despide. — Si sigues con el problemita, luego del Miércoles, quizás puedas optar por las famosas pastillitas… — sonríe. — Que chistoso… — responde. Un taxi se detiene y juan sube. Este regresa a casa, todo el camino pensando en su situación, quizás su amigo tenía razón, quizás la idea de casarse en el fondo si lo estresaba, quizás más que ser una decisión por amor verdadero es solo una forma de sentirse mejor con respecto a las relaciones, dado que su primera experiencia con el tema de casarse no salió para nada bien. Se preguntaba si es que de verdad quería casarse o es que le asustaba que al final terminara como pasó con Felipa. Y aunque Cinthia era muy diferente a ella la idea estaba en él. Por un lado no quería perder la oportunidad, por otro lado le preocupaba como esto les afectaría. Juan nuevamente entraba a una etapa de cambios en su vida, luego de 5 años viviendo despreocupado, sin planear las cosas, sin preocuparse, ahora comenzaba a querer vivir de una manera más segura, tenía estabilidad económica, estaba teniendo éxito, era feliz con Cinthia, una parte de el de verdad quería que unieran sus vida definitivamente, pero era cierto que cierta parte se asustaba. Esa mañana por su parte Felipa había ido a la clínica hacerse una serie de análisis, le tomó toda la mañana hacerlas, le dijeron que sus resultados estarían el jueves en la mañana que podría pasar a recogerlos cuando pudiera. La doctora que la atendió le había dicho que no se preocupara, pero ella era una mujer muy ansiosa, algo que no había podido cambiar de su personalidad, y cuando tenía una idea en la cabeza se perturbaba hasta confirmar o descartar sus dudas. Le preguntaron si habían antecedentes en su familia de abortos, o de embarazos de riesgo, pero no era así, su mamá tubo solo dos hijas, sanas, planeadas y no tubo complicaciones, su hermana tuvo gemelos, a los 3 meses de casarse ya estaba embarazada, su abuela igual, en su familia no habían historiales de problemas para procrear, ella era aparentemente la única en tener dicha complicación. Esa noche juan y Cinthia intentaron nuevamente tener una sesión amatoria. Esta vez sin tanta indumentaria, Cinthia comenzó haciéndole un muy sexy baile a Juan quien la esperaba en la cama acostado muy emocionado estaba reaccionando favorablemente a los estímulos visuales de su joven pareja la cual comenzaba a desvestirse lentamente mientras seducía con la mirada y movimientos lentos y sensuales a Juan. —... Esta vez si te voy a castigar… te has portado muy mal, niño — decía Cinthia acercándose poco a poco con tan solo su pequeña diminuta ropa interior encima. — He sido un chico, muy malo, Profesora… necesito que me haga daño — le decía muy excitado. Ella se lanzó sobre él y comenzaron a divertirse, todo parecía ir bien. Unos cuantos minutos más tarde. — Te juro que comienzo a odiar a mi pene — dice Juan sentado a orilla de la cama. Cinthia Sentada tras el trataba de hacerlo sentir mejor. — No tenía tantas ganas de todas formas, amor — le dice. — ¡No me engañes! — le dice brindando de ahí. — Tu siempre tienes ganas… y yo... yo no quiero funcionar, maldita sea… ¡ya estaba duro! ¡Duro! — Bueno, quizás… necesito usar algunas prendas que te exciten…, quizás deba disfrazarme… ¿te gustaban las enfermeras… — No, no... No eres tú, soy yo, amor… — se sienta nuevamente. — Creo que quizás deba buscar ayuda…— dice. — Si así lo crees… entonces está bien, amor, ya no te preocupes, vamos a descansar, mañana tengo trabajo… pero llegaré temprano para arreglarme, dijiste que iríamos a cenar… — lo abraza — además mañana cumplimos 5 años de enamorado, anímate... te tengo una sorpresa. — le dice sonriente. — Si, lo sé, yo también te tengo una sorpresa, amor — le dice sonriéndole. — te amo mucho, lo sabes. — Yo también te amo, Juan. Se besan tiernamente. — Ahora vamos a descansar — le dice ella jalándolo a la cama. ***Miércoles*** Continua parte 2 | |
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