RECORDANDO
COSAS DE LA VIDA.
A veces me sorprendo cuando de repente tengo un momento en el día para pensar y descubro cuanto he vivido, los días han pasado dejando marcas en el rostro y una innumerable cantidad de experiencias que hoy se reflejan en recuerdos.
Es difícil creer que los hijos ya son personas adultas, Pablo con casi 40 y Débora que dejó hace un par de años los 35, ambos me regalaron nietas hermosas. Mis hijos son mi orgullo, personas de bien respetuosas y honestas que aman y luchan por sus familias y eso es el mejor premio que pudo darme la vida.
Cuando nació mi primer hijo estaba muy asustado y preocupado, tanto, que no dejé espacio para la felicidad de ser padre, es que la responsabilidad de formar y cuidad de un ser tan indefenso fue para mis jóvenes años una experiencia muy fuerte, recuerdo que lo primero que hice cuando recibí la noticia que Susana estaba embarazada fue ir corriendo a decírselo a mi padre y comentarle mi preocupación, me abrazó feliz y me dijo que no me asuste que piense que cosa era lo mejor para mi hijo y si bien era posible que me equivocase los errores siempre iban a ser muchos menos que los aciertos.
Luego descubrí que son los hijos los que te enseñan a ser padre y que el único requisito que se necesita para aprender es… amarlos.
Hoy disfruto con mi compañera de vida, de hijos y nietas, soy feliz a pesar de los achaques de la edad que me impiden hacer todo lo que me gustaría, sin embargo, sería un angurriento si pretendiese tener todo, aprendí que para recibir algo en la vida también hay que saber dejar algo y que nada es para siempre, que las cosas se sufren y disfrutan en el momento que suceden, por eso trato de vivir cada día intensamente y agradezco estar vivo.
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Ricardo "Cocho" Garay
"Sólo soy un soplo de vida en la eternidad"