Norte

El norte es solo un punto cardinal, aunque algunos digan que es algo que dirige los pasos. Mi norte, era el que la brújula de mi corazón marcaba, hacia donde me dirigía, sin llegar jamás. Pero eso fue hace mucho. Mucho tiempo ya. A veces, es mejor no llegar, seguir en el camino con sus imprevistos, sus sorpresas, sus lágrimas. Llegar es terminar. No tener más que hacer. ¿Dónde queda el norte entonces? Donde la paz duerme cuando el camino se cierra? Donde los ojos descansan para dejar de ver?.
¿Qué puede pasar si dirijo mis pasos hacia el sur? Si pierdo el norte o al menos intento disimular su presencia.
Alguien me dijo un día “tu norte” “tu estrella” está más allá. Ese día me pregunté cómo podía saberlo. Tuve miedo de perder si seguía el destino y no asumía el desafío de pensar por mí misma. Pero quedándome podía perder también si ese alguien tenía razón.
Pasó el tiempo y en la ruta de la vida sigo caminando, a veces siento deseos de descansar, pero quiero saber qué hay más allá, nunca lo sabré, aunque no deje de caminar. Tal vez la brújula fallaba, tal vez hace tiempo me perdí y no me di cuenta. Pero mejor no saberlo. El misterio alimenta, el suspenso impulsa. Estoy segura que el norte es solo un punto cardinal más. Quién sabe, tal vez estoy caminando en círculos y el norte es un mito más.

Nilda, me hago también tantas preguntas con respecto a nuestro caminar. Esto hace parte creo del libre albedrío y de los muchos caminos que tenemos para escoger, sin embargo las dudas siempre quedan: ¿Debemos ir al norte? ¿al sur? Y si hubiéramos ido en sentido contrario, ¿hubiese sido mejor? Barajas que el destino, o la vida, o nosotros mismos tenemos y debemos asumir.

Felicidades.

Nunca sabemos cuál es nuestro norte sino hasta el momento que decidimos usar la brújula y quizá, sea mejor no usarla y dejar que sencillamente el mar nos lleve a la deriva hasta encontrar esa estrella. A veces nos empeñamos tanto en buscar nuestro norte que perdemos de vista otros horizontes y si decidimos por uno en vez de otro , también tiene su costó.

Buen relato que invoca a la reflexión.

Saludos,

Ignacio

Lindos aportes. Gracias.
Nilda