Mi última fuga

Había muerto el tío de la mina que se cogía Alberto. Después de paladear su caña, me invitó al velorio y salimos del bar. El intenso frío nos despabiló la modorra del alcohol. Cuando llegamos no había mucha gente. Era cerca de las tres de la mañana y sólo quedaban la flamante viuda y una de las hijas. La mina de Alberto se había ido; se cansó de esperarlo. Saludamos con la formalidad que requieren estas visitas y nos presentamos. La viuda no nos conocía y ni siquiera se acordaba de la sobrina que salía con mi amigo. La dejamos que siguiera el rosario y nos paramos uno a cada lado del féretro. El rostro inefable del viejo expresaba una paz extraordinaria. Yo sentí envidia del viejo: se había terminado el tortuoso trajín de su miserable vida.
Yo quería mucho a Alberto, a pesar de que era un rufián, un ratero y un golpeador de mujeres. Mientras contemplábamos el cadáver, Alberto intensó desprender una de las manijas del féretro, pues eran de cobre y en el mercado de chatarra pagan bien el kilogramo. Eso sí era una profanación, además de ser un hurto de la peor calaña.
Nos despedimos de las mujeres y salimos a la calle. El frío había aumentado, una niebla espesa se había posado sobre la calle y ningún transeúnte se divisaba. Caminamos unas cuadras y nos metimos en el prostíbulo de la Porota, vieja camarada de robos y estafas callejeras. En aquel antro trabajaba Carmen, la mina de Alberto. La Porota nos dijo que Carmen estaba con un cliente. Nos trajo wiski y nos ofreció el servicio gratuito de una colombiana recién llegada. La Porota estaba feliz por la nueva adquisición: era una morena muy atractiva, de unos dieciocho años, según dijo. Alberto quería guardar su deseo para Carmen, pero yo me entusiasmé con la propuesta de la Porota, además ella quería que el servicio fuese un examen para la morena. Al rato, la Pororta se metió en una pieza y trajo a la colombiana. Estaba vestida muy bien y emanaba un perfume exquisito. En sus ojos había sufrimiento, inocencia y sensualidad. La llevé a un cuartucho y la disfruté hasta el cansancio. Fue increíble. Era hermosa y cogía con maestría, además de chuparla con virtud. Le hice preguntas, pero fueron en vano. La morena se mantuvo tan callada como el tío de Carmen. Cuando salí, Alberto estaba en otra pieza con su mina. Probablemente haciendo el amor luego de disculparse por llegar tarde al velorio. Esperé a que saliera, nos despedimos y partimos rumbo a la calle.
No teníamos sueño y caminamos largo rato sin rumbo. Alberto quería fumar, pero fue en vano buscar algún local abierto a esa hora. En una esquina divisamos una transacción de drogas. Un coche de lujo le pasaba plata a un pendejón de unos veinte años. Cuando llegamos a él, ya solo, le compramos unos fasos. Seguimos vagando mientras fumábamos el delicioso cannabis. A pesar del letargo y los colores, nos invadió una extraña lucidez. Pensamos entrar en una casa en la que vivía un matrimonio de ancianos. Hacía tiempo que vigilábamos el lugar. No recuerdo qué hicimos desde ese momento, sólo sé que despertamos en la pieza que yo alquilaba. El motín pude inspeccionarlo como a las diez de la mañana. Eran joyas y unos pocos pesos. Alberto se llevó casi todo y no lo vi hasta el entierro del tío de Carmen, durante la tarde.
Los primos de Carmen eran de una calaña peor que la nuestra. Así que aprovechamos el entierro para hacer sociales y levantar quiniela clandestina al que lo desease. Como era de esperar, la mayoría le ponía plata al 47, “El Muerto”, en los sueños. El sorteo nocturno era a las veintiuna horas. Cuando me separé de esa gente, salí solo con la plata de las apuestas. Primero pensé que sería bueno jugar en la quiniela oficial, porque eran muchas apuestas al mismo número, y si llegaba a salir, nos veríamos en apuros para responder por tantos premios. La cosa fue que no jugué en la Agencia Oficial, sino que pasé toda la noche bebiéndome la plata de la quiniela. Al otro día, me entero que el maldito 47 se había dado a la cabeza en la quiniela provincial y en la nacional. Aquel viejo de mierda había alterado los bolilleros desde el cielo o, mejor dicho, desde el mismísimo infierno.
Ahora estoy fugado de la provincia. Alberto me quiere matar porque no le di su parte y porque perdió a Carmen, además de que los primos de ella lo quieren reventar. Encima de todo, hace dos días me entero de que la colombiana del prostíbulo apareció muerta en una zanja, horas después de acostarme con ella. Dice la televisión que los forenses han hallado ADN de dos hombres en su cuerpo. Así que, como ven, estoy hasta el cuello. Los primos de Carmen, Alberto y la policía, reclaman por mi cabeza. No sé hasta cuándo soportaré, lo cierto es que no les será fácil dar conmigo. Hoy mismo parto para el campo, conozco un puestero que vive solo en el desierto, rodeado de soledad y cabras. Cuando llegue lo voy a enterrar en el corral y me quedaré allí hasta que se olviden de todo. Hasta ahora, sólo los usuarios de este portal literario conocen la verdad, y como la mayoría de los policías no leen (ni siquiera los usuarios de aquí), estaré a salvo un buen tiempo. Que estas líneas sean mis últimas palabras con la sociedad, en unas horas me borro.

Hasta siempre,
El Vandolero con V.

Gracias por sus comentarios, Jaime. Dicen que mis relatos son brutales...pero en fin, no creo que haya un estilo académico para expresar esta clase de barbaridades.

Por otro lado, mi personaje es de esos rufianes difíciles de meter en cana ja! Eso sí, respeta más a los canas veteranos que a los nuevitos...y ni hablar de los retirados que aun portan arma, pues tienen más mañas que el zorro.

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Buen ensayo sobre la vida de los marginados. El lenguaje crudo le da realismo, aunque alguna descripción, y sobre todo el final, lo arriman al “cómic”.
Un buen manejo del ritmo, que no decae, obligan a leerlo con avidez.
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Oh! También ha pasado por aquí, estimado Condhe!! Le agradezco las flores que le dedica a mi madre. No son tan deliciosas y bellas como las que recibió doña Cristina, pero qué se le va a hacer.
Saludos!

Bueno,primero antes de comentar el texto,que es lo que debiera realmente importar y portar,quiero decirles algo.
Condhe,amigo,sabes que me extraño muchisimo tu reacción,te conozco,y puedo entender que tu tengas tus sospechas,y me parece válido que lo expongas,no que no es válido y me llamo muchísimo la atención es el léxico que usaste.yo leo ese comentario y me digo,este no es Condhe,y voy a revisar si tu cuenta no fue hakeada,porque vos ,si sos de discutir,de mantener tu opinion,pero jamas meterías a una madre en todo esto y con ese lenguaje tan soez.Me informron de esto,y yo juro que no creo que seas el condhe,vos ,ni a cemento le hablarias asi,sos un tipo que maneja muy bien la ironía y sabe pelear con educación,ah no ser que haya algún tema interno,mas allá de lo que leo aca que te haya hecho reaccionar asi,sino no eres el condhe que yo conozco,el que Mateo dormir y toma como ejemplo.


Vandolero,no me gusto tampoco tu comentario,aunque no puedo decirte nada porque entiendo que te atacan primero,aunque me hubiera gustado que estas desavenencias se tratara por privado,mandense a chinar por privado,o remita sus quejas a cualquier administrador o moderador,pero no se denigren usando este vocabulario en publico,por demás no se olviden que en este sitio escriben menores,hay niñas de doce años,que en verdad no me interesa que lean semejantes huevadas.
No se si eres Cemento,se que en escribeya eras Talero,expulsado muchas veces,se que estas en letras desde 2011 y que eres de argentina,ahora no se si eres cemento o alguno de sus tantos usuarios,aunque Cemento tiene un ego muy grande como para ocultarse,..en fin no lo sé,aunque obviamente se va a investigar ,como investigaremos la cuenta de Condhe porque no me cierra esa forma de hablar.
De Vandolero,en este momento,puedo decir,que he mirado todo lo que publico desde el 2011 inclusive los comentarios dados,las respuestas,todo..podrá no gustarme algunas cosas,pero no puedo decir que haya encontrado algo ofensivo hacia otro usuario,o agravio,y esa es la verdad.
En cuanto al estilo literario soez,empleado en sus escritos, más allá de que no me agrada,o pueda resultar chocante,tengo que reconocer también que es válido.Es un estilo literario
En principio ninguna palabra debería prohibirse en literatura. Y ello en nada tiene que ver con la libertad de expresión, que es el argumento que usan algunos escritores que no desean enfrentarse al monstruo de la corrección: “Yo no tengo por qué escribir como los demás desean que escriba. En la escritura no hay reglas y yo soy libre de escribir como me plazca”. Ese no es el punto que me interesa. En la literatura sí hay reglas y es importante conocerlas si se desea escribir bien, para poder luego escribir con la libertad que deseamos. La cuestión es que estas reglas no son inquebrantables. Cada una de ellas tiene excepciones y áreas difusas en las que resulta difícil establecer si aplican pero lo cierto es que determinado sector cultural e intelectual siempre ha defendido la procacidad y la suciedad verbal desde el principio de los tiempos (artísticos).

Como muestra, un botón: ¿Qué escucho? ¿Son almas en pena? ¿Son hijos de puta?
El que profiere tal frase es, nada menos, que Valle-Inclán en las primeras páginas de sus 'Comedias Bárbaras'. Y Cervantes o Quevedo usan habitualmente palabras como “puta”.
El mismo Quevedo escribió un libro titulado 'Gracias y desgracias del agujero del culo'. Y Rabelais (1494-1553), en su 'Gargantúa y Pantagruel', consigue alcanzar niveles de escatología que incluso ruborizarían a los guionistas de South Park, con fragmentos dedicados, por ejemplo, a un retrete que habla con el usuario:

Citación :

Cargante, bostante, pedante, cacoso, tu coso colgante bajante a mi foso, guardoso, mierdoso, asqueroso, ¡San Telmo te espante si todo agujero mugroso, trasero, no limpias entero cuando te levantes.

Como se verá, aunque chocante,y aun en el tapete de la critica académica,es un estilo utilizado,que como exprese anteriormente hay que saber el limite,o mejor dicho saber usarlo.


El texto aquí en cuestión,me parece bueno, es de ágil lectura,y comprensible al lector.Me gusta el final,donde se introduce al autor personaje, dando un toque de fantástico al cuento.
Hay partes,que para mi gusto se podrían obviar,o hacer uso e la sutileza,quizás eso le aumente el erotismo al cuento,y no raye en vulgaridad,entiendo que se quiere mostrar un grupo social determinado,y creo que se logra,pero el lenguaje soez usado en la oralidad, no es lo mismo llevado al papel,y ahi la delgada linea entre un buen texto.
En fin,cuidado con las reyertas publicas,hy mecanismos internos que se pueden utilizar para denunciar una cuenta falsa o una agresion ,hay un equipo siempre dispuesto a atender cualquier reclamo de ustedes.Espero que asi sea

Poe, de todo lo que has dicho, primero te agradezco la crítica o comentario a mi texto y, por extensión, a mi estilo. Todo lo que escribo son ejercicios y están llenos de imperfecciones, por lo tanto me es muy útil la crítica. Respecto a lo demás, bueno, no le he dado importancia, sólo respondí a algún que otro comentario ofensivo de Condhe. Él ha reaccionado así porque dije que su poema "Cristina" no me parecía bueno y demás. Y por último, sí, es verdad que tenía un usuario Talero en aquel portal al que refieres y fui expulsado por hacer un comentario cargado de palabras fuertes contra un texto.
Ah, respecto a la sospecha de que si soy o no Cemento, me tiene sin cuidado. No tengo problema en demostrar mi identidad y dar todo dato que sea útil a los administradores.
Saludos!

Leídos!

De verdad siento mucho lo ocurrido, esta es una página donde siempre ha prevalecido el respeto y espero que no se vuelva a repetir esta situación que está lejos de cumplir con la misión de la página y de todos los que en ella escribimos. Apelo a un poco de tolerancia de parte de ambos participantes, para que los ánimos se bajen.

Con todo respeto.

En fin, Condhe, me seguís atacando, me involucrás con Cemento y yo ni lo recuerdo ni lo he leído, te metés con mi madre, me insultás y te dirigís a mí de una manera tan vulgar que no sé qué responderte. En ningún momento te insulté, y prueba de eso son todos mis comentarios en este portal. No es una ofensa a tu persona que yo haya dicho que el escrito que publicaste es un remedo de poema, como tampoco es opinar que es deleznable. No creo que se hayan rasgados las vestiduras los Grandes Poetas de la Historia cada vez que alguien opinaba en contra de sus escritos... Te podés enojar, pero no patalear como un niño.