¿CUÁL ES EL MEJOR CAMINO PARA SER UNO MISMO?
En mi opinión –y en este caso en una opinión más personal que nunca-, no hay un solo Camino, o una sola fórmula, que lleve directamente hacia Uno Mismo.
A lo largo de mi vida he probado casi todo aquello que pudiera serme útil en mi proceso de Desarrollo Personal. Comprobé que a todas las cosas que iba conociendo les faltaba algo. En mi opinión, cada una de ellas hacía avances claros en algún sentido pero carecía de otras cosas que a mí me parecen imprescindibles para formar un todo global equilibrado.
En los últimos tiempos me centré bastante –y aún lo sigo haciendo- en la Psicología y el Análisis Transaccional, y ambas me parecen excelentes herramientas, pero ni completas ni definitivas. Digo que con éstas es con lo que más he aprendido, pero no es cierto: tal vez éstas han podido servir para centrar y dar forma más concreta a todo lo que había ido adquiriendo anteriormente. Éstas son las que han hecho más “visible” todo el trabajo anterior que había ido haciendo con otras disciplinas. Como si hubieran reunificado y dado cuerpo a todo lo anterior.
Todo puede aportar algo a quien está receptivo.
Quien quiere ver y aprender, ve y aprende en los anuncios de Coca Cola, en los amaneceres, en un niño, en una música, en la frase más leve de una conversación, en una meditación, en una emoción… o en un crucigrama.
Es la suma de todo, y la eliminación de muchas cosas innecesarias o que no encajan con algo interior, lo que hace llegar a la comprensión amplia o total.
De unas cosas se aprende a discernir, de otras a relajarse, de otras a amar, de otras a dignificarse, de otras… cada una aporta lo que cada uno está dispuesto a recibir. Quien se opone a la meditación, por ejemplo, ya está predispuesto a que no va a poder meditar y no podrá, y si tiene prejuicios y está convencido de que “eso” que pasa en las meditaciones es producto de la imaginación, es evidente que no le va a sacar el mismo partido que el meditador experimentado.
Apertura y discernimiento. Esta es clave.
Conviene no rechazar nada en principio, salvo que sea claramente un timo o vaya muy en contra de los preceptos elementales de cada uno, y es interesante estar abierto a conocer otras cosas, a experimentar lo que no conlleve riesgo o peligro. Aunque, a veces, nuestros miedos ocultos nos juegan malas pasadas y nos hacen sospechar o ver lo que no hay.
Y conviene mucho tener la capacidad de comprender abierta para poder discernir. Es interesante ser una persona ecuánime, y es absolutamente imprescindible ser justo y objetivo.
Conviene, también, no creerse nada “porque sí”, o porque lo diga alguien conocido o alguien de renombre. Es conveniente elaborar todo lo que venga de fuera, no aceptarlo incondicionalmente, sino pasarlo por el tamiz de la sabiduría interna y sentir si uno lo acepta sin conflicto, y en el caso de que algo no encaje con lo que uno siente es mejor dejarlo que repose, sin rechazarlo del todo por si acaso, pero no integrarlo inmediatamente.
Las ideas de los otros son de los otros. Por muy elaboradas, rimbombantes, o ciertas, que sean, son de los otros. Las nuestras tienen que sentirse de verdad, y sin dudas ni oposición; tienen que ser y sentirse como propias, porque si son embutidas por alguien ajeno nos va a crear la sensación tambaleante de que no estamos siendo nosotros mismos, de que vivimos con ideas prestadas, y la evolución no será cierta sino simplemente teórica.
Las teorías, cuando no se integran no hacen efecto, porque sólo están vigentes y son efectivas mientras se está pensando en ellas. Las que son propias funcionan de continuo y naturalmente, sin forzarlas.
Cada uno es libre de hacer o no hacer lo que quiera, pero yo creo que está bien experimentar diferentes cosas desde diferentes ángulos. “Todos los caminos llevan a Roma”, dice el dicho. “Casi todos los caminos conducen a Uno Mismo”, se puede decir también.
Y estamos en un momento en que la información que antes sólo se le ofrecía a los adeptos a ciertas hermandades secretas, y tras largos años de demostración de una disciplina férrea y después de superar duras pruebas, ahora está al alcance de cualquiera. Estamos en un momento en que hay exceso de información. Tal vez haya empacho de información. Y eso es contraproducente, porque puede suceder que uno se disperse excesivamente.
No es necesario saberlo todo. No es necesario conocerlo todo. No es necesario dominar todas las disciplinas, ni saber retener en la memoria todas las frases célebres, ni experimentar todos los conocimientos de todas las materias, ni estudiar todas las doctrinas esotéricas o exotéricas.
Lo simple es lo más extraordinario.
Ahora, creo que me sobra mucho de lo que me empeñé en aprender. Tal vez dediqué demasiado tiempo a cosas que sólo sirven para engordar el ego y llenar el currículum.
Pero, al mismo tiempo, creo que todo ha sido útil. Unas cosas me han enseñado lo que sí quiero y otras me han enseñando lo que no quiero.
Hay tantos Caminos como personas. De hecho, cada Camino es único e irrepetible.
Cada uno decidirá si quiere probarlos todos hasta dar con el suyo o si ya tiene claro qué es lo que le va bien y entonces le sobran todos los demás.
Este título es un título trampa, porque parece que promete entre líneas una respuesta que, al final, no se da. Lo siento. Se trata, simplemente, de que no quiero obligarte a nada, no quiero condicionarte, no quiero hacerte adepto a nada, no quiero darte TU RESPUESTA. Búscala tú.
Los orientales dicen que el Camino correcto es el Camino del Corazón.
Que sea tu corazón quien te guíe y te ilumine.
Te dejo con tus reflexiones…
(Si te ha gustado, haz el favor de ayudarme a difundirlo. Gracias)
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