María Alba, buenos días. Dejando pasar unos días de ajetreo para ti por la publicación de tu libro, deseo acercarte más a este grupo de participantes de la página, con el fin de conocerte un poco más. En primera instancia, cuéntanos donde naciste y cómo está compuesto tu hogar actual. Nací en Montevideo, capital de la República Oriental del Uruguay, en un barrio muy tranquilo –en aquellos tiempos- de gente normal: trabajadora y solidaria. Llegué al mundo en mi propia casa, en la misma cama desde donde se fue mi mamá hace poco más de tres años. Comencé mi vida en sus brazos y ella se despidió de la suya en los míos. Al dejarnos mamá, debí mudarme con mi padre que –si Dios quiere- cumplirá 90 años en marzo próximo. No podía vivir solo así que dejé mi amada independencia, hacía veintidós años que vivía sola…sola, pero no en soledad.
La escritora, en compañía de su hermano, su padre y una prima.
Algún recuerdo de tu niñez que te haya impactado y dejado alguna enseñanza.Tuve una experiencia fea en mi niñez, sin consecuencias –gracias a Dios- pero me impactó.
Cómo te decía, nací y me crié en un barrio de aquellos en que los niños podíamos corretear por la calle, ir a casa de los parientes y amiguitas sin pedir permiso ni tocar timbre. Tendría unos cinco años cuando entré directamente al patio de la casa de una amiguita, estaba su hermano que en esa época era un adolescente y me dijo que entrara, que Raquelita ya venía. Resulta que no había nadie más en la casa y el degenerado intentó que le tocara el pene sonando unas monedas en el bolsillo. Me fui corriendo como si me persiguiera el diablo, que es un calificativo que le queda corto a los pedófilos.
Cuando llegué a mi casa conté a mis padres lo ocurrido y, aparte de algunos airados comentarios, mi padre no hizo absolutamente nada, ni siquiera habló con los padres del germen de degenerado que había en ese joven. Me sentí defraudada y creo que eso me enseñó que no se puede confiar en la protección de un hombre. Como suelo decir a quién quiera escucharme: “el padre es el primer hombre que nos decepciona, eso nos prepara para todos los demás que vendrán”.
Yo comprendo que en esa época la buena vecindad era un bien a cuidar y que, como no había pasado a mayores, no se habló más del asunto. Pero yo no olvidaré mientras viva el miedo que pasé y la sensación de desamparo.
Pilla o ¿juiciosa de niña? Extremadamente juiciosa, fui a la primaria de un colegio de monjas y los domingos por la tarde nos invitaban a ir a merendar y jugar. Yo pasaba la tarde conversando con las hermanas, que descansaban sentadas bajo los corredores techados que bordeaban el patio de juegos. Me atraía más que jugar con las otras niñas. Recuerdo que una vez la hermana Carmen –cariñosa, dulce, gran mujer- que fuera mi maestra de los cinco a los ocho años, me dijo: Albuchi, tú serás filósofa. Yo corrí a mi casa a contarle a mi mamá, muy excitada: Mamá, la hermana Carmen dice que soy “fisólofa”. Nunca me sentí niña, siempre fui observadora, creo que tengo un alma muy vieja.
Algún recuerdo de tu juventud que añoras…Las flechas de Cupido que me tocaron en suerte y, como dice Antonio Machado: “Amé cuanto ellas puedan tener de hospitalario”. Ahora en serio, conocí el amor y ese no es un don que le sea concedido a todos. Aunque muchas veces provoca dolor, lo prefiero a haber pasado por la vida sin haber amado apasionadamente.
Ahora en cuestión de letras, una pregunta obligada: cuéntanos ¿cómo te iniciaste en el camino de las letras?Fue a raíz de mi terapia. Un día iba a contarle un sueño a mi sicóloga –otra mujer excepcional- y ella me pidió que para la próxima sesión escribiera mis sueños para que ella pudiera estudiar mis emociones. Relataba el sueño tal cual era y a continuación lo analizaba. Cuando veía a mi terapeuta se lo entregaba, ella lo leía y agregaba al análisis algún elemento que descubriera como de simbología interesante. Pues me entusiasmé y cuando estaba por los ciento treinta y pico de sueños analizados acaricié la idea de reunirlos en un libro: “Arqueóloga de mis sueños” sería el titulo. Me gustaba ese título porque también me apasiona la Arqueología y hurgar en el subconsciente tiene bastante de la tarea del arqueólogo, ir despacito y con sumo cuidado descubriendo lo escondido. Bien, entendí que tenía que aprender a escribir mejor y para ello me inscribí en un Taller de Escritura Creativa al que todavía concurro, desde hace cinco años.
Abandoné el proyecto del libro de los sueños, me pareció muy engreído de mi parte, ya que no soy sicóloga. Pero no pierdo las esperanzas de hacer un libro “a medias” con mi terapeuta, ella me relataría casos interesantes y yo se lo novelaría. Aún tengo que convencerla. De todos modos los sueños están ahí, archivados, durmiendo hasta que: «… una voz como Lázaro espera, que le diga “Levántate y anda” », como los versos del divino Bécquer.
¿Poesía o narrativa?Me encuentro cómoda en la narrativa, aunque en contadas ocasiones he incursionado en la poesía. Me falta técnica, me da pudor meterme en un campo que no domino.
Alba, háblanos un poquitín y sin dañar el encanto de tu última obra: “La paz de Borel”..Bueno, mi última obra en realidad es la primera. Todo nació como un cuento. A raíz de una “consigna” que me dieron en el taller –en el primer año-, que constaba de una frase de inicio y otra final, debía elaborar un cuento. Pero me enamoré de los personajes y fui incorporando semana a semana capítulos que agregaba a la novela. El tema es la posibilidad de un renacimiento, de tomar una segunda oportunidad, un nuevo camino en la vida cuando esta no nos satisface ya sea por el entorno o por habernos ido alejando del camino que pretendimos transitar. Los personajes principales son muy diferentes entre sí, vienen de grandes decepciones y no son “huesos fáciles de roer”.
¿Cuál fue tu motivación para escribirla?Haberme enamorado de los personajes y del escenario en que los situé, que me gustaría como mi lugar de residencia permanente. De vez en cuando los visito, pero no me han invitado a quedarme.
¿Cuánto tiempo le dedicaste? La fui escribiendo en el transcurso de unos nueve meses, sí, como el período de gestación de un bebé. La corregimos con mi editora Ani Palacios –prestigiosa escritora peruana radicada en Ohio, Estados Unidos- más o menos durante la misma cantidad de tiempo, primero por videoconferencia y luego por E-mail. Ella preside Pukiyari Ediciones. La edición y maquetación se hizo en Ohio y la impresión en una imprenta de mi país.
Tengo entendido que tienes otra publicación titulada: “Juan el pescador y otros cuentos”En ese libro aparece un cuento mío. Hubo un concurso auspiciado por el Club Naval de Montevideo en el 2013, me presenté y obtuve una mención especial que se premiaba con la publicación del cuento junto con otros veintitantos de otros autores.
Háblanos algo de ella. Y si se me escapan otro y otros títulos. Ese cuento que aparece en “Juan…” es justamente un capítulo de “La paz de Borel” algo maquillado. Le cambié el escenario, lo situé en un balneario de la costa atlántica de mi país mientras en la novela transcurre en la costa del pacífico del estado de Washington, cerca de Seattle. Hice otras adaptaciones, pero en esencia es el mismo tema. Como verás le he sacado jugo. Hice otro cuento como secuela de la novela, ¿lo quieres?: ¡Te lo mando!
¿Cuál es tu rutina para escribir?Soy bastante desorganizada. Escribo más bien a estímulos, por eso me sirve concurrir a un taller, porque semana a semana se nos dan una tarea o “consigna” y en base a ello me disparo. Tengo que tener un proyecto iniciado para que me obligue a continuarlo. En este momento tengo iniciada una biografía sobre mi mamá. Insertaré episodios de su vida en el marco de mi familia materna, inmigrantes italianos llegados a Uruguay en los comienzos del siglo XX, sus peripecias, experiencias y las cosas importantes que les ocurrieron.
Generalmente todos los escritores sienten admiración o se acercan mucho a la narrativa de otros escritores y quizás hasta en algún momento ellos ejercen cierta inclinación en los escritos. ¿Quién es tu escritor referente? ¿Y por qué?Me gustan muchos escritores latinoamericanos, como García Márquez, Vargas Llosa, Jorge Amado, Isabel Allende, Marcela Serrano. Siento que los temas que tocan hacen carne en mí, será por compartir el origen, generaciones de hijos y nietos de europeos en una tierra que con sus sonidos, olores y sabores moldean lo que traemos por genética.
A veces nos cuesta trabajo escribir sobre un género en especial. ¿Te pasa lo mismo? Por supuesto, nunca podría escribir ciencia ficción. Prefiero escribir algo que toque las fibras del alma de la gente de modo sencillo, pero sentido.
¿Algún texto conocido de manera universal que no te llegue?Parte de la literatura de Saramago se me hace impenetrable, por ejemplo “El evangelio según Jesucristo”.
¿Un libro al cual le has dado muchas vueltas para leerlo y nunca lo hiciste? Tantos, me gustaría adentrarme más en autores rusos, Chejov, Dostoievski, Tolstoi. He leído algo y me ha llegado profundamente. También músicos rusos me provocan sensaciones como ningún otro: Tchaicowsky, Rachmaninoff. Tal vez en otra vida fui rusa, ¡me gusta mucho el frío!
Y en sentido contrario: ¿Cuál es el libro que desde hace tiempos le coqueteas en su lectura pero no te has decidido a leerlo? “En busca del tiempo perdido”, de Marcel Proust, pero consta de siete partes…¡Y tengo que trabajar para mantenerme!
Muchas veces los escritores, tienen otros hobbies que tienen que ver con el arte, ¿alguno en especial? Me gusta mucho cantar, escuchar música. Estudié piano cuando era niña y cuando me retire intentaré aprender a sacar algunas notas de un violín... amo las cuerdas. En cambio soy negada para la pintura y el dibujo.
Vivimos muchas injusticias sociales, ¿cuál crees que es la razón de ello? Creo que la razón es el individualismo imperante a que nos ha arrastrado esta civilización muy avanzada, supuestamente muy conectada, pero que aísla al individuo cada vez más dentro de sí mismo, acaba con la solidaridad, el respeto por el otro y sus particularidades que no tienen por qué ser las nuestras. ¡Falta amor!, como dice la canción de Maná, el grupo mexicano.
Alba, ahora avancemos un poco más en la informalidad. (Si no lo hago algunos personajes de la página me lo reclamarán
).
Cuéntanos: tu color favorito en la ropa. Toda la gama desde el rosa al borra de vino.
Qué pena Alba contigo pero tengo que preguntarte: ¿Y el color en tu ropa interior?
Ah, no le doy importancia, más bien beige o blanco.
¿Te gusta cocinar, barrer, sacudir el polvo, lavar platos? Cocinar no se me da del todo mal y en cierto modo es creativo. Soy Química Farmacéutica de profesión y casi todos somos buenos cocineros. Lo demás lo aborrezco, mi padre con sus ochenta y nueve años lava los platos porque sabe que odio hacerlo y los dejo amontonar.
¿Cantas mientras te duchas? ¿Te acuerdas de alguna melodía en especial? No, en la ducha no. Fuera de ella si me engancha algo que haya estado escuchando puedo seguir cantándolo todo el día. Amo a Serrat y me gusta Maná, Mecano, Jarcha, Agua viva y otros. Puedo intentar cantar un aria de ópera o parte de una zarzuela pero no me sale muy bien.
¿Para dormir prefieres piel o ropa?Camisón livianito de algodón. Como duermo sola busco la comodidad, tranquilamente.
¿Qué situación te coloca de mal genio? ¡Ay, tantas! El abuso, la injusticia, la miseria, la envidia, la falta de empatía…tantas.
¿Algo más que quieras añadir y no te haya preguntado? No, querida mía, me he explayado suficiente. Solo me queda agradecerte y a Letras y algo más -una familia que me honra integrar- haberse interesado en conocerme.
Querida Alba, por hoy no te aparto del ejercicio de la lectura y escritura y a lo mejor de cualquier lavada de ropa, o platos que tengas pendiente. Felicidades y un gusto que con tanta alegría hayas permitido acercarnos y acercarte a las personas que nos reunimos para el mismo hogar cultural: Letras y algo Más. Mil gracias, un abrazo.
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(Dejanos un enlace donde se puedan adquirir tus libros)… En Amazon, y llevaré copias de “La paz de Borel” al encuentro del año entrante, Cynthia me invitó a hacerlo. A ti en particular, Ethel, si no puedes venir a Buenos Aires, había prometido mandártelo. Por favor dame tus señas de correo para enviártelo dedicado con todo cariño. Un abrazo, querida mía, gracias por la entrevista.
Gracias a ti por permitirla. Un abrazo para ti y mi saludo cordial para quienes leerán la entrevista.