EL GUITARRISTA +++RECOMENDADO DE ENERO +++

RECOMENDADO

EL GUITARRISTA
Tere Casas


Al terminar las faenas del campo, todos los hombres se reunían en el único bar del pueblo. El sitio tenía afuera, en los meses de verano, unas cuantas mesas, adentro estaba la barra, una mesa de billar y alguna máquina tragamonedas. Arriba de la barra había un aparato de televisión permanentemente encendido aunque nadie lo miraba, salvo cuando había algún partido de fútbol.

Él llegaba como todos, cansado, sediento, sudoroso, pero además de querer tomarse una cerveza refrescante, tenía otras inquietudes. Había una guitarra en una esquina del lugar, a la que siempre le ponía las manos encima, la rascaba y solía lograr una melodía bastante diáfana y agradable al oído. En ese momento paraban las conversaciones y los juegos de mesa, para escucharle. Los parroquianos eran condescendientes con el joven pero también prestaban atención porque aquellas notas musicales les relajaban.

Para las fiestas del pueblo, instalaban una tarima en medio de la plaza. Cediendo a la modernidad se ponía un D.J.'s con infinidad de discos compactos para divertir a grandes y chicos. Él también acudía a la plaza, entre actos cogía la guitarra del bar y tocaba melodías, que apenas se escuchaban entre el griterío de la chiquillería que en esa fiesta no tenían el apremio de ir a dormir temprano. Durante la fiesta de San Juan, un empresario reconocido de la capital había detenido su camino y mientras tomaba el fresco en la plaza, pudo escucharle. Gratamente impresionado, antes de partir, se le acercó y le entregó una tarjeta: Por si algún día vas a la capital, muchacho.

Pasó el tiempo. El joven quiso ir a probar suerte y se marchó a la capital. Llegando, se acomodó en una pequeña pensión y localizó al empresario. Le iría a visitar al día siguiente. Amaneció contento como unas pascuas, cepilló sus ropas domingueras llenas del polvo del viaje, limpió sus botines. Mojóse el cabello y cuidadosamente lo peinó con raya al costado. Tomó la guitarra y se dirigió al teatro. No hizo falta preguntar quién era, su apariencia de pueblerino lo delataba. El empresario lo envió al director de la orquesta, acompañado de un bedel para que le hiciera las pruebas necesarias y fue aceptado dentro de la orquesta.

A partir de aquel día el joven aprendió nuevas melodías que interpretaba noche tras noche, para un público bastante exigente. Nunca recibió reproche alguno del director, por lo que pasaron los años y continuó dentro de la orquesta. Se le fue conociendo más como solista y llegó a acumular cierta fama.

En los momentos de descanso, entre actos, recordaba los colores y olores del campo, el aroma de las flores de azahar que inundaba su trocito de tierra, mientras comía su almuerzo debajo de un naranjo. Encontraba a faltar esas tardes de agotamiento físico, después de las faenas del campo, donde lo único que deseaba era tomar aquella guitarra y observar las caras dulces de las chicas del lugar, mientras interpretaba viejas canciones.
Miró hacia abajo y reparó en su calzado fino, cuidadosamente lustrado y por un momento quiso ver sus pies de nuevo embutidos en sus viejas alpargatas cómodas aunque sucias por el ir y venir de las labores en el campo.

Pero unos golpes en la puerta le hicieron regresar de sus pensamientos: En 2 minutos a escena, Maestro.

2007/libro Particulas

Es dificil olvidar el origen, y es imperioso no olvidarlo.
Un relato que nos muestra como el ser humano siempre añora esas cosas sencillas, las que hacen a la vida realmente disfrutable,pero dentro del ritmo diario,muy poco nos queda para recordar esos momentos.
Me pregunto que hubiera pasado con tu personaje si los golpes en la puerta (muy buen recurso,para traer de nuevo al personaje y al lector a la realidad),no hubiera dejado de pensar en su lugar de origen,quizás hubiera quedado un teatro lleno de público exquisito,un escenario vacio,y un hombre caminando descalzo con su guitarra por el campo.
Un verdadero deleite compañera esta historia.
Ha sido un placer leerla.

Que las hadas te acompañen

gracias, Poesiacarnivora y Lenys, por detenerse a leerme!!!!!!!

Hemosisísimo relato, un salto a la fama desde la sencillez y la humildad de los pueblos, algo primero que nada tan dificil de realizar y de ejecutar en la vida real, donde los sueños la mayoria de las veces quedan en el camino...bueno, en este caso el golpe de suerte fue especial, y además se suma el talento innato del protagonista, que es lo que finalmente le abre el camino...entrelineas dejas ver esa nostalgia, esse recuerdo del guitarrista que en el fondo quiere volver a sus origenes, a lo que era, a la sonrisa de su gente, el aplauso de su pueblo que suena y se siente distinto, ese almuerzo que sabe diferente para él, pero no cuando rememora el aroma, el paisaje de su pueblo...bellísimo final, el resumen, la vida continúa, su guitarra seguirá cantando, pero el sentimiento continuará y queda en el lector, esa sensación de una decision a querer tomar por él...volver o seguir...un gran texto Tere...

Besos,

Ignacio

Yo no soy muy afin de los textos tranquilos, pero tiene lo suyo, felisidades

Hola querida amiga Tere, es un placer verte en este lugar entregando una hermosa historia para meditar y analizar nuestras propias vidas. Está presente la añoranza por las cosas simples, cuando quisieras tocar la guitarra junto a un fogón en invierno con amigos y amigas en un viejo caserón, o tal vez bajo las estrellas una noche de verano, alumbrados por las danzantes flamas de una enorme fogata. ¡Cuántas imágenes nos dejas!
Es una delicada historia, escrita a grandes trazos, dejando al lector en su imaginación terminar los detalles largos; historias que ya he tenido el gusto de ver, con tu sello hermoso y elegante, terminando con maestría un relato que en el fondo nos deja una enseñanza muy humana.
Saludos desde Chile
Jaime.

Aplaudo este texto compañera, pues de la mano de ese pequeño bonsai nos llevas a una reflexión de vida,a mirarno cuanto de pequeños somos nosotros mismos.
Excelente, ,un recomendado para tener muy encuenta.

Que las hadas te acompañen

Ya te lo había leido y no dejé comentario por las prisas.
Me encantó el paseo que me hiciste dar por el alma del personaje, sus sueños cumplidos y la nostálgia que viene a recordarle lo que verdderamente importa, lo que realmente nos hace felices, la sencilléz y el cariño de los tuyos.

Narrado con una ternura y elegancia que hace disfrutarlo de principio a fin.
Felicidades por este merecido reconocimiento. ;-)

Muy bien recomendado, me encantó leerte y esas sencillas historias de gente común son las que más me gustan, excelentemente narrado.
Mis felicitaciones
Lili

HERMOSO TEXTO.

Una cálida historia, que me dio gusto leer.
Escribes muy bien.

María