El contador de cuentos.+++DESTACADO DE SETIEMBRE 2013+++

DESTACADO


El contador de cuentos.




No recuerdo cuando o como apareció, solo sé que fue parte de mi niñez y que abría universos enteros ante mis ojos, ante los ojos de los demás chicos, de los no tan chicos y de los viejos de aquel lugar, de mi lugar.

Era ya un hombre viejo pero parecía fuerte y ágil a pesar de su extrema delgadez. Recuerdo que vivía en la iglesia del pueblo vecino. Nunca supe si era hermano del cura, tan viejo o mas viejo que él, o si ayudaba con el mantenimiento de la parroquia por algo de comida y abrigo. El caso es que era nuestro contador de cuentos. Por nombre tenía Martín pero nosotros le decíamos "Contador".

La vida en aquella aldea era por supuesto rutinaria, pero se trataba de una rutina fresca, agradable, deliciosa. Quizás la única rutina de mi vida que jamas me aburrió o sera que esa es la percepción que ahora tengo de esos mis días infantiles. Siempre había ranas que atrapar, lagartijas que atar por la cola o tardes enteras zambullendonos en el río. Mis limites eran el puente sobre el río, que conectaba nuestro caserío a la aldea vecina, y las ultimas calles de tierra del rancherio. Mas allá de esas lindes, estaba lo desconocido. Estaban esos mundos que Contador describía majestuosamente con sus cuentos, estaban esos universos a donde él nos llevaba con la imaginación.

Cada sábado, justo con la puesta del sol, desde el portal de la escuela veíamos su flaca figura cruzar el puente entrando al pueblo. Bancos, sillas y algunos botes estaban ya dispuestos para el litúrgico culto a la fantasía de los cuentos. Humeantes jarras con chocolate y pan dulce eran la contribución de las viejas del caserío al gran evento semanal y los viejos encendían la fogata. Fogata que rodeábamos taza de chocolate y pan en mano, dejando espacio suficiente para Contador que, mientras contaba historias, batallas y leyendas, se detenía un ratito junto a cada chiquillo y nos miraba con sus profundos ojos negros, subiendonos a su imaginaria nave sideral, a esa nave fantástica que surcaba tiempos y universos.

Mi cuento favorito era el de una ballena. Nosotros, los chiquillos de mi pueblo, jamas habíamos visto una. La maestra rural llevó a la escuela una lamina con las ilustraciones de varios peces y ahí la vimos por primera vez. Contador ya nos había explicado que las ballenas eran como los peces del río pero del tamaño de nueve o diez casas juntas! Cuando nos contaba historias, gesticulaba, hacia diferentes voces, se convertía en árbol, en lobo, en coyote, brincaba, bailaba, corría al rededor de la fogata... la capacidad histriónica de Contador era colosal, cada cuento era un experiencia imposible de olvidar.

Una buena mañana el caserío se llenó de gente y había gran algarabia. Los mayores dejaron los sembradios y se juntaron todos en la escuela. Hablaban sobre algo que yo no comprendía. La luz, hablaban sobre que ellos también querían luz; si el pueblo vecino ya tenia luz, ellos también! Y algunos de los mayores del pueblo viajaron a la gran capital. Despues de unos días regresaron felices, decían que nuestro caserío ya tendría luz.

Meses mas tarde vi con inmensa tristeza como Contador se fue quedando solo. Nadie mas que algunos chicos y yo seguíamos escuchando sus cuentos. Ya no había fogata, ni chocolate, ni pan dulce. Resultó que, junto con la luz, llegó algo que llamaban "radio" y las viejas, los viejos y los demás chicos, se juntaban en las casas de aquellos que pudieron comprar uno, un radio. Escuchaban canciones, noticias, daban la hora y había un tipo adentro de ese aparato que contaba cuentos justo a las siete de la tarde, justo los sábados, justo a la hora de Contador.

Contador se fue del pueblo pero a sus incondicionales, a los chicos que le seguimos hasta el final, nos dejó el mas grande tesoro que alguien haya dado a niño alguno: un montón muy grande de libros, de libros de cuentos. Esos hermosos libros de donde Contador sacaba sus historias, esas historias de ballenas, de islas perdidas, de barcos piratas, de brujas malvadas o de principitos de otros planetas.






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Caramba, Rob. No sé cómo decirte las bondades técnicas de este cuento sin aburrirte, porque sé que no te interesan.
Cómo has respetado los tiempos para que esté equilibrado. Cómo has sorteado lo superfluo para que no pierda fuerza la idea. Cómo lo has hecho universal, desde la aldea al mundo.
Y en lo pequeño, cómo has elegido las palabras que combinan para hacer el tono justo. Él vive en la iglesia, con, la liturgia de contar cuentos. El hombre que representa al oficio, los niños que representan el futuro.
Cuando un escritor presenta su texto, puede gustar o no porque eso no depende de él. Pero no saltan los errores que lo diferencian del aficionado. Y no me refiero a las faltas de ortografía sino verdaderamente al arte de contar.
Si yo digo que este cuento está entre los mejores que he leído, deja que sea yo quien aburra explicando por qué si alguien me dice “pero yo ya había leído varios parecidos”.
Eso no me da la razón ni afecta al texto o al autor. Simplemente, tengo más argumentos para explicar el famoso “me gusta”.
Pero cómo todos, tengo que hacerme una pregunta que es personal, desde mi propio ombligo. ¿Por qué Roberto puede estar entre nosotros y escribir mejor que nosotros y yo por más que escuche su música no logro entonar ni el “Arroz con leche”?

Compadre Antifaz, casi provocas alguna que otra lagrima de gusto y agradecimiento en este ente infernal. Gracias por leerme y por leerme asi, por desglosar en lo posible mi escrito y describir las bondades que pudo tener. De poco me sirve como escritor que me digan: -Que bonito cuento!- Yo se perfectamente que es bonito pero digame porque! Y si cometo horrores(errores) Diganmelo! Porque si no hacemos como hace Antifaz en sus comentarios, desvirtuamos el sentido de este sitio. Y el sentido principal es aprender, aprender de los que saben.

Pero bueno, pasando a como fue que le di coherencia al relato y logre hacerlo equilibrado, el secreto es: el cine! Nunca he leido libro alguno, pero ya desde los siete u ocho años iba al cine. Y bueno, visualice el relato como lo haria un director de cine. Por ejemplo la descripcion de Contador no la hago en un solo parrafo, seria aburrido! En lugar de eso, voy describiendo a Contador de a poco, un poquito en cada parrafo. Y bueno, casi todo lo que escribo lo imagino como si fuese a ser filmado.

Gracias compadre Antifaz por tu amable lectura y por tu alentador comentario! Recibe mi abrazo fraterno de siempre.

Un texto excelente,que como bien  dice Federico,no tiene desperdicio en cuanto a técnica narrativa.
Sin embargo,para mi, frío ingeniero en sistemas,que poco o nada sé de narrativa,lo que me llego de forma especial y resalto,es que el narrado fue un niño.No es facil escribir desde el otro,menos desde la visión de un niño,y aquí se sintio al niño Roberto,volviendo de una época,a contarnos una historia.
Excelente

Siempre es un gusto saber que me lees compadre Mario y tienes razon, la intencion del escrito es que el relato lo hiciese un chico, o que lo hiciese un adulto retrotrayendose a ese tiempo, a cuando era un chico. Y de hecho por eso, porque la narracion la hace un chico, no hay metaforas ni figuras retoricas rebuscadas. El relato es directo, con descriptivas muy llanas, como las haria un pibe. Los chicos no recuerdan las cosas con demasiado detalle, mas bien recuerdan que tanto les gusto algo y/o que tanto les hizo felices. O al menos yo era asi de chico.

Abrazo enorme para ti, compadre y gracias por tu amable comentario.

 Me encanto su historia
Ya tengo una persona más de ejemplo. Saludos.

Ángel, tienes que disculparme por haberle agregado a "Contador" gruesos vidrios de unos lentes y bastón.
Tu cuento se metió en el galpón para jugar con mis recuerdos y apareció el abuelo de mi amigo Quique, a quien acosábamos para que nos relatara tantas historias que traía del campo.
Gracias Ángel por haber desempolvado en mí tan lindos momentos.
Otra vez, muchas gracias !!!

Bueno compadre, yo no voy hacer ningún análisis de tu trabajo, sólo decirte gracias mil por este escrito que disfruté a lo grande. Bienvenido a las letras mí estimado gran músico.

Merecido premio Roberto. Tu contador de cuentos se filtra bajo la piel y se asoma por los poros para refrescarnos una niñez que nunca debemos abandonar.
Muchas gracias por tu trabajo. Un abrazo.

Una lectura agradable. Un cuento muy bueno. Saludos.

Qué agradable leer tu escrito, es muy bueno, felicidades. Un abrazo.

Compadre, por un momento entramos en el Delorean de Marty MacFly y viajamos en el tiempo, al tiempo de nuestra niñez. La nostalgia nos suele embriagar ante el arraigo que supone tanto uso y abuso de la tecnología. Podemos captar parte de esa esencia y compartirla con los niños de hoy en día. Reciba un abrazo inmenso.

Què bello este tema. Te mereces todos los premios del mundo. Me haces recordar a mi tìo Ramòn que en paz descanse, a un campo llamado los Bancos en el Estado Guàrico Venezuela, donde el se lucìa en las noches, recostado en una silla de cuero y se convertìa en el centro de atracciòn por su elocuencia y su forma divina de narrador, mientras resplandecìan las luces de las làmparas de kerosene.
Ese anciano forma parte del folklore, de vuestras raices, seguramente hace mucho que muriò sintièndose desplazado por el avance de la tecnologìa, pero dejò la semilla en ti que lo haces maravillosamente.Un fraternal abrazo.

TRINA

QUE BUEN REALTO,ME LELVO A TU PUEBLO,Y VER A ESE CONTADOR DE CUENTOS,TAMBIEN A VER A DON ANTONIO,NUESTRO CONTADOR DE CUENTOS,POR QUE ALGUNOS QUEDAN TODAVIA Y TODDAVIA  ALGUNOS HABEMOS QUE NOS GUSTA ESCUCHAR ESOS CUENTOS.

TE FELICITO,SE MERECIA DESTACAR ESTE RELATO

Roberto me uno a aquello que te han dicho. Excelente el relato, TE FELICITO. Lograste atraparme y de una manera muy emotiva, al mismo tiempo hiciste que recordara tiempos también donde la falta de la luz nos permití vivir unos momentos que se quedaron grabados en mi mente. Muy bueno y merecido el destaque de él..

Abrazos compañero de letras y vamos por más...

Muy bello escrito, Ángel. Me recordó un poco a Gabriel G. Márquez o a Delibes y otros costumbristas. Muy mercido premio, amigo. La tecnología también mató esas cosas...

Un saludete de Samuel.

Muy ejemplar y vale la pena su lectura por lo mismo, me ha gustado mucho, Te felicito amiga. Un abrazo.

Elisa

Cuando sea grande quiero ser como vos Angel,un contador de cuentos.
Muy bueno,merece ser destacado.