Justo cuando huyo de ese infierno en el que vivía una agonía, y después de estar detrás de un árbol verde, casi legendario, lo toco para sentir su textura. Sintió el frío y la dureza de esa cáscara, hasta un escalofrío profundo recorrer todas sus extremidades. Pronto un suspiro le acaricio el cuello. No quiso darse vuelta, no quería ver quién se hallaba detrás de su presencia. Pero... Sin intentar ver que era lo que amenazaba su existencia. Ve una mano que toca su rostro lentamente, casi acariciándola. No quiso mover músculo alguno, quería estar segura, sabiendo que en ese preciso momento no lo estaba. Cerro sus ojos y dejo que esa mano disfrutara de sus mejillas. Pronto, con sus ojos cerrados se dio la media vuelta, los abrió lentamente, dejando que la luz de ese instante golpeara en sus pupilas, noto que no había nadie... Solo ella y un mundo natural, el que la protegió del mal, y la resguardo del sufrimiento.
Vivió ahí, hasta que la edad acabo con su vida. Su cuerpo fue enterrado por las propias criaturas del bosque, meses después de su muerte, un árbol con flores rojas comenzó a brotar, volviéndose parte del inmenso bosque el mismo que fue casa, resguardo y paz eterna.
Fin.