El niño de la nuez

Aquel pibe era uno de los tantos cadáveres de la ciudad, esos que a veces tiemblan, suspiran y se quedaban mirando el cielo.
De vez en cuando recolectaba pa´un vino, con un poco de suerte salía una “seca” y así ,salían despavoridos los días por las cada vez más hundidas cuencas de sus ojos.
Había pasado muchas veces por aquella casa, demasiadas como para saber que la ventana siempre estaba abierta, la puerta que dejaba ver todo el interior de una forma casi insultantemente seductor.
Había pasado tantas veces que conocía las flores que ya pondría su dueña al día siguiente en el salón, había visto como el aire marino había ido desgastando el color de esas persianas viejas, casi a la par que su piel.
Nunca había sido amigo de lo ajeno, su condición de callejero siempre le había sacado del paso, con algunas monedas que le daban, pero su aspecto iba cambiando y la calle también, ya eran pocos los que le tiraban ese peso que invertía en un faso para “salar heridas”.
Había escuchado varias historias acerca de la dueña de esa casa, pero nunca las había creído en verdad, una mujer joven, linda por donde se le mirara a la gurisa…no podía ser cierto.

-” anda pelado, mira si va a venir a sentarse con tipos como nosotros”,

-“Qué te digo que sí, que la han visto, que te invita a la casa a comer y todo, anda saber”

Más allá de lo que podía escuchar, la tentación crecía a falta de monedas solidaria, y aquella casa siempre abierta parecía no importarle que la visitara.

Iba cayendo la nochecita de aquel martes, lo recuerda con exactitud, cuando de pasada por el barrio decidió pasar a ver qué onda con aquella casa. Se paro en la vereda de enfrente, como quien no quiere la cosa, luego se sentó en el cordón varios minutos jugueteando con la basura que ahí se acumulaba… y de apoco se fue acercando a la ventana abierta a la par de las sombras de la noche.
No había nadie en la sala. Sobre la mesa papeles desparramados,lápices,una taza de café que esta humeando ( quien sorbiera ese café ,debería andar cerca, pensó), una biblioteca llena de cosas que ni siquiera se acordaba de haber tenido en la mano,adornos,chucherías.En la otra pared unos cuadros, una pizarra con algunas cosas escritas…Nada de mucho valor como para poder tranzar algo esa noche.
Escudriñaba cada rincón buscando algo que valiera la pena, paso de alto los libros, los papeles, unos enanos que sonreían ..y se detuvo en aquella estatuilla de mármol. Era rara, parecía un niño con algo en la mano…eso debería tener valor, parecía algo antiguo.
Un salto y estaba adentro, esquivo al perro, que no había visto echado en el piso ),le pareció por un momento que el perro se sonreía (“La pucha que esta bueno porro de la Lupe”).
Llegó hasta la biblioteca, miro rápido si había algo más, y estiro las manos que agarraron la estatuilla. No medía más de 30 cm pero era pesada, tenía un sello atrás en otro idioma, eso lo distrajo.

-¿Te gusta el Niño de la Nuez?

A la mierda,lo habían agarrado infraganti, la voz aunque tranquila, lo asusto y casi se le cae aquella estatua que ahora le parecía una porquería.

-Cuidado hee,que no se te caiga. ¿Te gusta el Niño de la Nuez?

Ni idea tenía que le decían, parecía un niño si, medio amanerado por cierto porque lucia una túnica larga y tenía algo en las manos, una pelota, que nuez que ni ocho cuartos. Lo menos que le importaba era eso, tenía que pensar cómo salir de raje allí, y que la voz tranquila no se volviera un grito.

-Y más o menos Doña, no vaya a pensar mal eh, mira que yo ni ahí con ...(no lo dejo terminar)
…
-No hay problema, está bien-la voz parecía inmutable en su ternura-¿Queres café? estaba por tomar uno, para que te traigo.

No supo bien porque no aprovecho a salir corriendo, mientras la mina se iba a la otra punta de la casa, invitarlo a él a tomar un café fue algo descarado,” esta me va a envenenar “pensaba, pero no se fue. Quedó ahí sin saber aún porque.
Esa noche tomo café, con unos bizcochos que le había advertido que eran de la mañana, a como si le importara eso para el bajón, había comido pan de más de dos semanas, aquello era un lujo.

Conversaron un rato, le pregunto porque tantos papeles y libros, “Doña la van afanar a usted así con la casa abierta, yo no eh,no vaya a penar eso, pero digo vio que esta bravo acá,andan todos de fisura”.
Ella solo escuchaba y sonreía mientras sacaba libros y más papeles.

-¿Sabes quién es Benedetti?

- El presidente?-y la sonrisa se convirtió en una carcajada, que demostraba indudablemente que no tenía la más pálida idea de quién era Benedetti.

-No, quizás no sería mala idea, pero no. escucha:

“Si te quiero es porque sos,
mi amor, mi cómplice y todo.
Y en la calle codo a codo,
somos mucho más que dos”

Primero pensó que la tipa estaba loca, hablaba de amor?, después entendió de que tipo de amor hablaba.

Esa noche tomo café…y la siguiente, y la siguiente y la siguiente. Luego vinieron los almuerzos, las cenas…una cama que compartía en un cuarto con otros pibes, salidas en la noche a repartir café, sopa…Después de “su codo” vino el liceo, un trabajo, la novia…una casa que se está levantando y que en los cimientos puso todo lo que fue para no olvidarse como se levanto.

Ahora es un hombre, y y cada mañana se acuerda de aquellas palabras
“... y en la calle codo a codo, somos mucho más que dos”,

Pero tiene algo pendiente aún.
Algo que debe saber.

-Todavía no me contaste la historia “Del Niño de la Nuez”-

Maravillosa historia Nomade, me hiciste lagrimear desgraciado. Te mando un abrazo grande como ese corazón que tenés guri.

A MI TAMPOCO ME LA CONTÓ.

Una historia bien relatada que, coincido con lo que dice Ricardo, conmueve.

Un buen cuento,o mejor dicho historia,emotiva y bien llevada,que logra asombrarme cada vez más,de la capacidad de amar de algunas personas .

BELLÌSIMO TEXTO, CAUTIVANTE, MOTIVADOR, INCITANTE, UN PLACER LEERTE
ABRAZOS FRATERNOS.

TRINA