¡Veinte Años Menos!+++RECOMENDADO DE NOVIEMBRE+++

RECOMENDADO

Aburrido y medio dormido cerré mi taller; el estruendo de la cortina metálica logró despertarme, el clic del candado ayudó a espantar mi aburrimiento de mediodía. Acomodé mi jockey que tapa y protege del sol inclemente mi calva y me alcé, estirando mis sesentones músculos di un par de pasos dispuesto para irme a almorzar.
Todavía me pregunto qué diablos fue lo que me detuvo cuando estaba a punto de caminar por la vereda. Corría una fresca brisa por la avenida y mi vista escrutó directamente hacia dos mujeres que venían en mi dirección.
Una, ya anciana, –sólo supe que era así y nada más- y la otra, alrededor de los 35 años, tropezó con mis ojos; siguió la conversación que traía, dirigiéndose a la dama bajita. Aproveché la oportunidad de mirarla y admirarla: ni rastro de maquillaje, la blancura de su piel la observé también en sus descubiertos brazos y sus piernas ¡Qué piernas!, sólo zapatos oscuros de medio taco y su vestido delgado y primaveral que llegaba un poco más arriba de sus rodillas.
No se inmutó por el descarado examen que hacía de ella; es más, se detuvo y miró el pequeño bazar vecino a mi local. Su voz suave, de contralto, con naturalidad se dirigió hacia mí.
_ ¿Está cerrado ese negocio?
¡Diantres, no podía perderme la oportunidad de mostrar el escaso plumaje que todavía conservo! De modo que respondí con mi profundo bajo.
_ No, está abierto señorita, es cuestión que llame a la reja y la atenderán.
Noté que al pasar por mi lado me miró de reojo. Sé que estaba haciendo el ridículo, en especial porque no me había dado cuenta que una vecina iba al mismo lugar, risueña me saludó; había visto claramente mi cara de sátiro, porque esa beldad no podía pasar sin ser mirada por ...sus curvas, su trasero perfecto y su vientre plano; se sumaban a todo su atractivo.

Me di cuenta de mi estupidez, pero aún así permanecí admirándola; con pocas ganas emprendí mi camino, dando un suspiro que largué poco a poco, porque mi vecina me observaba divertida. No era para menos, un viejo flechado es patético; creo que si no estuviera la burlona señora me habría quedado admirando largo, largo rato a tan bella flor en el esplendor de su belleza.
La historia no terminó ahí. Días después, ocupado con mis herramientas sentí que ante el mesón había llegado alguien. Fue una de esas sorpresas agradables que nos da la vida, pues allí estaba la hermosa y atractiva mujer.
_Señor, tengo un problema con la puerta de mi casa y …
¿Qué cara tenía yo? Seguramente una no muy normal, pues se quedó callada, serena; estaba acostumbrada a producir ese efecto en los varones.
_ Rosa, solucionaré cualquier problema que tenga _mi voz se volvió más ronca aún y con una débil sonrisa continué mirándola.
_Perdón, mi nombre no es Rosa _su perfecta dentadura quedó al descubierto al sonreírme.
¿Qué pasa por un hombre que se siente inteligente y mundanal en una situación así? La miré en su escote descaradamente, pues sí que era digno de ver; mi voz, apasionada, irremediablemente perdido, sonaba en mis oídos como si fuese otro quien hablara.
_ ¿Qué otro nombre puede tener una flor con el tiempo perfecto?
_Mmm, caballero _siempre inmutable, _ dicen que a su edad le agradan las flores más jóvenes, jovencitas diría yo …
_ Señorita, tomar un pimpollo de rosa y cortarlo antes de época es un crimen. Hay que dejar que sus pétalos abran con lozana naturalidad y no es el caso suyo.
Por primera vez veo que sus ojos miraron el suelo.
_ ¿Acaso soy una vieja, estimado señor?
_ ¡Qué va! Usted está en la plenitud de su belleza; no le digo “con todo respeto”, porque estoy diciendo una verdad absoluta.
Levantó su hermoso rostro un tanto arrebolado.
_ ¡Excúseme, señorita! No he podido evitar palabras de un viejo bardo … ¡Por favor, no me haga caso!
Recuerdo que prometí ir a su casa a “solucionar cualquier problema de su puerta” y que se retiró, regalándome una bella sonrisa y su caminar de princesa, sabiendo que la observaba por detrás y que me deleitaba con sus tentadoras curvas.
¡Veinte años menos! ¡Sólo veinte años me adelanté en nacer!

Y bueno Jaime, esto es lo comunmente llamado "viejo verde", "lacho" hasta la médula, jaja, espero que no te reten eso si, ja...uff, broma amigo...bien, el relato es entretenidisimo, tanto que no he podido evitar una sonrisa que se me escapa y casi se convierte en risa, de facil lectura y ágil como siempre ha sido caracteristica de tu pluma, ademas que los pioropos compañero, ja, excelentes, vamos a probarlos, jaja...la cosa es, ¿que pasara cuando vaya a su casa?, ¿volverá la chica cuando vea que la puerta quedó mal arreglada (accidentalmente,por supuesto)...ja, mas te vale continuar con la historia, mira que mi imaginación está viajando a mil y se me ocurre cada cosa....excelente relato, como siempre, deslumbrante la capacidad de tu pluma amigo...

Abrazos,

Ignacio

Hola admirado Jaime:

¡Qué relato tan ameno y bien narrado! Rebosa de alegría de vivir, de juventud.

Ya me gustaría a mi saber, lo que hiciste para (“solucionar cualquier problema de su puerta”) es más, ya me gustaría a mi verle lo que seguro es, su "hermosa puerta".

De nuevo pones ante nuestros ojos, esa habilidad tuya para narrar con la exquisita naturalidad que te caracteriza.

Muchas gracias por darme la oportunidad, de pasar tan agradable rato leyendo.

Un cordial abrazo.

Gracias amigos por sus palabras. Dentro de lo cómico de este asunto, que fue real más de un 90 %, siento un enorme agrado por la espontaneidad de sus expresiones.
Fue una situación entre divertida y engorrosa; no me arrepiento de haber hecho el "viejo verde", pues sentí que rejuvenecía al hablar a la linda dama. El problema que se me vendría encima es que la vecina "metiche" podría comentar el hecho y llegar a oídos de la Jefa, aunque, sea dicho de paso, me ha dicho en mi carita de sinvergüenza que me ha pillado mirando a mujeres bellas. Le respondo que es inevitable quedar mirando algo hermoso.
Bueno, mi esposa no es celosa y hablamos libremente de la belleza de tal o cual figura del cine o de la TV. En una oportunidad vi que venía hacia nosotros un conocido actor de teleseries, que ella admira mucho; le dije "Mira quien viene hacia nosotros", el ¡Oh! le salió natural y cómico; él actor, un caballero, le sonrió e hizo una venia. Mi Nany estaba roja por la sorpresa, pero ahora lo recordamos riendo como una buena anécdota.
Reitero mis agradecimientos por sus comentarios y bromas ...pero Jaimito el Viejo Verde ...¡Volverá a la carga!
Un abrazo.

Nuevamente felicitarte querido compañero de letras por ser Recomendado de Noviembre, mas que merecido, ademas que que como te dije recién, reconoce la maestría con que te mueves amigo en las letras...felicitaciones nuevamente...

Saludos,

Ignacio

Hola de nuevo Jaime.

Enhorabuena por tan merecido reconocimiento.

Un abrazo, querido amigo.

Apreciable Jaime, este es el primer escrito de tu autoría que paso a leer; y mira que me he topado con algo muy bueno. La sencillez de tu relato lo hace más ameno todavía; y el contenido, bueno, es como dices, un relato que nos recuerda que la galantería nunca debe pasar de moda; como tampoco pasa de moda el ser un caballero. Un toque de nostalgia hay por ahí entre estas letras, y como de costumbre, el tiempo (o destiempo) pasa a jugar su acostumbrado papel. Tu historia fluye muy naturalmente, mostrando un estilo que, a juzgar por los comentarios de los compañeros, es característico en ti. Felicidades por el bien merecido reconocimiento. Saludos!

Excelente amigo, lo disfruté de principio a fin.... !Qué culpa tienes que pasen por tu lado mujeres bonitas? ¿Y qué culpa tiene ella que a ti te guste todavía admirar a una mujer? Y con nostalgia dices: Veinte años menos, jajajajajaja...
Me he divertido y he disfrutado plenamente tu texto, por algo está recomendado!.
Mis felicitaciones... Un abrazo