VIERNES
El viernes apaga las luces del día y enciende la noche las luminarias callejeras, carteles titilantes, brillos de faroles y vidrieras. Una mescolanza de gestos cansados y eufóricos se encuentran en las veredas heridas por raíces de árboles y alguna que otra zanja tapada por tablones que olvidó la decidía.
Desde adentro del restaurante, observo la metamorfosis mientras espero al camarero para premiarme con una rica cena después de una semana estresante, decisión que golpeo pretenciosa a pesar de la flaqueza de mi economía.
En eso estoy cuando un anciano sucio y mal vestido se queda mirando a través del cristal los platos de los comensales y el moderno televisor que cuelga del cielorraso donde muestra imágenes del partido de futbol que disputan Lanús y All Boys.
El viejo está encorvado y entrecierra los ojos para distinguir las imágenes que devuelve el encuentro. Seguramente debe ser simpatizarte de alguno de los que están jugando y serán años de no ir a la cancha – pienso, mientras el mozo me saluda y me entrega el menú.
No me decido ha abrir la carta para elegir la cena, tengo los ojos fijos en el hombre detrás del cristal - me pregunto si ha comido el día de hoy y si tendrá un lugar para poner su gastado cuerpo a descansar. ¿Estará solo en el mundo, cual será su historia?
Por fin abro la carta y elijo la cena. Una porción de culpa acompañada de una ensalada de ideas inútiles y una copa de amargura, para premiar una semana estresante.
Ricardo Cocho Garay
Sólo soy un soplo de vida en la eternidad
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Ricardo "Cocho" Garay
"Sólo soy un soplo de vida en la eternidad"