Unos pocos parecen nacidos para ésto, tienen técnica y velocidad ya se les puede oler ascendiendo y siempre parecen estar un escalón por encima de los demas.Cuando boxean piensan que no es suficiente con ganar, que es necesario dar espectáculo.Es entonces cuando aparecen los golpes inusuales con sus molinetes, los dos puños por debajo de la cintura como Mayweather y los bailecitos de príncipe moro.Casi puedo oír a los maestros, en sus gimnasios, emitiendo gruñidos de desaprobación.
Otros por el contrario, luchan como si el mañana no existiera, van soltando golpes de volea sin cubrirse, pero el adversario se le escurre por los costados.Se enfadan cuando sus golpes no aciertan en su rival y ese enfado se torna desesperación, cuando ese golpe tan esperado no tumba a su oponente.Besan la lona siempre en algún contraataque, pero vuelven al siguiente combate sin aprender ninguna lección.Como si nada hubiese pasado, hay que reconocerles que tienen su encanto.
Los hay que piensan tener éxito en la vida peleando desde lejos, como Lennox Lewis, manteniendo al enemigo alejado con precisos directos de izquierda.Fracasan, la realidad siempre tiene los brazos más largos.Si as de pelear desde lejos, se como Mando Ramos, plántate en medio del cuadrilátero y asume que te lloverán golpes, que la realidad entrará en la distancia corta con la cabeza gacha, golpeándote con ganchos de derecha.Asi cuando acabe el asalto y veas a Sugar Ramos, resoplando en su rincón.Podrás decir “yo no retrocedí”.