SOBRE MIS PROPIAS HUELLAS (PRÓLOGO)

Sobre mis propias huellas desando, regreso a los caminos recorridos, me embriago en las vivencias acontecidas y en las que están por suscitarse, despliego la experiencia que podemos expresar y descifrar a la tercera edad; me identifico con el tiempo y la distancia, con los múltiples sentimientos a través de los cuales surgen los antónimos: alegría, tristeza, angustia, calma, plenitud, vacío, ausencia, dulzura, amargura, dolor, ansiedad, hastío, amor, alejando siempre los negativos: odio, envidia, egoísmo, rencor, venganza, a los cuales nunca he podido dar albergue en mi subjetividad porque enferman la mente y el corazón.

Los adultos mayores y mas si somos educadores, sólo deseamos enseñar a vivir mejor aplicando máximas, principios y valores. La felicidad?... es efímera, circunstancial, se da por etapas pero no tiene prolongación porque siempre la interrumpen los acontecimientos existenciales: traiciones, muertes, sueños rotos, esperanzas fallidas, incluso; las privaciones frente a situaciones económicas: el desempleo, la falta de oportunidades por no tener acceso al tráfico de influencias, las limitaciones físicas, disfuncionalidad familiar, la pobreza mental, entre otras causales.
Por todo esto, desando sobre mis propias huellas asentadas en el sendero de mi vida juvenil, hogareña, profesional, matrimonial, maternal, social, cultural, política, entre otros rubros que circundan nuestra existencia y me desnudo ante ti, que a lo mejor tendrás ocultos iguales o superiores pensamientos despertadores de conciencia y reflexión.



TRINA LEÉ DE HIDALGO


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