DESTACADODijo la brisa a la tristeza:
- De qué te quejas?
La tristeza, contestó:
- No me quejo, solamente suspiro. Alargó la mirada hacia el horizonte infinito y observó sutilezas.
Continuó;
Siento que estoy impregnada del aliento de cada ser humano, que surjo por diversas causas y no puedo asomarme sin lastimar, porque traigo inquietud, dolor, aunque no sea permanente. Soy como esos huracanes que pasan intespectivamente, pero dejo secuelas, porque me voy filtrando lentamente y desgarro hasta el alma.
Preguntó la brisa:
- Y entonces, por qué surges?
- Porque aún siendo indeseable, acompaño el sentimentalismo.
- Y qué es el sentimentalismo, preguntó la brisa.
- Esa faceta que experimenta el que vive y se convierte en odio, indiferencia, resignación, amargura, sufrimiento, ansiedad, angustia, incomprensión, desprecio, vacío, ausencia, castigo que se pretende dar pero también se recibe.
- Oye, vale, y el hombre es así de complejo?
- Si, porque siempre pretende imponer su autoridad, ser prepotente, machista, y en esa actitud deja huellas que enzarzan el camino.
La brisa se rascó la cabeza ante tanta complejidad y dió gracias a Dios, por sólo pertenecer a la naturaleza y acariciar los rostros; pero no penetrarlos.
TRINA LEÉ DE HIDALGO
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