MI ABUELA Y LOS GATOS.

Lamento no haberle dado importancia a mi abuela cuando me hablaba de sus miedos. Durante años la escuché contar esa historia de su niñez, de la que fue protagonista principal. Había ahogado a la cría de su gata. Esa noche, su padre, mi bisabuelo, falleció de un infarto, según mi abuela fue una maldición del felino.

La casa de la abuela y la nuestra estaban separadas por pocos metros, mis hermanos y yo disfrutábamos esa cercanía.
Vivíamos en una zona costera, rodeados de mar y de un bosque de pinos, la abuela era nuestra compañera y amiga. Nos aconsejaba no pasear por las noches entre los pinares, ya que existían gatos malignos que acostumbran a dormir en el hueco de los troncos, y solían atacar a los paseantes. Esas fueron sus primeras enseñanzas, para cuidarnos de esos sagaces animales.

Aquella gata de su infancia –me contaba- siempre andaba cerca vigilándola.
-Abuela una gata no puede vivir setenta años –le decía.
-Los gatos “eternos” si lo hacen –respondía.
Yo le explicaba que era imposible, ella alegaba, que esa gata era diferente. Pertenecía a una cofradía del demonio. Nunca le creí, a pesar que mi abuela era un ser sensato e inteligente.
Recuerdo que su temor era casi ridículo, solía cambiar de calle, si veía un gato negro. No lo hacía por superstición, era por prevención.
Una tarde en que yo la acompañaba, se nos presentó una enorme gata, mi abuela se detuvo, la miró con miedo, la vi ponerse pálida. El animal, lentamente se dirigió hacía ella, de pronto cambio su actitud, se paró en las patas traseras y con las delanteras arañó el aire. Era un gesto de desafío, me sorprendió, escuché su maullido de furia y luego se alejo tranquilamente.
Esa noche la abuela tropezó y se fracturó un brazo. Decía que fue culpa de ese encuentro. Yo no la tomaba en serio, pensaba que era un delirio de sus años.
Por más que las situaciones extrañas sucedían, todos pensábamos que eran casualidades. Creo que no le prestábamos atención a sus comentarios, era más fácil decir:
-La abuela está chocheando -que sentarnos a conversar de sus miedos.

Una noche mientras caminábamos por la orilla del mar, le pregunté:
-Abuela, dónde escuchaste que existen felinos eternos. Es algo difícil de creer.
-Querida, yo sé que no me crees, pero algún día comprenderás que lo que te digo, es verdad –mientras hablábamos jugaba con la espuma que las olas dejaban en sus pies.
-No le encuentro lógica –dije- todos los seres vivos deben morir.
-No existe la lógica con ellos, vienen de una época lejana, los egipcios los consideraban sagrados, en especial a los de color negro. Hasta una diosa gata existió en Egipto, se llamaba Bastet.
-¿Abuela, cómo sabes tanto?
-El miedo de todos estos años me hizo estudiar y profundizar su vida y costumbres. En la edad media, comenzaron a comprender que no eran todos iguales, estaban los buenos y los que servían a Satán.
-Pero, tu gata ¿Por qué te odiaba tanto, por ahogar a su cría?
-Sí, su dolor la hizo resentirse conmigo. Sé que tarde o temprano, se va a cobrar lo que le hice.
-¿Y eso cómo lo sabes?
-Porque los conozco. Son rencorosos y mi gata pertenece a esa cofradía de los inmortales.
El viento frío que llegaba del mar o sus palabras me hicieron estremecer.
Ella comprendía que yo me negaba a su creerle, pero no se enojaba, me decía que ya llegaría el momento en que comprendería.
Esa noche casi no dormí, el aullido de los gatos callejeros y las palabras de mi abuela se unieron para dejarme en vela.

Por la mañana mi abuela amaneció muerta. Me ha dejado una gran culpa saber que pude ser más compañera y confidente con sus angustias. Tal vez no hubiera sucedido un final tan trágico.
La mujer que hacía la limpieza la encontró, sin vida, llena de sangre, con arañazos por todo el cuerpo y con un gesto de espanto que nos horrorizó a todos. Comprendimos que ella nunca había mentido y que sus miedos tenían fundamento.

Una magnifica historia, de una u otra forma muestras como los miedos llegan a matarnos, la indiferencia de los otros puede ser la peor causa de nuestors miedos.
Una historia bien narrada.Te felicito.

Gracias marioes.

Muy amable por tu comentario. Un cariño

maría

Muy buena narración, tiene misterio y está muy bien llevado el relato.
Me gustó mucho
Lili

Hola Mateo tranquilo que es pura ficción, gracias por tu comentario.
Un cariño.

maría

Gracias mariazul, me alegra tu comentario. saluditos.

María

Un buen relato María, en donde el punto fundamental radica en los miedos, aquellos miedos que consiguen acompañarnos durante gran transcurso de nuestras vidas...en tu relato, vas detallando las anecdotas de la abuela, con gran elocuencia, dando el ambiente perfecto para que el lector sienta la historia de gran manera y vaya entendiendo el mensaje...queda el pequeño remordimiento de no haber comprendido bien a la abuela por parte de la nieta, de haber acompañado mas, de haber compartido esos miedos para asi estar mas cercana y de haber creido en ella...asi son muchas veces nuestros miedos, quedamos solos con ellos...un buen relato...

Besos,

Ignacio

Gracias Nachito.
La obseción de la anciana, intenta preguntarnos hasta donde pueden llevarnos los miedos??
Gracias por tu comentario.
María

¡Hola compañera Tequendama!

Me has hecho recordar "Los gatos del Quijote", algo referente al miedo como prueba de verdad.
El relato es magnífico al tratar este tema que puede tener muchas variantes como leyenda aún viva en la cultura de las gentes. En la abuela de tu relato, que por cierto está estupendo, era ancestral, costumbre hasta atávicas muy bien aplicadas como leyendas que motivan e impresionan. Lo armaste con todos los ingredientes de forma amena.

Ahora que, si hablamos del miedo en sí pues diríamos que es y ha sido y será (Aquí ya dudo si la ignorancia se extirpa de la sociedad)...; es siempre la mejor arma para vigilar y controlar a la población, como también a un colectivo o persona en solitario.
La forma más audaz y muchas veces contraproducente para el desarrollo en libertad del pensamiento y equilibrio de la mente en aquellos seres impresionables, inmaduros o faltos de recursos intelectuales. Es menosprecio a los criterios de una gran mayoría y de ello , tú y yo y más, sabemos que podemos escribir aún sobre y alrededor de las consecuencias que trae o da el miedo. Es un recurso que altera al ser que lo adquiere, lleva sus derivados e ingredientes, incluso de irresponsabilidad si no es un recurso literario en un texto cualquiera.
Pensemos que hoy por hoy se hace muy adrede en estos tiempos modernos, si hablamos del 'miedo como un recurso psicológico', en manos de quien puede y sabe que no será tocado o puesto en duda. Este es terrible y vil cuando le ampara y protegen sus circunstancias; es siempre un arma muy afilada y dañina. Ataca a la fisiología, psicología y bioquímica del ser humano, produce trastornos psíquicos, desequilibrio hormonal y altera sensiblemente a otros órganos. El impacto añadido
es sensible a presuntas 'culpas' que quieren trasladarle para que las asuma, como advertencia, pudiendo paralizar la conducta del individuo que las sufre y por
lo tanto la voluntad de discernir, inhabilitándole y excluyéndole y anulándole si es posible, la personalidad para siempre. No hay piedad, porque teme más quien obra así que quien presuntamente pudiese ser un peligro, desestimando valores y la dignidad de otros que jamás se ocuparían de dañar a nadie. Esto es lo que lo absurdo del miedo, el desprecio al pensamiento y la moral de los otros a los que acusa. Los políticos en tiempos de elecciones la utilizan como los líderes religiosos desde siempre y, el miedo por el miedo se da en la sociedad en aquellos que temen por sus decisiones, actos o censuras a su persona o dignidad por temor al qué dirán o por respecto a su familia. El miedo hace mentir y no enfrentarse a los propios errores e igualmente, por/el miedo se mata, desprestigia, infama. Es un arma letal. Previene como advertencia al que se cree como un presunto peligro en el futuro. El miedo marca a muchos individuos porque otros decidieron degradarles ante familiares y amigos, única forma de no tener conexión o contacto con esa realidad. Es realmente un peligro para la libertad de pensamiento, la nobleza de corazón, la verdad de las situaciones que lo engendran y su resultado es la injusticia, el dolor, la enfermedad, el desprestigio también y hasta plantea crímenes y suicidios. Favorece la pérdida de conciencia del verdadero culpable o habilita a eludir la propia responsabilidad en los hechos, achacándole todos los males que no acepta aunque sea el promotor principal de lo que culpa. En suma el miedo es la falta de Amor como tantas mierdas que degradan el pensamiento superior.

Un beso mi querida amiga. Perdona, pero a lo largo de mi vida he podido comprobar en mi entorno cercano y en otros más lejanos, que el miedo ha dado sus insanos efectos y ha anulado la vida honesta de muchos seres humanos, que dejan de ser ya lo que eran, para vivir arrepentidos de lo que amaron, quisieron en cualquier momento o se equivocaron, siendo su resultado sufrimiento. El miedo les advirtió sensiblemente por ser impresionables y gente sana, a cambiar por completo la concepción de sentimientos y vidas, creándoles una amargura añadida. Lo peor es que se fueron a la tumba pensando "¡Qué pudo hacerles pensar que yo era así o por qué me hizo tal cosas si yo le quería y no pasó nada!"

Un abrazo. Elisa.
¡Perdón! Casi escribí un ensayo sobre el miedo

¡¡Aplausos!!!

Es un ensayo sobre el miedo.
Pero si la abuelita del cuento te hizo brotar tan buenas reflexiones, me alegro.

Gracias, un beso.

María

Gracias Lili, y agradezco tu paciencia de releer.

Un beso.

María

Bueno, me encantó María!!
Vaya que eres buena con tus relatos!!
Muy bien escrito, haces que uno se acomode en su asiento
y sienta cada una de las escenas.
(Estoy con frío y las olas mojándome los pies, me han hecho sentir más frío)
ja ja ja!!
Pero así es, María.

Excelente, de todos modos no habré de tomarlo en cuenta porque
yo María, ADORO A LOS GATOS!!!
Espero que Nachito no abandone a los suyos...ja ja!

Un besito y felicitaciones, amiga!


*

Gracias Susy.

Nunca he tenido gatos, será por eso que en muchos de mis textos son protagonistas de temas misteriosos.

Un beso.

María