Hola Rocamadour
¿Sabés algo? Estamos en este preciso momento conectados por un punto en el tiempo y qué más maravilloso que eso. Yo escribiendo y vos leyendo, los dos, simultáneamente ¿no te parece acaso que estamos transgrediendo de alguna forma las leyes que rigen esto que llamamos vida? Incluso, aunque ya no estuviese en este mundo cuando leas estos retazos de carne de igual forma vamos a estar unidos; yo aquí pensando en vos y vos leyendo mis pensamientos ¿Quién nos lo prohíbe amor mío?
Pero eso no es todo Rocamadour. Vayamos más allá ¿Querés? Sí, yo sé, siempre te lo he dicho y te lo digo ahora. Esa curiosidad te mata, pero de todas formas te voy a complacer,
Partamos de un lapso más atrás. Vos y yo, juntos tirados en tu cama; hace exactamente 20 minutos sentí que todos mis huesos se quebraron y que algo espumeante llenó todo mi cuerpo; acaba de hacer el amor por primera vez y me siento como hecha de papel a punto de resquebrajarse, con una nueva historia escrita. Estoy junto a vos y en este preciso momento escucho: “Rocamadour, ya sé que es como un espejo. Estás durmiendo o mirándote los pies. Yo aquí sostengo un espejo y creo que sos vos. Pero no lo creo, te escribo porque no sabés leer. Si supieras no te escribiría o te escribiría cosas importantes. Alguna vez tendré que escribirte que te portes bien o que te abrigues. Parece increíble que alguna vez, Rocamadour. Ahora solamente te escribo en el espejo, de vez en cuando tengo que secarme el dedo porque se moja de lágrimas. ¿Por qué, Rocamadour?”… acaba de escuchar lo más hermoso que ha llegado a mis oídos en toda mi vida; estoy pensando que desde ahora nada, nunca va a ser igual.
¿Te gustó Rocamadour? Yo sé que sí. Ahora tenés esa expresión extraña en la cara, como una especie de risa que se te sale cuando querés que no se note que algo te llama la atención. Pero no importa Rocamadour, sólo estamos conversando… no nos estamos viendo las caras.
¿Ya pudiste entender que no es una simple carta? Es una conversación vigente las 24 horas del día, 6 días a la semana, porque los jueves no me gusta conversar.
¡Sí mi amor, el tiempo no existe! Yo sé porque vos me lo explicaste. Tal vez precisamente es por eso que estamos haciendo esto.
Rocamadour, estamos sentados frente a una pantalla y podemos observar la música. Aún tengo risa porque dijiste hace escasos 15 minutos “me siento flor…”, y yo pregunté bastante extrañada “¿Ah… cómo?” y vos dijiste “Sí, de que me huelas tanto…”Entonces, aún estoy recordando eso y pienso que fue una dicha haber guardado tus medicamentos en el bolso.
¿Viste Rocamadour? Aparte de nosotros dos, ¿quién va a entender estas letras? Nadie, absolutamente nadie, aparte de vos, puede estar teniendo esta conversación conmigo… después de todo 1+1 no siempre son 2.
Rocamadour tenés que dejar de fumar ¿sabés? Eso no te hace nada bueno. Tenés que dejar de hacer las cosas con tanta perfección, que esto aquí y esto por allá, que así no, que así sí…. Tenés que botar todo lo que no necesitás de tu cuarto y de tu corazón, porque son lugares pequeños. Además, tenés que terminar Cien años de soledad, tenés que dormir y dejar de amarrarte los cordones.
En cuanto a las respuestas, siempre son las mismas.
Aún te amo, te extraño y quiero estar con vos. Sigo desordenada y loca. Nunca te voy a olvidar y aún te llevo tatuado en la piel. Te estoy esperando ¿sabés?... ahorita, en este momento, te estoy esperando… “y te quiero tanto, Rocamadour, bebé Rocamadour, dientecito de ajo, te quiero tanto, nariz de azúcar, arbolito, caballito de juguete...”