—Pobre diablo, dime a que has venido al barrio, ¿acaso te han echado del infierno?
—Yo quise quedarme, prometí hacer mucho daño, pero ni siendo yo tan diablo me han dejado
—Mejor vuelve al averno, porque aquí tu infierno es un oasis, en este desierto de llanto
—No puedo, necesito aprender, parece que me falta un pecado; así que dime, ¿quién es aquí tu diablo?
—Aquí el demonio es la condena, de haber nacido en este barrio, y el diablo es el olvido, de pasarse la vida fumando
—Si tú quieres más pena, yo como demonio puedo darte el llanto
—No puedes, ya que el infierno solo quema, cuando nunca el fuego te ha quemado; demonio… vete al infierno, que yo ya tengo mi hoguera