vampirius Escritor activo
Cantidad de envíos : 188 Fecha de nacimiento : 20/11/1962 Edad : 62 Localización : Buenos Aires, Argentina Fecha de inscripción : 28/11/2010
| Tema: Sueños de primavera... Miér Ene 11, 2012 11:15 am | |
| Sueños de primavera… El mar se mezclaba en el horizonte confundiéndose con el cielo. Un humo gris tras una tos seca era el preludio de otra mirada más, hacia ese horizonte lejano. Como con cada luz del alba una silueta se dibujaba en el espigón sur, denominado así por estar al sur del puerto de las ánimas pérdidas. Es un antiguo puerto abandonado y en desuso desde décadas atrás por la bajante del mar, por los rompeolas mal construidos para beneficiar a un puerto de yates de la clase alta de esta ciudad. El nombre de puerto de las ánimas pérdidas, fue por los suicidios sistemáticos de ancianos pescadores al ver como su puerto dejaba de funcionar. Cuanta tristeza que hasta las gaviotas y los lobos de mar emigraron a otros puertos. Y por ende los jóvenes viendo limitado su futuro laboral también dejaban cada vez más solo al pueblo de ex pescadores. El faro de San Antonio en honor al párroco fundador ya no lucia su brillante luz en las temibles noches de niebla. Solo unos pocos aun esperan ese milagro, de que el mar vuelva inundar la bahía. Entre esos pocos se encontraba Adrián de unos 60 años de edad, de apariencia mayor por su pelo completamente cano y su barba de unas semanas, porque cada tanto se afeitaba y se acomodaba su cabello cortándolo el mismo. Este hombre aferrado a la tozudez del hombre de mar se negó a ver este fin casi anunciado de su pueblo. Quedándose en esa ciudad aun a cuesta de perder a la única mujer que amo, en tiempos de juventud. Solo posee una foto de una bella joven, casi borrada por el tiempo en su bolsillo trasero entre medio de una hojas de periódico actualizado, porque el una vez por semana el se toma el trabajo de cambiar el periódico. Era una forma de actualizar su esperanza de verla llegar, nuevamente desde ese mar que un día la llevo lejos de el. Pasaron muchos años y Adrián fue perdiendo sus fuerzas cada día le costaba mucho mas llegar al espigon sur. Que un amigo de la juventud le ofreció la compañía de su nieto adolescente De nombre Juan, a cambio que el le enseñara a pintar, porque Adrián en sus horas de espera, realizaba unos cuadros magistrales. El era un paisajista que retrataba como nadie las mejores imágenes del mar, sereno u bravío y en cada pintura siempre estaba ella la joven sin nombre, porque el solo la nombraba como; Sueños de primavera. El joven en cambio era poeta y se inspiraba en esos bellísimos paisajes pintados con maestría por Adrián. Juntos se los veía ir y venir, tanto sea invierno o verano, otoño u primavera. Hasta que un día al joven se lo vio llegar solo, con un atril, una hoja en blanco y una paleta con un saco de pinturas. Ese día el papel estuvo en blanco y en el rostro del joven una lágrima, que no caía por estar prendida a su alma. Adrián había dicho adiós, sin ver regresar a su amada, pero a sabiendas de su partida le pidió a Juan que si la veía algún día llegar, el le obsequie un cuadro realizado por el mismo con el rostro de Adrián y esa bella dama. Y una vez terminado guardarlo en su casa como la prueba de un real amor lejano. Pasaron también varios años y Juan lastimosamente seguía el camino del viejo pintor con la salvedad de que era poeta. Canalizando esa espera con nostálgicos poemas, nacidos de la pluma de la sensibilidad de su alma, ante el recuerdo de la mirada colmada de ansiedad del viejo Adrián frente al mar. Hoy con unos 30 años Juan emprendía su marcha antes de que las primeras luces lleguen desde el mar el tuvo una suerte de premonición que hoy seria el día del tan anhelado encuentro. Esta vez se rasuro su barba rubia y peino su lacio cabello, que con el color tostado de su piel daba más profundidad a sus ojos azules. Tomo el atril y las pertenencias de pintor que el viejo le había dejado como herencia. Tomo una pluma y un frasco de tinta negra y unas hojas amarillentas con ansias de vida. Ato un pañuelo a su cuello porque había vientos frescos en esta extraña primavera. Montado en una vieja bicicleta inglesa recorrió las calles desiertas de empedrado en dirección a un sol naciente en el horizonte. El espectáculo era ver asomar el sol con un rojizo tinte que manchaba el mar y el cielo confundiendo esa división existente entre el mar y el cielo. El sonido de las olas golpeando los maderos del viejo puerto y un par de gaviotas declaraban que el mar había regresado, como parte de un gran milagro. La emoción embriago el alma de este joven poeta, que dejando tirado todo sus pertenencias y la bicicleta salia corriendo hacia el largo espigon, que como una lanza se internaba en el mar. Con sus brazos extendidos y saltando le daba la bienvenida a este sol primaveral que traía hasta su puerto una gran oleada con sabor a sal. El gran rompe olas fue dinamitado por las noches por orden de la justicia que tarde llega pero en este caso a llegado y bienvenida sea. Es lo que le dice un viejo pescador sentado en unas rocas en el fin del espigon. Con los ojos gastados por el tiempo y un olor a alcohol en sus ropas ríe a carcajadas dejando ver su dentadura diezmada por la falta de cuidado o por la injerencia de una mala vida a orillas de su mar amado. Volviendo a callarse y con un ademán le dice vete, que la explosión del rompeolas colmo de grandes peces y hoy es el día que tanto espere por tantas décadas. Comprendiendo tal pedido vuelve corriendo hacia el puerto que de a poco se va colmando de pueblerinos para ver el mar llegar. Tomando su atril comienza a delinear trazos con total concentración pareciera estar en trance como lo hicieron los celebres pintores. En esa hoja se ve de a poco la llegada de un barco en el horizonte. Es una pintura realizada por la imaginación de un joven poeta devenido en pintor, que anhela cumplir un bello sueño no realizado de un viejo enamorado. Que partió en silencio sin haber besado a su añorada dama, arrebatada por el equivoco destino una triste mañana de el ayer. Quiere pintar olas abrazando el casco de un navío extraviado por la senda de un tiempo inimaginable para cualquier mortal. Hoy atraviesa el cielo un haz de luz diferente en estas horas del alba, es como si el antiguo faro guiara a ese navío que ya es parte real del horizonte. Como si hubiera salido de esa pintura aun no finalizada, Juan inmóvil ve con cierto asombro y conmoción como se acerca cada vez más el barco Santa Maria, con la velocidad necesaria para atracar en el puerto de las ánimas pérdidas. Es la lucha del pintor retratar con prisa y certeza lo que sus ojos azules logran ver. Sobre la escotilla se ve una dama con un gran pañuelo de gasa florido, como el que tenia la dama sin nombre que tanto el viejo Adrián esperaba. Destacando el sol que travieso, me sombrea su cara, impidiéndome ver si era quien esta en esa foto envuelta en periódicos actuales, para que no se estropee. Que tanto guarda desde que Adrián se despidió en sus brazos en una tarde en este puerto. La ansiedad se desborda entre los aplausos y las vivas de quienes viven la llegada de un barco a su amado puerto abandonado. Una bocina rompe con el silencio instalado en los muelles y las gaviotas vuelven a volar entre nubes de algodón que no llegan a tapar un bello cielo azul. Esta pronto para que bajen los pasajeros al puerto, como palomas comiendo maíz los pueblerinos se agolpan frente a la escalera impidiendo ver quienes llegan. Entre abrazos y fotos Juan logra ver a la mujer de pañuelo florido, que lo usa para proteger su cabeza caminar hacia el. Al estar a centímetros un precioso aroma a magnolias le insta a cerrar sus ojos como queriendo hallar a quien el tanto espero, para entregarle los cuadros y una carta de su viejo amigo pintor. Una voz suave lo trae a la realidad, esa voz denota juventud, entonces no es quien cree que era. Al abrir sus ojos azules logra ver una bellísima mujer, de unos treinta años de edad. El sorprendido le pregunta: Tú no eres a quien yo esperaba y tu tampoco eres al hombre que yo vine a ver. Le pido mil disculpas por mi atrevimiento y mi falta de respeto, mi nombre es Juan y me llaman el poeta. Yo soy Maria y no tengo sobre nombre, creo haberme equivocado de puerto y de pintor yo busco a un señor mayor, que pintaba en un puerto abandonado, porque el mar ya casi no tenia profundidad no permitiendo la llegada de los barcos. Mientras tanto Juan estaba en otro lugar o en otro mundo viéndola hablar era bellísima esta mujer, lamentablemente ese estado de suspensión por el cual había quedado al verla, no le permitía escuchar lo que ella decía. Poco importo esa falta de comunicación el extrajo de sus ropas un periódico doblado en cuartos como si fuera un sobre y se lo dio a la bella mujer. Ella sin abrirlo saco de su cartera una sobre de terciopelo y muy perfumado que le entrego a Juan. Ambos al unísono vieron respectivas fotografías, dejando escapar una lagrima cada uno por sus bellos rostros, sin mediar palabras ambos se volvieron a mirar y en un sentido y emocional abraso se fundieron en aquel puerto de las ánimas pérdidas. Donde según cuenta se los vieron andar de la mano exponiendo su amor entre arrumacos de sensual pasión… A Maria y a Juan, ella la nieta de la dama enamorada, y el joven poeta discípulo de Adrián. Ambos juntos decidieron escribir en el viejo cartel del puerto un nuevo nombre para ese puerto. Se llamo Sueños de primavera…donde se vivieron las mas hermosas historias de amor viendo el sol nacer en el horizonte rojizo de un alba sin igual. Fin...
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antifaz Escritor activo
Cantidad de envíos : 3642 Fecha de nacimiento : 23/07/1958 Edad : 66 Localización : Villa Colón - Montevideo Fecha de inscripción : 24/09/2009
| Tema: Re: Sueños de primavera... Miér Ene 11, 2012 3:29 pm | |
| Es un relato romántico bien llevado aunque parezca un borrador. Las grandes historias se reconocen por sus detalles "la foto envuelta en papel de diario porque el diario es lo único que se renueva de tanto en tanto" es una gran imagen que justifica la lectuta de todo el texto. Si parece un borrador es porque las ideas están expuestas como para no olvidarlas, pero carecen de la coheción que afecta todo el esqueleto. Valen de por sí pero no cazan en el conjunto. La idea de finalizar la historia con un viso realista fracasa porque deja más preguntas que respuestas y termina siendo impostada. Es una buena historia y mi forma de analizarla puede estar equivocada, ten presente que es sólo una opinión.
_________________ "Aprendemos de todos y entre todos" Taller de Escritura (Aula Virtual)
Mis cuentos:
http://www.letrasyalgomas.com/t26420-bolazos-para-gente-seria-y-viceversa#204930
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vampirius Escritor activo
Cantidad de envíos : 188 Fecha de nacimiento : 20/11/1962 Edad : 62 Localización : Buenos Aires, Argentina Fecha de inscripción : 28/11/2010
| Tema: Re: Sueños de primavera... Miér Ene 11, 2012 11:52 pm | |
| Muy agradecido por su comentario señor Moderador, realmente es una historia simple donde busco hallar el sentido, por lo cual me satisface en gran manera su análisis. Sin mas, me despido de usted con un cordial saludo. El Conde... | |
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| Tema: Re: Sueños de primavera... | |
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