COMPARACIONES (Reflexión)

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COMPARACIONES

Desde la ventana de mi séptimo piso, contemplaba a mi nieta de diecisiete años camino de sus quehaceres y mi pensamiento ha retrocedido sesenta años atrás cuando yo tenía esa misma edad. Ha sido inevitable la comparación y a mi mente han llegado unas palabras que, hasta cierto punto, me han llenado de tristeza. “¡Qué diferencia de aquel tiempo a éste!” pero, inmediatamente, ese sentimiento ha cambiado por otro de incertidumbre porque, ¿cuál era la diferencia? Y he tenido que admitir que únicamente estaba en la moda. Sí, sólo en la moda. Mi nieta vestía una minifalda de volantes, una camiseta ajustada sin mangas y calzaba sus pies con unas sandalias que parecían copiadas de las de una vestal romana. Sin embargo, si la foto se hubiera cambiado y, en lugar de ella en este día del mes de Julio del año 2011, hubiéramos copiado la imagen de un día cualquiera del mes de Julio de 1.951, como mucho atrevimiento y como vestimenta veraniega de día de playa, veríamos una joven con unos pantalones tipo pescador que llegaban hasta media pantorrilla, anchos, por supuesto y una blusa larga y holgada que hacía juego de colores entre las prendas. Lo zapatos, lo que se ha dado en llamar playeras con los cordones muy bien atados, no como ahora que se llevan sin ellos, eso no significa ningún problema sino todo lo contrario pero, ese detalle, en aquellos tiempos, era imperdonable.
Esta comparación ha sido a primera vista, luego, rápidamente ha cambiado hacia el comportamiento y los sentimientos de los jóvenes de una y otra época y al llegar ahí, me he preguntado: ¿son diferentes las jovencitas de ahora de las de hace sesenta años? La verdad es que me ha resultado difícil la deducción porque, aunque nos asombremos tanto del comportamiento de la juventud de hoy en día, creo que no hay tanta diferencia, por lo menos en términos generales, porque siempre hay excepciones y ahí es donde se ha detenido mi reflexión, en las excepciones.
En general, las jovencitas, piensan y se comportan más o menos igual que las de hace sesenta años. Entonces y ahora, nos creíamos de vuelta de todo y no sabíamos nada. Éramos rebeldes, nos gustaba destacar, ser diferentes y esperábamos verdaderos milagros de la vida. Esto es todo lo que une a las generaciones de entonces y de ahora, la diferencia actual está en las excepciones. ¿Cómo? Antes, las excepciones eran de menos cuantía, una minoría, ahora…, me atrevería a decir que son mayoría o, tal vez, -y ahí es donde realmente se halla la diferencia- no se esconden, salen a la luz, no les importa ser excepciones y destacan más, lo que hace que parezcan multitud. Se emborrachan, se drogan, el sexo es algo normal y corriente y todo esto se conoce, se sabe, lo aceptamos o lo aprobamos y nos callamos. Antes no. Las drogas no se conocían, por lo menos, que yo sepa, no como ahora; emborracharse era algo fuera de lo común, de gente indeseable y si hablamos de sexo… mejor no decir nada (aunque también había excepciones) Por lo tanto, ¿dónde está la diferencia?
Vi a mi nieta desaparecer por la esquina para dirigirse a la parada del autobús y no pude evitar compararla conmigo cuando yo tenía su misma edad y me llené de una nostálgica ternura.
La verdad es que no había tanta diferencia…, en todo caso… en la medida de la falda. – MAGDA.

Exacto texto que muestra que no hay tanta diferencia entre una epoca u otra como quieren hacer ver a veces.
Los sueños,las mismas cosquillas en la panza, la misma inquietud...cambia la ropa,lo esencial sigue siendo esencial ,aunque como dice el Principito,a veces es invisible a los ojos.
Me gusto leerte

Gracias por tu tiempo, amigo. Un abrazo.

Los tiempos cambian, las modas, los sentires permanecen, a veces teñidos de otras maneras pero sólo es cuestión de formas, un texto par reflexionar.
Besos
Lili

Sí..., si no fuera por las modas... Un beso.