Draculitis (ficción)+++RECOMENDADO DE OCTUBRE+++

RECOMENDADO



Toda la noche la pasé sin poder dormir y con los ojos del tamaño de los de una vaca. Por más que intentaba no lo lograba, cada que era consciente de que no podía dormir, recordaba todo lo que decían: Que hay que empezar a contar ovejas, pero no entiendo cómo se cuentan ovejas cuando uno no puede dormir. No veía ninguna. Ya empezaba a desesperarme, vi el reloj y supe que eran las dos de la mañana, entonces mi angustia se acrecentó. ¿Cómo quedarme dormida?. Prendí la luz y decidí tomar un libro para leer. Ese era otro remedio para conciliar el sueño, tenía un libro sobre mi mesita de noche que había empezado a leer tres días atrás. (El Conde Drácula). Alcancé a leer algunas páginas cuando el sueño empezó a apoderarse de mí. ¡Por fin!, pensé y apagué la luz de la lámpara que tenía junto al libro.
No se porque estaba de noctámbula sino tenía nada que me atormentara, lo único era una cita que tenía al otro día para sacarme un electro que el médico me había ordenado. Exámenes de rutina. Me quedé dormida durante una hora y de pronto empecé a sentir que por mi cuerpo corría algo, la falta de luz no me dejaba ver qué era, volví a cerrar mis ojos cuando sentí un mordisco en la garganta y cuando me toqué sentí un líquido caliente que me untaba los dedos.
Medio dormida recordé a Drácula y de pronto me senté en la cama pensando que era él.
Abrí los ojos de inmediato, prendí nuevamente la luz y vi mis dedos manchados de sangre. Entonces me di cuenta que no era un sueño, abrí los ojos lo más que pude pero Drácula no estaba, ni había indicio de él. De pronto vi que por un lado de la ventana salía una horrible rata asustada. Quedé medio congelada…
— ¡Uff, desgraciada, maldito animal!—
Vi el reloj nuevamente y eran las tres y quince minutos, el sueño volvió a irse.
Quedé en mi cama esperando otra vez dormirme. Pero nada, el tic tac del reloj se escuchaba lento y tortuoso.
Apagué la luz a pesar que me asustaba la idea de que Drácula rata volviera a aparecer…
Prendí la radio, repasé el dial pero no había nada interesante. Escuché una voz varonil que decía: “cada uno de los 4 animales tenían 6 alas y en torno y por dentro estaban llenos de ojos y no reposaban ni de día ni de noche. Entonces hermanos es hora de arrepentirse”… Comprendí que era un pastor de una iglesia que leía el
Apocalipsis. Vaya a esa hora escuchar semejantes palabras. Era una noche infernal y supe que me faltaban horas para que la luz del día apareciera, entonces me levanté descalza y cerré la ventana. Al volver a mi cama mi pie tropezó con algo en la oscuridad, blandito y pequeño… Sentí que lo tiré debajo de la cama.
Asustada y con el corazón haciendo dúo con el tic tac del reloj, prendí nuevamente la luz.
¿Me atrevería a mirar debajo de la cama? Lo pensé dos veces. La valentía me surgió de inmediato y me acosté sobre la cama y poco a poco mi cabeza fui dejando caer para ver de qué se trataba…
Solo alcanzaba a ver tres cosas que se movían pero no sabía que era porque la poca luz no me dejaba observar bien.
— ¿Qué hago? ¿Qué es eso?— Me preguntaba.
Por fortuna la escoba se me había quedado el día anterior dentro de la pieza. La tomé sin hacer mucha bulla y como pude la metí debajo de la cama y dispuesta en cualquier momento a salir corriendo de la pieza.
— ¡Guácalas! Tres montoncitos rosados que se movían! La rata Drácula acaba de parir!
— ¿Qué hago con ellos a estas horas?—
Llevé el recogedor de basura, los alcé y los metí en una chuspa plástica, la cerré con mucho asco y la llevé a la cocina. Me dispuse a acostarme en el sillón de la sala, me dieron las 6 de la mañana cuando me quedé dormida. Mi cita era a las 8 de la mañana y me habían recomendado puntualidad. A las 7 me desperté asustada, me bañé, salí a la carrera a tomar un taxi porque perdería la cita.
Llegué al consultorio a las 8.01 minuto y para mi desgracia la enfermera me dijo que el aparato para sacar el electro se había descompuesto el día anterior.
¡Vaya que nochecita y que cita tan decepcionante y lo que más me dolía era que me había gastado lo que quedaba en mi cartera para pagar el taxi!
Etelsaga, julio 2008

ja,me atrapaste en la historia.Uff que terrible son esas noches de insmnio,donde inventamos mil y una cosa,y nada parece funcionar...solo desesperarnos mas.
Y ja insomnio provocado seguramente por la inconciencia,saber que se debía ser puntual,eso lleva a veces a el insomnio ya que uno tiene miedo de dormirse...y daracula,porque no también el inconciente...junto con el tic tac del reloj me recuerda a sangre,a ritmo cardiaco...a electrocardiograma...
Eso si,las ratas no las asocio aún con nada,más que con algun temor natural tuyo..como los gusanos ja.
Muy bueno,me gusto mucho.

jaja, gran relato Ethel y es que esas noches de imsomnio si que son terribles, he llegado a contar mas ovejas que nadie creo yo...al final se duermen ellas primero que yo, pero en fin...atrapa el texto, vas llevandonos a imaginar esa escena de Draculas ratas y como la noche se va a poderando de uno con cierto temor, y mas ratitas, uffff, la verdad que empece a sentir ciertos cosquilleos del miedo, jaja, mientars no existan Draculas abejas, está todo bueno...muy bello Ethel, entretenido y como siempre llevandonos por estos pasajes que son tan cotidianos en nuestra vida...muy bien...

Besos,

Ignacio

Un buen relato, ameno..y expectante por momentos,logras captar la atención...insomnios,desvelos que no se detienen ni con ovejas o abejas,ja,
Muy bueno de verdad.

Que las hadas te acompañen.

Divertido, y bien contado,asi lo senti.
Buen texto.

Gracias sus comentarios son bienvenidos y les agradezco mucho el tiempo que me dedican.
Un abrazo

¡Ja ja ja ja já, qué buena anécdota! Ocurre cuando a uno se le espanta el sueño; una noche escuché ruidos extraños, por flojera no quise levantarme, me dormí pero desperté brúscamente; un individuo estaba entrando al dormitorio cautelosamente con un cuchillo en su mano, desesperado cojo mi pistola; todo desapareció, no había ladrón, ni pistola y estaba sentado en la cama transpirando agitado, por idiota me pasó, debí levantarme y ver qué ocurría, habría dormido tranquiloy no habría tenido la pesadilla.
Entretenida historia, bien relatada y que me ha hecho sonreír con el susto que tuviste en tu insomnio.

Gracias Jaime a mi también me hiciste reir..

Felicitaciones compañero, un trabajo precioso,bien llevado y ameno.
Una buena recomendacion y muy acorde a este mes.

Que las Hadas te acompañen

Mes de Brujas y espantos

Hola Ethel Saavedra Garcia:


Basta que tengamos que madrugar obligados por una cita importante, para que se nos complique el sueño con la fantasía de una duermevela insufrible. Entonces aparecerán pegadas a nuestro cuello, sedientas e insoportables vampi-ratas.

Una entretenida lectura que fue un placer comentar.

Cordiales saludos.