Estás aburrida, sola; y la trilogía Cuentos que piensan está sobre la mesita del dormitorio. Yo te llamo, entonces tu me abres y comienzas a leer; es el libro primero. Al comienzo escuchas mi voz con claridad y ves, como se desdobla en otras voces, imágenes, humor, acción, tiempos y lugares y sigues leyendo en tu cama acostada y bien arropada. Pronto llegas a mi último cuento, el que habla de amor: …el novio, acicalado, sostiene allí de pié la foto de su amada en la mano izquierda, y en la otra; un gran ramillete de blanco jazmín. Guarda la foto en su bolsillo y se dispone a entrar al edificio; subiendo por esas escaleras hasta llegar al apartamento. Nota que la puerta está entornada y despacio, la termina de abrir. Una corriente de aire golpea la ventana de tu dormitorio, me marcas doblando la página y te levantas a cerrar; pero antes de volver a la cama te parece escuchar un ruido en el salón, entonces el gato atigrado entra a tu dormitorio y te tranquilizas; sigues leyendo, arropada y con el gato a tus pies: …el novio atraviesa el salón en puntillas de pie y se enfrenta a la puerta del dormitorio; la abre, sólo un poco, empujándola suavemente y espía, para vela acostada, en su cama arropada; entra y se acuesta a su lado a leer callado, y el gato se pone a ronronear. Cuando terminaste de leerme, me dejaste apoyado junto al ramillete de blanco jazmín, y te diste media vuelta… no sé si a dormir.