Invisible

La multitud desfilaba en una corriente interminable, a veces impetuosa como el cauce de un río, por las estrechas veredas del centro de la ciudad.

La gran mayoría era gente jóven sin muchos problemas, o sin haber alcanzado la edad suficiente como para tomárselos muy en serio. Los mayores trataban de mimetizarse silenciosamente con el entorno, aunque eran los que generalmente se paraban a mirar los escaparates. Allí únicamente imperaba el hoy y ahora, el disfrute de ese momento bullicioso y las simples transgresiones al recato que sólo el anonimato del conjunto podía garantizar.

Era un sábado por la tarde y eso en sí mismo parecía explicarlo todo; las modestas compras, los pequeños gustos complacidos, la ropa más acorde que nunca con la última tendencia y la liberadora soltura del comportamiento social entre pares.

El colorido de las vidrieras y la música a volumen casi excesivo que se filtraba desde la entrada de algunos negocios, conspiraban para confirmar el aire de permisividad en la idiosincrasia de los transeúntes.

Las mesas colmadas en las veredas de los bares, constituían un mundano regocijo de consumiciones variadas, acompañadas por la infaltable charla vivaracha y altisonante entre amigos.

Parejas de rostros arrobados firmemente agarradas de la mano, niños alegres e inquietos verificando a cada paso los límites en la paciencia de sus padres, y grupitos de amigos con desbordante entusiasmo aparentemente ilimitado, fluían por esa particular esquina céntrica sin más preocupación que la de pasar un buen rato.

Vendedores ambulantes y artesanos aprovechaban la mejor tarde de la semana, ofreciendo sus productos mientras charlaban animadamente entre sí, compartiendo cigarrillos, bebidas y comida.

Quizás sea por eso que todos optaran por ignorar su presencia inoportuna e inconveniente. Sin reparar un segundo en aquel perro hambriento, con el cuero pegado a sus costillas prominentes, manchones ralos en su pelambre sucia y la mirada opaca, resignada mansamente a un estoico sufrimiento, que se hallaba tan solitariamente acompañado en ese mar de gente indiferente. Una criatura viva como cualquiera de ellos, pero sólo un perro...

Hermoso escrito amigo y a veces ni ven a los niños tampoco,y la vida sigue, mal pero sigue.
Besos
Lili

Gracias por tu tiempo al leerme y comentarme, Lili. Esta es una relidad muy aspera de la vida. Un beso,
Jose

Buen texto Fobio. Es un llamado de atención para que estemos más minuciosos a nuestro alrededor. Muchas veces el deseo de consumir nos aparta del dolor ajeno.

Feliz día.

Muy sentido y sobre todo para aquellos que amamos a los animales y en especial a los perros.
Un abrazo, fue un placer pasar por tus letras estimado José

Si, Ethel. Ojala seamos un poquito mas concientes de aquello que no sea nosotros mismos. Especialmente con los animales callejeros. No tienen el don de la palabra, ni la osadia de quejarse. Gracias por tu visita, amiga. Un abrazo,
Jose

Muchas gracias, Ricardo. Esto me paso ayer mismo y si hay algo que me afecta en gran forma es ver a un animal sufriendo ante la indiferencia de todo el mundo. Y mas cuando se sabe que estan en la calle por obra y gracia de la negligencia humana, que se supone posee el don del raciocinio (jaa..., buen chiste). Aprecio de corazon tu visita y tu comentario, querido amigo. Un fuerte abrazo de vuelta,
Jose

Un observador fijo en una esquina céntrica de la urbe, en el día de mayor libertad y regocijo, capta cuán egoístas e insensibles podemos ser. El perro es un buen símbolo de lo que no queremos ser pero podríamos, por lo tanto, la advertencia vale.

Buena narrativa, justas palabras y recursos. El título visualiza y extiende el contenido del mismo. Un llamado a la empatía y la sensibilidad de los seres invisibles (que los hay y muchos). Grato leerte, José. Y no sé...pero sigo creyendo que mientras haya almas sensibles que si vean con el corazón (aunque suene cursi), la esperanza en la humanidad, de mi parte, no se pierde sino sigue titilando.

Muchas gracias por tu visita y comentario, amigo Antifaz. Aprecio sinceramente tu paso por este rincon. Saludos,
Jose

Muchas gracias por tus palabras, Silvina. Y a esta altura del partido, realmente ya no hago mas distinciones entre lo cursi y lo profundo o elaborado, solo me contenta saber que el sentir es genuino. Un lujo contar con tu presencia en mi espacio, amiga. Un saludo con afecto,
Jose

Pues yo agradezco de corazon tu visita y comentario, amigo Jaime, y lamento mucho la perdida de Guaren. Eso es lo que pasa (por lo menos a mi) con las mascotas. En mi casa tengo tres que conviven diariamente con nosotros y definitivamente son parte integrante de la familia. Uno se encariña de tal forma, que cuando algo sucede, se sufre como con cualquier persona. Eso nos paso el año pasado, cuando tuvimos que decidir sacrificar a nuestra perrita de 17 años que estaba gravemente enferma. Fue una de las decisiones mas dificiles y dolorosas que tuvimos que hacer. Pero bueno, hay que aprovechar y guardar los lindos momentos de compañia, fidelidad y cariño que ellos tan desinteresadamente nos brindan. Un fuerte abrazo,
Jose

..."pero solo un perro".....Y las personas no és que seamos malas, no és eso, solo egoístas y no reparamos en desgracias ajenas. Sabes que todavía tengo a mi Xic, así que imáginate cuanto me gustó e inquietó tu relato, porque aunque solo sea un relato no es menos cierto que estas "cosas" están a la orden del día...desgraciadamente..........

Siempre me llegas aquí..muy cerquita del alma.

Un super beso..!

Muchas gracias por tu visita y comentario, querida amiga. Sabes que tengo un gran amor por los animales y especialmente por los perros. Desgraciadamente en mi pais, donde ni siquiera se atiende humanamente a las personas, hay gran cantidad de perritos sueltos en las calles que te parten el alma. Ellos no pueden quejarse, no pueden manifestarse, y solo se limitan a aceptar resignadamente su destino. Para la mayoria de la gente son solo perros. Para mi son algo mas, y siento una parte de responsabilidad en la falta de educacion y prevision que los "inteligentes" humanos tenemos frente a esta situacion, a la que preferimos tratar con una comoda y cruel indiferencia.
Siempre es un gran placer verte por aca, Pili. Un beso y abrazo muy grandes,
Jose