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 REZO PARA HACERSE INVISIBLE Y NO LE ENTREN LAS BALAS I

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luis tejada yepes
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luis tejada yepes


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REZO PARA HACERSE INVISIBLE Y NO LE ENTREN LAS BALAS I Empty
MensajeTema: REZO PARA HACERSE INVISIBLE Y NO LE ENTREN LAS BALAS I   REZO PARA HACERSE INVISIBLE Y NO LE ENTREN LAS BALAS I Icon_minitimeMiér Jun 04, 2008 8:02 pm

REZO PARA HACERSE INVISIBLE Y NO LE ENTREN LAS BALAS
SEGÚN VERSION DE LA BRUJA HERMINIA
LUIS TEJADA YEPES
CUENTO
1
A la parturienta la partera ya le había dado la mala noticia: el bebé que esperaba venia de cola.
Ofelia, la bruja, se decía así misma, cuando la embarazada le pidió asistencia para el nacimiento de la criatura:
-Si por mí fuera, no atendería este nacimiento. Viene en mala posición. Voy a tratar de ponerlo cabeza abajo, pero veo la situación bastante complicada.
Unos días antes trató de enderezarle el bebé con las manos, pero en vano, se negaba a ponerse cabeza abajo. Si no lo lograba rápido alguno de los dos iba a morir… o los dos.
En estos casos, sabía por experiencia que se necesita una cesárea y esa operación solo la realizan en un hospital. El más cercano era el de Remedios, demasiado lejos para lo urgente de la situación. Era tarde para lamentaciones, las contracciones habían comenzado.
El parto pintaba mal desde el principio. No sólo por las condiciones de desnutrición de la parturienta sino porque una operación de ese tipo necesita condiciones especiales e instrumentación adecuada y ella no contaba ni con la una, ni con la otra. Además la preparación, de operar sabía coser heridas y de pronto cortar carnes necróticas, ¿pero cesáreas?, eso era para las grandes ligas, Ella se lo informó a la mujer de antemano lo grave de la situación para que tuviera la precaución de acercarse al pueblo con tiempo y cuando llegara la hora tuviera una atención adecuada.
Para la pobre mujer eso significaba gastos muy por encima de su capacidad económica, la cual rayaba entre la miseria y la miseria absoluta, por lo que a esta no le quedaba más salida que arriesgarse con la bruja, o más bien, no tenía más salida, estaba obligada por las circunstancias a esperar lo que Dios quisiera.
-No Ofelia, aunque se que es lo más indicado eso cuesta y sabe, no tengo un solo peso para los gastos, ni siquiera para pagarle a usted, además usted sabe que yo no tengo marido, así ¡que paila mija!
Ofelia estaba acostumbrada a trabajarle gratis a los campesinos. Ejercía en un medio bastante deprimido económicamente y era consciente de la carencia casi total de recursos monetarios. El ejercicio de sus funciones se cambiaba por especie en la mayoría de las veces. Además el corazón no le daba para negarle a nadie una ayuda. Ella era una bruja creada para ayudar a los demás como lo hizo en su época, su mamá, “la gran bruja del Nordeste”. Este es un oficio que se hereda y los secretos se transmiten de generación en generación.
Cuando la enferma se apareció por la casa de Ofelia ya venía con las contracciones y a esta última no le quedó más remedio que acostarla en su propia cama, pues era prácticamente el único mueble adecuado en la única habitación de la vivienda.
se preparaba repasando en la mente el procedimiento para realizar una cesárea, pero a medida que lo repetía, más difícil se le antojaba.
En el curso impartido por la cruz roja, dentro de un plan de capacitar a los servidores informales del área de la salud, se limitaron a pasarle una hoja con las instrucciones y los pasos a seguir para llevar a cabo el procedimiento de emergencia en caso de necesitarse practicar una cesárea. Instrucciones aprendidas posteriormente de memoria. En el momento de actuar los repasaba por si era necesario, o más bien, por si se atrevía a realizar una operación de esta complejidad:
“Anestesia general o espinal. Drenar con un catéter la orina. Aplicar suero intravenoso. Lavar y afeitar el abdomen. Cortar vertical u horizontalmente, de acuerdo a la posición del bebé, por encima del hueso pùbico. Verificar que la paciente este totalmente anestesiada. Una vez alcance el útero, hacer una incisión en su pared. Extraer el bebé del saco amniótico. Retirar la placenta. Suturar las incisiones”.
Todo eso está muy bien, ¿pero con que se come todo eso? Se decía mirando con desconsuelo la lista de los pasos a dar para realizar la operación
-Ya ni cuchillas de las antiguas se consiguen. Desde que sacaron las desechables no volvieron a producir esas tan prácticas para operar. Con un filo mucho más fino que el de cualquier bisturí, lástima por los pacientes-.
Murmuraba la bruja Ofelia ante la carencia de instrumentos para realizar tan delicada operación a no ser un cuchillo bien afilado que tenía reservado para destazar el cerdo que año tras año le regalaba la comunidad como agradecimiento por sus servicios. Tenía un buen filo pero no lo suficiente para engañar al sistema nervioso y menguar el dolor de la operada.
De los pasos estudiados sólo estaba en capacidad de dar tres: Cortar, extraer la criatura del líquido amniótico y suturar las incisiones.
Anestesia general en este caso, desmayarse o más bien morirse. Ante esto último es más fácil cortar y no hay necesidad de suturar posteriormente.
¿Crueldad?, ¡No!
¡Humanidad!.
Se preguntaba y se respondía ella misma.
-De todas maneras si el trauma del corte no la mata la infección lo hará, si no es que le corto alguna arteria y se desangrará sin que pueda hacer nada por impedirlo-
Del dolor, ni se hable ¿como aliviarlo cuando con lo único que se cuenta es con dos aspirinas y una ponchera de agua caliente para tratar de evitar las infecciones?
-Si se presentan problemas de infecciones en las salas totalmente esterilizadas de los hospitales, ¿que se puede esperar de este cuartucho infeliz en piso de tierra?-.
Pensaba Ofelia cuando limpiaba cuidadosamente la zona en donde haría la incisión.
La parturienta se hallaba tirada sobre una cama con el colchón sin sábanas, con las piernas abiertas. Las manos inmovilizadas por dos vecinas voluntarias, llamadas para asistir el difícil parto. El papel de estas era impedirle el movimiento cuando empezara a cortarla.
Todo estaba listo para practicar la cirugía a sangre fría. La paciente estaba advertida. Resignada había aceptado el por venir, no le quedaba más camino.
Las asistentes voluntarias se hallaban esperando se les asignara el papel en este proceso quirúrgico. Les ordenó desnudar a la paciente. Posteriormente debían inmovilizarla tomándola por los brazos mientras realizaba el único procedimiento recomendado en casos de mala posición del bebé.
Tomó el cuchillo con la delicadeza de un cirujano, tratando de alejarlo de la vista de la parturienta. Trazó una línea imaginaria algunos centímetros arriba del hueso pùbico. En sentido vertical. Era lo recomendado cuando el bebé se hallaba como si estuviera sentado sobre el conducto de salida. Sus experimentadas manos habían palpado esta situación y a pesar de los esfuerzos no pudo ponerlo de cabeza.
Comenzó a cortar los más delicadamente posible pero con firmeza, de arriba hacia abajo.
Al iniciar el corte la mujer emitió un chillido todavía recordado en toda la región. Salió de su seca garganta, pasó por la desdentada boca y se coló por todas las rendijas de la choza que hacia las veces de quirófano. Alebrestó a los perros los cuales le hicieron coro de inmediato con aullidos similares, (daban la impresión de que estaban sintiendo el mismo dolor y horror de la paciente del quirófano improvisado), se esparció por los potreros aledaños, asustó a los pájaros, estos levantaron vuelo con un sonoro aleteo y fue a morir a la orilla deforestada del río Itè.
La piel se abrió dejando a la vista una especie de grasa amarilla compacta, le siguió algo parecido a un lino blanco cubriendo una especie de balón inflado, al cortar este último, saltó de la profundidad una diminuta mano, empuñada, como si acabara de terminar una inmersión de competencia en lo profundo del mar. De inmediato Ofelia la bruja haló de ella enérgicamente. Adherida a la pequeña extremidad había un pequeño cuerpo con cabeza y abundante cabellera. Todas las presentes quedaron aleladas ante este milagro de vida, de inmediato y sin necesidad de la acción acostumbrada en estos casos, como por ejemplo unas enérgicas nalgadas, la pequeña lagartija peluda emitió un enérgico berrido.
Ofelia la bruja, más tarde comentaba en son de chiste ante los comentarios de que la niña había llorado espontáneamente:
-No…si empezó a llorar cuando le dije al oído que había nacido en Remedios…-

2

La envolvió en los trapos preparados para la ocasión. El pequeño envoltorio lo entregó a una de las improvisadas enfermeras. Desde el inició de la cirugía, unos segundos después del chillido, las enfermeras se quedaron sin oficio porque la mujer dejó de luchar y de vivir.
Desde ese mismo momento se dedicaron a curiosear como Ofelia cortaba y posteriormente como halaba a la bebe de la chamba abierta en el bajo vientre de la parturienta.
Como se esperaba desde antes de la operación, la mujer murió tan pronto comenzó a realizar la incisión. Se le partió el corazón ante la visión de Ofelia la bruja cortándole el estómago.
A Ofelia le tocó hacerse cargo de la recién nacida ya que todas las asistentes se hicieron las locas cuando ella pidió una voluntaria dispuesta a sacrificarse convirtiéndose en madre adoptiva. Ante la pregunta, sin mediar más palabras, las mujeres voluntarias fueron abandonado, una a una, el recinto sin despedirse dejando sola a la bruja, a la recién nacida y al cadáver.
-Ay muchachita y ¿ahora?, espero que traigás el pan debajo el brazo, porque sino, nos fregamos las dos-.
Le decía con cariño, ella no había tenido marido y menos hijos. La profesión de bruja era muy poco atractiva para los supersticiosos varones de la región que le huían como si se tratara del mismo demonio. Además la naturaleza no había sido muy pródiga en dotarla de encantos, es decir era más bien feíta a pesar de su bella alma.
-Bueno ya que le maté a la mamá de la única manera que puedo compensar el daño es criando a la hija-.
Se decía mientras le introducía el dedo meñique en la boquita para distraerla mientras resolvía el problema de la alimentación de la recién nacida.
La madre yacía inerte en la cama. Los ojos sin vida fijos en el techo. Era un dantesco espectáculo de sangre, aguasangre y más sangre.
Había que sepultarla pronto porque las altas temperaturas descompondrían el torturado cuerpo en cuestión de horas.
Lo hizo cerca. A pesar del cansancio tomó una pala, una pica y con energía cavó un hueco en la tierra de un metro de profundidad, más allá de la mata de monte, a unos veinte metros de la casa. Las primeras luces del crepúsculo la sorprendieron en esa actividad. El cantar de un gallo se oyó como un grito lastimero anunciando la llegada del nuevo día, no era el presente ni el futuro, era la intemporalidad de los miserables.
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MensajeTema: Re: REZO PARA HACERSE INVISIBLE Y NO LE ENTREN LAS BALAS I   REZO PARA HACERSE INVISIBLE Y NO LE ENTREN LAS BALAS I Icon_minitimeVie Jun 06, 2008 12:56 pm

Que relato por Dios!, se me erizo la piel, lloré, y hasta maldije leyendote.
No puedo comentar, me conmocionó.
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MensajeTema: Re: REZO PARA HACERSE INVISIBLE Y NO LE ENTREN LAS BALAS I   REZO PARA HACERSE INVISIBLE Y NO LE ENTREN LAS BALAS I Icon_minitimeVie Jun 06, 2008 10:11 pm

Un relato muy fuerte, la ambientación es tan buena ,que el lector puede perfectamente hacerse participe.
Un comienzo abrupto que nos introduce de lleno en la acción.Personajes bien delimitados,al igual que los espacios y tiempos en los que transcurre la acción.
Una "bruja" de pueblo, muy instruída, con base en conocimientos cientificos que hace del personaje un ejemplar casí unico.
La tención va en aumento a lo largo del texto y llega a su punto máximo con el grito desgarrador de la parturienta.scena por demás muy bien descrita).
Con el nacimiento de la niña, comienza a aflojar la tención y vas creando el clima para la continuación del relato.
Realmente es un texto muy bien llevado, y más allá de la calidad literaria, por lacatarsis que se produce en el lector a leerlo.
Felicitaciones


Que las hadas te acompañen.
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MensajeTema: Re: REZO PARA HACERSE INVISIBLE Y NO LE ENTREN LAS BALAS I   REZO PARA HACERSE INVISIBLE Y NO LE ENTREN LAS BALAS I Icon_minitime

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