Secretas confusiones

Nota Este cuento surgió del Taller de Escritura que se encuentra en Aula Virtual. Un ejercicio colocado por nuestro compañero Antifaz y ahora mejorado. La técnica consistió en retomar textos de tres libros diferentes.

Tomé las lecturas de:
Historia de mi vida - Giacomo Casannova
Siempre verde - Belva Plain
Veinticuatro horas en la vida de una mujer - Stefan Zweig


Aquella mujer llevaba sobre su cuello un fino pañuelo que el viento movía fuertemente. Por su figura, cualquiera deducía que era una mujer de alta sociedad y muy bella. Su cuerpo era delgado, bien cuidado y su pelo dorado como el sol.
Caminaba por la playa mientras hundía con fuerza los pies en medio de la arena blanca. Quería descargar esa energía que la embargaba con rabia. La espuma del mar a su paso por las huellas no logró borrarlas; sólo una breve modificación sufrieron. Parecía que el mar se confabulada con los momentos que estaba viviendo.
Los recuerdos venían a montones a su cabeza, no supo porque recordó aquellas frases del libro de Giácomo Casanova donde describía muy bien una escena: "Llegué a Roma después de 36 horas de viaje". Ella al igual que él, recordó como las sillas de la planta baja del hotel donde se hospedaba, estaban recubiertas de un color rojo vino tinto. Su viaje había sido igual de largo, sin embargo no había llegado a Roma, sino a Magadascar.
Más que aturdida con lo vivido durante las últimas 24 horas estaba defraudada de ella misma. Se recriminaba su debilidad, su falta de carácter. Sin embargo, su pudor, la hacía debatír contrariamente: momentos donde satisfacía sus pensamientos con las escenas para ella bien logradas y de inmediato los sentimientos de repudio por haber alcanzado tanto, confusiones que secretamente se llevaría a la tumba.
Haber frecuentado ese Casino por el simple hecho de que a su marido le encantaban, fue quizás el peor error que ella había cometido: Había decidido pasar unas vacaciones cerca al mar para no quedarse sola en casa debido al viaje de su marido al África y lejos de pensarlo, en ese sitio logró enamorarse de un hombre menor que ella y de otra condición social: un vulgar jugador. En pocas horas afloró en ella un sentimiento que la había llevado hasta la cima del amor, ese hombre logró despertar una pasión irrefrenable y desconocida por ella.
Ahí en Madagascar supo que “aparentemente era feliz al lado de su marido”. Ahora tendría que preparar todo el discurso de como la había pasado. Sabía que repetiría una frase ya dicha: “Ya sabes que sin ti, mi vida es monótona”.
Las noches las pasaba en blanco tratando de olvidar el pelo revuelto de ambos en aquella cama limpia. La cara del vulgar jugador no podía olvidarla, tampoco su cuerpo, ni sus ojos azules en contraste con el pelo negro y lacio. Aquellas frases que nunca fue capaz de decirle a su marido, surgieron en esos momentos de intimidad, ocasionando que sus mejillas adquirieran un color rojizo al recordarlas.
Supo que esas vacaciones serían un tormento en su recuerdo y que difícilmente podría olvidarlas a sabiendas que se odiaba por ello. Sin embargo, cuando se miraba en el espejo y veía su cuerpo desnudo, sonreía plenamente.

Pues la felicito amiga mía, es un escrito muy hermoso, muy bueno sobre todo por ese secreto interior de la protagonista.
A veces se hacen cosas en el momento y no sé si por impulso o porque el humano está ávido de sentir la adrenalina de hacer algo que jamás se había pensado se pudiera hacer.

Un abrazo, el final es excelente.

Blanca,
TARDE GRIS

Gracias Blanca... Un placer encontrarte en este rinconcito.
Feliz semana..