Perdido

Si alguna vez, me sentí perdido, esta es una de esas oportunidades. Sentado, en la cima de mi mundo, que no es mucho, liberé mi mente para que se dejara llevar por las cuestiones que alberga el corazón. Pero no aquellas que hacen al amor en si, como la relación entre dos seres. No. Fue, algo más complejo. Diría que, deje que una pequeña luz se internara en mí para darme la oportunidad de poder ver más allá de mis propios intereses. Examinar los ajenos y discutir conmigo mismo el porqué de ciertas cosas, que me abruman.
Miles de sentimientos bastante funestos brotaron del centro mismo de mi alma. Y yo que la creía tan pura y casta. Inmunda, resulto a la hora de decir lo que piensa.
No hubo caso, mis pensamientos, se desvariaron al poco de estar formulándose y, todo se fue al tacho en un abrir y cerrar de ojos.
Pero sigo ahí, en la cima de mi mundo, esperando que en algún propenso traspié, logre por fin encontrar las palabras exactas para poder decir lo que necesito, a quien necesito.
Una salvajada de monologo sin freno, le dedique toda la tarde para ordenar mis pensamientos, después de haber escuchado a la puerca de mi alma.
Y como resultado de última carrera en los pingos, se me ocurrió pensar que lo mejor era mantenerse al margen, esperar a que todo se calmara un poco y, cuando la ocasión se precipitara, simplemente ejecutar el plan.
Extirpar de mi mente, la locura.

Hola, Diego. Asumiendo que estamos frente a un relato no personal, podría pararme frente al yo narrador y decirle algo que una amiga una vez me comentó. Era algo así como que no había que temer enfrentarse con los propios demonios (todos los tenemos o casi todos) sino no verlos.
Un relato/monólogo psicológico con lenguaje coloquial que lo hace llegadero al lector. Un abrazo.

Asumis bien querida Sil.