arba2 Escritor activo
Cantidad de envíos : 87 Fecha de nacimiento : 22/05/1971 Edad : 53 Localización : Malaga, España Fecha de inscripción : 06/11/2010
| Tema: El guardián de tu destino Mar Nov 09, 2010 5:50 pm | |
| ¿Cómo acabó el libro en mis manos? Quizás fuese una casualidad, quizás el destino, o tal vez fuesen las letras grabadas a fuego sobre el cuero marrón de la encuadernación del libro las que llamaron mi atención. “El guardián de tu destino” era lo que decía el grabado. El caso, es que me fije en él a eso de las seis de la tarde, cuando entre en la nueva librería que acababa de abrir en la plaza, que estaba a dos minutos de mi casa. Tenía ejemplares muy extraños, rollos de pergaminos (replicas supongo), libros con encuadernación de madera, con cerraduras, con candados, etc. ¿Qué es esto? Me preguntaba cuando vi todo aquello –Se parece a las bibliotecas que con tanto celo ocultaba la inquisición– pensé. Luego me di cuenta de que no era así, cuando vi títulos contemporáneos encuadernados de la misma manera. Se trataban de títulos para coleccionistas, o algo por el estilo. En fin, cogí el libro y me dirigí al mostrador, convencido de que el precio del libro se escapaba a mis posibilidades, ya que tan solo llevaba veinte euros encima. -¡Hola!-. Salude al dependiente, que estaba ojeando el periódico. El dependiente era un chaval joven, de unos veinte años más o menos, se le veía avispado, y tenía mirada de pícaro. No me equivocaba en lo de pícaro. -¿Cuánto vale el libro?-. Le pregunte mientras le acercaba el libro. -¿A ver?, un segundo-. Me dijo el dependiente con el libro en la mano y escribiendo el nombre de este en la base de datos de el ordenador. -¡Qué raro!, no aparece aquí-. Dijo frunciendo el ceño. -Voy a ver por autores-. Dijo mientras le daba la vuelta al libro buscando el nombre del autor. -No pone el nombre del autor por ningún lado, pero si se lo quiere llevar, se lo puede llevar por cincuenta euros, que es más o menos lo que vale un ejemplar de características similares-.me dijo con media sonrisa en la cara y tamborileando con los dedos sobre el mostrador un pelín impaciente. -El libro no aparece en la base de datos, por lo tanto no existe. Si me lo quedo, te vas a quedar tú con los cincuenta euros. Te doy veinte euros y ganamos los dos, de todas maneras no tengo más-. Dije yo asombrado por lo que había hecho, ya que jamás en la vida actué de esa manera. - No puedo hacerlo caballero-. Me dijo el dependiente mirando el libro. - Muy bien, pues me voy-. Le dije mientras me daba la vuelta y me dirigía hacia la puerta. -¡Ha! por cierto, la próxima vez que hagáis inventario aparecerá el libro, y entonces no podrás embolsarte su venta-. Dije sin girarme y agarrando el pomo de la puerta para salir. - ¡Veinte euros! De acuerdo-. Grito el muchacho. Me acerque y le di los veinte euros, a cambio el me dio el libro, a pelo, sin bolsa ni nada. -Que tenga un buen día-. Decía mientras se metía los veinte euros en el bolsillo. -¡Adiós!-. Le dije yo. Y salí de la librería. Después de la librería me fui directo a casa, solté el libro en la mesa del salón y me dirigí a la cocina a picar algo, no tenía hambre, pero tenía ganas de echarme algo a la boca. Mire en la nevera, pero nada me llamaba la atención, después mire en el mueble de la cocina donde guardo las galletas y cosas por el estilo, pero tampoco me decidía, así que al final opte por beber un vaso de agua. Después de salir de la cocíname fui a la salita a ver un poco la televisión. Cuando me di cuenta, la noche hacia tiempo que lo envolvió todo. La televisión siempre me deja gilipollas, pero ya estaba acostumbrado a estar en ese estado, ni siquiera había cenado, pero tampoco tenía hambre. Me puse el pijama y empecé a prepararme para dormir, eche la puerta con llave y fui apagando luces por mi camino. Cuando estaba a punto de apagar la luz del salón, me fije de nuevo en el libro que estaba sobre la mesa, lo cogí y apague la luz del salón. Ya en mi habitación, deje el libro sobre la mesita de noche y me metí en la cama. Una vez acomodado cogí el libro y me dispuse a echarle una ojeada. “El guardián de tu destino” es lo que ponía la primera pagina cuando abrí el libro. “Capitulo primero, El camino” era lo que ponía en la segunda página. Más abajo, a pie de página, había una frase con letras muy pequeñas. “La luz no te dejara ver la entrada del camino”, era lo que decía la frase. Acto seguido pase a la siguiente pagina. La luz de la mañana que inundaba mi habitación a través de la ventana me molestaba bastante, y con los ojos medio cerrados me incorpore en la cama. Mire en la mesita de noche y vi el libro. Me extrañaba bastante no recordar nada de lo leído, salvo las dos primeras páginas. El día transcurrió con normalidad. La mañana la pase buscando trabajo, como de costumbre. Una costumbre que cogí cuando me quede parado, hace ya siete meses. En siete meses no encontré nada de nada, pero por lo menos me quedaban algunos meses de la prestación por desempleo. La tárdela dedique a mis cosas. Por la noche y ya metido en mi cama, volví a coger el libro, y abrí directamente por la tercera página. El sol volvió a despertarme, me levante atolondrado y fui directamente al baño, me lave la cara, y mientras me miraba en el espejo, que estaba sobre el lavabo, me acorde del libro. -¿Qué coño está pasando?-. Dije en voz alta.
De nuevo de noche, y metido en la cama cogí el libro, lo examine detalladamente, mire cada detalle de la encuadernación. “El guardián de tu destino” leí. No me había dado cuenta antes, pero el grabado a fuego tenía una profundidad fuera de lo normal. Parecía que tenía una profundidad de unos dos o tres centímetros. -Imposible- pensé yo. Abrí la tapa de la encuadernación y vi que la tapa de esta tenía cuatro o cinco milímetros de grosor. Volví a mirar el grabado y me di cuenta que la profundidad de este, solo era un efecto óptico producido por la quemadura al chamuscar la piel. Esta se volvió completamente negra y mate, y al no reflejar la luz daba sensación de profundidad. Resuelto el enigma de la portada, me dispuse a averiguar el que me tenía en vilo todo el día. Abrí el libro por la primera pagina, la mire, la remire y la volví a mirar, pero no encontraba nada fuera de lo normal. Simplemente aparecía el título del libro “El guardián de tu destino”. Pase a la segunda página con un poco de nerviosismo. “Capitulo primero, El camino” se leía un poco más arriba del centro, pero puse especial interés en la frase de pie de página “La luz no te dejara ver la entrada del camino”. Estaba a punto de pasar a la tercera página y mi nerviosismo incremento. Pensé en la última frase que había leído, y justo antes de pasar la página cerré los ojos, quedándome totalmente a oscuras. Tenía los ojos cerrados, había pasado la tercera página y seguía consciente aun. Algo me decía que aquel libro no era normal, lo intuía desde que me fije en el en aquella librería. Y lo confirme en el momento que abrí los ojos. Cuando abrí los ojos, no me encontraba en mi habitación. Ante mi veía un pasillo muy largo, con suelo y paredes de piedras e iluminado con antorchas por todo lo largo del pasillo. Me gire y me encontré de cara con una pared de piedra, estaba claro, hacia atrás no podía ir. Me volví a girar y trate de ordenar mis pensamientos. -esto debe de tratarse de un sueño- pensé, pero si fuese un sueño, era muy real, además no notaba la fina tela de nilón con lo que parecen estar cubiertos los sueños. Después de mucho pensar, no sacar nada en claro, y ver que no me despertaba, decidí ver hacia donde me conducía el pasillo. Camine un buen rato por el pasillo de piedra iluminado por antorchas, y parecía no acabar nunca. Arto de caminar y no llegar a ningún lugar, decidí girarme para ver el alcance de mi caminata. Me sorprendí al encontrarme de nuevo con la pared que tenia tras de mí al principio del pasillo. Me encontraba aturdido, desorientado, mareado, y el sueño (si se trataba de eso) se estaba convirtiendo en una pesadilla. Me senté contra la pared y puse la cara entre mis manos. Había empezado a perder los nervios, cerré los ojos, eche la cabeza hacia atrás y respire profundamente. Con la cabeza hacia atrás, tras haber respirado dos o tres veces habiéndome hinchado bien los pulmones, abrí de nuevo los ojos. Entonces lo vi en el techo del pasillo. Había una especie de trampilla de madera con una argolla en un lado, y en la misma madera de la trampilla había una frase tallada “Ilumina el tablero y la oscuridad desaparecerá”. Trate de memorizar esa frase, nunca se sabe cuando me haría falta recordarla, y después de lo ocurrido con la frase de letras pequeñas del libro, no me cabía duda de que estaba escrita por algo. Tire de la argolla y la trampilla cedió abriéndose por el lado de la argolla. Al abrir la trampilla, se descolgó una escala que llego hasta el suelo. La escala estaba anclada en la parte posterior de la trampilla. Pegue un par de tirones de esta y vi que estaba segura, por lo tanto subí por ella. Cuando subí me encontré con una habitación sin puertas (salvo por la trampilla que había entrado), sin ventanas y sin esquinas. Era totalmente redonda. Del centro mismo del techo colgaba una lámpara de madera con varios brazos, y en cada brazo había una antorcha. La lámpara parecía el timón de un barco. Me fije en la pared de la habitación, no tenia ventanas, pero sí que tenía unas especies de placas de piedra en bajorrelieve, en concreto había seis por toda la pared, con distintos motivos y escenas. Entre placa y placa de piedra, grabadas en la misma pared, había frases que tenia partes que entendía y otras que no entendía. No le eche mucha cuenta y me centre mas en el libro que estaba abierto por la tercera página.
Tienes la oportunidad de verle los ojos a tu futuro, Después podrás verle los ojos a tu pasado, Y mientras, tuyo será el presente. Jamás volverás a pasar hambre ni sed. Seis llaves son, en el orden correcto las que te enseñaran el camino. Era todo lo que ponía en la tercera página, así que pase de página. En la siguiente página se podía ver el símbolo de un sol que me pareció haberlo visto en las inscripciones de la pared. A continuación del sol se podía leer: “NNU PO EA RSIDBE” Más abajo se podía ver el símbolo de una nube, que también me pareció haberlo visto en las inscripciones de la pared. A continuación de la nube se podía leer: “IGN EN R PECNIL” Justo debajo de las dos extrañas frases había otra que si la entendía: “PUES LA UNION DE TODOS ELLOS COMPONIAN EL EJERCITO. LA MUJER LO SABIA, EL GUARDIAN TAMBIEN” Y por último, más abajo se leía: “HE AQUÍ EL PRIMER PASO PARA ENCONTRAR LAS LLAVES, PERO NO LA PRIMERA LLAVE” No había nada más en la página, así que pase a la siguiente. La siguiente página decía: “SI NADA DE LO QUE TE OFREZCO TE ATRAE, SIEMPRE PUEDES VOLVER A TU VIDA, HACIENDOME CALLAR CUANDO LA LUZ ESTA DEMAS. Esta era la página que mas me gustaba, ya que estaba harto de esta pesadilla. Quería volver a mi vida normal. Lo volví a leer intentando descifrar lo que ponía. Lo de la luz lo entendía, de esa manera entre aquí (si la luz esta demás la tengo que quitar). Solo tenía que cerrar los ojos, pero ¿Cómo podría hacer callar a un libro con los ojos cerrados? Mientras me formulaba la pregunta, la respuesta se ilumino en mi mente. -¡claro! Solo tengo que cerrar el libro con los ojos cerrados-. Dije en voz alta. Y así lo hice. Cerré los ojos y cerré el libro. Cuando abrí los ojos, estaba metido en mi cama y era de día, solo había pasado un instante desde que había llegado de aquel raro lugar y ya empezaba a parecer una borrosa pesadilla. El libro estaba sobre la mesita de noche, cuando lo vi me entraron ganas de deshacerme de él, pero cada segundo que pasaba, la pesadilla se volvía mas borrosa e irreal y me parecía absurdo deshacerme del libro por una pesadilla. Me levante y no volví a pensar en el libro en todo el día. Cuando llego la hora de dormir, me metí en la cama, mire el libro y apague la luz de la habitación, me gire en la cama y le di la espalda a este. Intente relajarme para así poder dormir, pero no tenia sueño, no encontraba la postura adecuada y estaba incomodo. Me puse bocarriba, bocabajo, abrí los brazos y las piernas, me puse en postura fetal. No había manera, estaba desvelado. Me gire de nuevo en dirección al libro. Desde mi posición podía ver la parte superior de la mesita de noche, el libro sobre esta y detrás la ventana de mi habitación. Por la ventana entraba la luz de las farolas iluminando el techo.la luz de la ventana recortaba la silueta de la mesita de noche y del libro. El cuero del libro brillaba en las esquinas expuestas a la luz y en los bordes del grabado a fuego, pudiéndose leer perfectamente. -solo fue un sueño- pensé mientras miraba el libro. -de todas maneras, si no fuese un sueño y entrase de nuevo podría salir cuando quisiera- me dije mentalmente intentándome convencer. - esto es una locura-. Dije en voz alta mientras me incorporaba y encendía la luz de la habitación. Cogí el libro y empecé el ritual, pase a la tercera página con los ojos cerrados, aparecí en aquel extraño lugar, volví a leer la inscripción de la trampilla del techo “Ilumina el tablero y la oscuridad desaparecerá”. Subí por la escala y entre de nuevo en la habitación redonda. El libro seguía en el mismo lugar. Volví a leer el libro, pero esta vez con menos angustia, ya que sabía cómo volver y quise saber lo que el libro me ofrecía:
TIENES LA OPRTUNIDAD DE VERLE LOS OJOS A TU FUTURO, DESPUES PODRAS VERLE LOS OJOS A TU PASADO, Y MIENTRAS TUYO SERA EL PRESENTE. JAMAS VOLVERAS A PASAR HAMBRE, JAMAS VOLVERAS A PASAR SED.
SEIS LLAVES SON, EN EL ORDEN CORRECTO LAS QUE TE ENSEÑARAN EL CAMINO.
No me creía mucho lo que ponía en el papel, pero en fin, no perdía nada por comprobarlo. Estaba claro que la primera parte era el premio, y la segunda la forma de conseguirlo. -seis llaves- pensé. Pero ¿Dónde están?, aquí solo estaba el atril con el libro encima, las placas de piedras formando bajorrelieves y las inscripciones entre placa y placa. Estaba hecho un lio, no sabía qué hacer. Mirando las placas me fije en la inscripción que tenía enfrente de mí. Me acerque y lo leí detenidamente, después me dirigí rápidamente al libro y pase la siguiente pagina. -¡eso es!-. Grite por el descubrimiento que acababa de hacer. Era la misma inscripción que había en el libro. Sol: “NNU PO EA RSIDBE” Nube:”IGN EN R PECNIL” “PUES LA UNION DE TODOS ELLOS COMPONIAN EL EJERCITO, LA MUJER LO SABIA, EL GUARDIAN TAMBIEN” El libro decía que era el primer paso para encontrar las llaves, pero no la primera llave. Estuve un buen rato pensando, y llegue a la conclusión de que además de ser una pista para encontrar las llaves, era una llave en sí. Esto iba a ser más difícil de lo que creía. Me dirigí de nuevo hacia la pared donde estaba inscrita la pista, y viendo que había cinco inscripciones más, supe que eran las llaves restantes. Luego estaban las placas, que también debían significar algo. Pensé que lo mejor sería observarlo todo a ver que sacaba en claro. Justo al lado de la inscripción que me había llamado la atención había una placa de piedra, con el motivo en bajorrelieve de un reloj de arena. Tras la placa de piedra, la siguiente inscripción que se podía leer decía: “NI EL REY, NI LA REINA, NI NOBLES, NI CABALLEROS, NI TAN SIQUIERA LOS MUROS DEL CASTILLO INSPIRABAN CONFIANZA AL GUARDIAN” SOL: “TN OO A RP” NUBE: “A SL L TOA” “LE SUPO ENSEÑAR EL CAMINO” En la siguiente placa de piedra se veía una especie de monolito con una bola en la parte superior. La siguiente inscripción decía: “AL GUARDIAN NO LE GUSTABA VER COMO LAS MADRES Y LOS PADRES VEIAN PARTIR A SUS HIJOS” SOL: “HCA A URA” NUBE: “AI L GER” La tercera placa que observe, tenía una especie de tablero de ajedrez. La cuarta inscripción decía: “EL PASADO LO CONCEVIA, EL PRESENTE LO PARIA Y EL FUTURO” SOL: “EA L IO” NUBE: “R E HJ” En la cuarta placa de piedra se veía una Venus de Willendorf o Venus del neolítico, se creía que representaban la fertilidad (o por lo menos eso tenía entendido). La quinta inscripción decía: “LAS BATALLAS SE LIBRABAN EN UN CAMPO DONDE” SOL: “LS AO D LZ E LENBN O LS OBA” NUBE: “O RYS E U S ATRAA CN A SMRS” “NI EN LA LUZ NI EN LA SOMBRA, SE ENCONTRABA SEGURO EL GUARDIAN” En la quinta placa de piedra se veía a una mujer y mayor abrazando a un soldado. La sexta y última inscripción decía: “EL GUARDIAN SABIA QUE LAS MUJERSE ANTAÑO ERAN IDOLATRADAS, PORQUE TAN SOLO ELLAS PODIAN DAR” SOL: “L VD A FTR” NUBE: “A IA L UUO” Y en la última placa se veía la corona de un rey o emperador. A partir de aquí, al ser la habitación redonda, empezaba la primera inscripción que leí. Me puse a pensar en lo que tenía alrededor, y no tenía ni puta idea de por dónde empezar. El galimatías de letras que continuaba tras los soles o las nubes debía de tratarse de algún código secreto, las frases que si entendía parecían incompletas y las imágenes de piedra no me sugerían nada, supongo que si descifraba el código o lo que fuese encajaría todo. Estaba a punto de tirar la toalla - esto no me llevaba a ningún lado, y lo mejor sería regresar a mi habitación- pensé justo antes de fijarme en la placa de piedra que se veía el tablero de ajedrez. Entonces me acorde de la frase de la trampilla “Ilumina el tablero y la oscuridad desaparecerá”. No perdía nada por intentarlo. Menos mal que la lámpara de antorchas que colgaba del techo no estaba muy alta, y con solo levantar el brazo un poco por encima de mi cabeza pude coger una antorcha. Me acerque al tablero y le acerque la antorcha. Me quede perplejo, y mi corazón latía con más velocidad cuando vi lo que provocaba la luz de la antorcha en el tablero. En el interior de cada cuadrado del tablero de ajedrez, se iluminaban unas finas líneas, al parecer compuestas por algún tipo de mineral reflectante. En las casillas blancas, las líneas reflectantes formaban el dibujo de un sol, y en las casillas negras el dibujo de una nube, como los símbolos de las inscripciones. Ahora lo tenía claro, el tablero era la clave para descifrar las frases que no tenían sentido. Solo tenía que colocar cada letra en su lugar, las del símbolo del sol, colocarlas dentro de las casillas de los soles, y las del símbolo de la nube, colocarlas dentro de las casillas de las nubes. Probé con la inscripción que el libro decía que era la primera pista o primer paso:
SOL: “NNU PO EA RSIDBN” NUBE: “IGN EN R PECNIL” “PUES LA UNION DE TODOS ELLOS COMPONIAN EL EJERCITO, LA MUJER LO SABIA, EL GUARDIAN TAMBIEN”
Coloque mentalmente cada letra en su lugar correspondiente en el tablero. Era muy fácil, solo tenía que intercalar las letras (sol, nube, sol, nube,…) como el tablero me rebelo, y este era el resultado:
“NINGUN PEON ERA PRESCINDIBLE, PUES LA UNION DE TODOS ELLOS COMPONIAN EL EJERCITO, LA MUJER LO SABIA, EL GUARDIAN TAMBIEN”
No cabía de gozo en mí ante tal descubrimiento, y con el corazón a mil por creer tener la respuesta del enigma. Me dispuse a descifrar los demás, y este era el resultado. Segunda inscripción:
“NI EL REY, NI LA REINA, NI NOBLES, NI CABALLEROS, NI TAN SIQUIERA LOS MUROS DEL CASTILLO INSPIRABAN CONFIANZA AL GUARDIAN, TAN SOLO LA TROPA LE SUPO ENSEÑAR EL CAMINO”
Tercera inscripción:
“AL GUARDIAN NO LE GUSTABA VER COMO LAS MADRES Y LOS PADRES VEIAN PARTIR A SUS HIJOS HACIA LA GUERRA”
Cuarta inscripción:
“EL PASADO LO CONCEVIA, EL PRESENTE LO PARIA Y EL FUTURO ERA EL HIJO”
Quinta inscripción:
“LAS BATALLAS SE LIBRABAN EN UN CAMPO DONDE LOS RAYOS DE LUZ SE ALTERNABAN CON LAS SOMBRAS. NI EN LA LUZ NI EN LAS SOMBRAS SE ENCONTRABA SEGURO EL GUARDIAN”
Sexta inscripción:
“EL GUARDIAN SABIA QUE LAS MUJERES ANTAÑO ERAN IDOLATRADAS, PORQUE TAN SOLO ELLAS PODIAN DAR LA VIDA AL FUTURO”
Había descifrado todas las inscripciones. -¿y ahora qué?-. Dije en voz alta. Me tire bastante tiempo pensando en las inscripciones, intentando averiguar cómo usarlas de llave, y por más que me estrujase la cabeza no daba con la solución. Quizás me había precipitado al pensar que las inscripciones eran llaves, ¿Cómo pueden ser llaves algunas letras? No tenía sentido, pero aquí no tenía sentido nada. Desesperado me deje caer contra la pared, apoyando mi espalda justo en la placa de piedra que tenía el reloj de arena en bajorrelieve. Pegue un brinco hacia delante al notar que esta cedía con mi peso. La placa tenía unos cuatro centímetros de grosor, con mi peso entro en la pared alrededor de un centímetro y medio. Me quede como un pasmarote viendo salir la placa de nuevo muy lentamente. Las llaves debían ser mecanismos accionados al apretar las placas. Había seis placas y seis eran las llaves que decía el libro, todo empezaba a encajar. Puse mis manos sobre la placa del reloj de arena y apreté hasta el final. Se escucho un chasquido y la placa no volvió a salir, seguramente la llave estaba accionada. Volví a excitarme ante la idea de poder conseguir lo que me había propuesto. Empuje la placa que tenia a continuación, que era el monolito con la bola encima, después el tablero de ajedrez, la Venus de Willendorf, la mujer y el hombre mayor abrazando al soldado, y por último la placa de la corona. Todas las placas estaban a ras de la pared. De repente un chasquido mayor a los anteriores sonó, dando paso a un ruido sordo de engranajes y piedra rozando, y todas las placas fueron saliendo poco a poco y a la vez, hasta volver a su estado anterior. El corazón se me iba a salir por la boca, mis músculos se tensaron y mis pulmones dejaron de recibir aire por un momento. Estuve expectante dos o tres minutos esperando que algo ocurriese, la falta de aire en mis pulmones me hizo reaccionar y me recordó que tenía que respirar. No había pasado nada, por poco me muero de un infarto por nada. Algo había hecho mal, y no sé porque supe que tenía que ver con el orden de las placas. No creía que las figuras que se veían en estas fuesen por casualidad o por decoración de las mismas. Tenía por delante otro reto, como si fuera poco lo que había hecho ya ¡guardián hijo de puta! pensé. Debía vincular las inscripciones con las placas, y una vez vinculadas, tenía que averiguar el orden correcto. Tenía que ser así, no veía otra lógica. Rápidamente observe las placas de piedra, mire las inscripciones e intente descubrir alguna conexión entre ellas, y la encontré. Me di cuenta que la inscripción que decía:
“AL GUARDIAN NO LE GUSTABA VER COMO LAS MADRES Y LOS PADRES VEIAN PARTIR A SUS HIJOS HACIA LA GUERRA”
Estaba vinculada con la placa que se veía a una mujer y un hombre mayor abrazando a un soldado. Tenía que ser eso. Muy bien ya tenía una, no creía que las demás fuesen más difíciles, tan solo quedaban cinco y debían de tener alguna conexión. La siguiente que me di cuenta y vincule, era la placa del reloj de arena. Con la inscripción:
“EL PASADO LO CONCEVIA, EL PRESENTE LO PARIA Y EL FUTURO ERA EL HIJO”
Ya iban dos. La tercera que vincule también fue relativamente fácil. La placa de la Venus de Willendorf con la inscripción que decía:
“EL GUARDIAN SABIA QUE LAS MUJERES ANTAÑO ERAN IDOLATRADAS, PORQUE TAN SOLO ELLAS PODIAN DAR LA VIDA AL FUTURO”
Esta frase también hablaba del tiempo, podría haber sido el reloj de arena, pero estaba convencido que era la Venus de Willendorf, era un ídolo y además, mas antaño que esto no había por aquí. A partir de aquí la cosa me empezó a confundir un poco. La inscripción que decía:
“NI EL REY, NI LA REINA, NI NOBLES, NI CABALLEROS, NI TAN SIQUIERA LOS MUROS DEL CASTILLO INSPIRABAN CONFIANZA AL GUARDIAN, TAN SOLO LA TROPA LE SUPO ENSEÑAR EL CAMINO”
Me sugerían dos placas, el tablero y la corona, pero cuando leí la inscripción:
“LAS BATALLAS SE LIBRABAN EN UN CAMPO DONDE LOS RAYOS DE LUZ SE ALTERNABAN CON LAS SOMBRAS. EL GUARDIAN, NI EN LA LUZ NI EN LA SOMBRA SE ENCONTRABA SEGURO”
Supe que esta estaba vinculada al tablero, y la anterior a la corona. Por descarte la inscripción:
“NINGUN PEON ERA PRESCINDIBLE, PUES LA UNION DE TODOS ELLOS COMPONIAN EL EJERCITO, LA MUJER LO SABIA, EL GUARDIAN TAMBIEN”
La vincule con la placa que tenía el monolito con la bola encima. Me di cuenta de que se trataba de la figura de un peón del ajedrez. ¡Bien!, cada inscripción la tenia ligada a las figuras de las placas de piedra, ahora tenía que averiguar el orden. El libro decía que la inscripción que vincule con el monolito era el primer paso, pero no la primera llave, por lo tanto la inscripción debía darme una pista de la primera llave. Había algo en la frase que no encajaba mucho ”La mujer lo sabía, el guardián también” Estudie todas las inscripciones para ver que más había fuera de lugar. Me di cuenta que el guardián aparecía en casi todas las inscripciones, en algunas decía claramente que “no estaba seguro” o “no le inspiraba confianza”. Partí de la base de que la última llave me llevaría hasta el guardián, por lo tanto descarte como últimas en las que el guardián no se encontraba a gusto. Era una pista vaga, pero por lo menos era algo. Ni la placa de la madre y el padre abrazando a su hijo soldado, ni la corona, ni el tablero podrían ser la última llave basándome en este razonamiento. Me centre ahora donde aparecía la palabra mujer, y encontré tres inscripciones donde aparecía. En una se refería a una reina, en otra a una madre y en otra a una mujer. Estaba claro por cual me decante, sin duda a la que hacía referencia directa a una mujer, quera la inscripción vinculada con la Venus de Willendorf. Tenía la primera llave y la accione. La placa de la Venus de willendorf era la primera llave, y la inscripción de esta debía darme la pista de la siguiente llave. Venus de Willendorf:
“EL GUARDIAN SABIA QUE LAS MUJERES ANTAÑO ERAN IDOLATRADAS, PORQUE TAN SOLO ELLAS PODIAN DAR LA VIDA AL FUTURO”
La primera parte hacía referencia a la Venus, pero al final hacia referencia al futuro, lo que también se podía entender tiempo, y que me llevo a la placa del reloj de arena, así que también la accione. La inscripción vinculada al reloj de arena decía:
“EL PASADO LO CONCEVIA, EL PRESENTE LO PARIA, Y EL FUTURO ERA EL HIJO”
“hijo” era la palabra clave, y esta me llevo a la placa de la madre y el padre abrazando a su hijo soldado. También la accione, ya iban tres. La inscripción vinculada a esta placa decía:
“AL GUARDIAN NO LE GUSTABA VER COMO LAS MADRES Y LOS PADRES VEIAN PARTIR A SUS HIJOS HACIA LA GUERRA”
Esta inscripción hacía referencia a las guerras, y había una placa donde se libraban guerras constantemente, el tablero de ajedrez. También accione esta placa. La inscripción vinculada al tablero decía:
“LAS BATALLAS SE LIBRABAN EN UN CAMPO DONDE LOS RAYOS DE LUZ SE ALTERNABAN CON LAS SOMBRAS. EL GUARDIAN, NI EN LA LUZ NI EN LA SOMBRA SE ENCONTRABA SEGURO”
Aquí tenía un problema, porque la inscripción no hacía referencia a otra cosa que no fuese el tablero de ajedrez. Me quedaban dos placas por accionar, una era la corona, y la otra la placa del peón de ajedrez. Estaba claro cual tocaba ahora, sin duda era el peón de ajedrez, y estaba a punto de accionar la placa cuando caí en la cuenta de la pista del guardián. Si accionaba la placa del peón, la ultima seria la placa de la corona, y la inscripción de la corona decía:
“NI EL REY, NI LA REINA, NI NOBLES, NI CABALLEROS, NI TAN SIQUIERA LOS MUROS DEL CASTILLO INSPIRABAN CONFIANZA AL GUARDIAN, TAN SOLO LA TROPA LE SUPO ENSEÑAR EL CAMINO”
Ahora lo tenía claro, esta no podía ser la última llave, porque no le inspiraba confianza al guardián, además el rey, la reina, los nobles que debían ser los alfiles, los caballeros que debían ser los caballos y los muros del castillo que debían ser las torres, encajaban con el tablero de ajedrez, y también decía la inscripción “tan solo la tropa le supo enseñar el camino al guardián”, y la tropa era la unión de los peones, por tanto” tan solo el peón le supo enseñar el camino al guardián”. La placa del peón era la última llave. Accione la placa de la corona, y a continuación la del peón. Supuestamente había descubierto el orden de las llaves. Tenía todas las placas a ras de la pared de nuevo, y un temblor parecido al que provocan los terremotos hizo sacudir toda la habitación. El techo empezó a desmoronarse, desde el centro hacia los extremos. Me eche hacia un lado acurrucado y con las manos cubriéndome la cabeza, pero la parte del techo que estaba sobre mi dejo de caer. La pared que estaba al lado contrario desde donde me encontraba, empezó a desmoronarse hacia ambos lados, como las fichas de un domino. Llegando a mi posición ceso de caer la pared, apenas un metro y medio de pared a lo ancho quedo intacto, lo suficiente para aguantar el trozo de techo que tenia sobre mi cabeza. A continuación fue el suelo lo que empezó a desmoronarse, empezando por la parte donde se encontraba el atril con el libro, y desapareciendo el suelo como una onda en el agua. El suelo sobre el que yo estaba acurrucado no se desprendió, apenas un par de metros cuadrados. Me puse de pié en el poco suelo que quedaba y observe el panorama a mi alrededor. El cielo estaba cubierto por densas nubes negras y grises, tronando y relampagueando. Los alrededores también era la misma desoladora visión, incluso el pilar de piedras improvisado por la suerte o el azar que aguantaba el trozo de estancia donde me encontraba, se perdía hacia abajo entre los mismos mares de densas nubes negras y grises. Me encontraba en el centro de la tormenta. De repente un rayo hizo impacto en el pilar que aguantaba lo que quedaba del chiringuito, y todo se desmorono haciéndome caer al abismo rodeado de piedras. Me desperté aturdido y pensando en el extraño sueño que acababa de tener. Poco a poco empecé a tener conciencia del dolor que me provocaban las magulladuras. Muy a mi pesar, todo había ocurrido realmente. Estaba en el suelo sobre los escombros que quedaban de la habitación redonda, trate de incorporarme apoyando el cuerpo sobre los brazos, pero estaba realmente cansado y me desplome bocabajo con la cabeza girada hacia la derecha, pude ver el atril del libro, y el libro al lado abierto, y un poco más lejos pude divisar una figura humana acercándose. Después perdí el conocimiento. Cuando me volví a despertar, lo primero que vi, fue unos ojos marcado por el tiempo mirándome fijamente. Me asuste y me retire hacia atrás ayudándome de mis brazos y piernas. Era un anciano, vestía con harapos y tenía unas melenas y unas barbas blancas larguísimas, tenía el libro abierto entre sus manos y parecía que los ojos se le iban a salir de sus cuencas mientras miraba el libro. Empezó a hablarle al libro como si estuviese en trance, sin importarle mi presencia. Parecía que estaba loco, hablaba de mentiras, de promesas incumplidas y de trampas, riéndose como un poseso entre frase y frase. ¿Era este hombre el guardián? Ni lo sabía ni me importaba ya, tan solo quería volver, tenía que volver de inmediato, tenía que coger el libro, pero el libro lo tenía el guardián o quienquiera que fuese ese anciano. Entonces el anciano en medio de las carcajadas cerró los ojos, cerró el libro y desapareció. El libro desapareció con él. -¿Cómo? ¡No podía ser!-. Pensé.-se acaba de evaporar mi pasaporte de vuelta a casa-. -¡NOOOOOOOO!-. Grite. Pero allí no había nadie para escucharme, me encontraba en un paraje desértico y desolador, donde todo parecía muerto, había algunos arbustos secos con aspectos fantasmagóricos. El cielo era tormentoso, como el que pude ver desde la habitación redonda, y el fuerte viento no paraba de mover la tierra suelta y el polvo de un lado para otro. Cuando me sobrepuse del mal trago me levante y camine buscando una salida, o a alguien que me pudiese ayudar, pero no encontré nada ni nadie. Pasaron los minutos, las horas, los días y yo seguía caminando por el mismo paraje desolador, había caído en la cuenta de que una cosa si me había concedido el guardián, porque hambre no volví a pasar, ni hambre ni sed. Es como si a mi cuerpo en ese lugar no le hiciese falta las necesidades normales para sobrevivir, simplemente vivía sin hambre y sin sed. Pasaron los días, los meses y yo seguía caminando. No sé cuantas veces maldije al libro y al anciano que se lo llevo. Pasaron los años, creo, porque donde me encontraba no había manera de contar el tiempo, pero lo notaba en mis ropas y en mis manos, sobretodo en mis manos, porque se me habían vuelto escuálidas y arrugadas. Los pelos de mi cabeza y de mi barba crecieron y se volvieron blancos. Debía parecer un viejo Robinsón Crusoe, pero mi desgracia es que no había un “Viernes” a quien contarles mis penas. Decidí no caminar mas, después de no sé cuantos años caminando. Maldije mi existencia e intente suicidarme para librarme de tal condena, pero era inútil, no podía morir de hambre porque no me hacía falta comer, no podía morir de sed porque no me hacía falta beber. Intente abrirme la cabeza contra el suelo, pero el suelo era arenoso, quise tirarme por algún barranco, pero el suelo tenia siempre el mismo nivel en todas direcciones. Cabe un agujero y me ti mi cabeza en el, después cubrí mi cabeza con la tierra que saque de él. No sé cuánto tiempo estuve con la cabeza enterrada para asfixiarme, pero tampoco me hacía falta el aire en ese lugar. En mi soledad me invente a gente para poder hablar y así no olvidarme como se hacía. Me invente una familia, amigos, gente que no conocía para crear multitud a mí alrededor. Imagine calles, edificios, coches, kioscos, tiendas. Invente situaciones cotidianas, embarazosas. En definitiva, invente una locura para mantenerme cuerdo. Esa mañana, mi mujer tenía que ir a una exposición de arte, una nueva promesa del surrealismo. Yo me puse mi traje hecho a medida para asistir a la reunión de la empresa que yo mismo presidía. Teníamos entre manos una fusión empresarial que nos haría ganar muchos millones. Mi chofer estaba esperando de pie al lado de la limusina en la puerta de mi mansión, como todos los días. Cuando Salí, este me saludo con la gorra debajo del brazo. Mi mayordomo, que era el que me abría la puerta, siempre se quedaba esperando con la puerta de la mansión abierta y con los brazos pegados al cuerpo hasta que el coche cruzaba la verja que rodeaba mi mansión. Hacia un buen día, la mañana era fresca, pero era un frescor agradable. Estaba a punto de meterme en la limusina, cuando un montón de piedras cayó sobre esta. Del susto salte hacia atrás y quede sentado en el suelo. Cuando mire, vi una gran cantidad de piedras, un atril y un libro, cerca del libro a unos dos metros, vi a un muchacho sobre las piedras inconsciente. Me fije en el libro, y era “El guardián de tu destino” ¡no podía ser! Estaba aquí de nuevo. De repente todo desapareció, la limusina, el chofer, el mayordomo, la mansión, las personas que pasaban por las calles. Las calles y el cielo azul se convirtieron de nuevo en el cielo tormentoso y el paraje desolador. Volví de la cordura que había creado en mi locura para despertar en la locura de mi realidad. Volví a estar harapiento y desaseado, y recordé el odio había tenido hacia el libro y el guardián. Me levante y me dirigí hacia el libro. El muchacho parecía vapuleado, intento ponerse de pie pero volvió a caer inconsciente. Tuvo que haber sufrido un fuerte golpe. Llegue hasta el libro y lo acogí, luego me acerque al muchacho y lo puse bocarriba .lo estuve observando un momento, este abrió los ojos y pude ver el miedo en ellos mientras me miraba. Rápidamente se aparto de mí, como si pensara que le iba a hacer daño. No me importo, me centre en el libro y lo abrí por la tercera página. -¡por fin te encuentro! Muchos años he esperado que volvieses a aparecer…, y has vuelto. Has hecho que otro ingenuo caiga en tu trampa, prometiéndole cosas que no cumplirás jamás…, como a mí me prometiste… ¡ja ja ja! ¡Toda la vida perdida por una mentira…! ¡Ja ja ja! Pero no importa…, ahora la voy a recuperar… ¡ja ja ja!-.creo que dije mientras cerré el libro con los ojos cerrados. Cuando los volví a abrir, estaba acostado sobre un banco, cubierto con cartones, y tenía el libro bajo el brazo. Según la posición del sol hacia ya algunas horas que había pasado el medio día. Me incorpore y vi que estaba en una plaza que me resultaba familiar. Era la plaza que había a un par de calles de la casa donde vivía cuando era joven, la plaza donde se encontraba la librería, donde comenzó mi pesadilla. Me levante del banco y mire hacia donde supuestamente debía haber estado la librería. Esperaba ver algún derribo del lugar, o algún negocio que se hubiese instalado al paso de los años, pero para mi sorpresa, allí estaba la librería, tal y como yo la recordaba. Me dirigí a ella con el libro en la mano y entre dentro. Juraría que el dependiente era el mismo que me había vendido el libro, pero eso era imposible, aunque imposible era una palabra que estaba pensando eliminar de mi vocabulario. El dependiente estaba leyendo el periódico y no reparo en mí, aproveche para dejar el libro donde lo encontré años atrás y salí de la librería. A unos pocos metros de la puerta me crucé con un muchacho que se dirigía a la librería mientras miraba el escaparate de esta, y no se… por un momento creí que el muchacho era el que deje tumbado sobre los escombros en aquel paraje desolador. Pero eso debía ser imposible.
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