Algunas costumbres ...si se pierden

En muchos lados hay ciertas costumbres que parecen no cambiar con el tiempo, al menos aquí ;la feria de los jueves y los domingos, con vecinas sin licencia de conducir carros (deberían sinceramente pensar en implementar algo en cuanto a eso),los asados de los domingos o la pasta casera, las llamadas telefónicas de tías que ni nos acordamos , el día del cumpleaños, la costumbre de poner en el refrigerador pegados los papelitos que recuerdan fechas, horarios de medicamentos, los barrenderos…con su inconstante paso por las calles, etc. Costumbres tan nuestras como el choripan de un carrito al paso o las tortas fritas un día de lluvia.
Pero hay dos fijas, que ciertamente me molestan y creo que a todos los hombres les fastidia: las salas de espera al médico y la espera a la salida en las escuelas.
Las salas de espera del médico es un concurso de veteranas a ver quine esta peor, uno se asombra escuchándolas, son verdaderos milagros caminando, han tenido cálculos, reuma, infartos, se curaron de ulceras, canceres etc., y si una tuvo hepatitis, l a otra la tuvo peor, y si otra cuenta que consulta por un dolor en la rodilla, hay tres experientes seudo doctoras que le diagnostican, le dan remedios…y uno se pregunta para que carajo van. ¿Y la forma que buscan conversación?, clásico: ¿Qué número tienen?-ah yo estoy después…¿Qué número va?, ¿vio que puntual este doctor?, y ahí zas, si le respondes vas frito, viene toda la historia clínica de la señora.

La otra fija, como decía, es la salida de la escuela. Otro encuentro diario de madres, abuelas, tías, y hasta alguna vecina muy solidaria que se ofreció a llevar al nene.
Si los chicos salen a las doce y media del mediodía, ellas a las doce menos cuarto ya están allí:-Aproveche que salía hacer un mandado y ya me quedo….-
Y ahí bueno, las últimas novedades del barrio, si se murió fulana, si al hijo de mengana lo llevaron preso .. Que si la vecina le debe plata al almacenero y por eso ni pasa por la puerta.
Es muy factible escuchar también las quejas contra las maestras.- no les enseña nada, encima se pasa charlando o tomando té y no ve nada de lo que pasa- y ahí zas, palo a algún nene que por ahí no es un ejemplo de conducta, y libra dios de que por casualidad no este algún familiar del nene también esperando fuera, por que se arma la trifulca.
Mi barrio no es la excepción de estas costumbres, y me toco la fastidiosa tarea de ir a buscar a Cande a la escuela. Las dos cuadras de mi casa a la escuela fuero de planificar el mejor lugar de espera, ,lejos de mujeres con bolsas de mandados, changuitos con dos o tres nenes más esperando a sus hermanitos, vecinas que te ven mil veces y siempre dicen lo mismo: nene que grande estas, y tu mama, cómo esta?, como creció el nene….o de alguna maestra que se asoma a la puerta y le viene la añoranza:-Mateo, que lindo estas, que grandote,-y allá te estrujan contra esos cuerpos gordos, con olor a tinta de pelo, mirando al resto de los presentes a ver si alguien la mira y piensa _que buena maestra sus ex alumnos como la quieren-mientras uno intenta respirar entre esa masa vestida de blanco.
De todos modos, no hay muchas opciones, si me pongo muy lejos, la enana no me verá, así que ya resignado a alguno de esos encuentros del tercer tipo, solo opto por ir bien sobre la hora.

Mano en alto, moña deshecha Cande saluda desde los escalones, una veterana me da un codazo en las costillas avisándome lo que ya había visto. Busco a Cande con la firme convicción de huir rápido de allí, me toca llevar la linda mochilita rosada con rueditas de la enana, mientras ella lucha por intentar desabrocharse la túnica…lo único que quiero es irme de allí.
Detrás de mí viene la señora que amablemente casi me fractura una costilla, con un nene como de diez años o más, hablando a toda voz, como para que todos se enteren de lo abnegada madre que es:
-¿Te mandaron deberes?
-Nada, de nada, l a maestra dijo que leyéramos un cuento.
-Ah que bien, entonces podes ir a ciber toda la tarde.

Y si...una se identifica con esas costumbres (que te cuento que es igual en todas partes) Y también la del colectivo. Recuerdo que bastaba que me sentara cuando iba o venía de estudiar _sin ganas de hablar y con la cabeza con un letrero en la frente de "fuera de servicio" para que me vieran cara de oreja y me contaran la vida y obra en veinte minutos...lo peor es que mucho no podía hacer y a esa persona jamás la iba a volver a ver en mi vida. Y sino la cajera del super..._que lindos chicos...son gemelos? _no, se llevan trece meses_ _ah...no perdiste el tiempo...y fue planeado o "sorpresa"?_ (Confieso que le di el gusto de lo que quería escuchar; Tampoco tenía obligación de contar nada) _y...sorpresa_
Uno sabe cuando deberas alguien quiere saber de vos porque le interesa de buena fe o para satisfacer el morbo o el aburrimiento.
Pero en fin..."hay de todo en la viña" decía mi abuela y hay que saber convivir con eso o hacerle cintura de político y esquivarlo con elegancia. Costumbres que eso son y no van a cambiar y no tienen por qué cambiar creo. Un abrazo.

Tal cual Mateo, eres un buen observador cualidad indispensable para ser un escritor.
Tengo algo por allí escrito que habla más o menos de lo mismo, uruguayos y argentinos somos muy parecidos por algo somos hermanos ¿no te parece?

SI ,AMIGOS, CREO QUE SI QUE MUCHAS COSAS SE COMPARTEN, Y MAS CON ARGENTINA COMO DICE RICARDO...AHORA....JA JA,ME PARECE QUE NO ME SALIO BIEN EL CUENTO, NO SE NOTO LO QUE QUISE MOSTRAR.

A paso de comedia, muy disfrutable.

Un buen cuento, narrado desde la cotidianidad ,con un lenguaje coloquial, donde luego de mostrar esas costumbres arraigadas en la sociedad, pareces querer mostrar paradojicamente como algunas, si se pierden,como por ejemplo la costumbre del libro.
Si no es así, mucho no comprendo el final de este relato el cual queda cortado casi de forma abrupta por ese: Bueno, si no tienes nada ....restandole importancia a la lectura.

Odio las ferias con tantos carros,encima si vas con la doña olvidate de pasar por esos puestos clandestinos de los costados donde encontrasde todo, ahi de seguro no va.
buen cuento muchacho

Un excelente relato Mateo. Yo, como todo viejito plomazo, aun me asombro de tus dotes de observador y la ironia presente en cada situacion, dados tus años. Me encanto leerlo, amigo. Saludos,
Jose

GRACIAS A TODOS POR PASAR, Y SI NOMADE, CREO QUE AHI FUE QUE LA EMBARRE, YO QUISE MOSTRAR LA POCO IMPORTANCIA QUE LE DAN A LA LECTURA
CUANDO LE PREGUNTA LA MADRE Y EL CHICO, DICE:NADA... SOLO LEER, Y OBVIAMENTE REFORZAR LA IDEA CON LA RESPUESTA DE LA MADRE ,PERO SI QUIZAS ME EXPLAYE MUCHO EN LO OTRO Y DE AHI NO SE VIO ESO

GRACIAS A TODOS POR PASAR

Muy buen relato , Mateo.
Me he reído pilones pues es tal cual lo describes, la costumbre de parlotear y ese afán de protagonismo que tienen algunas personas y el querer ser más que el otro aunque eso signifique tener más dolencias, nanas o defectos me parece genial como lo has mostrado.
Realmente hay una pérdida de valores paulatino que se vislumbra en la acción de esa madre al final que manda al nene al ciber para que no le joda en la casa porque no tiene deberes.
Me ha encantado visitarte y me admira la madurez y la capacidad de expresión que posees ante tan pocos años.
Te felicito
Un abrazo
mariana

Vuelvo para unirme a las felicitaciones por tu capacidad de observación y madurez.
Sabés? yo me distraje con la palabra oral más que con lo del libro, pero no sé si está tan mal (de parte de lectura y mensaje dado), porque al fin y al cabo hablás de comunicación y del valor de la palabra (que también se han ido perdiendo) y está bueno rescatar (desde la madre que escuche realmente lo que le dice el hijo sin ese diálogo de sordos), la lectura, el valor de ese "me fía Don Julio?" y Don Julio sabía que ibas al día siguiente y le pagabas. Un relato para releer e internalizar.

Mateo... una radiografía de la vida misma! jajajaja Muy bueno y con esa frescura y sencillez que te caracterizan. Coincido con los compañeros que eres muy agudo y observador y manejas la ironía... joooo caray! Un master!
Excelente!
Un abrazo