La vida de Simón RodríguezRodríguez fue expósito, significaba que era un hijo natural y los
expósitos nacían en el secreto de la familia y se les abandonaba
también en secreto, acompañados generalmente de una nota en la que
se indicaba su condición de blanco para que no perdiera su calidad
social.
De hecho, aunque en varios documentos oficiales aparece como
expósito, en esos mismos documentos se le da el título de Don a
Simón Rodríguez. De todas maneras, esos datos tienen poca
importancia a lo que él escribió. Por ejemplo él dijo: “no
soy vaca para tener querencia ni nativo para tener compatriotas,
nada me importa el rincón donde me parió mi madre ni me acuerdo de
los muchachos con quienes jugué el trompo” porque para cuando
escribió esto ya la historia le había enseñado que el momento y la
hora de nacimiento son de pura curiosidad.
“Los bienhechores de la humanidad no nacen cuando empiezan a
ver la luz sino cuando empiezan a alumbrar ellos”. Ese es un
pensamiento también importante de Simón Rodríguez.. Él es un
personaje de profunda significación socio histórica en
Venezuela.
Si uno pudiese trasladarse al tiempo de Rodríguez, tú te puedes
imaginar en esa sociedad caraqueña de esa época este pensamiento.
Es una cuestión que pareciera concebido casi mágicamente porque el
discurso robinsoniano de la educación indicaba el deber de sumarnos
a la consolidación de un nuevo país y a la demanda crucial de
extender el proceso educativo a todos los rincones de nuestra
nación.
Hondo es el mensaje rodriguista que eclosiona en nuestros oídos,
que irrumpe la nación toda exigiendo con principios éticos la plena
integración de la educación. “Republicano pensadlo bien,
educar muchachos si queréis hacer República” con este
pensamiento evoca que la educación popular de toda la base
demográfica es absolutamente necesaria al proceso y a la
constitucionalidad permanente de la República.
Educar para…Porque tiene que ver con el desarrollo endógeno de la nación, es
educación socio-comunitaria, una educación para el trabajo, es
educar a la gente para que vaya a trabajar. No es educar a una
gente para que tenga empleo y eso paraliza. Ese es el problema por
los cuales estos países no se han desarrollado, por una concepción
tecnocrática de la educación, una concepción de preparar una gente
para el mercado, para un mercado además inexistente porque a ti te
forman para el mercado.
Ahora nosotros tenemos que formar a una gente para la sociedad,
socio-comunitaria y esa es la base del pensamiento robinsoniano la
educación socio-comunitaria. Por eso te digo aquí –citando
frases de un discurso propio- “su obra intelectual es
perdurable y penetrante al dar fundamentos para que las
consideremos fuente de inspiración ante los requerimientos de las
nuevas realidades nacionales y planetarias, aún siempre insistiendo
en la necesidad de buscar soluciones propias y autónomas ante las
especificidades y peculiaridades de los problemas venezolanos
americanos.
Eso es lo que te estoy diciendo, son las soluciones nuestras las
que han preconizado y él hablaba de formar gente, de formar
carpinteros, floreros.
Simón Rodríguez: un hombre de nuestro tiempoSimón Rodríguez se considera como uno de los primeros hombres de
nuestro tiempo. Fíjate tú que no estamos hablando que Simón
Rodríguez es un hombre del tiempo pasado yo estoy hablando que
Simón Rodríguez es uno de los primeros hombres de nuestro tiempo,
está aquí.
Heraldo de la República Bolivariana, profeta de la buena esperanza,
maestro y político abierto a la integración. Rodríguez fue un
revolucionario de la causa independentista y lucha contra la
esclavitud. Su pensamiento evidencia coincidencia importante con la
sociedad utópica francesa, con la socialista.
La perspectiva robinsioniana para la construcción de una sociedad
justa se sustenta en una visión colectiva bajo una concepción
ético-política fundamentada en los valores fundamentales del ser
humano. Simón Rodríguez fue un educador de avanzada que preconizaba
la educación popular para la formación de republicanos.
Creía en la importancia de formar a las personas para construir un
nuevo orden social. Para lo que exploraba y promovía nuevas
orientaciones para la acción educativa social y política. La
enseñanza al maestro Libertador constituye una influencia
definitoria sobre el pensamiento de este último y sus posteriores
acciones.
En nuestra acción debe estar presente la originalidad del
pensamiento rodriguista. En su sentencia: “o inventamos o
erramos” es propicio recordar su sucinto aunque hondo consejo
dado en las serranas ciudades ecuatorianas de la Atakunga al
iniciar a la acción audaz en los procesos revolucionarios en su
concatenación política económica y educativa enfatizando no sólo en
la transformación integral a partir del campo sino también en la
obra social mancomunada.
Mira lo que él decía: “venza la repugnancia a asociarse para
emprender y el temor de aconsejarse para proceder, el que no hace,
nunca yerra más vale errar que dormir” y esta sentencia que
está aquí “o inventamos o erramos” que es la que todo
el mundo maneja. Es propicio recordar su sucinto.