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| Con una mirada fria y Sonrisa de venganza | |
| | Autor | Mensaje |
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aldochapa Escritor activo
Cantidad de envíos : 49 Fecha de inscripción : 20/05/2010
| Tema: Con una mirada fria y Sonrisa de venganza Lun Jul 12, 2010 12:31 am | |
| CON UNA MIRADA FRIA Y UNA SONRISA DE VENGANZA
[i]En muchas ocasiones una persona tiene que ser el intermediario y hablar por otras por temor a lo que pueda suceder, hoy, es ese día en donde yo, su escritor, les diré lo que la gente cuenta. Para no tener problemas en un futuro, los nombres y el lugar tendré que cambiarlos para proteger a aquellas personas que entregaron su confianza para que pueda relatar la veracidad de los hechos. Antes de comenzar ésta historia, quiero puntualizar que no fui creyente a sus palabras y se me hizo absurdo, pero después de haber visto el video, un fuerte escalofrío recorrió mi cuerpo hasta dejarme sin habla por algunos días. Y espero que ustedes, mis queridos leyentes, fanaticen esta historia difícil de creer. Era una tarde del mes de abril, la primavera había comenzado ya hace semanas pero aun así se sentía los aires del norte sutilmente. Hacía el occidente se miraba en el cielo los últimos rayos del sol morir antes de dar inicio a la umbría noche, las aves surcaban la bóveda celeste y los pájaros trinaban desde los arboles con su bello canto que los ancianos recibían dulcemente sentados a pie de sus jardines.
En la casa de la familia Sosa se realizaría una pequeña reunión como era de costumbre todos los jueves. Antes de anochecer llegó Carlos Sosa acompañado de sus tres mejores amigos, todos ellos, oficiales de policía. La esposa de Carlos, Glenda, era un ama de casa y perfecta madre, siempre encontraba el modo de consentir a su marido y el provenir de sus hijas.
En esa noche después de la cena, Carlos, Ezequiel, José y Everardo comenzaron a jugar a las cartas y beber cerveza mientras escuchaban el box de una televisión próxima a la mesa de la sala. Glenda subió a la segunda planta junta con sus dos hijas, ambas mellizas de la edad de cinco años.
José se levantó a orinar después de una larga hora de partida, todos cuidando su sueldo semanal y Carlos su racha de invicto; antes de haber entrado al baño se quedó de pie frente a la enorme foto familiar, José no resistió el no sonreír, el tan solo hecho de ver a Carlos Joven con su sonrisa burlona acompañado de su esposa y sus hijos era valerosa y semejante a la de ahora aunque hayan pasado con algunas desgracias familiares.
— Estas viendo al pequeño Carlitos —Dijo Ezequiel— Mi hijo se quedará con Mía.
Ezequiel señaló a un bebe estando en brazos de su madre.
— Imbécil, ella no es Mía, ella es Lía —Contestó socarrón.
— Como sea.
Se echaron a reír.
Pasada la media noche, Ezequiel se despidió de sus amigos y se marchó. El resto se levantó para hacer lo mismo, ya que todos estaban cansados y querían dormir. Uno de ellos checó el refrigerador y regresó para opinar.
— Faltan tres cervezas, podemos ir afuera a terminarlas y platicar por un momento.
— Es buena idea…
El grito de una persona asustó al equipo policiaco. Era extraño que hubiera atentados en su colonia por ser tranquila y prospera, aparte de contar con una alta seguridad. Los tres se quedaron viendo un poco fuera de sí, posteriormente otro alarido más afónico y funesto se escuchó desde afuera de la vivienda.
— Es Ezequiel —Dijo Carlos.
Todo los que estaban dentro de la sala tomaron sus armas y salieron rápidamente por la puerta principal. Al abrir la puerta el primero en salir fue Carlos seguidamente de Ever y José, los cuales se lanzaron al piso al escuchar la detonación de un arma con las manos sobre sus cabezas. Carlos estaba inmóvil, no sabía cómo actuar, solo siguió su instinto policiaco, el cual era acercarse a la victima lentamente.
— ¡Alto! —Gritó el malhechor.
— No tienes porque hacer esto. Baja el arma por favor.
— Te dije que alto —Gritó con toda la fuerza que despedía sus pulmones y garganta.
Ever y José se levantaron del suelo y permanecieron en cuclillas, entre ellos se hicieron señales y posteriormente brincaron el barandal de la casa de Carlos. Su idea era rodear al maleante que apuntaba su arma a misma dirección donde se encontraba el propietario de la casa.
Carlos ordenó a sus amigos que se detuvieran, ellos estando a dos metros de él con sus armas en sus manos y con el cañón asentado en la cabeza del agresor.
— Te juro que no lo quiero hacer, por favor, ya no sigas y déjame ir. Lo siento mucho.
— No hay problema, vete si quieres, es mejor que regreses a casa y descanses, pero guarda tu arma, estas asustando a toda esta gente —Carlos señaló alrededor de la casa a la multitud que se acercaba a ver— Es más, si quieres…
— Te dije que alto —La persona apuntaba al pórtico, entre las escaleras y el piso de la puerta principal— Te juro que no sabía qué era lo que hacía, estaba muy ebrio…
— Ezequiel, Ezequiel, Ezequiel… —Decía Carlos repetida veces.
— Se que pequé y merezco el infierno, pero dios es grande y tendrá misericordia, voy a la iglesia todos los domingos y hay veces que días entre semana, soy un católico de buena fe.
— ¡Maldita sea Ezequiel! Baja el arma —Gritó José estando a poca distancia de él con el arma ya guardada en su funda.
Ezequiel no respondía. Su rostro estaba lleno de miedo, su piel que siempre había sido morena estaba más blanca que la de un caucásico; y el pulso de sus muñecas era tembloroso. Carlos se apartó de la mira del arma, pero éste seguía apuntando sin cambiar de dirección. Ezequiel pedía perdón sin razón aparente, sus ojos distraídos a la realidad hacia que su mundo en el que siempre había vivido fuera un terror abrupto, al fin logró hablar con sus compañeros. “Carlos no estoy loco”.
— Sabemos que no lo estas, pero estas asustando a todos aquí.
— No quiero que me mates, regresa de donde viniste. Alto, dije que alto —Alzó la voz cada vez más ordenando al aire, nadie comprendía a quien le hablaba, pero definitivamente no era a ninguno de ellos. Después detonó su arma y las personas que estaban alrededor, todas ellas, incluso los espectadores se tiraron al suelo— ¡Oh, dios mío!
Instantes después una señora gritó frenéticamente y se desmayó. José escuchó el gritó a poca distancia de él y fue a auxiliar a la señora, el marido que yacía de pie estaba palidecido tanto como Ezequiel y el rostro de José incomprensible a lo que sucedía maldijo el momento.
— Yo me llevo a mi esposa, no quiero saber nada de demonios. Tome mi celular y apunte entre los policías, y ahí comprenderá todo.
El señor agarró a su esposa y sin decir más, abandonó la escena misteriosa. Así como lo dijo el viejo ya de edad, José tomó el celular que estaba tirado y con opción de cámara de video. Su piel se entonó a blanca y le dio unas enormes ganas de defecar. Era insólito lo que veía, miró fuera de la cámara en la misma dirección y no había nada, y viendo la imagen del celular observaba bien claro a…
— Carlitos, perdóname.
—Tío quiero jugar a un nuevo juego.
— Carlos es mejor que venga a ver esto. —Ordenó José.
— En un momento —Replicó.
— Carlos estoy viendo a Carlitos en el video.
Carlos se quedo atónito dejando al lado con incuria las palabras de José. Su corazón indeleble al pasado de su hijo muerto se entrelazaba a los comentaros dichos por Ezequiel. En su mente conecto varias posibilidades y hechos, y la pregunta que detonó como bomba fue “¿Qué tuvo que ver Ezequiel en la violación y asesinato de su hijo de 6 años?”
— ¿Qué le hiciste a mi hijo? —Preguntó Carlos encolerizado.
— Si papá, buena pregunta. ¿Qué me hiciste Ezequiel? Contéstale, dile la verdad, dile que me recogiste de la escuela y me llevarías al bosque con Patricio a cazar venados…
— ¡Cállate o te mato! —Ordenó Ezequiel.
— ¡Ya estoy muerto! ¿Sabes? no puedo ir a ver a mi abuela al cielo porque no me lo permiten, quiero jugar otra vez con mi perrito Caramelo, pero me está esperando a que pueda cruzar, y no puedo, ¿Sabes por qué?
Los ojos de Ezequiel se mudaron húmedos y después de esto pequeñas gotas lagrimales caían de su iris.
— No puedo porque un asesino me quito mi vida. ¿Te acuerdas de esa tarde Tío Ezequiel? ¿Recuerdas que te rogué para qué te detuvieras, porque me lastimabas? ¿Recuerdas eso? Porque yo no olvido tu mirada fría cuando empujabas con fuerza dentro de mí y gritándome “Se que te gusta, disfrútalo marica”
— ¡Basta, cállate por favor!
— ¿Por qué me hiciste eso tío? Yo te quería mucho. ¿Sabes? No te odié después que abusaras de mí, aún te seguía queriendo, pero no sé, ¿Por qué me mataste? Tus fuertes manos alrededor de mi cuello me quitaron el aire y desesperado intenté respirar, pero lo último que logré fue ver tu cara de satisfacción porque me arrebatabas la vida, me mataste, yo que fui tu sobrino.
— ¡Cállate! —Ezequiel disparó su arma hacia el cuerpo del difunto niño.
Carlos inefable a su entendimiento marañoso entendió que el asesino de su hijo estaba frente a él, pero ofuscaba amistad con traición.
— Mi papi tiene el valor de matarte pero aún no lo sabe.
El cuerpo del niño flotaba sobre el piso y éste no tenia pies, fuera como si volara. La pendencia que se vivía en ese momento era excitante con una combinación de miedo por ser sobrenatural. Carlitos se posicionó frente a su padre, el niño miró a sus ojos que éste miraba hacia el suelo por comprender la espesura del dilema. El pequeño juntó las manos de su padre y le dijo. “Papi, ten valor, yo te voy ayudar”. Tranquilamente y con orgullo levantó el arma apuntando al pecho de Ezequiel. EL preguntó qué era lo que pensaba hacer, pero Carlos respondió con una mirada alevosa.
— ¡Pum! —Dijo Carlitos.
El sonido del tiro silenció a todo el público. La peripecia de la calle había terminado y con ella, un traidor como amigo y abusador de niños. Los tres agentes de policía se acercaron al cuerpo ya ensangrentado de Ezequiel, el disparo impactó a centímetros del corazón, pero en una vena vital.
El pecho inundó gran parte del asfalto y con sus últimos respiros miraba la felicidad rebosada en burla a un pasado maldito, como si fuera él, como si se viese con una mirada fría y sonrisa de venganza. | |
| | | Domingo Escritor activo
Cantidad de envíos : 91 Fecha de inscripción : 31/05/2009
| Tema: Re: Con una mirada fria y Sonrisa de venganza Mar Jul 13, 2010 8:03 pm | |
| Bueno no somos tus leyentes sino tus lectores. Creo que te embarcaste en un gran compromiso. | |
| | | Poesiacarnivora Escritor activo
Cantidad de envíos : 16815 Fecha de nacimiento : 16/04/1972 Edad : 52 Localización : Montevideo-Uruguay Fecha de inscripción : 05/03/2008
RECONOCIMIENTOS Mención: - A la excelencia en sus comentarios Mención: - por sus Aportes a Letras y Algo Más Premios: 1ª y 2º Lugar en Concursos Letras y Algo Más
| Tema: Re: Con una mirada fria y Sonrisa de venganza Mar Jul 13, 2010 11:59 pm | |
| Bueno, compañero, tenías una buen historia, pero la enredaste con muchas vueltas, que se redujo a un film americano de taquilla. Perdio hilo hacia la mitad, tuve que releer para saber que pasaba, demasiadas vueltas que no llevan a nada. No sé, no me gusto pues una historia que podría ser muy buena , quedo reducida a un episodio de esas seriales yanky. Algunos errores de dicción tambien confunden y detienen la lectura. A mi opinión personal, podrías haber mantenido más el suspenso, sin necesidad de tantos detalles, e idas y venidas, ubieras captado más la atencion del lector por saber que sucedia. Obviamente son opiniones muy personales,pero un texto a trabajar.
Que las hadas te acompañen
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| Tema: Re: Con una mirada fria y Sonrisa de venganza | |
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| | | | Con una mirada fria y Sonrisa de venganza | |
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