El Misterioso Placard

Rodolfo era un muchacho alegre y curioso a quien apodaban Rolo. Vivía en una vieja pensión y trabajaba a pocas cuadras en una panadería.
Días atrás, se había hospedado en la pensión, un hombre de cabello y barba blanca, con ojos vivaces, grandes y celestes. Era delgado y pequeño, pero se lo veía vital.
Desde que llegó, se sentó a cenar solo en una mesa del fondo del comedor y no cruzó palabra con ningún huésped. Esto, despertó el interés de Rolo que comenzó a observarlo.

El anciano vestía humildemente aunque, prolijo y aseado, de su cuello colgaba un gran crucifijo que besaba antes de empezar a cenar. Comía mirando el plato y cuando levantaba la vista la dejaba fija al frente como abstraído en profundos pensamientos.

Desde la ventana de su cuarto, Rolo solía observarlo guardar algo en el placard que no podía distinguir. La curiosidad crecía cada vez más.
¿Qué guardaba en el placard?.. Era la pregunta que lo obsesionaba. Pensó en preguntárselo sin embargo, no encontraba la forma de hacerlo, la distancia que ponía el viejo con la gente de la pensión era absoluta.
Decidió entonces introducirse en la habitación y abrir el placard. Durante varios días planeo como hacerlo, hasta que se convenció que contando con la rutina de misterioso hombre y de la población de la pensión, podía cumplir su propósito.
El momento sería el martes a las dos de la tarde, el lugar quedaba desierto y la dueña dormía como un tronco hasta las tres por lo menos.
Su trabajo en la panadería se reanudaba recién a las cinco, lo que le daría el tiempo suficiente para saciar su curiosidad.

Cuando llegó el día, se fue a trabajar sin dormir, los nervios y la ansiedad, no lo dejaron pegar un ojo.
Regreso a la una y media, sólo treinta minutos faltaban para salir en busca de la llave en la recepción, tomarla, subir un piso hasta el cuarto del anciano, abrir la puerta y mirar en el interior del placard.
Se hicieron las dos de la tarde y el plan se cumplió sin contratiempos, sólo que el placard… estaba vacío, nada había en su interior.
Decepcionado volvió su habitación, algo no le cerraba y tenía que averiguarlo así que, al otro día faltó al trabajo y siguió al anciano fuera de la pensión.

Este, llegó a un asilo de niños huérfanos, se introdujo después de golpear la puerta de hierro y vidrio, podía vislumbrarse la figura de alguien que lo recibió cariñosamente.
Rolo, corrió hasta la puerta con la esperanza de poder oír algo de lo que conversaban tras el vidrio granulado.

Por primera vez escuchó la voz del anciano que decía con tristeza:
Hoy no podré contarles ningún cuento a los pequeños porque ayer, alguien dejó escapar mis sueños.

Ufff, que cuento.
Un final que me hizo aconjogarme, sorprenderme, no sé, ....bueno realmente me quede sin palabras.

Felicitaciones, cada vez que leo un relato suyo me digo este es el mejor que le leí, y asi parece siempre.

Siempre me pregunto como poder llegar a lograr un relato que nos deje así... picando.
Excelente micro.... también me dejo sin palabras.

ahhh, muy buen cuento eh! excelente. Un gusto leerlo.

salu2

BUENO ACABO DE ESCUCHARLO N LA RADIO Y TUVE QUE VENIR A CA A DECIRTE LO QUE SENTI.
SI ME DIO CURIOSIDAD, ME DIO RABAI QUE INVADIERA AL POBRE VIEJO, ME VOLVIO A DAR CURIOSIDAD, Y FINALMENTE ME DIO VERGUENZA POR HABER QUERIDO SABER JUNTO CON EL ROLO QUE PASABA Y HABER COMETIDO TAL DELITO.
HAY UNA ENSEÑANZA EN TUS LETRAS, MUCHO MAS QUE LO QUE SE LEEE
ESE PLACAR ES EL INTERIOR MISMO DEL HOMBRE, CON SUS SUEÑOS, SUS ILUSIONES, NADIE TIENE DERECHO A INMISCUIRSE EN LLAS, Y MENOS HACER QUE SE VUELEN
UN GRAN CUENTO RICARDO.

Ha sido correctamente
analizado, lo que habla del excelente nivel de la página.


Lástima, mi vocación es
trabajar y aquí tengo poco por hacer.


Volviendo al micro, del que
no debí apartarme, expresa, según mi opinión, esa convulsión humana del
coleccionista (matar a la mariposa para tenerla) o del saber (el niño desarma
al juguete para ver como funciona). El placard, símbolo del alma en este caso,
no puede ser tocada por extraños.

Ricardo: hermoso cuento que tuve el honor de leer el domingo, ayer en el programa y me emocionó.
Felicitaciones amigo
Lili

No sé que tiene este relato, pero tiene algo..la verdad creo que el final justifica la lectura del mismo. Es un gran relato sorpresivo, porque cuando todos imaginamos (seguramente) algo malo, en uno de sus personajes brota un ternura insospechada al comienzo.

Un excelente relato,que como bien han dicho los compañeros tiene una cuota justa de misterio y ternura, que lo hacen magnifico.
Es dificl agregar algo más como dice el compañero Antifaz, (nos dejan sin trabajo critico ja ja deberemos madrugar antifaz asi llegamos antes)

Felicitaciones, junto a jaime y Virgilio estas entre los grandes narradores de este sitio, y ojo, vienen muchos corriendo de atras con un nivel increible.
Es un gusto en esta tarde gris y lluviosa detenerme en tan buena lectura( mientras siento como un pais entero esta sufriendo por un partido ji ji, me va a subir la presión ja)

La verdad amigo que igual que a muchos de mis compañeros anteriores, un ufff salió de mi boca, primero porque me sorprendió el final que me dejo sumido en una ternura por un lado y melancolía por otro, que no hizo mas que llevarme a viajar un rato en el pensamiento. Después de ello es que te comento el micro. Llevs muy bien la intensidad de este relato., mostrándonos un personaje duro, quizas hasta malo como el anciano y su enigmático actuar, mas la curiosidad del Rolo que talvez solamente sea un comportamiento tan humano y entendible, como es ese querer desentrañar un misterio que ronda en su cabeza...Menuda sorpresa. Sueños, esperanzas. Niños. Al final una verdadera sorpresa que me dice que esa curiosidad a veces se pude transformar en daño cuando existen prejuicios. Gran relato amigo.

Un abrazo,

Ignacio

me dio mucha tristeza...si eso senti al leerlo.Mucha tension y al final me senti muy sola, creo que lograste el efecto que deseabas