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 EL PREMIO Y SOBRE UNA NOVELA DE HACE DIEZ AÑOS.

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TEKNARIT
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Virgo Caballo
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MensajeTema: EL PREMIO Y SOBRE UNA NOVELA DE HACE DIEZ AÑOS.   EL PREMIO Y SOBRE UNA NOVELA DE HACE DIEZ AÑOS. Icon_minitimeLun Mayo 31, 2010 11:52 pm

Las horas se les habían escapado y así la tarde se le fue sin apenas darse tiempo. Cuando salió a la calle notó en el vacío de éstas que el sol ya había caído definitivamente por detrás del horizonte y que ya tocaba retirada. Fue entonces cuando y de pronto se dio cuenta de algo y se sintió incómodo consigo mismo: por primera vez en mucho tiempo no le había dado tiempo de echar su boleto de la suerte con los números que llevaba usando desde hacía ya más de 25 años sin apenas faltar más días de los que dedos tiene una mano.

Mientras caminaba para su casa inmerso en este pensamiento luchaba contra la tentación de no mirar aquella noche los números de su boleto de toda la vida; hubiera sido terrible, pensó, obtener el premio que esperaba precisamente ésa noche en que no tenía los números en la apuesta.

Algo le despertó de madrugada que hizo que se desvelara y que le costó volver a coger el sueño; fue entonces cuando y desde la misma cama alzó la mano y cogió su móvil que tenía encima de la mesilla cerca de la cama; le colocó el cable y comenzó a oir la radio desde éste. Al poco tiempo volvió a coger el móvil y trató mediante el dial escoger una emisora donde pudiera escuchar alguna conversación o coloquio de madrugada; fue entonces cuando paró el dial justo cuando anunciaban las cuatro de la madrugada y comenzaba a dar las noticias.

Fue entonces, también, cuando el locutor al final de las noticias dio la combinación de los números premiados en el sorteo de aquella noche: sintió de golpe que su pecho se encogía pues los números que acababa de escuchar eran los de su boleto de toda la vida. Se levantó a obscuras y descalzo no sin antes tener cuidado con no tropezar con nada se acercó al ordenador para mediante la web de la empresa certificar si de verdad había escuchado bien o todo fue el deseo de acertar. Allí estaban. Uno por uno todos los números de su boleto con un premio de 709.000 euros.

Al día siguiente, y antes de la hora habitual ya estaba despierto. Miró a la mesilla de noche y allí estaba su boleto y al lado de éste un papel con los números que había recogido primero de la radio y después de internet, volvió a cotejarlos y comprobar lo que ya era verdad: ¡¡ por fin lo había conseguido !! Entró en la ducha y también de inmediato salió de ésta casi sin apenas haber sentido el agua caliente sobre su cuerpo. Se vistió y salió a la calle con su boleto en el bolsillo buscando un taxi que le llevara de inmediato a la Administración de Apuestas del Estado para cobrar su boleto premiado. Mientras miraba calle arriba y calle abajo en la búsqueda desesperada de un taxi le dio tiempo a pensar si la adecuado no sería llevar el boleto a su banco y hacer que el director de la entidad le acompañara a la administración en su propio coche; seguro de que no se iba a negar, pensó.

En ello estaba cuando vio aparecer un taxi y con grandes aspavimientos le madó parar. Se sentó en la parte de atrás y no sin cierto nerviosismo le pidió al taxista que le llevara a la calle donde estaba la Administración de Apuestas del Estado. El taxista le miró a través del espejo retrovisor y notó el nerviosismo en su cara. No hizo comentario alguno y llegado a la puerta de la administración le cobró al mismo tiempo que le deseó que todo fuera para bien.

Al llegar al mostrador le atendió una señora de cierta edad; se le veía acostumbrada a su trabajo y que consistía más que nada en entregar talones nominativos con ciertas cantidades importante, fue por ello que no le extrañó la frialdad con la que recogió de sus manos el boleto. Se sintió incómodo ante tanta indiferencia e incluso llegó a sentirse mal al no escuchar ningún comentario de la persona que le atendió referente a la importante cantidad que debía plasmar en el talón bancario. Su nerviosismo aumentó a los pocos minutos cuando observó que la persona no separaba la mirada fija de la pantalla del ordenador donde se suponía que debía confirmarse el premio y la cuantía de éste, haciendo incluso algunos gestos extraños.

Volvió a mirar el DNI ( su documento nacional de identidad ) ya por tercera vez. Fue entonces cuando se decidió y le hizo una pregunta que le costó sacar de dentro mismo de él: ¿ algún problema, señora ? Ésta alzó la mirada y mirándole por encima de sus gafas le preguntó: ¿en qué trabaja usted, señor?; no entendió la pregunta y por respuesta y ya algo incómodo le contestó que a qué venía esa pregunta. Fue entonces cuando la señora se levantó y con el boleto en sus manos le pidió, por favor, que espera unos minutos. La señora se alejó por entre las muchas otras mesas que había en la oficina y se perdió de vista por unos minutos y al fondo de un pasillo.

Tiempo después regresó acompañada de un señor que le pareció ser el gerente de la empresa el cual tras presentarse le preguntó: ¿ es usted el señor...?, "sí, soy yo",contestó el presente no ya sin cierto nerviosismo en su cara. Por favor, le dijo el gerente, ¿ quiere acompañarme a mi despacho ? Sin saber a qué venía tanto misterio para cobrar un simple premio de apuestas le acompañó y una vez dentro de la oficina el gerente cerró la puerta tras de sí y le invitó a sentarse.

Una vez frente a frente de nuevo escuchó la misma pregunta que ya le hiciera la señora en el mostrador de entrada: ¿ usted a qué se dedica, señor...? Fue entonces cuando invitándole a que mirara la pantalla de su ordenador de mesa y virando ésta hacia la persona que tenía enfrente le mostró y le hizo ver. Señor, le dijo: no podemos pagarle su premio, y le explicó. ¿ es usted - le dijo de nuevo señalándole a la pantalla - el autor de esta novela, con éste título y con estos argumentos ?. La persona se había quedado fría, inmóvil, perpleja. No entendía nada. No entendía qué tenía que ver un premio de apuestas, que no se pudiera cobrar ni qué relación tenía todo aquello con una novela de corte político que había escrito hacía diez años atrás y que nunca cubrió ni los gastos de distribución.

Lo siento, señor. No puedo extenderle este talón y además debe usted arreglar este asunto con Justicia...

En ese momento, justo, sonó el móvil que había dejado en mi mesilla de noche. Al otro lado una voz conocida me dijo: "¡¡ oye !!...¿ no habíamos quedado hoy a las diez para ir al sur de la isla ?, son las diez y media y te estamos esperando aquí, todos. Fue en ese momento y tras colgar cuando miré a la mesilla y vi que allí no había nada. Me dejé caer de nuevo en la cama y no pude reprimir una gran carcajada que creo se oyó abajo en la calle. Todo había sido un sueño, un dulce sueño...Lo que en verdad no fue un sueño sino una realidad es que ayer y por segunda vez en muchísimos años no eché el boleto de mi apuesta que llevo 25 años con los mismos números buscando ese momento del sueño.

Hoy, durante bastantes veces me he acordado de este sueño de anoche, y me he hecho, en serio, una pregunta: ¿ porqué en el sueño tiene que haber una relación entre un hecho real, el de no haber echado el boleto, y sobre el tema de no poderlo cobrar con el argumento de esa novela que - en verdad escribí hace diez años - y que aún no he publicado por asuntos que no vienen al caso ?.

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MensajeTema: Re: EL PREMIO Y SOBRE UNA NOVELA DE HACE DIEZ AÑOS.   EL PREMIO Y SOBRE UNA NOVELA DE HACE DIEZ AÑOS. Icon_minitimeMiér Jun 02, 2010 3:22 am

El subconsciente es muy rico,y sábe lo que se hace...
Los sueños tienen mucho que ver con lo que sentimos,lo que nos pasa ;con nuestra realidad inmediata y pasada...
Sin duda tiene un gran significado,lástima que no sepa descifrarlo ;para ayudárte a comprenderlo y a entenderlo más y mejor.

¡¡Abrazos de pétalosdenácar!!
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