EL HIJO DE LASEÑORA MANUELA +++RECOMENDADO FEBRERO DE 2010+++

Este relato, aunque está escrito en primera persona,
no es autobiográfico, sino totalmente imaginario.
Como dice la escritora Ana María Matute:
“La escritura es memoria, pero no autobiografía”.


EL HIJO DE LA SEÑORA MANUELA



La señora Manuela era viuda de un marino mercante, tenía dos hijas que hacían de putas y el único hijo que se llamaba Guillermo estaba casi siempre en la mar enrolado como marinero de cualquier buque de carga. Cuando a su madre, la señora Manuela, se le preguntaba por él, decía con un deje que parecía ser de orgullo, que era marino. En esos días Guillermo desaparecía del barrio pero al volver a tierra, lo primero que hacía era visitar a mi madre a la cual trataba con mucha educación y hasta yo diría con ternura.
Aquel día vino cuando estábamos haciendo la mudanza y ayudó a empaquetar la loza, los libros y también bajó algún mueble hasta el camión aparcado en la calle. Yo era la menor de ocho hermanas, con diferencia de edad. La última, mayor que yo, me sacaba siete años largos y por esta razón, yo quedaba un poco "descolgada" del ámbito familiar. Era esa personita inesperada a la que se atendía con mimo pero difícil de ubicar cuando, su cuidado, dejaba de ser un juego divertido para convertirse en obligación. Y si a esto añadimos mi carácter algo díscolo y también especial como decían mis hermanas yo tenía, las cosas se complicaban.
En aquellas fechas yo era todavía una niña. Comenzaba a entrar en esa fase extraña de la adolescencia, de cuerpos desgarbados, torpezas inevitables e ideas embarulladas que ocasionan un desorden mental muy difícil de clasificar porque se desconocen las circunstancias que las originan y, tal vez, esa era la razón por la cual, aquel día de mudanza, nadie deseaba mi ayuda.

-No, gracias, puedo sola, procura entretenerte con algo...

Esa era la cantinela de todas mis hermanas cuando preguntaba si podía ayudar, por lo que decidí sentarme en el balcón y observar cuanto sucedía, tanto en casa como en la calle, donde me parecía una extravagancia vergonzosa, casi una obscenidad, mostrar a la vista de cualquiera, aquellos objetos amados como si fueran desnudeces que, mejor, debían ocultarse con recato. Sacaba las piernas entre los barrotes y así quedaban colgando hacia la calle en un sentimiento de libertad aumentado por esas sensaciones infantiles tan difíciles de pormenorizar, como si estuviera dispuesta a volar ocultando a todos mi presencia.

Al explicar esta historia, soy consciente del aparte que hago sobre mi padre, único hombre de una familia numerosa formada por diez mujeres, a quien, aunque se le permitía creer en su autoridad sobre todas nosotras, las órdenes acatadas eran las de mi madre porque aquella unidad familiar a la cual yo pertenecía como último vástago llegado por sorpresa, era un matriarcado clarísimo pero, al mismo tiempo, desapercibido. Esta era nuestra manera de vivir, más o menos feliz, sin contratiempos ni desavenencias.
Mi madre se llamaba Virginia. Era guapa, la más guapa de la familia, "...ninguna de sus hijas la alcanza en hermosura..." le decían cuantos la conocían. Sin embargo, para mí era solamente mi madre; ni tampoco la veía más o menos hermosa, aunque lo intentaba no conseguía descubrir en ella nada especial porque lo que se mostraba ante mis ojos era algo conocido desde el principio de mi existencia y lo interpretaba como una cosa natural imposible de producirse de manera diferente. A mi madre no se le podía adjudicar ningún diminutivo. Alta, sin ser gruesa, tenía anchura de cuerpo, pero una anchura proporcionada. Demostraba un empaque de reina, ocultado la mayoría de las veces nunca he podido saber si por humildad o bien por astucia, para de, esta manera, conseguir sus propósitos. Peinaba su pelo largo de un rubio desvaído, en un moño trenzado sujeto con horquillas de hueso muy bonitas con las que a mi me gustaba jugar mientras ella cepillaba su melena antes de trenzarla, pero eso sí, siempre vigilada por sus ojos verde claro que, cuando se indignaban, se tornaban de un amarillo ámbar muy parecidos a los de una tigresa. Era la única advertencia de su indignación, aparte del tono de su voz que tomaba un matiz más grave y seco, como el restallido de un látigo.
Nunca he sabido si amé a mi madre como tal o si su personalidad fue la seguridad donde me resguardaba. Tampoco puedo quejarme de ningún maltrato, era suave sin ser empalagosa, besaba cuando era necesario y en ocasiones se le escapaba un achuchón acompañado de un "maitea", reminiscencia de sus raíces vascas, causante de una felicidad inolvidable.
A la señora Manuela, la viuda del marino mercante, la recuerdo desde siempre. Crecí siendo su vecina del piso principal y, aunque algunas veces su presencia me producía cierto temor por su genio endiablado e incontrolado, otras, me inducía incluso a la carcajada cuando durante sus impresionantes enfados, la oía gritar insultos y palabrotas prohibidas, jamás pronunciadas por nadie de mi familia aun en los momentos más exaltados. Más tarde, al hacer los comentarios sobre las exabruptos escuchados, mi madre, muy comedida en el hablar, me aconsejaba el olvido mientras disculpaba a la mujer, en un intento por hacernos comprender su mucho sufrimiento, debido a su viudedad, -decía- y al comportamiento de sus hijas tan poco recomendable. Mis hermanas reían a hurtadillas pues nuestra madre era muy severa en esas apreciaciones, no le gustaba la burla de los defectos del prójimo ni las críticas y acababa su disertación con algún refrán, casi siempre de complicada interpretación, con el que pretendía aleccionar nuestra conducta futura.
Pero a mí me gustaba participar, aunque sólo fuera de oídas, de los cuchicheos de mis hermanas sobre el indigno trabajo de las dos hijas de la señora Manuela a quienes censuraban entre risas poco caritativas mientras, sentadas en corro en unas sillas de enea, cosían las sábanas y ropa de la casa guardada en un armario de cuatro puertas donde piezas de metros y metros de tela comprada "entre vez y cuando" según la expresión de mi madre, esperaban ser medidas y rasgadas para rematarlas con vainicas simples o dobles, puntillas confeccionadas a ganchillo y bodoques o punto de incrustación. Yo, mientras, disimulaba mi atención absorta en la lectura de cuentos o bien fingiendo escribir o jugar para evitar así, fuera descubierto mi interés por sus conversaciones de las que, sin embargo, no perdía una palabra.
De esta forma fue como me enteré donde ejercían la prostitución las hermanas de Guillermo y aunque yo todavía no sabía interpretar en toda su amplitud aquellas conceptos, la idea denigrante de la misteriosa profesión, llenaba mi mente de un temor hasta cierto punto excitante por el desconocimiento que de ello poseía. Luego, cuando mi madre, por una costumbre tampoco entendida por aquel entonces, me enviaba con algún obsequio, fruta, dulces o chocolates a casa de nuestra vecina y veía allí a las dos hijas ocupadas en los quehaceres domésticos como cualquier otra mujer, la enigmática historia de sus vidas, prohibida de exponer en alta voz, me impulsaba a fijarme más en ellas. Guapas las dos, más la mayor que la menor, de piel muy blanca, bonita figura, altas y bien hechas pero a las que se veía envejecer con una rapidez inusual, probablemente debido a sus extraviadas vidas. (Esa conclusión la saqué con el tiempo, cuando ya dejé de verlas y sus actividades dejaron de ser un misterio para dar paso a la dura realidad.)
Mi madre se preocupó mucho de casar bien a todas mis hermanas menos a la tercera, mi hermana Rosa, la más tímida, la menos agraciada físicamente pero la más bondadosa y dulce según mi modo de ver. De ella fue de quien recibí más demostraciones de afecto, más comprensión y más explicaciones, sin embargo, acabó casada con un mal hombre del que, desgraciadamente se enamoró y en contra de la voluntad de mi madre, huyó con él para así conseguir la aceptación de su matrimonio pues conocía lo suficiente las ideas de la familia respecto al comportamiento impecable que se debía ofrecer de cara a la sociedad. El caso es que, mi hermana Rosa, contrajo matrimonio con aquel hombre el cual, al final, la abandonó.
Aun sabiéndola sola, la severidad de mi madre que no aceptaba errores, máxime habiendo sido advertida de esa posibilidad, jamás volvió a recibir a mi hermana a su lado. Rosa se preocupó de resolver su vida como buenamente Dios le dio a entender, pero, por fortuna estaba bien enseñada, era habilidosa y nada cobarde por lo que acabó ganándose la vida siendo una costurera muy solicitada.
Yo no entendía la razón por la cual mi madre aceptaba con gran entusiasmo las visitas y los halagos de Guillermo, el marino hijo de la señora Manuela y, un día, decidí averiguarlo. Sabía que debía organizar una buena estrategia para conseguirlo pero en este asunto yo había adquirido bastante astucia y al haberme educado en soledad, las dotes de disimulo conseguidas me sirvieron para lograrlo.
En uno de mis cuadernos, apunté los pasos a seguir:
1.- Debía estudiar las características personales del hijo de la señora Manuela. Cuando estuviera en la ciudad, naturalmente.
2.- Debía averiguar qué sentía mi madre cuando la visitaba aquel chico y el cambio de su comportamiento ante su presencia. Ella tan seria, tan cuidadosa de sus actos, tan firme y severa, bajaba la guardia en cuanto él aparecía; sus ojos se dulcificaban al verlo e incluso creo que él la dominaba. Y este sorprendente detalle, me irritaba. En el fondo, me sentía orgullosa de aquella cierta intolerancia por parte de mi madre. Me producía una seguridad como si los sucesos de mi vida estuvieran rodeados de una empalizada imposible de asaltar. Mi madre, su carácter, su honestidad, su firmeza y su sentido común, eran la salvaguardia de mi existencia. Nadie podría herirme.
3.- Lo más difícil. ¿Qué perseguían o esperaban ambos de aquel trato tan educado y cortés que a mí me despertaba una inquietud inexplicable? Presentía que aquel hombre era el único punto débil de la fortaleza maternal, tenía capacidad para destruirla y eso me asustaba.
Curiosamente todo se aclaró sin pretenderlo, el día de la mudanza. Desde el balcón, mientras balanceaba mis pies colgantes por entre los barrotes, vi llegar a Guillermo. Se quedó parado observando el camión de mudanzas, miró hacia nuestro balcón sin verme pues no hizo ningún gesto de saludo y esto me permitió observarlo detenidamente. Era moreno, alto, de nariz grande, pelo muy corto también oscuro, cara angulosa de mentón muy marcado y tenía algo imperceptible muy atrayente difícil de interpretar; me faltaba conocer esas sensaciones indescifrables que asaltan los sentidos y sólo se descubren con el paso de los años. Después de un rato de dar vueltas alrededor del camión mientras hablaba con unos y otros, entró en el portal y un tiempo después, le oí pasar sin llamar a nuestra casa pues la puerta estaba abierta para facilitar la descarga de los bultos.
El balcón donde yo me encontraba era el de la habitación usada como sala de costura. Ya se había vaciado de enseres, sólo las cortinas permanecían colgadas aunque algo recogidas sujetas con un cordón de pasamanería. No sé por qué, pero un sexto sentido o tal vez la misma artimaña que pretendía usar para enterarme de cuanto se ocultaba tras la cordialidad del hijo de la señora Manuela, me impulsó a soltarlas y así ocultar el rincón del balcón donde me encontraba dejando desapercibida mi presencia. Al rato oí los inconfundibles pasos de mi madre, olí su perfume y seguido los firmes andares de Guillermo en la habitación. Me quedé completamente inmóvil sin atreverme a respirar por no descubrirme. Luego escuché un silencio y unos suspiros desconocidos para mí. Fisgué por la pequeña abertura de las cortinas y pude ver como mi madre era abrazada, besada y acariciada apasionadamente por el hombre que comenzó a desnudarla. No quise ver más. El altar en donde mantenía a mi madre para adorarla, la peana en la cual se asentaba como una imagen imposible de doblegar, la seguridad de su protección, su firmeza, su pundonor, la efigie inmaterial erigida en mi mente, se derrumbó estrepitosamente como si fuera un ídolo de barro. En mi pensamiento tomaron forma sus palabras educadas, sus apariencias correctas, su distinción, el trato con sus semejantes con el que daba a entender de una manera hasta cierto punto arrogante, su superioridad; su comportamiento impecable, su comprensión de los defectos ajenos escondida entre palabras compasivas..., todo se desplomó ante mis atónitos ojos. En un instante se presentó ante mí con toda claridad, la verdad de las cosas y comprendí en un golpe brutal, todo cuanto debía de haber aprendido paulatinamente a lo largo de mi adolescencia. En aquel momento admiré la sinceridad de las dos hijas de la señora Manuela que no escondían su mala reputación, me pareció una virtud altamente cualificada; su trabajo censurable pero aceptado, una honradez encomiable y comprendí también por qué el dolor, la ira de la señora Manuela, surgía de lo más profundo de su corazón. Ella conocía perfectamente el comportamiento de todos sus hijos y desahogaba su frustración en gritos y palabras soeces. Era una manera como otra cualquiera de calmar su pena, de enfrentarse a la hipocresía de quienes se permitían ofender su dignidad maltrecha con obsequios que se veía obligada a admitir tal vez por necesidad, de personas que, como mi madre, se mostraban ante la sociedad como seres honestos cuando eran más indignos que quienes demostraban con valor, su verdad. Mi corazón se apretujaba en un dolor inconmensurable, no podía aceptar tanto desengaño. Oí unas palabras susurrantes ininteligibles y vi salir a mi madre del cuarto arreglándose el pelo con aquella grandeza de reina tan admirada. El hijo de la señora Manuela esperó en la habitación y ante el temor de ser descubierta, me acurruqué cuanto pude en el balcón pero en aquel mismo momento volvió a entrar mi madre. Le entregó una cantidad de dinero que Guillermo guardó rápidamente en el bolsillo de su pantalón al tiempo que se lo colocaba correctamente. El llanto inundó mis ojos, un barullo de ideas se dibujaban con claridad unas y en una terrible confusión otras y todo aquel desconcierto acabó con mi discreción. Corrí la cortina y salí llorando para enfrentarme a mi madre. Nunca he sabido si en aquel momento estuve segura del alcance de la palabra en mi mente, pero fue lo único que salió con rabia de mi boca para escupírselo en la cara:

-¡Putaaaa!

Lo siguiente fue un tremendo bofetón que me derribó al suelo.

La nueva casa, no la disfruté. Fui ingresada interna en un colegio de monjas Ursulinas, era lo más conveniente para mí -me dijeron-. Nunca conocí la explicación sobre lo sucedido ofrecida por mi madre al resto de la familia, yo opté por el silencio. El amor y el respeto hacia ella se mantenían, eran más profundos que el desengaño doloroso. Deseaba comprenderla y no tuve el valor de acusarla de algo vergonzoso que, en el fondo, sin poder darle una explicación coherente, sentía como propio.
Dejé el internado con la mayoría de edad de aquel entonces, los veintiún años cumplidos. Afortunadamente estaba muy bien preparada para ganarme la vida; además de español, hablaba perfectamente francés e inglés, había aprobado con éxito los exámenes de pedagogía y por medio de las monjas del convento, conseguí un empleo de institutriz en una familia con título nobiliario y en mi cuenta corriente se podía leer una bonita cifra parte correspondiente de la herencia de mi padre.
No volví a ver a nadie de la familia, no quise. Durante aquellos años de internamiento, me pregunté si mis hermanas estaban al corriente del comportamiento de mi madre, pero tampoco me preocupé por saberlo. Me aislé de todos y de todo, sólo mi padre vino a visitarme alguna vez antes de su muerte en compañía de mi hermana Rosa, mi madre nunca, pero tampoco lo deseé. Mi corazón se había roto y era imposible unir los pedazos.
Mi madre murió en un hospital, sola. Cada una de sus hijas tenía pendiente un quehacer imprescindible cuando ocurrió el desenlace; yo recibí una carta que me entregó la superiora del colegio con la dirección donde se encontraba hospitalizada por si quería visitarla, pero llegué demasiado tarde.
Detrás del coche con su féretro sólo fui yo. En mi mente se reflejaba el recuerdo de su firmeza y la seguridad que me ofrecía saberla a mi lado. Pero ya no la necesitaba, había aprendido a vivir sin afecto y a comprender las debilidades humanas. En la tumba, junto a mi padre, descansó su cuerpo, su vida incomprensible para mí, sus misterios, sus secretos que llenaron mi mente de preguntas sin respuestas... y allí dejé también para siempre, mi rencor, mi dolor, la decepción de una niña incapacitada para comprender los sentimientos enrevesados de las personas, de lo complicado de la vida, de las tristezas y añoranzas, de las pasiones, de las frustraciones, de esas esperanzas que se escapan con los años, del miedo a vivir.... Me alejé llorando por una madre acabada de enterrar pero muerta en mi corazón desde hacía muchos años.

Hola Xanino, reconozco que he leído el relato, y a medida que leía, no comprendía muchas de las reacciones o pensamientos de los personajes de la historia. Hoy no puedo yo aceptar tales pensamientos es imposible, creo que la historia es de una época en la que las señoras tenian que ser mujeres... rectas? no se si es adecuada esa palabra, pero entiendo por actitud recta la que la sociedad de entonces asi entendia en esa época, que para nada tiene que ver con la de hoy afortunadamente (o si...). Las señoras, las madres, las abuelas... tambien tenemos sentimientos y como no, debilidades como todo ser humano, (a mi me gustan las personas curvas!) ya te pondré este poema algún dia...
Si hubiese sido la hija de la señora manuela y el padre de la niña creo que no sería tanto el escándalo en ese tiempo. En fin... cierto es que años atrás y no muchos... se nos educaba (a principios de mi juventud aún era así) a tener una cierta forma de comportamiento en la mujer que no se parecia en nada a los "derechos" del hombre, en mi mente esta es palabra que no quisiera decir, pero... es machismo y abuso de poder.
Dejo de lado el tema de que trata el relato, y te comento el escrito, que esta bastante biien, pero al no poder compartir la misma idea del relato me es un poco duro decir si me gusta o no (la forma de relatarlo), solo te diria que conoces muy bien la situacion de matriarcado que ha existido en muchos sitios y aún aqui en españa existe en ciertas regiones, pero esto es solo con lo que respecta al entorno de la casa y como manejarla, hasta ahi llega este matriarcado, o llegaba...
Tambien conoces los bordados, jaja, es una apreciación que me ha hecho gracia, la vainica y la vainica doble o los bodoques... bueno, que sabes de bordar no? a mi tambien me gusta.
Xanino, no digo todo esto, para hacer una mala crítica de tu escrito, pero tu relato bien podría servir de ejemplo de como era la sociedad y sigue siendo aún en algunos sitios, INJUSTA, y sería un buen relato para hacer una crítica a ese tipo de sociedad hipocrita que discriminaba y discrimina tanto al genero femenino.

Un saludo enorme y disculpame si en algo te he ofendido, tampoco sé si me he expresado bien, pues así como me va viniendo a la cabeza asi lo escribo.
Cariños.

No me has ofendido en nada, al contrario, agradezco tu crítica o comentario y el tiempo que has empleado en leer el relato En realidad la época en la que he intentado desarrollar el argumento no es la actual, por supuesto. Y lo doy a entender claramente cuando digo: "Dejé el internado con la mayoría de edad de aqel entonces, los 21 años.." Y tampoco ha sido mi intención hacer una crítica. creo que cada momento de la vida tiene su parte buena y su parte mala, todo está mezclado siempre. Y sobre el matriarcado creo también que siempre ha existido y siempre existirá, porque la mujer siempre ha sido, es y será más fuerte que el hombre (sin ánimo de ofender al género masculino) lo que sucede es que ese matriarcado, como se dice en el relato, la mayoría de las veces pasa desapercibido porque las mujeres queremos que así sea.
En fin, no deja de ser un relato de ocurrencias de mi imaginación desorbitada mezclada con recuerdos y vivencias, una de aquí, otra de allá, de una vida como la mía que comienza a ser ya muy larga. Un abrazo.

Eiiiiiiii!!!!!! como que muy larga esa vida????? Xanino no digas eso, que ya quisiera yo escribir y relatar como lo haces, a si que espero seguir leyendote y comentarte ok? pues eso... aqui nadie es mayor, todos somos iguales, personas a las que nos gusta la literatura, los poemassssss y los relatos de Xanino!!!!

Un besazo cielo te voy a seguir leyendo.

¿Muy larga? Ninguna vida es muy larga...al fin y al cabo, QUIERO SEGUIR LEYENDO MUUUUUUUUUUCHOS MÁS DE TUS RELATOS. Yo nunca pensé que diría esto, pero de verdad empiezo "admirarte" en cuanto a tu escritura.

En cuanto a ti, "...", no coincido en nada. Es tu opinión y la respeto, pero te estás yendo de tema con un asunto que no viene al caso. Tus preferencias de sociedad no debieran tener nada que ver con lo que lees. Yo puedo escribir un texto que lleve por nombre "Crónicas del placer de una violación" y no significa que yo esté de acuerdo con la violación ni con la violencia de género y, mucho menos, que yo lo haya hecho.

La época está muy bien marcada y es porque, no dudo, la viviste. Luego, coincido con que la mujer es más fuerte que el hombre. ¡Vamos! Seamos realistas, chicos, las mujeres tienen una ADICCIÓN a controlar todo (al menos las de antes, ahora vienen cada vez más blandengues, es algo que repruebo). ¿Por qué? Porque tienen cerebro, ¿qué más hay para decir? Una mujer plena puede "manipular" a toda su familia y ésta aún seguirá creyendo que "el hombre de la casa" manda a la mujer. Debo decir, también, que no puedo generalizar; esto dado que hay muchas mujeres que se dejan maltratar por los maridos, pero eso es más bien la debilidad de la persona en sí...¿o no? Lo digo yo que tengo una madre con un carácter muy fuerte...y con fuerte no digo insensible...las mujeres tienen la habilidad de ocultar sus emociones por "el bien común de los que quieren" o para lograr sus cometidos personales. Eso es algo mayormente único.

Algo que debo decir es que los hombres manipuladores, inteligentes y con esa capacidad de la mujer de "matriarcar" son toooodos gays (y los que no lo son y tienen esa habilidad terminan siendo esos jefes escaladores hijos de perra que muchos tienen...jaja); aún así, les doy otro punto a favor a las mujeres...matriarcan con una habilidad de auto-sacrificio y moralidad familiar indomables.

Volviendo a la historia, me gustó mucho; como se está volviendo usual ya. Tienes un gran talento para esto.

De cualquier manera, me gustaría recalcarte unos errores (que, si bien pudo haber otro por ahí, son los más llamativos.

Primero, abres o cierras aposiciones (aclaraciones entre comas) sin poner la otra coma "de la pareja" (si pones la primera no pones la segunda o viceversa) en muchos casos.

Segundo: "Cuando a su madre, la señora Manuela, se le preguntaba por él, decía con un deje que parecía ser de orgullo[,] que era marino." Las aclaraciones son argumentos de segundo nivel de importancia; por ende, la prueba para hacer aclaraciones ver que, si las suprimes, la oración conserve su coherencia. Si lo haces ahí, yo me preguntaría que qué decía.

Llegando al tercero, estuve mucho discerniendo la regla del "aun" y el "aún", pero en ese caso va bien sin tilde (es el único, pon buscar y sabrás de lo que hablo).

Tercero: "en un intento por hacernos comprender su mucho sufrimiento, debido a su viudedad[,] -decía-" Los guiones ya de por sí son la separación.

Cuarto: "De esta forma fue como me enteré donde ejercían la prostitución las hermanas de Guillermo" Regla: saber algo/enterarse DE algo. Por ende, se enteró DE dÓnde* ejercían la prostitución.

*"Dónde" ahí va con acento porque, así como cuando es una pregunta, aparece ahí como un sustantivo que responde a una pregunta imaginaria de la que vos ya conoces la respuesta. En otras palabras, PORQUE ES UN SUSTANTIVO simplemente jajajajajaja.

Quinto: "Luego, cuando mi madre, por una costumbre tampoco entendida por aquel entonces, me enviaba con algún obsequio, fruta, dulces o chocolates a casa de nuestra vecina y veía allí a las dos hijas ocupadas en los quehaceres domésticos como cualquier otra mujer, la enigmática historia de sus vidas, prohibida de exponer en alta voz, me impulsaba a fijarme más en ellas. " Esa oración está absolutamente alargada por comas...llega un punto en que es imposible de dificilíiiiiisima de analizar si le aplicáramos un análisis sintáctico, ¿o no?

Sexto: "Y este sorprendente detalle, me irritaba" No se separa el sujeto del predicado, siendo el verde el sujeto y el rojo el predicado.

Séptimo: "Mi madre, su carácter, su honestidad, su firmeza y su sentido común, eran la salvaguardia de mi existencia." Ídem el sexto.

Octavo: "era lo más conveniente para mí -me dijeron[-]" Al haber un punto, ya se cierra la oración; no se necesita primero cerrar los guiones, ya que estos son meras separaciones...y un algo no puede ser separado de una nada, ¿o sí?

Bueno, luego sólo aclarar que, otra vez, amé el uso de tu léxico. =)

Felicitaciones y a seguir así, un abrazo.

Maxxie.

He debido expresarme mal... creo que no has comprendido nada de lo que he querido decir, por otro lado te diré que en mi niñez-juventud, había una dictadura en España y despues se tardo cierto tiempo en recuperar mucho de lo evolucionado en otros paises europeos respecto a mentalidad. No he criticado el escrito de Xanin, yo no se relatar como ella lo hace, pero pretendia decir que en el siglo XXI creo que muy poca gente actuaría asi. Al menos yo a mi madre o a cualquier persona por esa nimiedad no la dejaría sola de por vida y la dejaría morir sola, ni dejaría de hablarle ni mucho menos insultarla, por eso aclaro que no critico el escrito de xanin, pero podria usarse este relato para comparar los errores pasados, y para reivindicar como personas que esa forma de ser no es la "mejor"
Respecto al matriarcado, claro que existe, y como bien dices una mujer en la "casa" puede tomar ella todas las decisiones y disponer a su manera y hacer creer que es el marido quien lo hace, pero recuerda, en la casa como tu muy bien dices.
Ah, mi hijo es gay, una persona excelente, inteligente, estudiosa y educada y con la mente y cabeza muy bien amueblada, por eso toda la familia esta orgullosa de él, yo la primera, no por ser gay, si no por la persona que es, con quien se acuesta es cosa de su intimidad, en la que no entraré, ni nadie deberia entrar

Jaja, yo también soy gay y el ambiente en el que me muevo es mayormente ese. Por eso, con conocimiento de causa, digo que muchos de nosotros tenemos la capacidad de emular la habilidad matriarcal pero sin el amplio sentido de la moralidad familiar y el auto-sacrificio en pro de la familia. Lo del jefe hijo de perra era sobre una persona no-gay que tuviera la misma habilidad que la mujer par a hacer lo descripto anteriormente (y siempre a "nivel generalidad"). ¿Por qué? Porque la definición sexual de uno muchas veces modifica nuestras aptitudes, eso es indudable; sin embargo, nuestras aptitudes no siempre modifican nuestra definición sexual. Pero es tu tema muy delicado igual.

De cualquier manera, sólo te dediqué un párrafo, no me gusta criticar "críticas". Lo del matriarcado y lo de las clasificaciones de el poder de las personas para el mandato fueron un dato aparte acotado a lo que dijo Xanino.

Me gustaron ciertas partes de tu postura, pero no coincido del todo. ¿Por qué? Porque la literatura es un espacio de catarsis de la realidad y de los más oscuros pensamientos, así como de los más felices. Entonces, el interés moralista y de crítica social que vos muy bien planteabas no es algo que debiéramos usar como punto de análisis de una sociedad. Están muy bien situadas las variables en el relato, eso lo puedo asegurar...¿vos lo harías? y...no sé...si vivieras en esa época, tuvieras esa edad y hubieras vivido eso. No sé, no podríamos comprobarlo.

Amigo Hands of Destiny (oye ¿por qué no te pones un seudónimo más facilito?) ¿puedo hacerte una pregunta? ¿Qué coeficiente intelectual tienes? Me apabullas muchacho, de verdad, recalcando mis errores que, además, dices son los más llamativos, ¡vamos que me haces soltar un taco! Eso quiere decir que hay otros que no son tan llamativos! Y el caso es que tienes razón porque después de revisar el relato, tengo que reconocerlo. Bueno, tomaré buena nota, pero eso no quiere decir que no caiga en el mismo error aunque procuraré que no suceda. Por otra parte, el relato no es para crear polémica, es simplemente la exposición de unos hechos imaginarios con los que intento recrear la vida social de un determinado tiempo ya pasado desarrollando las vivencias supuestas de una mujer imaginaria. Como digo al principio, todo los hechos que narro son fruto de la maginación, ni se me ocurre polemizar, no, la vida evoluciona y cambia las ideas y los valores, unos pueden gustarnos más y otros menos pero siempre vamos hacia adelante, nunca retrocedemos y de todo se saca un aprendizaje, pero he de decir que a mí me gusta mucho escribir sobre sucesos de tiempos pasados reales o imaginarios, incluso de siglos anteriores, como, por ejemplo, a partir de mediados del siglo XIX, la sociedad de esa época me subyuga, no se muy bien por qué.
Bueno, gracias por tu análisis, repito que lo tendré en cuenta para no caer en los mismo errores,pero.. bueno... si alguna vez pasas por alto alguno de mis relatos... no te preocupes... es igual.¡Gracias amigo!

Jaja, lo hago por mi propio placer...me he quedado pensando en muchas de las cosas que escribes. Hacía mucho que alguien no me atraía tanto. Sinceramente, mis correcciones son sólo por el propio gusto del análisis...y escribirlas son sólo por si te sirven. De cualquier manera, sólo tengo palabras de elogio hacia tus escritos. ¡ME GUSTAN!

Por cierto, ya que me caes bien, puedes llamarme Max si quieres =)

Pues sí, te llamaré Max, eso de "mano del destino" pues como que no me va mucho. Oye, que nada, que agradezco tus críticas y ¡ya lo creo que me sirven! Me gusta mucho la gramática y uno de mis mayores logros sería escribir a la perfección pero.. a estas alturas de la vida...intuyo que ya no lo conseguiré, y no sabes como agradezco tus palabras de elogio. Ahora estoy intentando comprar esa nueva grámatica que ha salido a la venta en dos tomos creo, tengo curiosidad por ver los "apaños" que han hecho nuestros lingüistas con el idioma. Cuando salga a la calle, un día de estos que haga mejor tiempo (hoy está nevando en Madrid) la buscaré aunque me han dicho que es bastante carita, no sé si 200 Euros o así, los dos tomos claro. Si la consigo ya te diré. Un abrazo, Max, amigo mío.

Creo, a poco que esté equivocado, que no se trata de coificiente intelectual sino de un simple cambio de nick y unos pequeños retoques en la forma de contextualizar una anterior forma de escribir y criticar. Repito e insisto: a poco que esté equivocado.

Teknarit, Africa.

Jaja, no creo. Sería altamente ridículo atar una forma de crítica a una anterior forma de escribir o criticar. ¿Cómo lo llamaría? ¿Patetismo comprobado?

Igualmente, creo que no deberíamos desviar el tema de este precioso relato.

Me entristece que un escrito mío sirva para crear cualquier polémica. Escribo por el placer de escribir, lo hago mejor o peor, pero disfruto haciéndolo y sólo deseo que se lean de la misma manera, por placer. Admito las críticas que sirven para mejorar pero, por favor, no enfrentamientos verbales, antes... silencio. Gracias. Os quiero.

Un muy buen relato en el que se disfruta la redacción y el vocabulario. (Lo demás, ya lo he expresado por privado)

Me ha sorprendido mucho la nominación, no la esperaba. Muy, muy agradecida.

ME ALEGRO MUCHISIMO DE VERDAD, BESOS.

¡Muchísimas gracias, amiga mía! Un abrazo muy fuerte.

Muy merecido, a decir verdad. FELICIDADES!

Atte. Max

¡Muchísimas gacias, amigo Max, ha sido un reconocimiento inesperado por lo tanto doblemente agradecido. Un besote.

Hola Xanino te cuento que no soy de leer obras que aunque no sean tan extensas al leerlas en el monitor si se me hacen interminables , me dejaste con los ojos cruzados pero devoré tu historia...tan bien describiste todo que estuve alli junto a los protagonistas...Todo un arte el relato y tú que lo hiciste atrapante...Te felicito por ser el recomendado.
Un fuerte abrazo
Ximena
PD:A ver cuando te le animas a la poesìa

Muchas gracias Ximena por haberte parado a leerlo, me alegro de que te haya gustado aunque haya sido largo, La verdad es que algunas veces se me escapa el "lápiz", empiezo a escribir y no paro...
Sobre la poesía te diré que le tengo mucho miedo, bueno más que miedo, respeto. No es mi fuerte, y me gustaría poder escribir bonitos poemas pero no me atrevo, tengo la sensación de hacer el ridículo y me paso a la prosa poética que eso, algunas veces, si lo consigo... más o menos...
Un beso y gracias otra vez por tu tiempo.

Muy merecida esta recomendación...
Mis felicitaciones... Un texto que atrapa de principio a fin...

Un abrazo

Muchas gracias, amiga.

Aquí estoy yo para felicitarte por este relato tan bien llevado, con los cinco sentidos del que redacta y los seis del que ve la otra realidad interior desde la perspectiva de una pre adolescente, que ve como se le derrumba todo su mundo familiar desde el eje principal donde giraba su vida.

Yo no sirvo para comentarios de estilo o para pensar, que se pudo haber sacado más jugo al asunto. Juzgo que todo el relato es bueno evitando ver las cosas desde otros ángulos, porque es el tuyo el más importante, además porque pienso que sabes muy bien cómo querías llevarlo dentro de ese contexto de la sociedad matriarcal. Pienso que todo detalle es importante si se sabe resumir con buen efecto para el lector.
La vida contada no es lo mismo que la vivida y el que nos la cuenta, debe reunir lo justo para que se sienta tal como la queremos comunicar. Eres muy buena Xanino. Esos puntos de vista desde la mente de una niña, los has plasmado tal como así eran más o menos por entonces. Además muy bien ambientados. Hoy, seguro que serían otros, pero he estado encantada de haberte leído.

En la ficción se puede abrir el abanico de posibilidades, dependiendo de lo que se cuente y en qué realidad lo ubicamos. El sentido práctico en el ahorro de detalles puede ser importante, pero en tu relato eran imprescindibles, porque la vida de quien nos cuenta, del que así la observa, es muy diferente del que la escribe e interpretar es también parte del cometido del que escribe, cuando vive en su personaje y percibe lo que ve de esa vida, donde le colocamos.
El abanico abierto en uno u otra situación depende del aire de los tiempos.

Un beso y gracias.
Elisa

Gracias Elisa por tu comentario. Sí, es dificil ubicar los sucesos de los personajes de tus novelas en un contexto anticuado aunque, como yo ya soy muy mayor, no me ha costado demasiado imaginar situaciones de aquellos tiempos, si bien, se desarrolla o así lo pretendo, en tiempos algo anteriores a mi preadolescencia, pero creo que el ambiente de la sociedad de entonces, perduró durante muchos años, tantos que llegué a ser una jovencita cuando todavía eran actuales todas aquellas normas y prejuicios sociales. Ya lo he dicho más veces, me gusta escribir sobre esa época y todavia más anterior, creo que aun con todos los inconvenientes que sufría, precisamente por eso, se tenia ocasión de dar oportunidad a los pensamientos para desarrollarse.
La verdad es que no pensé en hacer un relato largo pero las ideas se enredaron y ahí está. Algunas personas que lo han leído me han sugerido escriba una novela con el fondo de este relato y tal vez lo haga más adelante,-si la vida me da tiempo suficiente. Ahora tengo entre manos una nueva novela de la que estoy escribiendo el boceto, siempre con una protagonista femenina que es donde yo me encuentro más a gusto aunque tengo escrita una novelita titulada "NUESTRA CASA -LA CASA DE LA MIMOSA" en la que el protagonista es un hombre. Fue un poco como un reto para mí pues me cuesta entrar en la personalidad masculina. Esta novela y otras tres que tengo publicadas, se pueden leer en la página www.publicatuslibros.com Si entras me buscas por "autores" por mi nombre. Magda Rodriguez Martin. Me encataría saber tu opinión aparte de darme una gran satisfacción saber que eras una de mis lectoras. Gracias. Un abrazo.

No soy trasnochadora pero sí madrugadora y después de tomar mi primer cafelito pongo en marcha esta maquinita que llamamos ordenador y que de un tiempo a esta parte, es mi compañera de soledades. Y la verdad es que le estoy muy agradecida porque, de buena mañana, cuando todavía los párpados están entreabiertos, encontrarse con este hermoso texto y esas halagadoras palabras tuyas, amigo Jaime, que agradezco profundamente, es como recibir una inyección de optimismo que va a durar todo el día. ¡Cómo agradecer, amigo mío, unas palabras tan elogiosas e inmerecidas! Siempre he tenido el gusto por la escritura pero mis obligaciones, primero el matrimonio y luego el cuidadode los hjos (7), no me permitieron dedicarle tiempo a esta gran afición que, al quedarme sola sin esposo y lo hijos crecidos cada cual a lo suyo, he retomado con interés. Todo este prólogo lo escribo para que comprendas la satisfacción que representan para mí tus palabras. Que me consideres una escritora es para mí una de las mayores "condecoraciones" que se me pueda otorgar, máxime, .como le digo más arriba a nuestra compañera Elisa- viniendo de personas com tanta exquisitez cultural (no encuentro otras palabras mejores para expresarlo)- como la vuestra.Amigo Jaime, soy una escritora (así quiero considerarme) mediocre, muy mediocre, pero entusiasta y con ánimos de mejorar y aprender cosa que consigo con todos vosotros mis compañeros de letras, cuando leo vuestros textos llenos de elegante estilo, siempre dispuestos a superarlo. Gracias nuevamente por tus palabras y por seguirme en la página donde están editadas cuatro de mis novelitas. ¡Muchas gracias amigo Jaime! Un abrazo fuerte.

Delicioso relato que tan bien has plasmado con tus palabras,llenas de vivencias y de sabiduria.Muy bien escrito Xanino.
¡¡Enhorabuena!!

¡¡Abrazos de flores multicolores!!

Gracias Ignacio por tus palabras. En realidad el mundo no cambia, siempre existen las mismas cosas porque todas nuestras vivencias son sentimientos y ellos son eternos, ahí están siempre, en una época o en otra, pero siempre son los mismos y se reducen a una sola cosa: nuestro deseo de felicidad que buscamos en cualquier parte sin saber que eso, sólo está dentro de nosotros mismos, aceptando cada día con agradecimiento, los momentos que se nos presentan.
Intento escribir de la mejor manera posible, disfruto leyendo a los escritores que saben manejar bien el idioma. Me regocijan las frases hermosas y creo que tenemos un maravilloso idioma, rico en matices, palabras y expresiones. Sé que sólo soy una aprendiza pero intento hacerlo lo mejor posible, por lo tanto, comprenderéis que agradezco mucho todas esas palabras halagadoras. Muchas gracias. amigo Ignacio.

¡Muchas gracias, amiga, pétalos de seda! Agradezco profundamente tus palabras. Un abrazo.

Me impactó tu relato, muy bien llevado, perfecta descripción de los personajes y estas historias familiares no tienen edad ni teimpo, ocurren actualmente con otras características tal vez pero es una historia Universal de vida.
Me pareció genial
Mis felicitaciones, merecido logro.
Lili

Muchas gracias. Sí, la vida es siempre la misma, los mismos deseos, los mismos sinsabores, las istorias se repiten. Gracias por leerlo.

"Historia" se escribe con hache, perdón. Ha sido un fallo del tecleo. Lo siento.