Aquéllos “mercenarios” que levantaron el imperio de Roma no tenían, ni tuvieron jamás, más méritos que el matar y convertirse en soldados de la muerte o lo que es lo mismo: en asesinos de Pueblos indenfensos y así, por ejemplo, se echaron sobre uno de los Pueblos más sabios y valientes de la Historia de la Humanidad hasta y que lo hicienron desaparecer: Cartago, la abuela africana de la actual Cartagena de Indias en Colombia.
De aquéllos vientos nos llegan hoy estas tempestades; de aquellos lodos hoy estos polvos de miserias, de incertidumbre y desconfianza. Tenemos como adquirido el mal vicio de no aprender de nuestros errores y así ocurre que los repetimos hasta la saciedad y de ahí nuestra pobreza hoy siendo la emocional la más pobre de éstas.
En pleno siglo XXI y ya dejado atrás, muy atrás, el siglo de las luces seguimos generando y creando consecuencias, razones o disculpas para seguir necesitando de “mercenarios” y asesinos institunacionalizados y por lo tanto admitidos lengalmente que sirvan para saciar los mas brutos instinto que nos queda como humanos y que nos lleva a conseguir lo que de forma civilizada no sabemos hacer.
La muerte de un “mercenario” canario en tierras de Afganistán sirviendo a intereses macabros aunque la propaganda oficial diga que fue defendiendo la Paz y la Democracia ha lenvantado más que aireadas repulsas en la sociedad canaria sin que nadie, medianamente ducho en el tema – y me refiero concretamente a ése sector de la dudosa intelectualidad canaria – haya querido salir a dar su simple opinión. Uno se pregunta qué hace un soldado “mercenario” canario allá tan lejos de su tierra y qué defiende, sobretodo porqué. Uno se pregunta qué situaciones lleva a un joven de tan sólo 20 años a meterse en una aventura de tal calibre y la respuesta que me llega a la cabeza es que hay muchas y muy variadas razones del porqué se da este caso:
Una de éstas es la siguiente: ¿qué ofrece o qué se le ofrece a la juventud hoy para poder hacer frente a su futuro ?: dudas. Muchas y muy variadas dudas de que puedan hacer frente a la vida tal como ésta les ha sido presentada. El actual sistema político hoy en españa y por ender en Europa, necesita de gente joven que sirvan y alimenten un sistema socio-politico-económico que tienden a crear y generar desigualdades siendo los mismos de siempre los beneficiados. Las universidades de Europa no generan personas capaces de desbancar al actual sistema sino todo lo contrario: a fortalecerlo; de ahí salen los futuros servidores de un sistema que se autoalimenta así mismo siendo los no favorecidos de esta sociedad los que ejercen otras necesidades del mismo sistema y que son los que alimentan a las empresas que se valen de ellos con sueldos a la baja generando pobreza y desigualdades o los que desesperados por la situación ven en el ejército una salida desesperada a las que se les invitan y acuden como borregos al matadero tras comprobar que no tienen puesto en una sociedad ya previamente diseñada para unos fines concretos.
Decía José Martí, uno de los Padres de la Patria cubana, que la Patria era ése trocito de alma que todos llevamos dentro: alma humana, emocional, sentimental y sobretodo razón para defender ideales solidarios y justos. ¿Qué patria ( con minúscula ) o razones tienen hoy los mercenarios del mundo entero para defender con argumentos válidos nada allá donde se les mandan?, quizás lo mismo que tenían aquellos “mercenarios” asesinos de imperio romano: matar y someter a Pueblos indefensos a cambio de unas pocas monedas que les sirvan para paliar las miserias de esa “Patria madrastra” que les necesitan para saciar sus más brutos instintos asesinos y coloniales que quizás – y sin quizás – aún guarden, véase y entiéndase colonialismo en África e Indoamérica.
¿Pena por las muertes o la muerte de ese mercenario canario en Afganistán?, ninguna.
Tigzirin Tiknariyin, Ta-Ferka.
Canarias, África.