-Y cuándo te diste cuenta que me amabas?- pregunté con la inocencia de un niño.
-cuando yo estaba sola y sabia muy bien que te morías por esa chica…- me dijo entre seria y melancólica.
Entonces la miré con una ternura especial… y no supe que hacer.
Caminaba por una calle desconocida, escuchando en el audio player una balada de los noventa, con las manos en los bolsillos y sosegado por la hora tranquila de las seis de la tarde, abrigado defendiéndome de esos invernales aires que me hacen sufrir de sinusitis.
Caminaba sin razón alguna, acariciado por esas canciones tristes atormentado por los recuerdos de la secundaria, afligido por esas cosas que han quedado en el pasado pero que sin embargo en oportunidades como esta regresan a la realidad (tan pronto que uno no tiene ni un segundo para evitarlos). Será la sensación perturbada de soledad, la que desencadena toda esa serie de recuerdos incomprensibles y constantes como el de las fotos de ella con su enamorado de entonces posando en el mismo lugar donde estuve y donde por supuesto evite fotografiarme (por mero orgullo) impulsado por una arrogancia tonta, la de pensar que no debería hacerme una foto donde ella fue feliz con la persona que quizá fue en un momento su verdadero amor…
Entonces inmerso ya en mi sueño, vi que por delante mis hermanas gemelas, caminaban presurosas yo les di alcance y hablé con ellas (no sé que les dije pero cruzamos palabras), luego seguí mi entristecida caminata, marchito e ilógico algo desconsolado sin explicación soñando este sueño que hace tiempo ya lo había vivido. Hasta que de repente un ángel…
Era ella, (eras tú) desde lejos te noté y mis hermanas estaban contentas de habernos encontrado… Desde que nos vimos o mejor dicho desde que yo la vi y sobre todo por la manera en que se dio el encuentro (o sea ella de esa manera así tan dócil hacia mí y yo hecho una tristeza) supe que eso no podía ser real porque después de todo hemos quedado como amigos y lo que yo estaba viviendo era insólito, entonces dentro mi sueño tuve un segundo de lucidez quise escapar pero no, no lo hice porque todo estaba de pelos, era inexplicable (claro como no) además estaba siendo presa de otro de esos sueños fantásticos que de cuando en cuando me suceden…
Ella vestía un polo blanco con rayitas celestes con un jean azul claro y unos zapatos tenues cuyo color apenas recuerdo… vino hacia mí con una determinación que nunca antes había visto en su personalidad y talvez sentí ser feliz…
Me sentí como cuando todo era normal, como cuando todo estaba bien como en aquel verano efímero que pasamos en Trujillo, yendo a la universidad y dando vueltas por las cercanías de su casa…
Nos tomamos de la mano, volteamos dos esquinas, unos perros nos ladraron, una nube gris desfiló descaradamente y anochecía y nuestras manos estaban enlazadas como en alguna foto bajada de internet… y decidí mostrarle lo que en esos días era mi vida…
Todo había cambiado, nuestras vidas estaban tomando rumbos diferentes, aun así mencionaba su nombre cuando sabía que todo estaba prohibido…
Y ella (tu) siempre conservando ese amor que le tiene a otra primavera que llegó a su corazón no acepta mis invitaciones, y me dice que algún día nos habremos de ver, mucho mejor si es de casualidad… o sea sin pensarlo sin saber cuando ha de ser por que tal vez así es mas interesante esta amistad que de cuando en cuando a partir de las seis de la tarde me corroe y me enreda como siempre y me hace pensar en lo que no debe ser, tanto así que sueño estos sueños insólitos y es así que llego a escribir estas líneas que en su mayoría son fantasías de una realidad negada…
Tú lo Sabes Julieta…