Explicándole a una hija, en el día de su cumpleaños, que a pesar de las circunstancias, fué concebida con amor.
-¡Venga niña, un empujóncito más que ya casi está...empuja...empuja...que ya se le ve la cabeza...así, así...muy bien...va muy bien, descansa, respira y cuando tengas ganas de apretar otra vez...hazlo, no te aguantes que ya casi está la cabecita fuera...!
Ocho meses antes.
-¡Que sí Justo, que es muy raro, que soy como un reloj y ya llevo más de 15 días de retraso...!
-¡Anda ya, te habrás equivocado en la cuenta...hazte la prueba ú...!
¡Sí, sí, inútilmente...ja...!¿Y ahora qué?¿Como se lo digo a mi padre?¡Ay Dios...esto no me puede pasar a mí!
¡Pues si hija, nos pasó a nosotros, ya estaba embarazada de cuatro semanas!
Pasamos dos meses que...¡amosss...no se los deseo a nadie!
No podíamos decir nada hasta que no llegara tu abuelo Fernando de vacaciones. Hasta entonces, teníamos que disimular y lo que es peor...esconder los primeros síntomas del embarazo sin decir nada, a nadie, para que no se corriera la voz antes de que lo dijeramos en casa...¡ya sabes como es el pueblo...!
¡Que dos meses más largos...si tu abuelo llega a retrasar el viaje...no nos hubiese encontrado de tanto como adelgazamos...los nervios!
Para más inri, empezaron a salir más embarazadas...
- Juani...¿te has enterado?- me dijo una tarde mi padre.
-¿De qué?
- ¡Dicen que la Jaci está preñada y la hija de fulanito también...jajajaja...se ve que este año la romería de Perales ha dejado muchos frutos!¡Amosss...si tu me vienes con una barriga...te mato!
Ainsss...¡ya me veía muertita en plena adolescencia(entre nosotras...tu no eres fruto de la romería, si no de la feria de mayo)!
Por las noches, tu padre y yo, ideábamos la mejor manera de decirlo, ya faltaba poco...¡no sé quién de los dos tenía más miedo...fíjate, fué la primera decisión importante que tuvimos que tomar los dos! Y, a pesar de todo el miedo que teníamos, en ningún momento se planteó la opción del aborto,¡ya te queríamos...!
Cuando por fin llegó tu abuelo de Francia...¡empezó la marcha atrás!
Cada noche...
- ¿Qué...se lo has dicho ya?
- No,¿y tu?
-¡Hasta que no lo hagas tu, no lo haré yo y tiene que ser ya, que tu padre no estará aquí mucho tiempo!
-¡Ya, ya...pero no sé como hacerlo...!
-¡Pues yo mañana se lo diré al mío...!
-¡Pues como te ponga una mano encima...no respondo!¿Eh?
-Mira, si quieres...le digo que estoy embarazada y que no se de quién, así no tendrás que decir nada tu.
-¿Estas tonta o qué?¿Quién se va a creer eso?¡Esto solo va a adelantar las cosas unos años y ya está! Nos queremos,¿no?
¡Hija mía, qué difícil fué...!
Aquel día me dije que ya no lo dejaría más...cerré todas las puertas y ventanas de la casa y me senté a esperar que viniera tu abuelo del campo.
-¡Juani, enciende el calentador que me lave, que tengo que llevar el tractor al taller...!
-¡Espera papá, te tengo que decir algo...(glupsss)!
-¿Pasa algo?¿Estas bien?¡Te veo muy blanca...!
Me eché a llorar y...
-Papá, estoy embarazada...(cerré los ojos esperando el primer tortazo).
Silencio...
Le miré y...¡estaba llorando también!
-Bueno, lo que está hecho, hecho está...ya no se puede hacer nada.¿Has ido al médico?¿Lo saben ya en su casa? Hay que arreglar muchas cosas antes de que se vaya tu suegro. Ahhh...¡nada de quedarte en casa,¿eh? ¡Tienes que seguir haciendo lo mismo de siempre!
Te preguntarás el por qué dijo esto último...¡verás!
Por entonces, en el pueblo, una "barriga" era algo tan vergonzoso para la familia, que la embarazada se encerraba en casa hasta días después de la boda.
Tu padre también se decidió a decirlo aquél mismo día.
Cuando llegó de trabajar, tu tío Fernando se estaba afeitando y...
-¿Está papá en casa? Tengo que hablar con él.
-¿Pasa algo?-preguntó al verle con cara de preocupación...
-Tengo a la Juani embarazada.
¡Del respingo que dió, casi se corta el gañote!
-¡Pero hombre...!¿Como le has hecho eso(pregunta recurrente en aquellos días, como si un embarazo fuera cosa de uno solo)?¡No le digas nada, vete con ella que Antonio y yo hablaremos con él!
Tu padre resopló aliviado al saber que sus dos hermanos mayores le ayudarían.
¡Que noche, hija, que nervios...y más...sabiendo que los futuros consuegros no se hablaban desde hacía años!
Bueno, resumiendo, tu padre tuvo que aguantar el cabreo de tus abuelos y la curiosidad de tus tíos.
No sé como ni de que manera, nuestras familias se pusieron en contacto para organizar la boda, solo sé que, dos días después, ví una comitiva de gente que llegaba a casa y que a mi me echaron fuera.
¡Las dos semanas siguientes fueron vertiginosas!
Hubo que buscar documentos de varias generaciones atrás para demostrar que no eramos familiares...ya sabes...àl tener los apellidos iguales...
Esto unió mucho a tus abuelos, entre risas recordaban cuando se les bautizó, las comuniones...la postguerra...
Con todo esto, llegó la primera visita al ginecólogo...ainsss...¡qué vergüenza!
¡Imagínate, mi padre, y las tías allí en la sala de espera...! Tu otro abuelo y tu padre, esperando abajo...
-¿Juani? Entra por favor...desnudate y sientate ahí...
Ufff...
Después de tomarme los datos, entró el doctor colocándose un guante...¡amosss...porque estaba sin bragas que si no...!
- Relajate y abre las piernas, que te voy a reconocer...
Jaaa...
¿Quién era la guapa que se relajaba delante de un desconocido teniendo tó...ejemmm...?
- Si no aflojas los músculos te haré daño...¡venga niña!¿Crees que eres la primera a la que miro?
¡Anda que si...que si pretendía tranquilizarme de esa manera...!
De pronto...plafff...¡joder...me dió un cachete en la nalga...del susto que me llevé...vaya que si me relajé...!
-¿Ves? No era difícil...solo tenías que pensar en otra cosa...a ver...hummm...¿estas segura de que estas de diez semanas...?
-Si doctor, el 28 será la tercera falta.
- Pues...me parece que no, no estas embarazada...
-¿Qué...?
-¡Es bromaaa...jajajaja...me encanta...todas picáis!
Grrr...
-¡Bueno, pasate por el hospital y te haremos la ecografía y los análisis!
La primera vez que te ví, no eras más grande que una habichuela.
El médico me iba mostrando sobre la imagen del monitor donde estaba tu corazón y me hizo oír el sonido del mismo...
Aysss...¡que emoción...no sabía si llorar o reir!
Una semana después, nos casamos.
Fué una ceremonia humilde y sencilla...tus abuelos y tíos abuelos, lloraban y nosotros dos, agarraditos de las manos, nos reíamos de todos y de todo, atrás quedaron esos días de miedo y nervios.
Cinco días más tarde, te llevamos a tu primer concierto: Miguel Rios...¡total ná...!¡Anda que no saltamos al ritmo del "Bienvenidos"!
Las cosas se fueron normalizando y poco a poco, ibas creciendo en mi vientre.
Con muchísima ilusión, fuí preparando tu ajuar. Cada semana compraba algo, un pijama, un trajecito, que si sabanitas, calcetines...
Los meses fueron pasando y el momento de tu llegada estaba cada vez más cerca. Todos los días caminaba cinco kilómetros para estar preparada.
No tenía miedo al parto, lo único que temía era no saber reconocer los síntomas y dolores del mismo.
¡Menos mal que siempre hay almas caritativas que se prestan a aconsejar...!
-¡Tu no te preocupes...cuando llegue el momento por los dolores lo sabrás!
-¡Vaya...cuando sientas dolores abajo como si te partieras...!
-Uy...¡yo cuando mi Manolito, estuve tres días y nada, tuvieron que sacármelo con fórceps, por eso tiene la cabeza apepinada!
Ufff...¡las dejaba solas hablando y me iba...!
El día once amaneció nevado.¡No se recordaba una nevada así desde hacía décadas!
Tu padre me avisó antes de irse a trabajar.
Cuando me levanté, lo primero que hice fué subir a la terraza para cerciorarme de que era verdad.
¡La sierra estaba preciosa, toda blanca! Me parecía estar viendo un paisaje alpino.
Cuando bajaba al patio para coger un puñadito de nieve...zasss...resbalé y terminé bajando las escaleras de culo...boing boing boing...
¡Pero nada...todo seguía en su sitio cuando me levanté del suelo...o eso pensaba yo!
Recuerdo que era viernes...¡si parece que fué ayer...!
Por las noches empezaron las molestias pero yo...¡ni caso!
¡No eran esos dolores tan insoportables como decían, así que...no dije ni mú!
El sábado lo pasé como cualquier otro sabado, bueno...no, lo pasé cosiendo los disfraces de Jacinto y Pili.
El domingo ya...no sé, no tenía dolores ni nada, pero esas continuas molestias me tenían mosqueada, así que...revisé la canastilla, la maletita con mis cosas que ya tenía preparada para cuando llegara el momento y, me fuí a avisar a las "titas".
- No os descuidéis mucho que creo que de hoy no pasa.
-¡Anda que no estas tonta ni ná...pues no estas tu entera...ya sabrás lo que es bueno, ya...!
A eso de las tres de la tarde, el abuelo y papá se fueron al fútbol...¡menos mal que ese día jugaban en casa, que si no...!
Lo arreglé todo, me duché, volví a echarle un vistazo a la canastilla y empecé a controlar el tiempo entre "dolorcillo y dolorcillo".
Cuando solo los separaba cinco minutos, dí la voz de alarma...¡joder niña, no veas la que se formó en un momento...!
¡Aparecieron familiares por todos lados!¡Hasta las vecinas querían acompañarme al hospital!
-¡Pobrecita...sin su madre para que la consuele!
El abuelo, descompuesto, ya se había montado en un coche. Tu padre y tu abuela en otro...¡allí todo el mundo se había colocado y yo, tan tranquila mirándoles desde la puerta!
-¡Id p'alante, que ya llegaré yo luego...!
¡No veas...otra vez el jaleo...puertas que se abrían, otras que se cerraban...jajajajaja...!
A las cinco ingresé. ¡Qué tarde más larga!
Los fatídicos e infernales dolores no llegaban y empecé a pensar que me había precipitado.
Las enfermeras y comadronas me decían:
-Bah...¡primeriza...aún le quedan varios días!
A las 8 de la tarde se fueron las "visitas" y ya me quedé sola en la habitación con las otras dos compañeras. Ellas ya tenían a sus bebés.
Dos horas más tarde...me desperté empapada de sudor con unos dolores...pero...
-¡No, no llamaré a la enfermera, esto lo puedo aguantar!
¡Si, si...empezaron a ser más fuertes y más seguidos y seguía sin querer quejarme...total...ya me habían dicho que me faltaban varios días y no quería que pensaran que era una quejica!
Pasé las siguientes dos horas yendo de la cama al baño y del baño a la cama. Me tapaba la cara con la almohada para que no me oyeran de quejarme y llorar...¡ya querías salir, niña!
A las doce y media, ya no pude más y sujetándome la tripa, me bajé de la cama...y entonces...no sé como, me ví en una camilla...
- Por favor...los familiares de Juana Moreno, pasen a la sala de espera!
Ainsss...¡hijita, que horas más malas me hiciste pasar!
Me acordé de todos los santos, de los familiares de tu puñetero padre(en ese momento, le hice culpable de todo lo que me pasaba)...
- Ayssss ¡Diosito, que salga ya...buaaa...me voy a morir, sé que me voy a morir...mamáaaaa...buaaaaa...!
¡Menos mal que la comadrona sintió lástima por mi y no me dejó sola, mojándome los labios con un algodón húmedo y hablándome(cuando te toqué a tí, allí estaré yo a tu lado)!
-¡Venga...un último esfuerzo...que ya está la cabecita fuera...mira...echate p'alante...es rubio o rubia, blanquito como tu...ánimo...empuja...!
-Grrr...¿que empuje?¡Pero si ya no tengo fuerzas...grrrrr...
-¡Ya sale, ya sale....mira...es una niñita...!¿Ves?¡Tanto llorar...ya la tienes aquí!
-¿Qué hora es?¡Quiero saber la hora!
- Tu niña ha nacido a las tres menos diez de la madrugada del día catorce de febrero...¡bonito regalo de San Valentín!
Katy, sé que te he contado todo esto muchas veces...¡te has reído tanto imaginándotelo!
Fuiste mi muñequita, luego mi amiga y mi cómplice...más tarde...mi motor...el motor que me ayudó a salir de aquel hoyo, me diste las fuerzas necesarias para que yo pudiese recuperar las mías...por eso hoy, quiero ponértelo así, por escrito para que quede constancia y...ejemmm...¡no se me olvide en algún ataque ariano de esos míos!
¡Es broma, mi vida!
Quiero que sepas que, aunque no fuiste una niña buscada, si fuiste deseada, eres fruto del amor que nos tuvimos un día tu padre y yo...¡no lo olvides!¿Eh?
¡Feliz cumpleaños...ojalá todos los que vengan sean tan alegre como el de este año!
¡Te quiero tanto...!