EL FUNERAL

Más que un funeral, fue una fiesta lo que se vivió aquel día en la aldea.

Cuando fue retirado el crucifico y se apagaron los candelabros del improvisado altar que Ramona hizo en la sala del rancho, el ataúd fue levantado en hombros por “El Cacha”, “El Papi” y “Los Atletas”: dos jóvenes mulatos de ojos claros y contextura gruesa que hacían honor a su apodo con sus excepcionales condiciones físicas demostradas en cuanta competencia se celebraba en la región.
El hombre de sotana negra encabezó el desfile por la calle de honor que los moradores hicieron desde el rancho hasta el atracadero. A lado y lado las mujeres entonaban cánticos, arrojaban flores y batían pañuelos blancos. Aunque algunas vestían de luto, la mayoría iba ataviada con trajes multicolores dando un aspecto carnavalesco a la interminable caravana conformada por comparsas y grupos estudiantiles que bailaban al son de tamboreros, gaiteros y acordeoneros, reunidos esta vez con un propòsito: acompañar hasta la última morada a uno de sus más queridos hijos..
La pequeña bahía fue invadida por embarcaciones de todo tipo que hacían sonar sus sirenas al paso del desfile lo que hizo mas sublime e inolvidable aquella tarde cumpliéndole al detalle el deseo del padre de Matìas quien en vida solía decir: “cuando la muerte me llame, quiero ver a mis amores rebosantes de alegría con trajes de mil colores acompañando mi viaje…”

La única que no asistió al funeral fue la madre de Matías. Ahora más sola que nunca, simplemente se quedó en el rancho. Tenía razones para no hacerlo: ella le había despedido por adelantado veinte años atrás cuando él se fue con uno de sus amoríos dejándole el corazón roto y una enorme responsabilidad frente a Matias quien apenas contaba con uno año de vida. Fiel a sus principios, cargó por siempre con el honor de ser una mujer respetable y digna de ejemplo. Sin necesitar marido, hizo hombre a Matias: el más bello regalo que Dios le había dado.

Jorge 30/12/2008

Bella historia.
En más de un caso está historia se repite en la vida real.
Un saludo.


María

ME GUSTA COMO ESCRIBES,Y EL FINAL ES TODO UN EJEMPLO DE VIDA, UNA MUJER QUE ASUME CON ORGULLO Y RESPONSABILIDAD TODA SU CONDICION,QUE "LOS MUERTOS ENTIERREN A SUS MUERTOS",ME DICE POE ,QUE ES ALGO QUE ESCRIBIO NO SE QUIEN.
BUEN RELATO.

Sí, como dice Mateo, y lo dijo Jesús: "que los muertos entierren a sus muertos"
Un buen relato, Jorge, muy bien logrado.
Un relato que es más cotidiano de lo que se cree, ja, ja!!
Disfrutable desde el principio.
Un abrazo en la distancia.

Genial JORGE, excelente narrativa y figuras que muestran el colorido del folklore de tu tierra. Acusioso y pleno de imagenes. Me encanta, besos. tibi