LAS EMOCIONES NEGATIVAS SÓLO DURAN 90 SEGUNDOS.
En mi opinión, está acertada la psicóloga Elsa Punset en “El libro de las pequeñas revoluciones” cuando dice:
“Si cambias tu foco de atención, es decir, si centras tu atención en algo diferente, cambiarás automáticamente tu emoción.
¿Por qué? Fisiológicamente, cuando nos invade una emoción negativa, nuestro cuerpo tarda en torno a unos noventa segundos en procesar las hormonas del estrés y recuperar su estado normal. Si al cabo de ese tiempo sigues pensando en lo que te entristece o enfada, repites el proceso fisiológico y te quedas atrapado en un círculo vicioso. Así que cuando tengas una emoción negativa, en cuanto sientas que disminuye, cambia de foco, haz algo diferente, por ejemplo genera conscientemente un recuerdo alegre o mira una película divertida y céntrate en eso”.
Ya se sabe que las emociones son expresiones naturales, que tienen una duración limitada y que pasado ese tiempo se extinguen. Si uno mismo insiste en querer alargarlas artificialmente, regodeándose en lo desgraciado que se siente por lo que le han provocado las emociones negativas, las estará convirtiendo en sentimientos y los sentimientos no son naturales sino que son una creación personal y artificial de nuestra mente condicionada. Son aquello en que nosotros convertimos a las emociones.
Las emociones se manifiestan, surten el efecto necesario y desaparecen. Confío en que ellas mismas son conscientes de que con noventa segundos ya es suficiente si se aprovechan atentamente y bien, y que no es necesario insistir masoquistamente en darle vueltas y vueltas a lo mismo pero haciendo de ello una bola cada vez más grande, porque a menudo se aprovecha ese momento para sacar a la luz cualquier otra cosa que uno tenga para reprocharse; no se deja la emoción aislada sino que se le añaden todas las quejas que uno tenga pendiente.
Se dice que el dolor emocional se necesita para crear resiliencia, inteligencia emocional y fortaleza mental, pero… no por mucho repetir ese dolor, no por instalarse a perpetuidad en él se aprende ni más ni mejor. Desde el dolor sólo se ve el dolor. Es cuando se está fuera de la emoción negativa cuando uno tiene la objetividad para valorar lo ocurrido y para tomar decisiones para aplicarlas.
Aunque haya escrito “emociones negativas” –porque parece que así se entiende mejor- no hay que llamarlas de ese modo. Son emociones ingratas o desagradables o indeseadas, pero todas llevan implícita una lección… que conviene aprender rápido para no tener que alargarla demasiado ni tener que repetirla.
Una vez trascurridos esos 90 segundos iniciales la emoción se va diluyendo hasta su desaparición. Son inconscientes, incontrolables, aparecen como respuesta a situaciones especiales y son difíciles de modificar. Yo creo que no es necesario modificarlas, sino vivirlas. Tal como se manifiestan. Conviene que en ese momento de alteración una parte nuestra se queda atenta e inafectada para darse cuenta de lo que está pasando, para comprobar dónde está afectando y por qué; vivirla y al mismo tiempo ser consciente de ella y aplicar lo que se llama Inteligencia Emocional, que según algunas definiciones es “la capacidad que tiene una persona para entender y expresar sus propias emociones para poder guiar su pensamiento y su forma de actuar”.
“Las emociones desencadenan una serie de cambios neuroquímicos en una zona de nuestro cerebro llamada sistema límbico. Los ingredientes de esas sustancias varían dando como resultado diferentes emociones que se manifiestan en cambios fisiológicos: tensión muscular, voz, expresión facial y corporal, ritmo de la respiración y del corazón, etc.”.
Conviene no olvidar que las emociones en sí mismas sólo son advertencias y no causan dolor. Son la resistencia a vivirlas, o la supresión de ellas, quienes causan el dolor. Lo positivo de las emociones es poder convertirlas después en acciones, en algo que nos aporte provecho.
“Las emociones son los motores con los que nos movemos”, es una forma de decir que nunca son inútiles las emociones; sí es inútil el sufrimiento como ya he escrito anteriormente.
Escribió Daniel Goleman: “Cuando digo controlar las emociones, quiero decir las emociones realmente estresantes o incapacitantes. Sentir emociones es lo que hace a nuestra vida rica”. Yo personalmente creo que lo hay que controlar es el sufrimiento y no las emociones y estoy totalmente de acuerdo en que enriquecen nuestra experiencia vital. No deseo una vida en la que no haya ningún tipo de emoción. Hay que llenarse de emociones para que la vida no quede un poco vacía.
SÍ a los 90 segundos intensos de la emoción y NO al resto de sufrimiento inútil e innecesario que provocan los sentimientos. Ten esto MUY CLARO.
Te dejo con tus reflexiones…
Francisco de Sales
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