Francisco de Sales Escritor activo
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| Tema: SENTIR, SÍ. SUFRIR, NO. Miér Ago 25, 2021 4:07 am | |
| SENTIR, SÍ. SUFRIR, NO.
En mi opinión, tanto las emociones como los sentimientos –que no son lo mismo- condicionan y activan la manifestación de diferentes estados sensitivos, emocionales, que hacen que nos manifestemos en función de cómo tengamos catalogadas en nuestra mente o en nuestro inconsciente cada una de las cosas que nos afectan.
Ante ciertos sucesos, todo nuestro cuerpo responde –posición, mirada, gestos- de una manera que tenemos predeterminada y entonces nos manifestamos como hundidos, desesperados, desquiciados, eufóricos, animados, etc. También hay otros que nos dejan indiferentes.
Estamos construidos de tal modo que ante la presencia de las emociones –que son manifestaciones naturales- resulta difícil quedarse impasibles; ante las agradables reaccionamos perfectamente, sin ningún problema, todo es euforia o contento y no hay lugar para los conflictos. Las preocupantes son esas otras emociones que nos dejan muy afectados, que nos hacen sufrir, que nos hunden y ponen en contacto con la parte que nos descentra y nos dejan una mueca inconsolable en el gesto y en un estado que, en ese momento, aparenta ser irrecuperable.
Es lamentable lo mal que se ve todo cuando uno se encuentra en un estado negativo. Nada consuela. Las palabras de aliento no hacen efecto, ni el traer a la mente buenos pensamientos, ni pretender olvidar…
Parece que lo mejor en estos casos es mantenerse en ese estado un tiempo prudente –que hay que saber cortar-; justo lo suficiente para contactar con lo que de verdad duele y ser capaces de comprenderlo y asimilarlo, y ni un segundo más. Esto último hay que vigilarlo porque todos llevamos dentro un victimista-masoquista que sufre-disfruta en ese estado, así que conviene centrarse en el dolor-sufrimiento-rabia mientras dure, y salirse a tiempo antes de que se llegue a cronificar o se convierta en una pequeña depresión o se manifieste como una insoportable ansiedad.
Sentir, sí. Porque hay cosas que sólo se pueden aprender de ese modo y no sólo a través de la teoría. Hay cosas que conviene experimentar para conocerlas y poder integrarlas y que pasen a formar parte de uno convirtiéndose en una experiencia útil y una lección aprendida. Eso nos pone en contacto con otros aspectos que también forman parte de nosotros. Somos el conjunto de todo. Si disponemos de las emociones es porque tienen alguna utilidad o algún sentido. Son como despertadores que nos activan. El llanto está permitido, la desesperación no es útil.
Sufrir, no. O que sea un sufrimiento leve, que no deje marcas, que cumpla su cometido sin ensañarse doliendo más de lo necesario. Tenemos derecho a atravesar todas las emociones y tenemos derecho a mostrarnos eufóricos o casi hundidos. Eso indica nuestra humanidad. Toda la vida es vida, y lo que no resulta agradable en la mayoría de los casos es necesario para aprender. Estoy a favor de evitar las experiencias innecesarias y a favor de afrontar las que son necesarias. Cómo distinguir unas de otras requiere de una cierta experiencia en la vida y de una ausencia de miedos. Ante las situaciones que son inevitables… pues adelante y a por ellas. No queda otro remedio que afrontarlas, así que mejor hacerlo de frente y con decisión. La actitud en estos casos es determinante. Actuando desde el miedo bajan las posibilidades de que salga bien. Ya que hay que hacerlo, pues hacerlo con los ojos y la mente abiertos, con la curiosidad atenta y observando y observándose. Aprendiendo.
Serenidad, sí. También podría escribir en su lugar tranquilidad, pero eso va a ser casi imposible. Despreocupación tampoco sirve ni es recomendable, hay que ocuparse. Controlarse no es necesario, eso impediría el aprendizaje. Serenidad, sí, porque todo pasa. En algún momento saldremos del malestar, del desconcierto, y la vida retomará lo habitual, y con un poco más de tiempo –y de comprensión- se verá todo de un modo más relativo.
Sentir, sí. Aprender, sí. Experimentar, sí. Equivocarse involuntariamente, sí. Perdonarse, sí. Sufrir, no. Sufrir, NO.
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Te dejo con tus reflexiones…
Francisco de Sales
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