CAPÍTULO 101 - CEDER A LA OPINIÓN SOCIAL
-LO QUE PUEDE PASAR POR NO SABER-
Este es el capítulo 101 de un total de 200 –que se irán publicando- que forman parte del libro RELACIONES DE PAREJA: TODO LO QUE NO NOS HAN ENSEÑADO Y CONVIENE SABER
Este es un asunto del que conviene descartar claramente su posible influencia antes de emparejarse. Que no sean los otros quienes impongan o descarten una relación.
Si hay alguna incertidumbre a la hora de decidir la consolidación o no de la relación, a veces se recurre a pedir la opinión de las amigas que, tal vez porque sólo conocen la cara amable del otro y no la realidad completa –ya que cuando hay tendencia al autoengaño éste ya ha comenzado desde el principio, y cuando se les cuenta a las amigas no se les cuenta todo y lo que se les cuenta está teñido del color del cristal con que se mira-, o porque ellas sólo son capaces de opinar desde su piel y no poniéndose en el lugar de ella, porque en sus escalas de valores priman otras cosas, o porque sus buenas voluntades pueden obnubilar la razón e insisten en “lo que tiene que hacer” cuando no están capacitadas para decidir si eso es lo que tiene que hacer…En estos casos las opiniones recibidas puede que no sean útiles sino contraproducentes.
Y si se solicita la opinión de algún miembro de la familia, conviene revisar también la eficacia o la invalidez de su razonamiento porque, con la mejor voluntad o con todos sus condicionamientos y su criterio desfasado, pueden empujar en la dirección incorrecta haciéndola creer que es una oportunidad única que no hay que dejar pasar; pueden llegar a convencerla de que es un diamante en bruto –aunque al final resulte que lo único acertado era lo de bruto-; o que ya son muchos años de noviazgo como para romperlo ahora, si es que las dudas surgen después de un tiempo de noviazgo; también existe otra razón que no es ni una buena ni una suficiente razón: “¡y qué van a opinar los demás!”; o puede ser cualquiera de las otras excusas y mentiras disfrazadas de razones convincentes, hábilmente adaptadas a la sensibilidad de cada persona y dirigidas como misiles infalibles a sus puntos débiles.
La buena voluntad de los otros, o su poca capacidad para aconsejar bien, no siempre son elementos imparciales y certeros que se puedan tomar como juicios acertados que deben ser acatados.
Es el corazón –cuando se le deja expresarse libremente-, aliado en este caso con la capacidad habilidosa de la mente –que no tiene que defender su opinión de un modo indiscutible, sino colaborar desapasionadamente para la búsqueda de la mejor respuesta- quienes tienen que sopesar la decisión.
Los otros pueden saber algunos de los hechos, pero es más difícil que conozcan los sentimientos personales -y su influencia positiva o su zozobra-, y todas las emociones personales –que incluso pueden volverse en contra propia -, por eso la apreciación de los otros es para tener en cuenta, pero puede que no sean la sentencia definitiva.
La relación es para uno, así que es a uno mismo a quien tiene que satisfacer plenamente y no sólo cumplir las expectativas de los otros.
Y cuando hay dudas acerca de si hay que seguir o no seguir… la respuesta parece muy evidente: si hay dudas no hay un gran amor.
Creo que es una buena sugerencia, cuando no está muy claro si la pareja es o no la adecuada, ser muy sincero con uno mismo; desapasionarse lo máximo posible y tratar de ver la situación como si fuera algo ajeno o como si le pasara a otra persona; ser muy consciente de que si está habiendo un autoengaño uno mismo es la víctima; que es mejor pasar el mal momento de cortar ahora, que todavía se está a tiempo de no seguir, que tener que soportar después todo el sufrimiento que se irá acumulando a lo largo de la convivencia y la ruptura final anunciada que será más traumática para entonces, en la que puede haber más víctimas, como, por ejemplo, si hay hijos.
El mundo está lleno de hombres y mujeres, y si no es uno, será otro o será otra.
SUGERENCIAS PARA ESTE CASO:
- La relación es para uno, así que es a uno mismo a quien tiene que satisfacer plenamente y no sólo cumplir las expectativas de los otros.
- Y cuando hay dudas acerca de si hay que seguir o no seguir… la respuesta parece muy evidente: si hay dudas no hay un gran amor.
- Los otros no deben mandar en la vida de uno, ni imponer sus opiniones, ni implantar sus normas o ideas.
- La opinión de los otros, si es objetiva y nos aporta claridad, es para tener en cuenta, pero no para obedecer obligatoriamente.
Francisco de Sales
(Si le interesa ver los capítulos anteriores, están publicados aquí:
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