¿QUÉ ES LA INTUICIÓN?
. Habilidad para conocer, comprender o percibir algo de manera clara e inmediata, sin la intervención de la razón.
. Conocimiento, comprensión o percepción inmediata de algo, sin la intervención de la razón.
En mi opinión, resulta difícil decir qué es la intuición –vulgarmente se dice también corazonada-, creo que nadie lo puede decir de un modo rotundamente cierto, pero sí puedo decir qué creo yo que es la intuición.
Para mí, es el modo de actuar de la sabiduría que ya se ha adquirido a lo largo de esta vida.
Cuando se presenta, es difícil distinguirla del pensamiento, pero, si se presta atención, se consigue distinguir cuándo es una u otra cosa. A fin de cuentas, se manifiesta del mismo modo: una especie de idea, sin voz, que sentimos en alguna parte.
Lo que cuesta trabajo discernir, al principio, es si ha sido el producto de la capacidad razonadora de la mente, o ha sido espontáneo, y se ha manifestado sin pasar por el proceso mental.
Hay varias formas de distinguir una y otra cosa.
En algunas personas la intuición les aparece como algo muy distinto de los que son sus pensamientos habituales; puede llegar a ser contradictoria con los propios pensamientos personales y es sorprendente, porque parece un pensamiento ajeno que alguien les hubiera cambiado por los suyos propios.
Otras personas lo notan por la rapidez con que se presenta la intuición.
El pensamiento necesita seguir todo un proceso que, aunque es rápido, lleva sus centésimas de segundo. En el inconsciente conviven en perfecta armonía todos nuestros pensamientos: los hermosos y los dramáticos, los esperanzados y los pesimistas, los ciertos y los equivocados. No se enzarzan unos con otros y comparten el mismo espacio. Cuando, por ejemplo, nos enfrentamos a una decisión que hay que tomar, tenemos que rebuscar en el inconsciente todo lo que tenemos archivado con respecto a ese asunto: lo que hemos leído, todo lo que hemos pensado a lo largo de toda la vida, lo que nos ha contado alguien, lo que nos hemos descubierto o lo que hemos imaginado, etc., y todo eso lo tenemos que llevar al pre-consciente para poner un poco de orden, desechar lo que tras una revisión actualizada ya no es válido, y construir una frase que resuma nuestra opinión del asunto. Lleva su tiempo.
La intuición, por el contrario, es inmediata, más que rápida, y rotunda porque no tiene que pasar por ese proceso de raciocinio o deducción. Está. Es.
La intuición “sabe” y no tiene que entretenerse en explicar o justificar por qué “sabe”. Es, en mi opinión, la sabiduría –comprensión profunda de las cosas, y su asunción-, y no el conocimiento –acumulación y archivo desalmado de datos-; esto último es un asunto de la mente.
A algunas personas les gusta creer que es una maestría fruto de la experiencia que se trae de otras encarnaciones, todo lo que ya se ha aprendido a base de vivencias y posiblemente de sufrimientos anteriores, porque, si no fuera así, no tendría una explicación razonable por qué la intuición “sabe” más que la mente. Por eso mismo algunas personas ahora no son cultas pero sí son sabias.
Las personas que no le ponen trabas a la intuición tienen mejor acceso a ella, porque no meten a la razón por medio para buscar explicaciones.
La intuición “sabe”, pero no sabe por qué “sabe”. Ni tiene que importarle. Es lo que algunos llaman “pensar con el corazón”. No es premonición, no es magia, no es un súper poder.
La razón, tan metódica y desconfiada, quiere conocer las respuestas a todos sus “porqué”.
Es cierto que hay personas que tienen más facilidad para acceder a ella, pero he podido comprobar que cualquier persona, con un mínimo de entrenamiento, puede desarrollarla fortaleciéndola.
He comprobado que la intuición da muestras de su existencia bastante a menudo, y he comprobado que si no se le presta atención –por contarlo de un modo gráfico imaginativo- deja de mostrarse. ¿Para qué?, piensa, si no me hacen caso. En cambio, si cuando se muestra se le hace caso, cada vez dará más información, más muestras de su existencia. Y es ilimitada.
Recomiendo a quien sea excesivamente racional y no confíe en su intuición que haga la siguiente prueba. Ante cualquier duda o problema, que “sienta” lo primero que se manifieste. Que lo anote en un papel y que después razone todo lo que quiera y tome la decisión que crea conveniente según su proceso mental habitual, pero que después no se olvide de comprobar si hubiera acertado más con su intuición que con su mente.
Si se hace una estadística en base a las veces que, tras una decisión y a la vista de los resultados, uno comprueba que su intuición funciona, y se oye a sí mismo decir que hubiese acertado “si hubiese hecho lo primero que pensé” –que es la intuición- será estupendo, porque se podrá ahorrar dar muchas vueltas en la cabeza a las cosas que se pueden resolver de un modo más sencillo.
No hay que olvidar que, tras la aparición inmediata de la intuición correspondiente, a veces el proceso mental siguiente es buscar razonamientos y justificaciones para hacer otra cosa distinta, porque la mente cree que no puede ser tan fácil, sino que todo requiere un complicado juicio mental, y puede ser que la mente sienta que si la intuición ocupa su lugar perderá el status que ha conseguido tras tantos años de dictadura.
Va a ser difícil convencer a los racionales de esto que he escrito, porque hacer caso a la intuición parece una especie de lotería que puede tocar o no. Alegarán que no tiene base, que no tiene solidez, que no tiene explicación. Y es cierto.
Pero funciona.
A unos más y mejor que a otros, pero la capacidad es inherente al ser humano. Es otra de esas capacidades innatas poco utilizadas.
Te dejo con tus reflexiones…
Francisco de Sales