BOK EL ESCULTOR DE AKHENATON
(LA CREACIÓN ARTÍSTICA)
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por Alejandra Correas Vazquez
Bok era su amigo de la infancia. Hijo del escultor Men quien vivía en el palacio real de Tebas como el escultor oficial del faraón Amenofis III, padre de Akhenatón. Ambos niños habían correteado por las galerías del suntuoso palacio tebano de Amenofis III, padre de Akhenatón, en aquella corte lujosa. Habían crecido y soñado juntos. No hay duda que Bok fue el primer oyente de su ideas, cuando el príncipe comenzó a diagramarlas como una fantasía infantil, casi en secreto, confiándolas a su pequeño amigo.
Akhenatón deseó tenerlo siempre cerca suyo, como un hermano del alma, haciendo que viviera en vecindad a él en la nueva ciudad. Así lo confirma el mismo Bok, recalcando que esto lo resolvió el propio muchacho ideólogo y faraón:
“Pues su majestad en persona así lo ha determinado”
Habían ambos comenzado la empresa en mutua compañía, con gran entusiasmo, y continuaron juntos cuando ésta tomó forma y vida. Fue la de ellos una relación que pertenece al mundo de los ensueños, entre un ideólogo y un artista. Lo que Akhenatón pensaba, Bok le daba forma. De esta manera su obra escultórica transmite pensamientos donde la teoría atoniana ha quedado impresa, para el devenir, resistiendo al paso del tiempo. Es la clave de ellos dos, sin candados y abierta, que nos permite interpretarla.
Podemos decir sin temor a equivocarnos, que el escultor Bok estaba particularmente atraído por su monarca revolucionario, en mayor medida que ningún otro adherente. Y además de ello, congratulado con su “amistad íntima” por todo aquello que como artista creador, valoraba sobremanera: El derecho a la creatividad sin limitaciones. El derecho a buscar la identidad propia dentro del métier del arte. Tal es lo que se expuso “in extensis” dentro del ámbito de la revoluciona atoniana.
El arte atoniano era un movimiento nuevo de la estética, donde el creador se expresaba con total libertad, postulado que reclamarían para sí los renacentistas, dos milenios después. O sea, se adelantaron los atonianos en dos mil años, y allí no hubo cánones fijos que limitaran al artista.
Jugaron con la creatividad más audaz, como la expuesta por Bok. Sabemos que el símbolo central del movimiento atoniano era el Círculo ...Atón... Pero en las figuras del escultor Bok encontramos otra figura geométrica más: la Elipse, el Huevo, el Ovoide.
No pudiendo Bok dar forma antropomórfica a Atón usa la imagen de Akhenatón para exponer el pensamiento atoniano. Estas figuras “Bokianas” contienen puntos aclaratorios de la doctrina atoniana y representan casi el evangelio del movimiento. A ellas recurren con frecuencia los amantes de la simbología, pues la figura de Akhenatón está circunscripta dentro de un ovoide. El huevo está dividido por el centro en dos partes, mitad macho arriba y mitad hembra abajo. Es la elipse de la tierra alrededor del sol. Ahora, trazando una línea horizontal a la altura donde se separan ambas figuras (la cintura muy ancha) y cortándola a lo largo por otra línea vertical desde los extremos de esa elipse, hallamos escondida una cruz.
No es la cruz del calvario. Pero es una cruz secreta que también se halla en las imágenes medioevales, escondida dentro de sus figuras muy alargadas representando temas religiosos, en pinturas y vitrales. Allí también observamos el ovoide, la centralización en el medio más ancha, y los dos polos en las puntas de arriba cabeza y abajo pies.
El principio Hermafrodita del atonianismo se evidencia en la gran escultura del artista Bok, quien nos ofrece esta interpretación. Usando simbólicamente la imagen del monarca-ideólogo, dentro de un ovoide, coloca a un hombre en la mitad superior y a una mujer en la mitad inferior. Es el Hermafrodita místico de los alquimistas, el Gran Hermafrodita de los masones, el Gran Tucman sudamericano, solitario y aislado que tuvo sin copulación a los cuatro reyes-dioses Tucman.
Toda la obra de Bok es simbólica, pues este escultor es uno de los dirigentes del proceso. Esta energía de la naturaleza expuesta en su arte, como fuente de vida contiene la fuerza creadora en sí misma, como hermafrodita de un orden mental.
Contrasta Atón por completo con el antiguo “Atum Heliopolitano” que se masturbaba para originar la Creación. Además de que Atum era una montaña sagrada, por lo tanto un dios ctónico.
La riqueza intelectual del pensamiento atoniano traspasa los lugares comunes donde habíanse sumergido multitudes de mitos egipcios. De su elaboración se desprende un movimiento de ideas puras. Absorbe a la naturaleza sin limitaciones y sin personificaciones. Como forma de pensamiento representa el poder creativo de la mente, una mente-cósmica, que dirige con su voluntad a la materia. Era según sus seguidores, el poder manifestante del Padre-Madre-Naturaleza, quien confería el Ankh por virtud de la Maat. Es decir la vida por medio de la verdad.
Este Uno Hermafrodita (bien diseñado por el escultor Bok) es presentado por Akhenatón en su Himno al Sol, no como una mera forma incandescente que emite luz a la tierra, sino como un cuerpo inteligente que piensa, actúa y vive. Atón es la inteligencia que organiza la existencia del mundo. Mil años después Platón sostendría que el universo es un animal inteligente.
Bok escondió en sus figuras simbologías y pensamientos, donde la tesis de Atón expone una amplitud de ideas. La cultura Atoniana tiene en su arte, en su literatura, en su arquitectura y diseño, en su urbanismo, en su humanismo, una gracia y una belleza que la hace brillar dentro del legado histórico, con una armonía propia.
Bok fue un expresionista a ultranza que se manejaba dentro del simbolismo, para explayar de esta manera el pensamiento de Akhenatón, haciendo de su persona una teoría viva
Bok era un artista expresionista de excepción, al que lo acompañaba una capacidad artesanal notoria. Es decir, además de plasmar la idea, manejaba con preciosismo la materia. Tenía un conocimiento cabal de su oficio, sin duda transferido a él desde pequeño por su padre, el escultor Men. Pero además forjó su elemento expresivo y creativo mediante un desarrollo intelectual depurado, acompañado del empuje temperamental volcánico, el cual se advierte en sus producciones como un arte por demás vigoroso y masculino.
Sus líneas que llevan un acabado preciosista, son empero violentas y esquemáticas. Todo su diseño ha sido elaborado por el pensamiento, que juega con la síntesis de grandes masas. Y con esta materia él crea un simbolismo atoniano muy peculiar, con el cual representa a Akhenatón mediante su óptica particular.
Bok es el escultor atoniano que ha legado para la posteridad ese “prototipo” de Akhenatón que se ha hecho célebre, y por el cual lo reconocemos hoy día. Símbolo iconográfico del rey poeta. Una figura recreada por Bok, en la libre expresión plástica de ese período tan especial dentro Egipto. Condición de síntesis simbólica que conocemos en artistas posteriores como el Greco, Picasso o Modigliani... Estilizaciones imperecederas.
Como todos los genios creadores, Bok ha tomado del personaje-faraón sus rasgos principales idealizándolos, de manera tal que esas imágenes se han grabado para la posteridad. La fuerza intelectual de Akhenatón en síntesis con la de Bok, se expande a través de estas figuras potentes, esculpidas en piedra, que parecen comunicarnos aún hoy la fiebre revolucionaria captada por el artista.
Sus rasgos escultóricos son puros y violentos, de grandes trazos. Sintetiza con una simplicidad asombrosa el corte del rostro, los ojos almendrados, la nariz, las manos. Y en medio de esa simplicidad aparente, queda como resultado una imagen muy compleja que da lugar hasta el presente, a arduos debates.
Este escultor es uno de esos creadores de figuras que se han sentido subyugados por una imagen, por su modelo en sí, extrayendo el prototipo para remarcarlo hasta forjar un modelo único. Es notable como este “modelo único” repercutirá sobre la mayoría de los artistas atonianos, quienes rediseñarán numerosas veces esa estilización. La figura que crea Bok es un exponente de su temperamento ampuloso. El es en su estilo un auténtico expresionista, con todo lo imperioso y vital de este estilo.
Estas figuras “Bokianas” encierran símbolos ocultos de la doctrina atoniana que parten del Círculo o Atón, pero apareciendo también otra figura geométrica más, la Elipse, donde Akhenatón queda circunscripto dentro de un ovoide.
El arte gótico europeo cristiano también expresó así su contenido simbólico, de modo que medioevales y románicos encerraron la figura divina en un ovoide. En el período atoniano fue la de Akhenatón. No podía Bok dar una forma humanizada a Atón, ya que le estaba prohibido, entonces usó la imagen de Akhenatón para exponer este pensamiento.
Además de ello Bok fue un brillante dibujante. Todas sus obras escultóricas indican en su resultado final, que existió un estudio previo. Un dibujo acabado para cada obra, anterior y muy pensado. A esto hay que balancearlo en sí mismo, para comprender mejor a este gran artista. Ni una sola de sus líneas deja de tener por detrás suyo, un dibujo ya bien estructurado. Bok consigue la síntesis no hay duda, pero en el diseño y el croquis antes de entrar en la forma.
Cuando toma la piedra para tallar la figura definitiva, ésta ya está hecha en el dibujo. La ha concebido por completo en su mente intelectual, sin necesitar otro agregado, como todo artista genial que domina con esplendor la idea tras la cual vive y crea.
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