CAPÍTULO 27 - PROSTITUIRSE
- LO QUE NO ES APROPIADO -
Este es el capítulo 27 de un total de 200 –que se irán publicando- que forman parte del libro RELACIONES DE PAREJA: TODO LO QUE NO NOS HAN ENSEÑADO Y CONVIENE SABER.
Hay un tipo de chantaje al que recurren algunas mujeres, desesperadas ante la despreocupación o la inoperancia del otro, que usan cuando ya han intentado otras opciones que han dado resultados infructuosos, que consiste en utilizar la sexualidad como arma de negociación.
Comienza con la oferta de actividad sexual a cambio de algo que lleva una condición: “Tendré sexo contigo si…”. Es un poco lamentable.
O dirán “no haré el amor contigo hasta que tú…” y esta fórmula es más lamentable aún en su enunciado, porque lo que está ofreciendo a cambio de que acceda a realizar algo no es “hacer el amor” –en el sentido romántico y afectuoso que se le adjudica habitualmente-, sino una contraprestación sexual a cambio de algo. La realidad es que se convierte en un cambalache interesado: un intercambio de sexo por otra cosa. Suena fatal, pero es una prostitución encubierta o denominada de otro modo. Así es. Prostituta es la persona que ofrece sexo a cambio de dinero u otra contraprestación.
Por lo general, suele ser una medida desesperada, porque previamente –se supone- se han intentado otros modos que han resultado ser ineficaces. Y es, desde la antigüedad, una fórmula que acaba siendo eficaz, aunque resulte lamentable tener que utilizarla y, en gran medida, sea indignante tener que llegar a ese extremo. En otros casos es una fórmula habitual: sólo hay sexo el día que la pareja trae el salario a casa.
La práctica de la sexualidad ha de ser una entrega desinteresada y placentera y no instrumento de extorsión. Mejor encontrar otros medios para que la otra parte haga lo que le corresponde, y el día que tengan relaciones sexuales sea porque están haciendo el amor.
Francisco de Sales
(Si le interesa ver los capítulos anteriores, están publicados aquí:
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